Bibliografía
[page-n-385]
ISSN 1989-508
1
BIBLIOGRAFíA
E n E:sta secci6n, dado el amplio período de tiempo que scp:ml
este tomo de ARCHIVO del :mtcrior, no hny posibilidad de incluir
una detenida referencia bibliogrMica de I:ls publicaciones todas relativas a Prehistoria aparecidas en tantos años. ni siquiera contrayéndonos a las principales, si no había de quedar desequilibrada 1:1
natural proporción entre las distintas secciones de la publicacióu.
Así. hemos tenido Que limitarnos ti cst:lblcccr un orden de prioridad cotre aquéllas; y lógico sed Que se dispong.1 dando preferencia, primeramente a las publicaciones Que se refieran concretamenle a Prehistoria o Etnografb valenciana, entendiéndose por tal la
relativa al antiguo Hcino de Valencia; luego, :1 aquellas otras ~on
ello muy relac ionadas; y, en último lugar, a los trabajos de mani·
fiesta interés general. Las referencias a publicaciones de los señores
componentes del S. I. P., que por rnzoncs fácilmente cvmprensi~
bies habían de limitarse a su mera enunciación, qucdan comprcndi~
das en las notas bibliogr:ílicas recogidas por K PI:! en su trabajo
¡(Actividades del S. J. P. -Exc:lvacioncs y exploraciones ... ».
Lamentamos mu)' de veras Que por las razones :mtcdichas hayan
quedado generalmcnle fuera de esta sección de bibliografín buen
número dc trabnjos estim:lbles sobrc tem:1S de ninguna o de escasa
relación con la p rehistoria valenciana; y es por dcm;Ís sensible haber tenido lJue prescindir de estudios eTÍlicos de import:1nlcs obr:ls
de interés general. Oc muy pocas dc éstas hemos podido dar, como
~e verá seguid:lmentc, la exposición detenida que su interés exigí:l.
-
385-
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2
BISUOCRAF1A
MENGKIN (OswAUlL-"WeItgeschlchte der Steinzeit". Wlen, 1931.
En Prehistoria. como en toda ciencia, no pueden quedar como dl:'ftnltlvos tos conocimientos adquiridos, las clasificaciones establ~cldas, ni
las nomenclaturas aplicadas, pues las constantes aportaciones 11100111can puntos de vista y rebasan encaslllados, obligando a forzadas claSificaciones, o lo que es peor, dando origen a nuevas nomenclaturas para
aquellos materiales que presentan alguna variante de la lndust.rla tipo,
multlpllcandose asl los nombres hasta el Infinito y con ellos la dificultad
de comprensión de un cuadro general de la Prehistoria.
En este aran de divisiones y subdivisiones, clasificaciones y denominaciones locallstas. se ha llegado a un confusionismo tal, que forzosamente se Impone una termlnologla y simplificación, que eViten en lo posible este estado de cosas,
Entre los Intentos para conseguir ésto, tencmos el de Oswa!d
Menghin, del cual hablamos someramente 11 continuación, pues el hacer un estudio detenido de este libro, darla una extensión desproporcionada a esta nota; por ello daremps sucinta noticia, al'íadlendo algunos
cuadros Sinópticos y mapas para mayor claridad en la exposición Que
segUidamente hacemos .
. El Paleolitico, en la nueva visIón de Menghln, Queda dIVididO en:
1.°
2.°
ProtoUtico, y
M1oUtiCo,
comprendiendo el primero todas aquellas manIfestaciones humanas anteriores a Würm, y el segundo las posteriores a esta glaciación,
Ambos grupos quedan subdivididos a su vez en tres grandes clrculos
de cultura. subcllvlslón que juzgamos como uno de los mayores aciertos
de la obra y una de las mAs grandes conQuistas de la Prehistoria.
Oswald Menghln engloba. las Industrias atendiendo a sus caracteristlcas fundamentales, sin dejar de lado las tradIcionales denomInaciones geograficas, las cuales entendemos deben mantenerse, sin exageraciones ni chauvlnlsmos. como punto de referencia y comparación de
materiales, por lo que conslderamos debieran mencionarse con el apelativo "tipo" ("tipo" aurlt.aclense, "tipo" grlmaldlens':, etcJ, Que nlJs
ayudara a sel'íalar las semejanzas de nuevos materiales con las cosas ya
conocidas, sin prejuzgar ni lugar de origen ni procedencia de técnicas
y formas.
La aludida subdivisión de Menghln comprende:
1,° Cultura de las hojas' (KUngenkultur),
2,° Cultura de las hachas (Fau.stkeilkultur),
3,· Cultura del hueso (Knochenkultur) ,
Resumimos, por nuestra cuenta, en el siguiente gráfico la relación
entre las denominaciones tradicionales y estas tres formas culturales del
Protolftlco y Mlolftico.
- 386-
[page-n-387]
BIUUOCRAFIA
HOJAS .• • •.
\
I
Prechelense.
Cromerlense.
Levallolslense.
Musterlen~.
Atcr lense;
etc.
o
u
j
.."
Chalolsslense.
Chclense.
Acheulense.
Mlcoqulense;
etc.
HACHAS .. .
HlJESo..
···l
WlldkJrchll ;
etc.
O
"
...
"
"
"
Abrl-AUd1.
Aurlñaclense.
Solutrense.
Magdalenlense.
Swlderlense.
Zonkowerlano.
AzWense.
GrlmaldJense.
Capslense.
Kostlenskl;
~
~
O
HOJAS .....
..'"
,te.
Predmostlense.
Nezynlense.
Tumblenso.
Campli'iensc.
Asturlense;
etc.
S
~
",--1
HUESO.....
Schlglr.
Maglemos.
Kunda.
HaveI.
Primitiva cultura á.rUca.
Cerámica peine Norte Europa.
Cultura Angara.
-
387-
3
[page-n-388]
BIBlIOCRAPIA
El Neolitico se estudia bajo la denominación de
l." Protoneolftico.
2. 0 Mtxoneolftico.
El pr1mero, orientado con respecto a la domesticación, comprende:
a) Circulo de domesticación del cerdo y baCha cll1ndrlca (área Medlterrá.nea, Afrlca e lndla).
b) Circulo domesticación rumiantes cornüpetos y cerá.mlca con Impresiones (Asia Central, al N. de India, Anau 1).
e) Circulo domesticación équidos (Asia Central y Oobl).
Al propio tiempo Que se estudian estos clrculos y su difusión, se sefialan las áreas de las culturas de holas, huesos y hachas, en el denominado E]JimfoiÍtico de Menghln, o sea la pervlvencla del Mioutlco.
La segunda parte del Neolitlco, o sea el Mixoneolftico, abarca:
a) Culturas rurales ( DorJkultllr).
b) Culturas urbanas (Stadlkullur), y
c) Culturas de las estepas (SteppenkuUur ).
Como resumen de esa parte de su obra, damos un cuadro, basándonos en los agrupamIentos hechos por Mengbl.n:
Domesticación cerdo y hacha cilindricll (Mediterráneo, Africa,
India).
Domesticación rumIantes cornúpetos y cerámica incisa (Asia,
al Norte de la India) (AnIlU 1).
Domesticación de équidos (Asia Central, Oobl).
:;
O
CuLTURAS
RURALES
~
Z
Sesclo.
Dlmlnl.
Knossos.
Amrah.
Benl-Salame.
AlmlzaraQue.
Millares.
Cultura megalltlCa del Norte de Europa.
Cultura de las cuevas;
etc.
o
u
~
.
~
~
o
~
C~Tum ¡
(
Anau n-ID.
Susa.
u,.
~MN"
C~=~¡
ESTEPAS.
Troya.
CIcladas.
P,e y Dlnastlas lnlclales eglpelas:
etc.
Mar Negro.
Mar AraI.
Arabia.
Siria.
ACrlca oriental.
-388-
[page-n-389]
BIBLIOGRAFI..\
Seguidamente reproducimos el total de los mapas Que inserta Meo ·
ghin en su obra, para dar, supUendo explicaciones, unl\ !dea gráfica y
general de los puntos de vista del autor, con respecto al emplazamiento
de los clrculos culturales, áreas de dispersión, sincronismos, etc.
Ma.pa 1 ,rh;':~
~ hl&¡6n de lIS CUl fUIlIS en eJ PROTOLlTJCO.
:;.r :;............
....
E'I'I""iÓ
CUI I UTI
del HUESO.
I111I1
Etp.nsi6 ~
~U¡lUfI
de In HOJAS.
1 :
' '
"
- --===='
1,
n, m
segura y posible &e [.
Bxplln,iOIl s~ y posible de I1 "u.hurl de: 111 H AC !-I AS.
I>rob.bles lonas de origen de 11.
-
389 -
irQ!
Clllf\.II'M pro:oli\;cl••
[page-n-390]
BIS Ll OGRAFIA
6
. ...... ...J
Mapa z.~~:~~
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1111 ',':,,11,
---------
--
D!f~sión de las ~lIlrurl5 "'" d .\\.IOUIl'IC O ¡nlola! y me<.Üo.
E.~I"',,~;Ón
posible
c~lr"ra
del HUESO.
úpo.lIOilón ..egura y posible de la C11lruu d<> In, HOJAS.
r
E:
posible de la eUlrLU'1 de 1 HACHAS.
..
(I::n El.a"opa C~ntral y Occióenltl los IrU06 discontinuos denolln 11 dUUtiión de la olead.
Probablc$
IO~
de ori¡;t
1_ E_ponsión del Orimaldiense.
2.- ESJ"InBió ... del Clpsienn
ini~a1
y medio.
J._EJipan.si-6n de 11 cuhura de 1" HOJAS en Europa orienl.1
Ql
el ,\\i/OLIT1CO I"lei.lr mc4;o.
-'1._ RcCión de ori&en de 1. culrura nóTdiCl de In HOJAS. flnu del MIOLlTICO rnc!\lo.
-
390-
$()Iulren~e.l
[page-n-391]
BIBLlQC RAPlA
Oi!u5l,s~
dt IIO¡
~uhu...., en
E~pansi,sn .egur. y
el MIOL1T ICO ludio.
probable de l. cuhut:l del HU,E$O.
1111 iii!
Elrrlnll,s;¡ "'gura y problbk de la cuhur. de 11$ HACHAS.
1.
2.
9.
E.~pan$i6n
de 1. cullara n6r<'.icI de las HOJAS.
Expal1l>i,sn 110:1 ALiIi~lM'ie.
E'p"nsi6n in~iden,.l dt: la cultura Shabarak.
Expansi,sn r
r.mIHC1l~¡6n
-
.proxi mldu del C.ralense '"rdin
391 -
7
[page-n-392]
8
BIBLlOGRAPIA
Ma pa
•
4.,-
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1/l1i/l!!
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-
en el
PROTONIEOL1TICO (6.0
a 5.0
milenIo l.
1ó.~pl.n9ión
scgura 'J I'roblble de '1.1 eukurl epimioliticI del !-I UESO
E.~¡¡ansiÓn
I>Cgurl y problble de l. cultura el'imiolhic. de 116 HOJAS.
__ o
------,.
+
o
Dirusioo de 1" culturas
Expansióo segws y 'f.r oblble de 11 cu hurl epimiolitic« 110 " .. HACHAS.
Problble upllnsioo de la cult ..... domUll;;ldOrt de I'IInrianlcl.
~~'..~
E.~¡>ansj{in
1) Ir)
Problbles lonas de origen de loa crea
m
OSC'gUfI y probable de 1. cuhutl domeccle.don del oeTdo
-
CUlcUfU
392-
prOloocoli,i~u.
J. C.l
[page-n-393]
9
BIB l.lOGRAFI A
Mapa 5".-
Dif usi6n de:;18
~IIItUnl.
en el.\\IXO:>
~~/::
/llllii! i
- ---
EXI'.n~ló., segur. y lU'obahlc
J.
C.I
E,:(!'.nsioo ~gur. y J1ro.blb~ ~c la cuhurl del HUESO. Or':limi/lli titl.
.'0:
la <:\I h ura \le lu HOJ AS, o~3in'liolitkl.
- --+
O
*
•
V
-&O
l'H'lhhle e~l'.n~16n de 1_ ~ul!ura domesdcadora de équido., C:l'fl'fo ,!.'neolilic.,
l"Toblb!c C~pIln5ión de: la t;lJhuu domesticador. de ru",¡~mC8 , c p.irroloD«llllica .
E'l'ln.!liór. segura y !lf'ob,bl,; de la eulNrI dQ'ffi(:SlicldOl'~ dd ce:rOO. epil'Totoneol llicl.
Primlria eulwTI de las ctlepas.
I"rimul. "ullura de In ciud.d~ .
Cullu... liuric. de lE aldeas .
Cultura nil6,k. de 115 .. ldtu .
o..Iwr••iri, Ik las ,Ide...
~
(:ullufl norle·alrkanl de In Ildeu.
Q
CulfUTI ~dilerr'neo-OI'ienlll de 1L$ .Id.. as.
Cir.ulo I.-Zo.. de 1111 c"huru ClmpesinllS 1U'1nur i,s del
dudadln.. del J." mik:nio.
~.o
mileoio'r de 115 cullu r.. 'ecund lrias
CIrcu lo II._Zona de lu ,ul turas secur.dariu campesio.. del 3.0 miJell!io .
-
393 -
[page-n-394]
10
D:lu5ió~ de las cut!utUl en el .'l\IXONEOLITIOO fln.1 ¡JeT. mi1~nio 1, J. C.l
.r.l apa 6./h~~,
;..'-,/,,,'/,,,;.
111111 ',',1
BtBLIOGRAFlA
EXJlllllsió~ ae¡;ul'l 'J probable de If. C'UlIura del H UESO, c.llai:nial, lka.
O
~~
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•
..••
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V
~
•
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segun y probable de 1. cultura de lu HOJAS, oPSirnial!licl,
E.~p.nsiÓ~
+
E~p4lnsioo
8C1:"rl '! probable
d~
la cul\\lll de lIS H,\C Ii AS, orBimkllillc •.
Expanai6!l ufU" y probable de la tullur. dOIl\C$llculorl o;k e<¡uido8,
EKI',.n8iÓn
~gu"
y
pro~b¡e (le
Eixpansión segur. y probable ..le 1.
o:uJll1r~
dom.:t-tlndor. del cerdo, cril't'Oloneolillc •.
Cullur. do: 1.1$ e61epu.
Culrnl'l cemro-asiit;"" de las tiudldes .
el/.Jlur. ,iurica de las dudades.
CulTUra ,,'e/jopott.mkl de 1m duda
Cullur. nilóri"l de 1 ciudad<:Ol .
..
CullUl'l indi.,. Ik lu ciudade$.
Cclhura
Ouhur.
Cultun
ClllllU'I.
Q.'¡I\lT1
epipr01oneollfica.
1. cuhu,.. dOrrK'$riOldor. de ,umllntea, e["iprotoneoHtlcl.
,iria "" las omdld«.
",editen:l"".,..,,';.. n'a! de In dudldes.
,iunca de las .¡.IeA.
n.me·arrk .... de 1u I'deu.
~"IIropora occidem.a¡ dé las IIdn.s.
Cuhura dlnubiua de las aldeas.
CuJn,ra nórdica el.!' 1.15 .lden. •
Pc$ble (.ullun ;"die. de las ahku,
Circulo l.-Zona de 11 cultun &eclIno;!aria de In eiudadu.
Citl."lllO \l.-Zona de la cuhurl sec" .......i. de 11$ II.Kas.
[page-n-395]
B1BI..lOCRAP1A
Mapa
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-*
~
7,-
.
Oi lus;ó~ de lu QUltu,n del MtXONEOLtTlCO Hn.l e n Eutopl y [lr6xtmo Orlen!e (blda 2.000 '
Cubura del H UESO, opsimiolidc. (cuhura de la "",/inun de peine).
Cuhura u¡riQ-jr.~ de 1_ ule\"1l"
.,
Cuh" ... ¡oóD!Í<:fH.eplc,ne,lonal de tu «ceras.
Culrura r'ur;"" de tu elud.da.
•
(),¡hW".
•
...
muol'""'m¡",, de lu ciudadu.
Oullura riri. ~ las cudl
Cuhura nilóric.o. de \os du,bdw.
•
V
Otlcura enedieerrfneo'u,ienlll de 118 dL>Óldes.
Cultura e!uti,"", de :. ~ aldcn.
">
Z
..,...
lT
11
C" lmn oorrc·.lriolna de 11$ aldeas.
c..,h ura cu'<>1*" ocddene.l de 1 al&'5 .
..
CulTura ILInubtana de ~ .Idt:u.
Cultura ~6rdiu de lu .ldeu.
-
395 -
J. c:
1
[page-n-396]
12
BIBLlOGRAFIA
En el capitulo VII relaciona Menghln los resultadl"S de IILS Investigaciones etnográfico-lingUisticas con la Pnlcoarqucologla. scflalando las
culturas plgmoldea, tasmanlana, australolde y esquimal en el grupo de
los elementales, que se corresponden con su Protollltco, Indicando los
paralelismos con las culturas del hueso, hojas y hachas. En el grupo de
las culturas derivadas. distingue :
a) Antigua (cultura totemlsta, antigua cultura agrlcola, cultura
domestlcadora de ganado), equival ente n su MioUUcQ.
b) Media (moderna cultura agrlcola, cunura de pastore" cultura de
Jinetes), Igual a su Pro toneolfttco, y
e) Final (cultura campesina o rural. cultura urbana o de los sellores. cultura de pastores guerreros o de la estepa), comparada con su
!tft.I'oneoUtfco,
Estas claslficaciones quedan resumidas en el slgui('ntc cuadro:
P,RIM ITlVA
OULTURA
OU LTURA
BASE
hs~ INICIAL
I
-
I
OU lT UIU
PIGMOlDf..\
(cultur. de II mldera)
CU LTURA
OAS'
h SI I\\ BOIA
1
OULTURA
BASe
FA S~
RI!(;IIJ
I
ESQUI,Ml
I
(euhurA del hut,ol
TA..""ANIOS
(ellhur. do boju)
I
I
I
CU LTURA
RAIZ
FAse INICIAL
¡I;:>ITIGUA CULTURA
DOMESTICADOIIA GANAI>O
(euhur. del hueso)
I
I
I
CULTURA
GANADERA
PASTORES
CULTURA DE PA5TORES, GUEIi'REROS
(1 OUl.TURA ESTEPA
I
I
ANTIGUA LlTURA)
A.GRICOLA
MloLlnco
kuhur. di hleh.51 )
'-
CULTU RA fin HUESO
~ULTURA)
MODBItNA
AGRICOLA
HACHA CILINUIIICA
TUJ
CUL
o
01:: LOS SI::""ORES
-
I
CULTUR. 1>8 HOJAS
o
o
SERI! ESQUL\UL
DoMESTlCAOOIIA GAl"ADO
SUI! TAS.\\ANIA
TOl'LloIISU
-
;j~O -
) I"lrOToNEoLlnco
I
I
I
~
CUL T UR'A URBANA
-
AUSTR.\LOIDES
Icuhu r. dO b.cbll.$J
I
CULT UR A JINETES
DOIJIIESTlOAI>OMES
I)~ CUALLOS
II
CULTURA
RAIZ
FASE FINAL
I
,
I
TOTElo\IlSMO
(tuhura do bojul
I
I
CULTURA
RAlZ
FASI M~fllA
PROTOLhlOO
o
RURA:L )
DE
-
--
)
CULTURA De HACHAS
o
SERII AUS~OIDE
Ao.troLA
MU,ONEOLIT\CO
[page-n-397]
818UOGRAP1A
]3
También dedIca su estudio, en parte, a los problemas sobre las razas humanas, resumiendo sus teorlas en un cuadro sinóptico, Que reproducimos:
PRIMER
Ho.'I\13R.E
EO.'l\ORFO
PIG.'l\EOS
(Cr¡mlldi, BO!Oquim , ele.)
P.RQ'To.'l\ORFO
ARC'TOrOoE
YAMAlNOIDE
YU[NOIO~
5IBEROI[)E
EUROPOICE
MElANOJ,[)E
Al'TOJOE
INOOIDE
(HeiJdel. Nelnd. el e. )
AR()U L'I\OR FO
\OIlne..1. ero",I,. eIC.)
ME'TAMORPO
,-
PAlAAJNGO IOE
-,
TURANOIOriE
NORDQJ[)E
lIAUROI[)E
~~
MIXo."ORi'Q
~~
~-
SERII EUROPU
5111111 'T.OI'!'CAL
SUIB
AAUICAtU
Naturalmente, en una obra revlslonlsta de todas las cuestiones de la
Prehistoria, se aborda la cuestión cronOlógIca, acordAndola con los estudios de las glaciacIones, considerando Menghin Que el deshielo se producirla en el Sur de Suecia hacia el 9.000 ó 10.000 a. J. O., debiendo recharse el fin del periodo glaciar de 4.000 a 5.000 a. J. O. El PrOloneolftico
se fecharla entre 6.000-5.000; el Mi.Toneolflfco se InIciarla en el 4.000 y
terminarla en el 2~OOO, comenzando la Edad del Bronce hacia el 1.900
a. J. O.
Reproducimos un cuadro sinóptico de Menghin, en el que se hace
el estudio comparativo de varias slncronlzaclones entre periodos glacIares y las Industrias paleollt.lcas, ampliando nosotros Que el sistema
de Wlegers. que Menghln Incluye en su tabla, puede verse más COIllpleto y con datos al dio., aun desde el punto de vista de las recientes
conclusiones cronológicas, en el vol. l , p. 107 de la HI~Lorla de Ooet\'..
-
397-
[page-n-398]
BI BL.IOCRAFIA
14
SlSTEM~
[)~
SISTEM~
CUATRO
OBER:.\AlER
BR'EUIL
ru: TRi¡."
GLACIAC10N!.S
GUCI!oCIONVI
1 PC:;~::IIV1
I--¡-------------¡------¡-------:~~==~
MIOLlTICO
,"UOLlTlCO
MIOLl'filCO
ESTADIO
"\USTERIENSE
WORM
MUSllE.RIF.NSE
TII.- EPOCA
SIRGeNSTEIN
.,\\EDIO y FIN.U.
!=l\hJ1'InlllRNSH fINU)
GU.CIAR
III ------------I------I----. , ---.--"' ",","--_, -,",, ., ".",-¡-----------------I~~~~~.:~.:.::I-------------"- .O , ----"E .O , - "--.
MUSTPH1ENSZ
I t!L(:I~L
(AlIobe-C.pelle 1,
Wuren hill)
ACUELf"SH FIN~l.
Mll;OQUIl-
8
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INTUOUCIAII
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~.
~
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U>VAUOIS IV
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DE \"C'Ef:.\1.AR
INICIAL
¡'\\USTtMlllllSr. INICIAL)
II.~
lNT!BR_
GL..\CIAR
LIlYALLOlS 1lI
Ll!.VALLO¡S
(Mu~hembled
1\1
.'I\On1;crei)
CULTUMA DE W.f!IMAH
o\\,GO¡). 11
(Mucllembled 1U
11.-
LIlYALLOTS II
BERCER
EPOCA
(AGIIEUNS8 FLN~L\
MICO<:! . I
\
CH!UI'ISa
DE MA'RKKLEE
(Cuyford, Nor.l¡fI~~I, .\\onl;.,res)
RlSS
ESTADIO
.\lomieres)
ESTAOIO
HUNDISBURG
GLACIAR
(
I..tVALLOIS
.\lINDEI.
"UCIII1U1/S1
RISS
(Horno
Heilderberg)
I NTE ROUCI~R
1
( = Meavinitnse)
ACIU(!.ENSE
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1 " 11
(Slurry)
!=AI':IIRLENSE ItlIG,AL)
ESTADIO
H A.LBERSTA1H
PREOHEUENSE
MINDEl
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L
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GLACIAR
(=CII!t.ENSE)
CLACTON¡Sl'lS2
GONZ,\\I:->DEI.
l.er
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______ 1
____________________________"
I
I
HO:.\O
HEIU>EL8ERC
fOX-I-UI..JLIB.'1SE
398 -
PREG1..ACIAR
y
CIIOMERIEIISB
I---------¡
TERCIARIO
[page-n-399]
B1BLlOGRAF1A
15
En nuestro propósito de resumir lo fundamental de la obr:,¡. y puesto
Que entrar en detalles nos llevarla a e»tenslones desmedidas, renunciamos al am\lIsls de las múltiples cuestiones que trata MenghIn. aun de
aquellas que directamente afectan a nuestra Prehistoria. y nos limitamos n dar un cuadro, compendio de varios del autor, relativo a las
culturas paleol1tlcas de nuestra Penlnsula, y una sin tesis de su gran
cuadro sobre el neolitlco. del que entresacamos, Igualmente, sólo 10 referente a la Penlnsula Ibérica.
PERIoDO S
GEOLÓ GICOS
ALPINOS
GEOLOGI.-1.
ACTUAL
NORTE
DE ESPAR A
ASl1lJ.RIE."lSE
TAROENOlS1ENSE FlNAL
CENTRO Y SUR
DE ESPAÑA
TRANSICION DEL
IlJ.ERO.'t\AURITANO
AZIL!.E.NSE
ESTADIO
T.ARDENOISlP.NSE INICIAL
])1': {)AUN
A~ I LIENSH
.
ESTADIO
OE GSCHNITZ
AZIL!ENSE INICUL
TRANS1CION DEL .'t\ACDAL~NlhNSE
I!\~LE:-HENSE
F.sTAOIO
DE SUHL
s y 6
.\\AOOAuE.NIENSe 4 WIIU/ltOS)
MAGDAUENIENSE 3 tCAI.. TABMtA).
SOLUTRENSE 1,2 y 3
CAPSIENSE I'>IEO[O
( = I B~RO"'Au.nAso MUllOl
CAPSIBNSE lNICJA·L
AURI~AC~ENSE
WQRl.\
CAPS!ENSF. FINAL.
( = lB.E~O",AUA1T~1I0 FIIIM.)
¡ = IBll.RO"'AU~ITASO
(tl= FOST .ROftllRl)
(2=CHAnl~rHRItOIl)
PROTOCAPS[E..~SE
MUSTERlf.NSE TA!1!DlO
MUSTER1ENSE CON INFJ.¡UENC1A AT'ERIENSE
tMUSnlRIBIlSE
INTERCWCIAR
RISS-WURI\\
IstMOMAU~I'fANO)
MUSTERIENSE MED!O
MUSTERIENSE CON INFLUENCIA SBA1"IENSE
MUSTERIENSE INICIAL
ACHEUuENSE FINAL
RlSS
PiREOAPSIBSSE
ACHEULI::NSE INICIAL
INTf.,.R(;LACIAR
MINOEol-RISS
OH.ELENSE
IIlICIA~1
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16
F.cha
a~eLlOGRAFIA
I
ESI'AiiA CENTRAL
-
I
PORTUGAL
ESPAi!A OIlIENTAL
I
ESPA¡'¡A PIIIENAICA
INFLUENCIA
ARGAR
OE El.
INFLUE..'
ARCAR
ARGA~
DE EL ARCAR
' 00
MOOBRNA CULTURA CENTRAL:
O. DI'! C..,\T~Wl
CUI.TURA "E
LAS CUF,vAS.
St-puknl de (orrt·
dar 1 c~pu!a.
Vuo c1ml'lniforme
.'ltOD'ERNA CULTURA MEGAoLlTl·
CA PORTUGUESA:
.'10DERNA CUL·
TURA DE A1...'.IE·
RIA:
CULTURA .'.IEGA·
LITIGA VASCOCATAL\NA:
Sepulcro. de C
dOt' y d,pula.
V...o camplniforme
(Pahnclll).
Sepulcros dt Cllrtedor r cripula,
Vaso e:ompaniforme
(Loe Mill.,n).
Sepulcro de COrrCd~
cil!l' d,
,ncdra.
V • s o umplnilorm•.
OULTURA ,o,\EGALlTW,.A POR T U·
CUf.S..\.
(FAS! MEm~1
OUI.TURA ALM.E_
Rl4. :
(FA~a i\h:llIA)
.\\ ODERNO ASTUR~o.'
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IC;~mpo1uelo81.
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CULTURA
E N_
TRAt..:
(l'Ase Mf.r>!Al
MOOE.RNA
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""
Sepulcro. de corredoto
ANTIGUA CULTURA CENTRAL.
ANTICUA C U
TURA .\tE'.G.AI.JTICA PQ,RTUGUESA:
ANTIGUA e U L_
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CUEVAS.
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TURA DE LAS
CUEVAS.
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I
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ASTORJF.NSE
(F~ll.I ,\ltmA)
l/l.t
I
0,,1""'0.
TA.RDE;NOSII;NSE fIN,.\L
ASrURIENSE
ANTICUO
Algunas de las tesis aceptadas y desarrolladas por el autor, han sido
rebasadas con mucho, as!, concreta.ndonos a nuestra Prehistoria, la
cuestión del Capslense, por el fundamental trabajo de Perlcot, sobre
el Parpalló, las conclusiones sobre el cual el propio Menghln ha llegado a poner en duda, y para las culturas neolltlcas el completo estudio
que hace Martinez Santa-Olalla en su "Esquema... "; esto sin referirnos 3.
múltiples cuestiones y conclUSlonps de Indole general tratadas y establ(
cldas por otros arqueólogos y etnógrafos extranjeros, en ('1 lapso de tiempo transcurrido entre las dos ediciones de la obra de Menghln, Quien no
las ha tenido en cuenta al redactar la segunda edición.
A pesar de eDo, en nada queda disminuido el extraordinario mérito
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BIBllOCRAPIA
17
de MENGHIN Y el inncgable valor de su obra, pucs con un Ingente acopio de datos, bien manejados y seleccionados, ha escrito un libro básico
para el estudio de la Prehistoria Universal, con originales puntos de vista, algunos de ellos afortunadislmos.
La parte gráfica, culdado~mentc preparada y abundante. es el complemento magnifico de esta magnifica obra. Que ya puede consIderarse
como clásica en estos estudios.
D. FLETCHER
HEMl' (W. J.)-"Three hill Corts in eastern Spnin" ("Antlqulty"
vol. nI,
n.~
10, pago 188, 1929).
Muchos son los atlas transcurridos desde que "Antiqulty" Insertara
en sus páginas este tr'lbaJo de Hemp; pero no ha perdido aun ningun
Interés para una publicación periódica dedicada concreta y especialmente a prehistoria valenciana, en la que tanto cuenta 10 que atañe a
las colonizaciones mediterráneas y singularmente lo que se refiere a la
htstorla remota de Hemeroscopelon. En uno de sus viajes a Espafia.
Hemp, atraldo por los Interrogantes que sobre la anUgua colonia griega
perduran, vlslLó Iknla y su campo y examinó las ruinas de las fortificaciones aún existentes en Montgó y su:> estribaciones; y en el trabajo
citado nos cuenta principalmente sus impresiones exploratorIas, pareciendo deJár entender Que juzgaba sus hallazgos de primera msno, ya
Que no citaba el trabajO de D. Roque Chabás en "El archivo" (IV, 1890),
sobre un supuesto "Campamento romano en Montgó", donde describla
una construcción defensIva, de aspecto remoto, pero ya de mantflesta
perfección. slt'J.Rda colindando por Poniente con las estrIbaciones de
aquél. en el Que ya Insinuaba el conocimiento de otras fortiftcaclones
sitas en lo alto de las crestas. para dominar los accesos al mismo. El
S. l. P. t1en~ explorada hace tiempo esa cima tan Interesante.
Com;enza Hemp por describir los restos de fortificaciones Que vIera
en lo alto de la montana. De Poniente a Levante descubre primero, en
su extremo occidental, un espacio cerrado por muralla:> y limitado en la
mayor parte de sus lados por Inaccesibles escarpes. El muro, de piedra.
en seco, se va plegando a las particularidades del terreno, sin ninguna
tramada recta. Esta tortincaclón. a la Que llama ciudadela, es de aspecto
arcaico y parece destruida deUberadamente. Sigue examinando luego
otras f0l1.\ftcaclones sucesivas en dirección a Levante, consistentes en
murallas transversales Que llegan generalmente a los bordes de los precipicios Que ;>or Norte y Sur llmitan la cima. Estas murallas ya muestran s(.s tramadas rectas, con anchos de dos y medio a tres metros, y
puertas de formas varias en cada muralla; asl la hay sencilla y frontal
pero ce subida pina y con escalones, de cuello de fra/)Co, de muros en
casi super?oslclón paralela, y alguna abierta tras una esquina en ángulo
recto reforzado el extremo del muro y dispuesta sobre unos escarpes Que
Impo..lbUitaban el ataque frontal; de la mayorla de cuyos tipos conocemos otros en el antiguo Reino de Valencia, siendo de lamentar Que no se
haga un estudio, a manera de catálogo de puertas de poblados Ibéricos,
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401 -
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18
B!8L1OGRAFIA
Que quedó por Iniciarse con las tres de "La Bastida de les Alcuscs",
cuando t.uvlmos que interrumpir sus excavaciones para t'mprcnder las
tan importantes y atractivas de Liria. Es detalle por demás Interesante
el de que todos !os muros muestran grandes tramadas destruidas sistemática e Intencionadamente. como por enemigo vencedor, tendIendo a
dificultar posIbles reacciones.
En los espacio:; intramuros creyó ver Hemp plantas de habitaciones
rectangulares, abundante cerámica que estimó ibérica y restos de otra
Que creyó prehistórica; y conviene anotar el detalle de haberse visto restos de ánforas, DO precisa sI romanas.
Inmediato al Montg6. por su extremo Poniente, pero ya a nivel casi
de la llanada, vtsltó también Hemp las fortificaciones que el senor Chabás descubriera tantos aftos antes en la corona de un altozano llamado
punta. de Benlnu::quJa. A lo largo de su meseta, rodeada de escarpes por
Sur, prIncipalmente, corre paralelo a ellos, y a unos 25 metros de los
mismos, un muro de piedra en seco, de sobre lUlOS cien metros de largo,
que al final se acoda hacia el Sur como pretendiendo ~errar el área hasta
aquéllos, sIn que el ~ult1vo de lol' campos lo permite hoy aclarar. El muro.
caso extraordinarIo, se halla reforzado por cInco bastiones cuadrados
colocados a lo largo de su llnea principal, IncluyendO el esquinero y uno
en el lado ocCidental. Los bastiones, como el muro, están construidos sin
argamasa, con las ple(i.ras mayores que pod1an obtenerse en la collna, entre las que las hay de muy gran tamaf'lo; asentándose los bastiones también sobre plataformas rectangulares. En el a.rea de la fortaleza se encuentra la misma cerámica que en la cima del Montgó, pero sin fragmentos de ánforas. Todo ello da Idea de cosa ya bastante perfecta, lo Que
hIzo opInar a H~mp que era construccIón, más que griega, Indlgena Inf!uenclada por ella. De las restantes fortificaciones estima ser la ciudadela la más arcaica; luego las restantes de la cima construidas a tramos
rectos, y bastante posterior la de los bastiones. Tal vez ¡;:ea asI. pero los
ablUldantes restos de ánforas romanas (1 ) encontradas al abrigo de una
de las construcciones cImeras, pudiera hacer sospcchar Que entre ellas
tal vez hubo alguna posterIor a la de BenImaqula. Todo ello es asunto
que exige un reconocimiento más completo y un estudio detenIdo, Que
Impondrá. la necesidad de algunas excavaciones cuidadosas.
D. Roque Chabás regIstró el detalle de que muy Inmediato a la me6eta de Benlmaqufa. estaba "Coll de Pous" , donde exlsUan varIos pozos
rIcos en agua, y Que en la prolongación de la fortaleza y en la m16ma
punta de Benlmaqula subslstian aun entonces (1890) restos de torres
avanzadas; y pudO comprObar la ex16tencla de otras en el collado que
está entre los barrancos del "Frare" y de la "Rabosa". que dominaban los
desfiladeros del Norte, siendo Imposible por ello acercarse a la fortaleza
sLn ser visto.
Incidentalmente se huho de plantear la cuestión de si parte de la cerámIca hallada ¡xlI' Hemp en las crestas del Montgó, con pasta de puntos de mica. era neoUtlca, como pretendla el publ1clsta r egnlcola D. Francisco Martlnez y Martlnez. o de época del bronce como opinaba Hemp.
Que la habla vIsto semejante en los talayots mallorquines. No es de
transcendencia el tema, pues bien poctria ser de una u otra cultura;
pero también pudiera suceder Que fuese !lUldada la duda de que perte-
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•
BIBLlOGRAPtA
19
neclera a aquéllas, pues es frecuente encontrar en despobladOS Ibéricos
valencianos, tJ(.stos de estos tipos, alguna vez hechos a torno y otrali no,
pero pertenecientes a baja época, Que Inducen a error. en algún tiempo
dicha. avlsadamentc, por su aspecto, cerámica de "Cacles arcaica".
Mr. Hemp, Que no es persona de las Que les gusta le cuenten las cosas, tuvo bastante tiempo para trasladarse de Denla a Alcoy, de al!1 al
cerro de Covalta, y de éste a visitar nuestra colección. Esto, hecho necesariamente de prisa, diO lugp,r al explicable error de Que, contundiendo
con el de Covalta algún material de la Casa del Monte, estimara como
halladas en dicho despoblado espadas de antenas y de lrontón procedentes de la necrópolis albacctefia por nosotros excavada; cuando la
realidad es que en Covalta sólo se encontró la ralcata.
El trabajo de Hemp, bien objetivo, Iba muy eficazmente Ilustrado.
l . BALLESTEa
CHl'I'TY (Ln.y).-"Notes on Iberian ACflnitlcs found In County
Galway {Reprlnt From Journal oC thc Galway ArchreologlCRl and Hlstorlcal SOclety).-Vol. XVI., nums. 3 y 4, 1935.
Las afinidades con Iberia, a Que el trabajo se refiere, son las que dimanan de una pIeza de hueso, trozo de al.filer de los de cabeza acanalada, hallada en una sepultura de losas que contenta restos de un Incinerado en Corrandrum, Curnmer, cerca de Tuam (Irlanda).
Estos objetos característicos de las prhnltlvas culturas mediterráneas.
y tan frecuentes entre el material tlplco de la:; cuevas eneolltlcas valencianas, llega a Irlanda tal vez desde Portugal. El tipo de cabeza ornada
del alfiler de Corrandrum parece separarse algo de los de Iberia por su
tosquedad, que. más que expreSiva de acanalados, parece compuesto por
serie de grt..esos granos ligeramente aplanados y superpuestos.
La autora hace observar que el rito del enterramiento es en el S. la
Inhumación freeuentemente coleetlva, y en el sepulero Irlandés en clsta
es la cremación; y que de todos los objetos slmUat'es británicos sólo el
de Dc.von parece tener semejanzas. aunque e l cardcter Impreciso del
descubrlmlC!lto lo haga poco utU; apareciendo asl el de Corrandrum
como a1s1ado en las costas de Irlanda.
La autora establece dudas sobre 51 el hallazgo ha de Interpretarse
como una antigua herencia transmitida hasta fecha muy posterior a su
Importación. si es simplemente un objeto debido a la Invención local
espontánea o es supervivencia de una antigua técnica.
LUy Chltty establece como es natural paraleltsmos de la pieza Irlan·
desa con las encontradas en Portugal, y no menciona toda la numerosa
serie que se extIende por el levante espaf\.ol ("Caml Real de Alncant", ta
Pastora de Alcoy. Torremanzanas) y hada Almerla (Los BlanqUizares de
Lebor. eon los en~rramlentos de Tabernas num. 9, de Fonelas nums. 12
y 13 y Llano de la. Teja 1 y 19, excavados, por Cuadr'\do aquél, y por
Slret, las restantes).
l. BALLESTER
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20
BIBllOORAFIA
ShENT lBÁÑEZ (J. JJ.-"EI arte rupestre de Dos-Ag-uas", Nota
de la Sección de Antropologla y Prehistoria del Centro de
Cultura Valenciana. cuaderno 5, 2,- época, pág. 32, Valencla 1943.
En el afio 1940, las Srtas. Maria y Rosario Glmeno, Maestras Nacionales, comunicaban a D. José SenenL la existencia de pinturas rupestres
en una.s cuevas del término de Dos-Aguas, el cual diO conocimiento de
este descubrimIento al Comisario Provlnclo.1 de Excavaciones y Director
del S. 1. P. de Valencia, D. Isidro Ballester. Con tal motivo organlzósel
una exploración comprobatoria el 22 de Septiembre del mIsmo afio. y
más tarde, el 18 de Octubre. una comisión del S. l. P., Integrada por los
Sres. Scncnt, Chocomell, EspI y AlcAcer. Illzo una visita de prospecclon
preparatoria de la que debc!rla realizarse para el calco y estudio de las
pinturas, de cuyo trabajo rué encargado D. Juan Cabré. Como resultado
de esta visita, pI autor expone, en el trabajo mencionado, las primeras
Impresiones sobre las pinturas sitas en los lugares denominados "Cinto
de la Ventana" y "Cinto de las Letras", dando mayor desarrollo a su
nota publlcada en ";..as Provincias" el 17 de NOviembre de 1940. Las figuras del "Cinto de la Ventana", escasas y deterioradas, entre las que oo. bresalen dos cabras monteses y otras más Imprecisas, las considera el
Sr. Senent paleoUtlcas. salvo aJgún trazo estilizado que pudiera ser posterior. En las de! "Cinto de las Letras", conjunto mó.s numeroso e Importante, hay compo:>lciones que representan escenas muy Interesantes
de C8.2a, de vida doméstica y socIal, apareclendo figuras adornadas, al
parecer. con distintivos de mando que hacen suponer una JerarLlWZaclón social o reUg::osa. Merece mayor atención un extraordinario busto
de muJer, a la que le falta la parte Inferior, que pudo desgastarse por
la erosión; por su belleza y pureza de lineas ha sido callflcada de "Venus"
de) arte mural. Del paralelo que establece entre estos conJlmto:;;. pictóricos con otro!> del ml:.mo tipo correspondientes al llrte rupestre levantino, saca conclusiones. sobre Cl1n1a. genero de vida. orgnnJzaclón social,
as! como del nivel cultural y arllsllco revelado por la d ~stcezn de la
técnica empleada. Este Interesantlslmo trabajo del culto investlgador
Sr. Senent, descubridor de las pinturas rupestres de Morella la. Ve.lIa.
sólo es un pequeño resumen del brillante y docwnentadO discurso de!
Ingreso en el Centro de Cultura Valenciana. en 1941. TIustro.n el trabaja
dibujos de las prtnclpales escenas, que Justifican la Importancia extraordinaria de esas pinturas- que tanta expectación despertaron.
J. ALCACER
TARACENA AOUIRRE (E) y FERNÁNDEZ AVILts (A)._"Memoria so-
bre las el:cavaciones en el Castro de Nav~rnb: (VizcaYa)",
Edición de la Junta de Cultura. de la Excma. Diputación de
Vizcaya, Madrid 1945.24 )( 17 cms., 45 pdgs. IV IAms:y 1 plano, 3 Hgs.
Se recogen en este folleto 13s Investigaciones realizadas para llegar a
la Identt.tl.caclÓn de una estación de la Edad del Hierro en el territorio
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BIBLlOGRAFIA
21
de Vizcaya. casi totalmente en blanco en este periodo tan rlco 'en yacimientos en el resto de España.
SI se tienen en cuenta las dificultades que plantea ni excavador la
especial naturaleza del terreno y cllmatologIa de las VaSt'ongadas. "pals
ele montes y prados eternamente verdes, que bajo la lluvia constante
crla vegetación capaz de borrar la confusa huella superficial de las pobres aldeas protohistóricas". aumentadas por la falta de precedentes y
aun de noticias de los naturales; y se afiade que, en I!ste caso. los trabaJos han durado solamente nueve dlas. Invirtiendo UllOS cien jornales.
!
el resultado no deja de ser halagador.
El lugar escogido para lo¡; trabajos esté. situado en la zona marl tima
a,9 kilómetros de Guernlca, y los restos antiguos son conocidos desde
antiguo con los nombres de Arrola y Gastlburu: además de noticias de
amojonamiento que alcanzan al siglo XIV, en varias ocasiones se han
realizado hallazgos casuales (una estatuita femenina, piedras con inscripciones y moUnos de mano). lo que motivó tinas exploraciones en el
siglo XIX. en las que se llegó a trazar un excelente croqws, marcando
tres recintos de murallas, una torre y un lIenzo exterior.
. Las excavaciones actuales se realizaron en lo alto del espolón de
Arrala. d~ más de 600 metros de largo. no encontrándose r::>sto ninguno
de habitación en las calicatas hechas dentro del recinto. En cambio.
pudo hallarse una parte de las fortificaciones. en la pcrlCerla. y siguiéndola descubrir todo el amurallamlento. salvo los espaciOS derrumbados o
des! ruidos.
La muralla es de 3'05 metros de espe¡¡or en la parte mAs cstrecha y
hasta de 9'40 metros en la más gruesa. y está. formada por un tosco ce·
mento de piedras y tierra revestido por pared en ambas caras. La altura
máxima es de 5 metros y en conjunto presenta una obra ¡'lOCO fuerte.
cuya única defensa exterior se cUraba en pobres muros paralelos de
mamposterla.
No se halló ningún objeto, salvo dos pcqueftos rragmento,>, al parecer
de "terra slgUlata". Los demas objetos son los rcseftados en cbras antiguas, a los q\le se alude más arriba.
Aunque la parte mobUlar es claramente romana. y de epoca imperial,
las murallas. que ya en 1846 D. F. de Hormaeche Juzgaba cAntabras: son
ele disposicIón y materiales semejante¡; a las de los poblados de Ocenllla
(celtibero), Las Cogotas (céltico) y al del castro de Santa Marina (Sorla). tanto cn el despiezo de los muros como en la dlsposlcl(:n de la puerta. que pareCe obedecer al sistema de propllgllacuhtlll.
El no haber hallado una sola vivienda y el no caber tampQ('O que siendo de madcra se hayan destruido, pues hubieran conservado los ajuares,
dificulta la cuestión de cronologla que los aa. centran entre los siglos IV
o m a. de J. C., siendo. por lo tanto, un castro céltico. reocupa.do probabl('mente en la época Imperial.
A la descripción dE' las excavaciones. precede una larga IntroduccIón
(páginas 1-30. dh'ldlda en dos partes; en una se anal'l:l el cumulo de
tcorlas emitidas por prehlstorladores, etnólogos y filólogos sobre los vascos. aludiendo Incidentalmente al problema del vasco-iberismo -tan
dIscutido ahora- y deteniéndose en las teorlas de Fouché, la tesIs ligur
de SchuIten y la de los ambrones de Menéndez Pida!. En la segunda
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40l') -
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· 22
BIBLlOCRAPl6
parte se recogen las noliclas arqueológicas dispersas relacionada:; con
la Edad del Hierro en Vizcaya, s1nteSl!¡ lnt.éresantlsLma sobre esta materia tan poco conocida.
En, resumen: 51 bien los hallazgos de Navá.rniz no son, considerados
absolutamente, de interés excepcional, la Investigación y las excavaciones de los seftores Taracena y F. Avllés, t.lenen un gran valor porque
sientan bases firmes sobre un terreno y una época blstórIca que basta
ahora no hablan sido seriamente estudiados.
ANTONIO BELTRAN
GARCÍA y BELLJl}O (A)._uLa navegac ión Ibérica e:J. la ant.igüedad, segUn los textos clá.sicos y la arque<:logia". Tirada
aparte de la ReviSta de Est"dio8 Geogrd/iCOS. afto V. núme·
ro 16, lXlgs. SU a 560. Agosto 1944. 2S mapas y figuras.
Los Noblemas de arqueologIa marinera están, entre nosotros. Dial estudiados. Los restos que se han conservado no permiten, por otra parte,
una gener aUzaclón de las cuestiones, por muy interesantes que algunos
puedan ser. El más sugestivo es el abrigado puerto de "La Albufereta"
de Alicante, y de considerable Interés los hallazgos de cepos -y no
uftas-- de anclas de plomo en Cabo de Palos y los de otro:; restos de embarcaciones, mal Identlficadas, levantados por la draga en la bocana de
la ensenada del Arsenal. en Cartagena.
Por esta r azón, es tanto más apr eciable la actual monografla del Profesor Garcla Bellido, ~laborada fundamentalmente sobre los textos clásicos que hacen referencia a la Hlspanta prerromana, y sobre algunos de
los vasos pintados de las r ecientes excavaciones de Liria. llegando a conclusiones más fttmes y modernos que BlázQuez en su trabajO publicado
en el BAH, "Las costas de Espai'ia en la época romana" (t. XXIV).
Divide el a. su trabajo en cuatro parte;>: a) Navegación ft.uvlal; b) Navegación litoral; c) Navegación de a ltura; d) Las navegaciones tartesslas.
En el capitulo dedicado a la Navegación fluv1al, rE:coge los textos de
PUnio, Estrabón. Aplano y Posldonlo. tras unas conslaeracIones sobre la
navegabllldad y el carácter torrencial del curso de los rlos espanoles. En
slntesls, coinciden los antiguos autores en los siguientes datos'
Ebro (lberus): Navegable hasta Vareta (Varea cerca de Logrofio)
(PlInlo).
Guadlana (Anas): Desembocadura doble, excelente para la navegación y noticias confusas acerca del punto más a lto na\'egable, que para
época. romana era Emerlta (Estrabón).
TajO (Tarllu): Excelente estuario y puede ser remontado más de 100
kU6metros, hasta cerca de Abrant.es (Estrabón).
Duero (Durlus): Navegable en una extena16n aproxlmada de 150 kilómetros (Estrabón), y en pequcf!.os esquifes aun junto a Nurnancia, en
su curso alto (APlano),
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.{OG-
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BIBUOCRAFIA
23
Sado (Cailipu.s); Navegable basta Salacla, a 40 kilómetros de su boca
(Alc1\cer do Sal) (Estrabón).
Los rlos Mondego (Mttndas) y Vouga (Vacua), podlan ser remontados por embarcaCiones pequeñas durante muy poco t.recho (Estrabón).
Asimismo era navegable el Llmla (Lethes).
Mino (Minio): Apto para la navegación en más de 800 estadios, o
sea, aproximadamente hasta su confluencia con el SU {Estrabón}.
Guadalquivir (Baefis): Navegable basta algo mé.~ arriba de Córdoba.
dejando de serlo después de pasar Cé.stulo (Estrabón). Sobre cste rlo hay
muchos ant.ccedent.es, Y Posldonlo estudió la subida de las :nareas hasta
TIlpa (Alcalá del Río).
b) Navegación lltoral.-Más interés tiene esta modalidad, por presentar algunas pecuUarldade!) de nuestro paJs. Se centra en los estuarios
de los grandes rlos y en las marismas y albuferas repartidos por la mayor parte del litoral Atlá.ntlco y Medlterrá.neo. Se trat.a de una navegación que no llega a ser de cabotaje, pero que transciende de la simple
fluvial. Sus actividades fueron más intensas en la zona extendida desde
Cl1dlz al Cabo de San Vicente, y en los esturla;; y escotaduras portugueses y gallegos. En Levante las albuferas de Cartagena, el Mar Menor,
las dc Elche, Alicante y Valencia, además de las marismas de TorrevleJa,
la Meta yel delta del Ebro, y los "marjales" levantinos (que no menctonli el Profesor Garcla y BellIdo).
Se cxUendc el a. en el análtsls de estos dos modo!) de navegar, más
apto el atlántico para el comercio, y el mediterráneo para la pesca y
caza. de animales lacustres. Para nosotros tiene especial Interés la navegación en las albuferas y el litoral levantino. Contra la Interpretación
extensiva de un texto de PUnlo, que afirmaba que los Indlketes no eran
gentes de mar. aplicadO abusivamente a todos 10;0 hispanos, cabe replicar el episodio de la conquista de Cartagena, en que Esclplón fué informado por unos pescadores (de Tarragona para Livlo) de los vados y caract.crlstlcas del Almarjal de Cartagena, lo cual supone un conceim1ento
detenido de toda la costa oriental, y, por lo tanto, una frecuente actividad marinera.
Documentos arqueolÓgicos prueban la ex1stencla de una navegación
lacustre; se refiere el a. a las pinturas de los vasos de Liria, en donde
aparecen escenas maríUmas. Es uno el vaso con la escena de lucha de
dos barcas, con espolones dotados de cabezas de animales, dotadas de
velas fijas (y podemos por nuestra parte advertir que son muy semejantes a las usadas aun en la Albufera valenciana, proa atuada, popa roma
y fondo plano). (Ese vaso es el que tiene la famosa leyenda gudua deltzdea. que traducida por el vasco actual da "llamada de guerra") . El otro
dibujo aludido por el a., es una curiosa representación Incompleta de varios remeros empunando los remos.
e) Navegación de altura.-De gran Interés resulta esta parte del
trabaja para el estudio del Importante papel que e! so. hispániCO desempeñó en lo. ruta del estado y en las relaciones con el NO. de Europa y con
el Mediterrá.neo orlental. tema sugestivo, 51 los hay, en la protohistoria
espaf'¡ola. En relación con este tema, desenvuelve G. B. la cuestión de la
fundación de Cádlz y las expediciones fenicias y cartaginesas, la obscura
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BJO:LlOCRAI"IA
cuestión del periplo de H1mllkon y las expediciones romanas a las Caslterldes.
Finalmente en la ultima parte. que hemos denominado d) Las navegaciones tartesias. el a. estudia los viajes de este cUitlslmo pueblo a las
costas africanas, siendo, en dennltlva. los que ensen.aron las rut.as habituales a los púnicos; los textos hablan repetidamente de estos hAbHes
pescadores, que realizaban en las costas africanas grandes redadas de
at.unes y que visitaron toda la parte de) océano comprendido entre las
Islas Canarias y las Madera, segun puede Interpretarse de un texto de
Dladoro. Desde luego, los pescadores gaditanos se hicieron famosos en
todo el mundo, sus hazañas se ponderaban en Alejandrla y se les llegó a
atrIbuir el viaje de circunnavegación de Afrlca.
Este trabajo. repetimos, debe su gran valor al hecho de reunir los
textos más Importantes referentes B. la vida marinera de ~a Espafia
prerrpmana. y, desde un punto de vista general. es un excelente apoyo
para cualqUiera que haya de trabajar en los descuidados problemas de
arqueOlogla marinera. siendo de desear Que sigan esta clasc de estudios.
af\adlendo los escasos datos arqueológicos que los objetos desperdigados
proporcionan y que precisamente por ello son de extraordinario valor.
ANTONIO BELfRAN
•
(F'LoRE.NTINO).-")o;1 enigma del vascuence
ante las lenguas indoeuropeas". Revista de tllologla espaflola, anejo 'xXX. Madrid, 1944, 289 págs.
CASTRO GUlSASOLA
Comienza el trabaja por una relación blbUográfica y en la Introducción expone su tesis: "El éuscaro -sIn ser Indoeuropeo- es un lrtloma
del mismo grupo lingülstico que las lenguas Indoeuropeas. Una lengua
hermana del Indoeuropeo, con palabras Idénticas. oero con formas ~n
parte comunes y en parte distintas, como derivada de la misma lengua
anterior de que él ha salido". Agre.ga que las semejanzas se han explicado basta ahora por pré$tamos posteriores a la romanización. pero el
autor se mantiene en su opinión porque no logra explicarse "por sólo el
latin ni por sólo el celta, la Identidad de temas con desl\lenclas distintas, la Igualdad de terminaciones con radicales diversos. y aun el diferente aspecto con radicales y suftjos al parecer Idénticos".
Para rastrear la evolución del vn,sco. recurre a los préstamos y dice
que "un origen común del Indoeuropeo y del éuscaro explicarla la.s analogias entre ambos. cuya mera expOSición (no su justificación) es el verdadero y único objeto de la Memoria".
Comienza a. estudiar los numera.les vascos y va encontrando semeJanzas con alguna forma equivalente Indoeuropea. Pera expUcar las diferencias fonéticas, va estableciendo leyes ronétlcas del vasco con eJemplos en que se da la misma evolución en préstamos del latln. del espano! o del rrancés. Concluye que los numerales vascos coinciden con los
Indoeuropeos, unos claramente, otros menos, pero pudiendo explicar las
diferencia:; por leyes fonéticas existentes en el vasc.o. A conUnuacl6n
estudia los pronombres per;¡onales y el verbo "Izar", ser, y dice que si
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408-
[page-n-409]
BIBLIOGRAFIA
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hlen la conjugación vasca dltlere extraordinariamente de la indoeuropea,
no es ImpoSible sei\alar bastantes concordancias. Clarp Que esas concordancias lal! va sef'ialando unas veces con Idiomas bálticos. otras con o.slatlcos, etc .. como hizo con los numerales y el pronombre. cuando parecerla natural que las concordancias fuesen nulos abundante con un grupo
determinado.
Cree que el origen de los sufijos está. en la evolución Siguiente: pospoSición de la palabra detE'rmlnante, posnjaclón y desgaste del elemento
sutl.jado hasta el olvido de su significación propia. Distingue estas etapas en el vasco y se pregunta "51 tienen relación palpable con el sistema
fiexlonalo sufijal Indoeuropeo". Pregunta que, tras un estudio de la flexión
vasca. contesta afirmatlvamcnte y deduce, por tanto. Que el vasco- no es
una lengua aglutinante.
Hace después un estudio detallado de la evolución de l<:ls sonidos vascos estableciendo una fonética hlstOrlca minuciosa. A continuación. estudia algunos radicales vascos y su parentesco lIngUistico tnt~rnaclonal.
Como conclusión. llega a lo que se habla propuesto en su IntrOducción. Al margen de las lenguas Indoeuropeas sólo encucntra alguna semejanza con los oscuros Idiomas caucásicos Y. como dignas de consideración. las QUc tiene con el gcorglano. Las a llalogias con las lenguas camlto-scmltlca.s. las con:;ldera casuales o debidas a un mas prOfundo substracto prelndoeuropeo.
F. BRAVO
M.ENtmEZ PmAL (R.l.-"Sobre el substrato mediterranco occidental", Ampllrias, n, 1940. Mcmorla pre5{'ntada. al Congreso de Toponimia de Parls de 1938. con notas sugeridas
por estudios publJcados porterlormente.
Empieza diciendo que cada vez se afianza mAs la Idea de la unidad
de la lengua por la unidad de la ra~ en toda la cuenca del Mcditerraneo. pero que se Impone buscar las diferencias debidas a peripecias hlstórlc:.\s. Que interesa sef'mlar areas léxicas. morfológicas y fonéticas para
mostrar la articulación histórica y relacionarlo con 11$ textos y la ctnograrla. aunque ofrece grandes dlficultadcs.
En nuestra Penlnsula estudIa los grupos étnicos y la cucstlón Que se
plantea entre la etnografla y la lingUistica. Cree Que los vascos son uno
de los muchos pueblos Que han dejado su Idioma por otro de superior
cultura. "en este caso el de los Iberos". Habla del estudio de Bertoldl
acerca de la voz prelndeuropea "ganda" en la zona alpino-pirenaica y
no acepta la afirmación de Que no se encuentrc en el Sur de Espaf'ía.
puesto Que la ve en número sunclente para considerarla alplno-Ibérlca.
Como esta abundancia dc topOnlmo:; alpino-Ibéricos. no se explica por U1l
común origen mediterrant'a, puesto Que falta en la poco tonoclda zona
africana. cree que debemos admitir la expansión del pueblo ligur por el
Oeste de Europa. de acuerdo con el testimonio de los autores griegos.
Agrega Que. si los griegos no nos hubicran rtado los l1gures. habrla que
inventarlos, es decir : suponer unos pueblos Que del centro de Europa
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26
BrBLlOGRAFlA
traen a Iberta los topónimos Que no parecen Ibéricos nI celtas o convenir con Ph1l1ppon que los Iberos llegaron a Espa1'ia. por Europa.
Opina que el nombre de Ugures entorpece, porque se piensa en 10$ de
italia y Francia, pero Que pudieron ser otros que penetraron por el centro del istmo y llevasen un nombre sinónimo.
La palabra ambrones, que está muy extendida por el OccIdente de
Europa y Que se encuentra en los textos, le parece el nombre antiguo
popular equivalente al literario de Ugures. Los Jlgures tenlan uroa lengua
mediterránea lndoeuropelzada por los ambroncs, según Krestchmcr; por
una rama de lUrtas, segUn wolCr; por parientes de los 1U¡:los, según
N. Jolk; cualquiera de estas opinIones le explica la toponimia.
Hace a continuación un estudio muy detallado de ciertas analoglas,
Que le llevan a pensar que los Uguros o ambrones llegan a Iberia con 111rlos o Que los llgures de los textos griegos, ambrones d~ la toponimia, ('ran
ilirios I.ndoeuropelzados mezclados a un fuerte substrato mediterráneo.
Cree Que el grupo étnico franco-cantábrico o pltenalco no explica la
toponimia de Espaf'¡a común con la del centro de Europa. Hay Que admitir la emigración de un pueblo centroeuropeo en parte Indoeuropelzado.
pueslo Que la toponimia. nos lleva a dar crédito a los textos griegos que
dan Ugures en España. No dan unidad racial ni cultural al Occidente
europeo ni forman un gran lmperlo. Llegan 5010 al Noroeste de Italia.
costa Sur de GaUa, valle del ROdano, NorCfste de Espafla y algunos puntos al Sur, en territor io turdetano. No son los Ugures en SE-ulldo estrlcto,
establecidos en Ugurla y tierras vecinas. Algunos de los o)lementos que
traen no se encuentran en esa Ugurla hlstOrlca y si en territorio 1lIrlco,
sea como propiO de los ilirios, sea como pertenecientes al substrato mediterráneo Que precedió a los Utrlos. En fin, este puel)lo emigrante no era
conocido con el nombre de lIgures, sino con el equivalente de ambrones.
F. BRAVO
PRIKIGENlUS.-"l't[olvedre". Alma/wque de "Las provillcias", página 333. Valencia, 1942.
PAU (CAIU.Os).-"Sobre el origen de Illgun:\s vocc.s geográficas"
Boletín de la Sociedad Castellonense de Cultura. tomo XV,
1934, c.o m , pAgo 167, Y tomo XVI, 1935, c. O V, pág. 358.
El trabajo de Prlmigenlus comienza por varias citas de documentos
en Que aparecen variantes del nombre de Molvedre, Que se da en valenciano a la ciudad de Sagunto. Corresponde al castellano Murvledro,
citado en el "Poema del Cid" y nombre oficial de la ciudad hllsta el siglo
pasado.
Recoge las Interpretaciones dadas a este nombre, para unos "muro
viejo", para otros "muro verde" y aun "monte verde". Opina Prlmlgenlus
que el nQmbre está rormado por los elementos "mol vedrl!", y el segundo
10 relaciona con topónimos de Gallcla y el Mediterráneo. Cree que pudo
ser traldo por los gallegos que vinieron con Bruto, y lo Identifica con la
Brontobria citada por Esteban de Blzanclo. Concluye Que el nombze es
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4.l0 -
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B1Bl.1OGRAFIA
27
prerromano y Q.ue su forma debió ser Molt-vcll, en valenciano "muy
vIejo".
Prlmigenlus hubiera podido expUcarlo más fácilmente sin recurrir a
los gallegos. La evolución vetere-vedre es la normal en romances peninsulares. La forma Bedra, Que dice Premlgentus haber oldo como v(lriantc
popular del nombre Bétcra. en este pueblo. es una prueba de e~o. En el
Sur de FrancIa, cerca de Hézler:;, vemos un Murvlel. en el cual se han
encontrado monedas lbérlcns. Este Murvlel parcce corresponder~c exactamente con nuestro Molvedre o MurvIedro.
Carlos Pau estudIa alguna!> voces geográncas oponlcndose al origen
dado por el diccionario de la Academia. "Gudar" cree Q.ue deriva del
vasco, guerrero y lo mismo dice de la palabra "guerra". Considera Que no
derIva del germánica "werra", sino de la voz vasca. Hétera la relaciona
con Beturla y Extremadura.
Seguramente no ha tenido en cuenta el nombre prcrromano de la
ciudad de Béziers ("Baetcrra", "Beterrae", "Blterre" o "Blterrls". Que en
todas esas formas aparece), ciudad vecina de Murvlel, como Bét.era de
Murvledro, y tal vez rclaclor:lada con los béteres citados por E¡,;trabón.
Como complemento de ambos trabajos, por nuestra parle hemos de
sefialar el Interesante paralellsmo Que puede indicarse entre nuestros
Molvedre Y Bétera con los franceses Murvlel y Beterra, creJlen~o no .;e
trata de slmples coincidencias estas réplicas toponlmlcas en territorios
ocupados por los Iberos antes de la conquista romana.
F. BRAVO
A.Lr.sSlO (O.).- "La base preindoeuropea". Stud.tctrllScht, vol. IX,
1935, pé.g. 133.
Un trabajo muy Interesante pero del Que, desgraciadamente, sólo nos
ha llegado la primera parte.
En ésta estudia la base ·KAR(R)A/OAR{R)A, Dice Alesslo que la semejanza de significado de palabras de una lengua ciertamente Indoeuropea, como el celta. y el etrusco, salvo que se trate de mera bomofonía,
sólo tiene dos explicaciones, O la base celta fué tomaaa del substrato
mediterré.neo, al cual pertenece el etrusco, o declarando Que una base
indoeuropea tuvo por casualidad Corma y slgnLtl.cado Iguales a los que
llene la base pretndoeuropea documentada en etrusco. No puede suponer
Que sea un préstamo y se Inclina a asignar las dOIi v')Ces a la base preIndoeuropea ·KAR{R)A. Estudia la termlnologla geCtffiórtlca y noral de
la cuenca del Mediterráneo. rica en restos Icxlcos prelndoeuropeos, que
van desde Iberia a los Alpes e Irradian al Asia Menor,
Da a continuación las particularidades fonéticas del substrato. En
cuanto a las vocales: l." Repetición de A en la:> dos sOabas. 2.° Alternancia AlE. En cuanto a las consonantes: 1.0 Alternancia de la sorda y
la sonora. 2.° Alternancia de la simple y la doble. 3.° PermutacIón de las
liquidas L/R. 4.° El paso a aspirada.
Al comparar la base ·KAR(R)A con el vasco "harr!", piedra. da por
descentado Que el vasco es "un preciOSO resto de la lengua med!terré.nea
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4.11 -
[page-n-412]
28
8lBLlOGRAFlA
y de la. misma base prelndoeuropea que el ligur, de la que los celtas tomaron mucho", EsLudla llVl dtrerentes variaciones de la base con abundantes ejemplos, pero no cita algunas formas que se enC'lcntran en
nuestra Penlnsula y que corresponde sin duda a la misma serie.
F. BRAVO
ScHuLTEN (ADoLFO)._"Uistoria de Numancia", 288 págs.. i.5
flgs" xn lAms., UI mapas y IV planos. Colección histórica
"Laye". Editorial Barna. Barcelona. 194:;,
La labor Investigadora del erudito hispanista, puede dl";dLrse en dos
Importante ciclos. El primero, de tipo africano. Interesante época de estudios romanistas en el Atrlco. Menor, Que le fué rcctJmpcnsada con la
Gran Cruz de la Orden Argellna de Nlsham Irtlhar. El segundo, es el de
sus multlples estudios hispanistas. a la cabeza de los cuales figura su
Ingente labor de excavar parte de Numancla y sus ca.'llpamentos, durante ocho campaflas, labor crlst.aHzada en la monumental publicación
. "Numantla", en 4 volúmenes, tan perfectamente Ilustrados como editados.
Pt'ro esta laudable obra técnica, publicada en lengua poco divulgada,
no podla llegar al alma del pueblo espaf'lol, avldo de pmebas arqueológicas Que aviven los esmaltes de sus cuarteles gloriosos, no siempre ráclles de aportar.
El episodio numantino traducido por la magistral pluma. del Dr. Perlcot, adquiere en esta obra caracteres de vitalidad que prOducirán su
pronta asimilación en la cultura popular.
El proresor SChuIten, tan admirador de la hldalgula de nuestro pueblo, hidalgamente le ofrece .el joyel de una de sus más relevantes glorias históricas, motivo por el que nos complace hacer mención de este
resumen en las presentes páginas.
M. VIDAL y LQPEZ
(JULlo)._"Esqucma Palelnológlco de la
Peninsula Hispánica". Corona de estudios que la Sociedad
Espaf'lola de Antropologla, Etnografia y Prehistoria dedica
a sus má.rtlres, t." r. pá.g. 141. Madrid, 1941.
MARTiNEZ SANTA OLALLA
Desde hace más de diez afias viene realLzando el Profesor MolrUnez.
Santa Ola11a 19. ingente labor de revisar nuestra arqueologla prehistórica,
apuntando ya en algunas de sus publicaciones anteriores 11. 1936 nuevas
soluciones y encuadramientos culturales y cronológicos, da.·"donos una
prlmera visión de conjunto en la conferencia pronunciada el 14 de Febrero de 1940 en la SOciedad Espafiola de Antropologla. Etnograrla y
Prehistoria, de Madrid, en la Que revisó todos los prob)emas fundamentales de nuestra prehistoria, los cuales amplia y ccncre~a en el presente
trabajo, escrito con anterioridad a su citada conferencia, pero Que por
diversas causal> ha visto la luz pública en 1941.
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"12-
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BI~LIOGRAfl.A
29
Cuatro son los motivo!>, segUn el autor, por los que debe erectuarse
una revisión: l.") 1..0 Insostenible de las viejas cronologias; 2,0) HundimIento del mIto africano; 3.. ) Carácter preflgurador de EUropa en la
avanzada Edad del Bronce, y 4.°) Necesidad de una autopsia de la Edad
del HIerro Hispánica. con una revalorización de 10 céltico. y de lo púnico
como revalorización de lo helenlzante.
En las nomenclat.uras propugna por sinlplLflcar denominaciones y clasificaciones. y asl reduce los periodos a:
Arqueolltlco o paleol~tlco Inferior.
PaleoUtlco o paleo:.litlco superior.
NeoliUco Antiguo O Mesolitlco.
NeoUt.\co Reciente.
Edad del Bronce, con dos ciclos. Mediterráneo y el Atlántico. y
Edad del Hierro. céltica e Ibérica.
En el Arqueolltlco sef'lala el a. las técnicas de lascas y blCaces. apareciendo en el Manzanares los restos más antiguos. pero es dificlllslmo su
estudio por no aparecer "In sau". deblendo clasificarse en gran parte a
base de talla y p2Llna, elementos poco sólidos. frecuentemente. para sent.ar conclusiones, .:.omo lo demuestran las constantes reclasl.flcaclones de
los hallazgos madrUeños. Martlnez Santa OlaUa simplifica la cuestión
haclendó convivir lascas y bUaces Que evolucionan a través de todo el
·ArqueoUtlco. el cual tlnaUzarla con la llamada cultura "Matritense", conJunto musterlforme al que se unen elementos arqueolltlcos de toda clase.
No dudamos que muchos de los problemas que plantean los ma.teriales
del Manzanares. sin estratlgrafia cierta. serán re:;ueltos por las excavaciones de nuestra COVA NEGRA, en vla de estudio actualmente y de
cuyo resultado .:;e da un avance en otro lugar del presente Anuario.
El Paleol1tlco SuperIor o simplemente Paleolltlco {cronológicamente
del 30.000 al 8.000 a. J. eJ, comprende las tres clásicas culturas, a las
cuales se les postula origen europeo, aunque referente al origen del $0lutrense ya sef'laló el a. la existencia de dicha técnica en el N. de Afrlca,
en su preclplt.ada conferencia y en otras dadas en el extranjero.
Encuadrados en el "Neolftlco Antiguo" (8.000 al 3.500), aparecen el
Azlllense (8.000/6.800l que sucede inmediatamente al magdalenlense, tI
Tardenolslense (6.800/5.000) con su más caracterlstlca representacIón
en Mugem. el Asturlense (5.000/3.500) que hay que considerar como técnica de hachas y que convive con el tardenoislense final que perdurara
hasta el Bronce. En este Neollllco antiguo. y como debido a una cultura
mlcrolltlca de racles tardellols1enses, es donde hay que situar el arte
Impresionista levantino, que llega a la Edad del Bronce, sincronizándose
en parte con el NeoUtlco Reciente. Con la creación del Neolltlco Anl1guo
desaparece el vaclo que antes se llenaba en nuestm Prehistoria con un
arte e¡;quemátlco. SegUn el a .. este arte levan Uno refieja un estado social de cazadores a quienes el pastoreo y ganaderla no eran desconocidos y que por $lU inferioridad social se ven arrinconados a las zonas
montal'losas en el Neol:tlco Reciente, en el Que se Introducen la agricultura y los metales.
En el "NeoUUco Reciente" (3.500/ 2.000) hay infiuencla progresiva del
oriente medlterrán"o y de Egipto a través de ACrlca del N. HacIa el 3.000,
una cultura con cerámica decorada con estampillados de conchas. ocupa
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413-
[page-n-414]
30
BIBLIOGRAPIA
toda la peniD/mla y tiene componentes marcadamente aCrlcanos Que
forman una base pastoral Que no excluye cierta rudimentaria agricultura; esta cultura es denominada por el a. "Hispano-Mauritana". Aproximadamente hacia el 2.500 aparece otro conjunto cultural con organización matriarcal y agrIcultura; conoce el metal y es autor de las construcciones megalitlcas; ofrece paralelismos con el DcallUco sabarIano y
ocupa al fin del NeoJiUco Reciente, toda la península; es la cultura denomInada "Ibero-Sahariana", por Martinez Santa Olalla. Con estos dos
conjuntos, el hispano-mauritano (pastoral y ganadero) y el Ibero-¡;aharlano (agricultor), reconstruye el a. nuestro neallUco, sustituyendo las
cuatro t radicionales culturas, la de Jas cuevas por la hispano-mauritana ;
la de Almerla por la Ibero-sahariana, y en cuanto a la portuguesa y pIrenaica son consideradas como meras ficciones. Asl se hacen Innecesarios los constantes trasiegos culturales y étnicos Que para este momento
se consignaban.
Con la IdentificacIón de estas dos culturas, hacia el 2.000, comienza
el Bronce e~pafif)l , momento en Que se lleva por toda Europa el vaso
campaniforme Que es slntesLs d.e ambas. Hacia 1.700 aparece como caracteristlco el sepulcro de cupula y galeria cubierta. vaso campanltorme
• y un conjunto cultural. todo con caracteres medlterrAneos orientales,
denomlnAndolo el a. "Bronce l MediterrAneo". el cual, al desaparecer el
elemento hispano-mauritano. produclra, del 1.500 al 1.200. un segundo
momento equivalente a la llamada cultura argArlca, extencUéndose por
toda la penlnsula y no produciendo mas Que tipos Que ya teniamos en
el beoUtlco rrelente y comienzos del Bronce, Los megaUto/i Quedan reducIdos a chtas y se benefician Intensamente los yaclmlentos argentIteros.
Como expUcaclón a los elementos del Bronce europeo, conocidos en
mayor escala en las zonas N.W. y Centro, Martlnez Santa 010.110. sltú.a a
partir del ).200 un "Bronce AtJantlco l" relacionado con el mundo germAnlCO, llegando las infiuenclas por vla terrestre y marltlma; hay hachas de talón. con la tlplca creación cspai\ola, la "palstave" con asas.
E! deseQ'llilbrlo del Bronce U1rlo se traduce en una Invasión Que entra
por los Pirineos, primera Invasión Indoeuropea que se lecharla hacIa. el
1.000 y Que se renueva hacIa. el 850. El "Bronce Atlé.ntlco II" se extiende
del 900 al 650,producléndose hacIa el 850 la máxIma oleada Indoeuropea
con lo!! túmulos mezclados con elementos de las urnas, Que entra. por el
occidente y centr o de los Pirineos. Tras la oleada de los tumulo¡; viene
la de las urnas Que penetra por los pasos orientales del Pirineo, admltiendo el a. que con estas invasiones es posible llegaran elementos llgures, revalorizando ast antiguas opIniones. Grupo~ de los tumulos se
aslen~qn en Castilla y Aragón y grupos de las urnas en Catalui\a. Los
primeros tienen tipos cerámicos que recuerdan los lusaclanos y los segundos tienen su correlación con las urna~ suizas del Hallstatt B, luego
las espai'l.olas han de ser coeta.neas y posteriores, El grupo catalán es,
tal vez. más reciente Que el occidental.
Uacla el 650 comlenza nuestra Edad del Hierro, comprendIendO dOS
momentos. el 1 del 650 al 350, y el n del 350 al Naclmlento de CrlSt..••
subdividiéndose a su vez en dos ramas: la céltica y la ibérica. El "HIerro
Céltico 1" desarróllase en La Meseta y puede considerarse como su ca-
4.l4-
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BIBLlOGRAFIA
31
racterfstlca el puñal de antenas; tiene cerámica decorada en rel1cve
(elemento ~ste casi permanente desde la cultura hispano-mauritana),
decora sus hierros con nielados y tiene rlqulsima orfebrerla. El "HIel'!"o
1 lberlzante" se cl\racterlza porque en un ambiente fundamentalmente
céltico recibe elementos mediterráneos. No puede hablarse de cultura
Ibérica en la Edad del Hierro r, dice Martinez Santa Ola11a y si sólo Il:)erlzante o sea claslclzante del Hierro celtlco, En el "Hierro U Ibérico"
compréndense subperlodos, el primero (desde el 350 a la conquista romana) con cerámica pintada geométrica a la manera plinlca, Iniciándose hacia nnes del periodo la escultura en piedra; en el segundo (de la
conquista romana a Augusto) se da el momento de apogeo de la cultura
Ibérica, la mayor parte de la escultura, vasos bellamente decorados con
figuras humanas y zoomorfas, separándose con ello de las clasificaciones tradicionales para la cultura Ibérica. El "Hierro céltico ll" $e desarrolla a base de perv!venclas de la cultura Hallstáttlca retardada y con
la llegada de los brltones, hacia el 250, entran nuevos elementos correspondientes a La Tene B. Este "Hierro céltico U" puede subdividirse en
varios periodos a su vez: del 350 al 250; del 250 al 133; del 133 al Nacimiento de Cristo y del Nacimiento de Cristo a los F1avlos.
El trabajo que hemos resenalo, como Indica el autor, es un Esquema
y por tanto en él no se prOfundiza en los problemas expuestos, Es s610
un armazón, sob.r~ el Que construir, con nuevas concepciones, el ed1.ftclo
de nucstra prehistoria. Algunos puntos nos hubiera gustado ver más
ampliamente tratados, asl las cuestiones de los niveles del Parpalló, tan
fundamentales para nucstro paleollUco. Sin embargo, creemos que' en
algunas cuestiones se ha logrado un verdadera y fundamental avance;
por ejemplo, en la visión del neolltlco, aunque en otras, como la cuestión Ibérica, nos parece que todavia faltan elementos para poder negar
una cultura y etnia medlterré.neas frente a los otros grupds europeoldes
colindantes. En las cronologias celebramos ver como el autor se aparta
de las tradicionales fechas altas, tanto para el Neolitlco y Bronce como
para el Hierro, en el Que sltua, en momento avanzado, la noraclón cultural Ibérica, reforzando la tesis de fechas bajas para la cen\mlca Ibérica.
Hoy por hoy, el Esquema paletnológlco del Profesor Martlnez Santa
Olalla es lundamenal e indispensable y ha de servir de pauta, forzosamene, aun con las naturales discrepancias, segun criterios, para obtener una visión de conjunto de nuestra arqueologla prehistórica.
D. FLE:I'CHER
OARc:fA Y BELLlDO (A.).-"La Dam.a de Elche y el conjunto de
p ie-zas arqueológicas reingresadas en España en J94l". Ma,drld, 1943.
Una completa monogratla sobre las valiosas piezas vueltas a nuestra
Patria, anallzad'lS una a una, en si y en sus relaciones con otros materiales de nuestra arqueologla, ha llevado a cabO el eminente Profesor de
la UnlverS1dad de Madrid, Dr. Oarcia y Bellido.
Del total de los 37 objetos reintegrados en Espafia, siete son de tierras valencianas, lo que acrecienta para nosotros eL Interés del libro.
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415-
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•
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32
BIBLlOCRAFIA
Después de un breve preámbulo. en el que relata sucintamente el
proceso seguido hasta la consecución del Intercambio entre el Museo del
LÓuvre y nuestro Arqueológico Nacional, comIenza su estudio por la más
preciada joya de nuestro arte antiguo, La Dama de Elche, dando un
relato minucioso sobre las circunstancias de su hallazgo y expatriación
y las posteriores ~xr.avaclones que se han realizado (-o la zona de ' su
Invención; descrito el busto en todos sus detalles, hace el estudio
del rostro. tocado, collares. .fl.bula, estableciendo paralelismos extra e
Intrapenln~ulares y busca la colaboración de los textos clásicos, Que tan
bien conoce, para ILtentar datar la Dama. la Que conslderé.ndola digna
por su arte de ser del s. V, no cree. sin embargo, Que se aleje mucho del
s. II! a. C., oponiéndose nuevamente, como ya lo hizo en otra ocasión al
hablar del Esculapio de Ampurlas, a In opinión de Carpenter. Un resumen de su est.Jdlo sobre lo. Dama de Elche, ha publicado Garcla y
Bellido en la Revtsta de la Universidad de Mndrld, nI. ·pág. 91. ailo
1943, y sobre este tema dJó una conferencia en la Universidad de Valencia (v. Saltabl 11, pé.g. 64, afio 1944).
Lo~ otros (\bjetos de Elche aqul estudiados son. un fragmento de estatua representando un guerrero con ralcata, Que no puede ser anterior
a fines del s. V. siendo Qulzll ya del IV o m a. J. C.; un capitel de pilastra (1) cuya fecha no pasa del s. IV, siendo probablemente más reCiente, y finalmente un fragmento con volutas que no debe ascender más
al1a. del s. IV a. J. C.
De Osuna estudia 15 piezas, además de la mención sucinta de algunas
de igual procedencia Que todavla están en el Louvre. Destacan entre
las escwtur!ls reintegradas, la "auletrls", las damas con capa. los guerreros a pie y a ~ballo. las escenas circenses, etc .. todo un conjunt.o Que
el a. a naUza pit:za por pieza. concluyendo Que todos estos restos pertenecieron a un edificio conmemorativo levantado por César, Quien tomó
Osuna tras la batalla tie Mundo.: por tanto. su fecha serlo. el año 45
a. J . C.
De Redován estudia una cabeza humana ya mencionada por el autor
en otra publicación, en la que asignaba la data de hacia el 500 a. J. e.,
aunque ahora el propio a. cree Que pudiera ser má.s reciente. También
es de Redová.n una cabeza de grifo o Qulmera que por sus caracterlstlcas puede obedecer a corrientes artlsticas grecoorIentales de pleno s. VI,
pero la figura puede ser algo má.s reciente.
También de tierras valencianas, de Agost, estudia una esfinge, compan er~ de la cual es otra Que quedó en el Louvrc. Siguen modelos grtegOJ del s. VI, aunque la lecha en Espana debe suponerse algo má.s reciente. Como el grUa de Redován, es "uno de los "Incunables" de la escultura Ibérica", segUn frase del autor.
De la provincIa de Albacete, de El Salobral, son un fragmento de
rcUeve con e::t1nge, Quizá. de época romana republicana, y un sillar con
Inscripción 1~"lca. Igualmente de la misma provincia, del Llano de
Nuestra Seflora de la Consolación, es la Dama Sedente. semejante a la
lograda por Nieto en Verdolay. Es la misma actitud y el mismo sU16n de
un slnfln de figuras griegas. concretamente samlo-mUeslas de hacia
fines del s. VI, poco más o menos. La lecha real es primera mitad del
s. V o algo mlls tarde. Es una de las piezas mas Importantes de nuestra
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BtBlIOGRAFLA
ss
ph\stlca antJgua. Del mismo yac1m1ento es un trozo arquitectónico con
ornamentación de tipo jonio, que sigue prototipos de mediados del /j. VI.
Puede ser un'J de los tesUmonlos más antiguos entre los hallados hasta
ahora en Espafia. Finalmente, del mismo Llano procede el sátiro llhyphállco, del que tan detallado estudio hlzo ya en sus "Hallazgos griegos
de Espai\a", repitiendo ahora 10/j conceptos entonces vertidos, ya que
aquel estudio puede considerarse como definitivo. Es obra que no está
lejos de los últimos decenios del s. VI, siendo probablemente Importada.
Del celebénlmo Cerro de los Santos es una cabeza Cemenlna, unlca
representación de este yacl.mlento que ha Ingresado en n.uestro Musco
Arqueológico, procedente del Intercambio con el Louvre.
Las estelas de Tajo Montero (provincia de Sevilla) deben datarsc en
el s. 1I D.. J. C.
Del t.hymlalerlÓn de Calaceltc hace una breve descripción basada en
el estudio que de esta pieza ha hecho el Sr. Cabré, aceptando la lecha
de éste, o sea la primera mitad del s. V. a. J. C.
Finaliza E'l volumen con el e~tudl0 de la diadema de Rlvadeo, que
consIdera como joya de un régulo de un pueblo ath\ntlco peninsular de
los que hacian el comercio con las Islas Brlt1nlcas durante el Bronce.
final y durante la Edad del Hierro, pero el a. advierte que el atribuirlo
al Bronce no obliga a asignarle fecha remota, pues no hay duda Que la
cultura del N. O. usó formas y tipos del Bronce hasta épocas muy recientes. incluso hasta los comienzas de la romanización de estas comarcas, debiendo prolongarse, por tanto, para esta zona y para las Islas
Británicas, el ultimo periOdo del Bronce hasta el 500/ 400 a. J. C., coln\"ldiendo con lo postulado por los arqueólogos ingleses respecto a su patrIa; por nuestra parte creemos que esta perduración puede hacerse
extensiva a otras é.reas de nuestra Peninsula, donde en el elemento
autóctono perviven las manifestacIones del Bronce, modLficadas por las
aportaciones europeas y mediterráneas que muy tarde logran hace!'
cambiar las condiciones de vida y cultura indigenas, enralzadas en el
Bronce. La diadema es datada por el a. hacia el IV/III y aun quizá. bastante despuéS, es deelr, más cerca aún del comienzo de nuestra Era, Seria
creación de los "alblones" mencionados por PlIn10 en la comarca de RIvadeo, y teniendo en cuenta Que en el S. de Inglaterra hubo también
otros "albiones", se retuerza el parentesco entre los producto/j británicos
y la diadema, como ha setialado el a. a través de este apartado.
La obra de Garcla y BelUdo es lnteresante en grado sumo, por el
examen monográ.fico de las piezas, debiendo destacar los ncabadOJl estudios sobre la Dama de Elche, los relleves de Osuna y In diadema de
Rlvadeo, en los cuales sigue una sólida y clara t.rayectorla. de deducciones basadas tanto en los textos como en la arqueologia, para llegar a
conclusiones de Indole definitiva.
Desde el punto de vista de la arqueologla valenciana, hemos de agradecerle su transcendental aportación sobre nuestra Incomparable Dama
de Elche y el estudio de las otras piezas levantinas mencionadas en este
libro.
La parte gráfica. tan cuidada como en todas las publicaciones del
Profesor Oarcla Bellido.
D. FLETCHER
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BEr:ltOGRAFL\.
HELENA (PHILIPPE).-"Les origines de Narbonne", - ToulouscPaTIs, 1937. 491 págs. y 292 ftgs.
La estrecha relación que los hallazgos de la comarcn de Narbona
guardan con Calalufia y Valencia. hace que la obra de HELENA sea lo
suficientementE' lnteresunte para Que demos notlcln . dt.' la. misma, haciéndolo brevemente, destacando algunos puntos de mAs Interés.
El capitulo l, titulado "Los tiempos anteriores a los mas antiguos testImonios escritos", comprende una visión general de culturas, razas,
fiora y fauna prehistóricos en su relación con los periodos geológiCOS,
dando noticias de las cavernas de Blze, de la Crouzade y de Fouzan, de
las que algunos materiales los ha conseguido el a. en excavaciones personales.
En el capitulo n, estudia el fin de la Edad de la Pledrn y la iniciación
del Bronce, sefialando Q.ue en los enterramJcntos eneolitlcoS, las cuevas
narbonenses ejercen el papel de asarlos, en los Q.ue deposItanse los huesos después de haber perdido el cadáver, en otro lugar, sus partes carnosas, por lo Q.ue frecuentemente el esqueleto no estil completo. Sugiere
• Helena la poslbUldad de Que la azuela de piedra pulimentad[\, podrla
-ser representación de la Tierra-Madre, por su forma de sexo femenino,
y a este respecto podemos recordar nosotros el importante hallazgo efectuado por Oiménez Reyna en "La PUeta" (v. AtlanUs XVI), que reforzarla la hipótesis de Helena, el cual, a base de sus excavaciones y observaciones, clasifica el eneoUUco en cinco periodos. Esta. clasLficaclón
es de suma importancia, por los muchos afios Que lleva excavando y
estudiando materiales de su comarca, pero en la nomenclatura utUizada
nos parece poco acertado englobar bajo el titulo genérico de EneoUUco
todas las tlpologlas desde el neoUtlco ala:; Lniclos del Hallstatt, pues
Induce a creer, erróneamente, Que no hubo elementos del Bronce, cuando
comprobamos que a partir de su Eneolltlco nI sefialo. dos tra1{!ctorlas,
la tradicional y otra con Lndustrla tlplca del Bronce.
En el capitulO m se aborda la cuestión de "La ~rlmera migración
céltica y la metalurgia del hJerro", subdividIendo, Helena, la primera
Edad del Hierro en tres periodOS: el primero, hasta fines del s. VIn, con
Mpos cerámicos semejantes a lOs calalanes de Ca'n MIssert y otros, para
los que Colominas y Boscb, ya en 1920, fijaron su apogeo en el 700 y el
fin en el 650 a. J. C. En el segundo grupo, escasea la ornamentación, correspondiendo a fines del vn y mediados del VI, y en el tercer grupo se
encuadran las grandes urnas y copas troncocón1cas sin ornamen tación,
paralelas a Glbrella y Anglés, y fecho.ndolo en 5egunda mitad del s. VI.
El hierro no llegarla a la Narbonenjie antes de fines del VIn, pero
con su aparición no desaparece la metalurgia del bronce, Que sigue utilizándose largo tiempo.
Al hablar de los habitantes de esta reglón. los más antiguos textos scfinJan la presencia de Ugures. Hecateo, a fines del VI, califica a Narbona como mercado -y ciudad céltica, aunQue reconociendo que sus habitantes, los Elysiques, son IIgures. La ciudad madre de Narbona seria
Ellela y estarla asentada en Montiaurés. Estuvo en relación estrecha
con un emporio situado entre ella y el mar, emporio denominado Naro
o Narbon. viviendo el uno para y por el otro.
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BIRLlOGRAFIA
"Las grandes InvasIones. Los Iberos, los celtas", es el tema del capitulo IV. Comienza oon una apreciación sobre el origen legendario de
Narbona, pero pasa de:;pués a la Historia. sel'ialando un nuevo movimiento céltico Que tendrla lugar hacia el 530, sIendo el desplazamIento
de una nación entera. atravesando Bélgica. adueilándose del Centro de
Franela y teniendo bajo una constante amenaza a los Elyslques. Otro
movimiento hay de Sur a Norte desde los albores del s. V, en el Que las
primeras oleadas de Iberos entran en la Narbonense. Los Ugures se retlrarlan a las alta:; mesetas del interior, quedando las feraces llanuras
en poder de los Iberos. El verso 586 de Avleno (el 588 de la ediciÓn
Schulten) lo rectifica Helena en: "erat "feracls" [no "feroels") maxlmum regnl capHt~. Menos de un siglo después de la. llegada de los iberos al Aude, hacia el 400, los celtas se lanzan a su vez a las llanuras del
bajo Lnnguedoc, Quedando Narbona en poder de los go.los. Con el paso
de Anlbal, en 218, comienza una nueva etapa, Inlclándo¡;e la Historia
clásica del Medlodla de Franela, cayendo bajo la férula romana, una vez
derrotados los cartagineses.
El capitulo V lleva por titulo "Narbona Ibérica y gala". Elycla se
mantendrla Independiente durante mucho tiempo. La acrópoUs está
constituida en terrazas escalonadas y los fondos de las habitaciones están excavados en la roca. El poblado de La Cayla tiene cerámicas áticas
del V y IV en el nivel superior, y fragmentos de hallstattlense en el
inferior. El de Enserune, emplazarnlento de la antigua Inselodunum,
del Que además de la acrópolis conocemos la necrópolis, la cual puede
dividirse en dos zonas: al Norte, las sepulturas más anUg!.las (s. V-IV),
con cerámicas de figuras rojas áticas o greco-Itallolas y valiQs pintados
geom(!trlcos Ib(!r!cos o celtizantes, protegidos por voluminosos fragmentos de dollum o ánfora; al Sur, la zona más reciente {s. m-O}, con tipos cerámicos de la costa catalana, buenas páteras helerustlcas.
BajO el titulo "La clvlltzaclón Indlgena en loS últimos siglos de Independencia", englóbanse los capltulos VI y vn, dedicando el primero al
aspecto espiritual y el segundo al material. Para Informarnos de las costumbres. carácer. etc., del pueblo Narbonense, se vale dI' los autores cláSiCOS que hablan, en general, de los pueblos galos. aplicando estas noticias a lOs habitantes del SE. de Francia, pues poco se dlrcrenclan, en el
concepto de Helena, de los demas habitantes de Francia.
En las monedas, sigue la clasificaclOn de HIll, aportando una nueva
hipótesis al prOblema de los "Longostaletes", nombre QU(' no cree IIC refiere a ningún pueblo. Interpretándolo como "conta~les publlcos" o representantes de los mercaderes.
Una cuestión de Interés en la arQueologla prehIstÓrica y que Helena
la da como resuelta, es la del arco. aceptandO Que fué conocido en la
Narbona de lo!! prlmeros sIglos a. J. C.. aduciendo, además de los testimonios arQueolOglcos, las citas de César y Estrabón. Esta cuestión tan
Interesante para nuestra arQueologla, ¡;entlmos no se ha.ya tratado más
ampliamente, Dues estamos en desacuerdo con su aflrmaclón, puesto
Que los arcos no se scftalan en nlngun yacimiento Ibérico ni del SE. de
Franela ni de Espafl.a, ni materialmente ni en la Innumerable serie de
vasijas pintadas IbérIcas. AsI, pues, hem~ de considerar Que en los primeros siglos a. J. C., el arco no era arma utlltzada por los pueblos lbé- 4 19 -
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BIBL10GRAFIA
ricos, y si las citas de César y Estrabón pueden aplicarse a pueblos de
estirpe celta, Igualmente hemos de reconocer Que :;u empleo debió ser
muy secundarlo, pues son escaslslmos los restos de supuestas puntas
de flecha en paises no Ibéricos. Queda, pues, en pie la IncOgnita de
cuándo se perdió la tradición del manejo del arco y por qué no se
readoptó tomándolo de otros pueblos Que lo utUlzarOD y mantuvIeron
contacto con los iberos.
Como elemento de cronologla, senala las muelas rotativas Que debieron adoptarse en el s. nr, estando prlmero el "catUus". provisto de
apéndices y después de muescas. anteriores a las muela:> rotativas son
las de vaivén, planas, tipo primitivo, Que encuadra hasta el s. IV: en el
lIT son planos, con los borde:> levantados, siendo a Hnes del m cuando
aparecen los circulares, que llegan hasta el n con apéndice:; y desde
fines del n y el 1 sin apéndices, no excluyéndose, sin embargo, la utilización de las de vaivén. Otro intento de clasificaciÓn se hace con los
fusalolas. Hasta fines del IV son de perfil dLscotdeo, cUlndrlco o carenado; en el ID y n son más altas, bitroncocÓnlcas, desapareciendo el
cono Inferior con la InvasiÓn romana. quedando simplemente en forma
cÓnica,
De todo es.te capitulo vn que ahora estamos resenando. lo que destaca por su Interés es la cerámica. Desde el siglo IV se introducen "dolIa", Que no aparecen ni en Espaiía n1 en el resto de Franela; algunos
llevan Inscripciones Ibéricas, poco legibles. Abunda la cerámica grosera,
a mano, y junto a ella la de pasta depurada, a torno. Hay otra cerámica
pintada con temas geométricos o florales. En los comienzos del siglo n
hay una cerámica con temas geométricos que presenta, segun el a., un
parentesco Innegable con la ceré.mlca del SE. de Espafia, princIpalmente Archena. A partir del Siglo III aparecen en la Narbonense certl.lnicas
IdéntIcas en pasta y forma a las de las estaciones Ibcrlzadas, pero no
espeelficamente Ibéricas, de Ampurlas y Costa Brava, Jo que hace suponer a Helena que desde el Ebro al Herault retna un fondo de clvUlzactón que ninguna Influencia exterior ha podido anlqullar.
De estas Infiuenclas externas, trata en el capitulo VIn. Acepta la
presencia de colonos cartagineses en las costas del Sureste francés, coincidiendo con la opinión de los arqueólogos que consideran Marsella fundada sobre una primitiva colonia cartaginesa. Las prlm'i!ra:; manUcstaclones del llamado arte ibérico, aparecen en contacto con cerdmh!a
áUca de Hguras negras de bello estilo y jÓnicas con largas ondulaciones
vinosas o IncIsas. SI estas cerdmlcas son realmente Ibéricas y si realmente también corresponden a. esta fecha, en man1f1.es~ oposiCión con
todos los hallazgos peninsulares de Levante y SE. de Espafia, tendriamas, por fuerza, que aceptar el camino de N. a. S., en lugar del que hasta
ahora se ha aceptado de S. a. N. para la ccrdlnica Ibérica. Sin embargo,
adelantamos que n1 las excavacIones de los "opplda" franceses ni las
clasificaciones de sus cerdmlcas, se han hecho con todo el rigor Que
fuera necesarIo para poder decir la última palabra a base de los mIsmos. Basándose en esta techa tan alta, Helena hace referencia a Parls
y Boch Gtmpera (nosotros af'ladimos el trabajo de l. Ballester, publicado recientemente por el Centro de Cultura Valenciana), quienes no dudan Que debe buscarse el origen del esUlo ornamental de los vasos Ibcri-
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BIELlOGRAPIA
cos, en la cerámica de Asia Menor y Grecia Arcaica, aunque algunos temas pueden ser autÓCtonos. Helena clasifica los escaslsimos fragmentos
con decoración floral como del siglo m, pero lOs vasos pintados, en forma
cada vez más degenerada, perduran hasta los primeros tiempos de la
conquista romana.
Con el capitulo IX. dedicado a la conquista romana y entrada rle
Narbona en la Historia, tennlna este importante trabajo, del que no
hemos hecho más que resenar, a grandes trazos, sus más destacados
puntos.
Hemos de reconocer el indiscutible mérito del trabajo de Helena, a
Quien debemos agradecer la presentación est,ructurada de todos 10/1 materlnles, pre y protohIstóricos de la Narbonense, junto a los cuales las
citas ch\sicas hacen revivir los tiempos pre-romanos de esta comarca,
dando amenidad e interés a la narración.
D.
FIGUERAS PACHECO
FL~CHER
(F.).-"Acra. Leuca. la. ciudad de Amílcar".
AUcante, 1932.
-LAFt.lENTE VIDA!.
(J.).-"Alicante en la antigüedad". Allcante,
1932.
FlGUEKAS PACHECO (F.l.-"La necrópolis ibcro-pimica dc Alicante". Anales Centro Cultura Valenciana, a. VI, núm. 15,
p:\g. 19. Valencia, 1933.
LAFUENTE VIDA!. {JJ._"Exca\'acioncs en la Albufereta de Alicante (antigua Lllcelltuml". Memoria de Excavaciones,
núm. general 12G, núm. 1 de J933. Madrid, 1934.
FIGUERAS PACHECO (FJ.-"Las piras funeralcs de La Albuferct:\
de AUcante". "Saitabi", núm. 7·8, pAg. 13. Vale.ncla., 1943.
VIDAL (G.l._"I,uccnlum de AlicanLe". "Saitabt", nÜm. 12, página 131. Valencia, H144.
Aunque por algunos eruditos espafioles, entre ellos nuestro Chabás,
ya se hablan situado Acm Leuca y Luccn tum en Alicante, sin embargo
esta IdenUftcaclón no habla merecido aceptación unánime. y as!, la aportación de F. P. al tema. poniéndolo al dla. presentada al IV C. 1 A. celebrado en Barcelona, mereció una réplica de Pierre Parls, Quien, sin negar
la posibilidad de Acra Lellc!\=AUcante. la dejaba en cuarentena, alegando la falta de datos arqueológIcos Que dilucidaran la cuestión, a pesar de
que de antiguo era conocida una lapida, en la que se hace referencia al
rlUnicIplo lucen tino, hallada en Alicante. Como consecuencia de la comunicación presentada y de la negativa. la ciudad alicantina tuvo el bello
gesto de emprender los trabajos necesarios para dejar resucl~n. la cues'tión, realizando una campana de excavaciones de resultados altamente
halagüefios.
En su "Acra Leuca", reproduce F. P. los puntos de vista que expuso
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BIBUOGRAFIA
en Barcelona, afiadlendo sucintamente los resultados arqueológicos de
la primera campaña de excavaciones, que reafirman sus opiniones.
Hace un estudio de las fuentes (DIodoro, Frontlno. Uvlo, SUto Itálico,
Nepote). exponiendo las conclusiones que de las mismas deduce. Acra
Leuca 'es nombre Que no lo dIeron los cartagineses, sino Que, sIendo griego, ha de ser forzosamente anterior a aquéllos, por tanto la reglón estaba
helenizada cuando las nuestes púnIcas llegaron a esta comarca. LIgada
Intlmamente con la situación de Acra Leuca está. la de HeUce, cuyo emplazamiento est.udla también F. P .. situándola, como tradicionalmente se
ha hecho, en Elche. Debemos aqul como IncIso. indicar nuestra. discrepancia con la locaUzaclón HeUce-Elche de la Sierra, que hace Garela
y Bellido en su "FenicIos y Cartagineses", pues la raZÓn principal que
aduce, o sea que Hellce debla estar en sltlo trio, puesto que parte del
ejército que la asediaba se retiró a Invernar a Acra Leuea, no nos parece
suficientemente decisiva, pues aun estando Hcllee en reglón de clima
Idéntico al de Acra Leuca, es natural que las tropas que Amllcar consideraba sobrantes en el asedio. se retiraran a los cual·teles que ya tenlan
establecidos y aconcUclonados de antiguo y no que prepararan unos nuevos. Junto a la cIudad cercada, mó'xlme cuando el mismo hecho de retirar tropas comprueba que el general cartaginés consideraba como Inminente la calda de la plaza sitiada.
Continuando con la rescfta del trabajo de F, p " su tercera parte es la
relación sucInta c1e los hallazgos logrados en las excavaciones de la Comisión Provincial, o sea el tema que más ampliamente trOlla L. V, en su
"Allcante en la Antigüedad", al que seguIdamente nos referimos.
AsI como F. p, se limita a situar Acca Leuca en AlIcante, sin determinar más. L. V. concreta la cucstlOn y senala la existencia de dos ciudades. una Acra Leuca en el Benacantll. lugar que por su elevación y caracterlstlcas naturales es más lógico que recibIera el nombre en cuestión.
y otra, en el actual "Tossal de Manlses''. que se llamarla Leukon. la Leukon TelJos. Que pasó a ser la Longuntlca romana, que no tlene nada que
ver con Guardamar, donde por algunos ha querido ser emplazada. Acm
Leuca desaparecerla en 195 a. J. C. con Catón, pero no asl la ciudad del
"Tosaal", donde encontrarlan refug io los habitantes de la destruida Acra
Leuca.
Después de estas apreciaciones de Indole geográftco~hlstÓrlco. habla
de tos resultados obtenidos en las excavacIones de la necrópoliS de "La
Albufel'eta" y en la ciudad del "Tossat".
En la primera las sepulturas aparecen sin regla ni orden, amontonándose unas sobre otras. pudiendo fecharse todas entre segunda mitad del
s. m y primera del TI a. J, C. Aunque aQul no distingue L. V. estratlgra!la alguna. en otro publtcaclón, de la que despu{:s hablaremos. ya. rectifica lo del amontonamiento y seftala dos niveles, cosa que con anteriorIdad hIzo F. P. en otro de sus trabajos, Que también veremos a continuación.
Entre los hallazgos. hay ent erramientos con los ajuares usuales, pero
con total ausencia de huesos, cosa Que ya observó Ballester Tormo
en su "Avance al estudio de la necrópolis Ibérica de la. Casa del Monte",
quien opina que se trata de ceremonias slmbOllcas en honor de algúll
fammar fallecido lejos de su tierra, pero a quien se le rinden las mismas
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BIBI..IOCRAFIA
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"honras flinebres que si hubiera muerto entre los suyos. Esta observación
y deducdón parece tenerla en cuenta el propio L. V., quien indica también esta posibilidad, aunque en su Memoria de Excavaciones no vuelve
a hncer, Inexplicablemente, mención a ésta cuestión.
Al hablar de las eXCavaciones en el "Tossal de ManJs~s", dice Que los
"ases Ibéricos con ornamentación de flora, fauna y hombres, llegarlan a
Lucentum en el s. 1 a. J. C., tal vez en época de Sertorlo, no debiendo
durar mucho tiempo porque se les superpone sin solución de continuidad
"la cerAmlca de barro rojo br1l1ante con relieves". Sobre esta Interesante
('lIcsUón volveremos oportunamente.
Sigue el folleto de L. V. mencionando dh·ersos hallazgos conocidos de
antiguo, romanos y posteriores, opinando que la destrucción de la. ciudad
del "Tossal de Manlses", o sea Lucentum, acaeció en el 409. lo más probable.
Las Uuslraclones de este opúsculo, son verdaderamente rata les e InutllIzablcs. Lástima que siendo las primeras noticias grAHcas que se nos
daban de los hallazgos alicantinos, no se hayan hecho las reproduct'h.' r:es más utilizables.
Como complcmento de su "Acra Leuca", F. P. dló una nota en 1933, en
la Que hace referencia a la primera campai'ia de excavncioncs, cuyos resultado!> ya eran conocidos por el lolleto de L. V.; pero F. P. distingue
dos niveles en la necrópolis. el Inferior del s. m a. J . C. y el superior del
S. n B.. J. C., y tal vez dentro del primero pudiera, todavla. set\nlarse una
subdivisión. Apnrte de esta novedad, la nota tiene el carActer de simple
Inrormaclón. habiéndola citado aQul porque en realidad forma como un
todo con la publicación suya y la de L. V., Que hemos mencionado anteriormente.
El mismo carActer completivo, pues se repiten todos los extremos tratados en los trabajos precedentes. tiene la mis amplia exposición que
hace L. V. en la Memoria de Excavaciones, publicada en 1934, en la que
hace historia de la cnmpaf'ía efectuada a expensas de la ciudad de AIIcant.c, se mencionan las fuentes literarias ya aportadas en los anteriores
folletos, y seguidamente se habla de la segunda campana de excavaciones, gracias a la cual se ha hecho acoplo de nuevos datos y observadones. entre las cualcs nos admira la tan suspicaz de Identificar una sepultura de hombre con la de un gran jefe Que pereció cuando el asalto de
C. Esclplón, deducción basada en el simple hecho de que el general romano saqueó las rescrvas de esparto de los cartagineses, y en la sepultura en cuestión aparecieron restos de cuerda de Idéntica material. Realmente es mucha suspicacia.
En la ciudad, debido al gran numero de niveles supprpuestos, Se hace
dificil la excavación, debiendo sacrificarse construcciones más rcclentes
para poder profundlznr en los estratos Inlerlores. En la monograrla en
cu(>st1ón se exponen los diversos niveles, asl como la sucesión de cerl\mlcaso Primero, prehistórica. negra o rojiza, siguiendo la negra nhumada.
la rOja o amarilla ordinaria y la griega. de época clásica, todo rUspcrso y
sin formar estrato: suceden los fragmentos cartagineses y contemporAneos con los de barniz negro brillante y figuras rojas. La époCa hispánica, tanto antes de la destrucción por Catón como la de la reconstrucción
poco antes de la de Sectario, se Indica por los vasos pintados, algunos
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BIBllOCRAFIA
fragmentos con conejos y lechuzas, sIendo de la primera campana otros
fragmentos con hombres, caballos, etc.; fueron hallados en estratos Que
el autor considera del s. l a. J. e., y sobre esta cerámica, sin solución de
continuIdad, cerámica de Acco y flnalmente la slglllata. A pesar de esta
relación Que hace L. V. (y Que más detalladamente nos hace F. P. en un
trabajo que analizamos en otra parte), no se apercibe de la transcendencIa de sus conclusiones y explica esta cerámica con figuras zoomorfas y humanas, en niveles del s. l. a. J, C.. suponiendo Que "ante' la invasIón cartaginesa algunos de los artistas helenIzados Que pintaron vasos tan notables como los de Elche y Archena, huyeron hacia el Interior,
desenvolviendo su arte por el Bajo Aragón y reglones próximas a Valencia, hasta llegar a las brlliantes rnanUestacloncs de Azalla y eaJacelte, o por el contrarIo, fueron atraldo:; al ACrlea por 108 dominadores", y
al terminar "la domInación cartagInesa hubo una Inmigración Ibérica
l¿cuá.ndo terminaremos con la manla de las Inmigraciones e Invasiones,
para expltcárnoslo todo?] Que trajo para la cerámica rormas casi olvidadas y adornos má.s artlsticos: "Queda a comprobar si la ciudad rut= reedificada hacia 138-136 a. J. e., y... si con los nuevos pobladores vinieron los
artista/> que pintaron en las vasijas figuras humanas, conejos, perros,
cabras, nores. con nuevo estuo que subsistió hasta ser reemplazado por
l()s vasos romanos de barro rojo brillante y el Uplco relieve saguntlno".
"Esta serlo., sin duda, la explicación de que el ml\s brillante arte Ibérico,
Que tuvo su origen en esta reglón y en Andalucla, no lo hayamos encontrado nO$Otros hasta el s. n a. J. C. en Leucon, con los vasos romanos
Inmediatamente encima, sin solución de continuidad". Como se ve, L. V.
retuerce las cosas para amoldarlas a la clas1flcaclón rle Bosch. Hoy, después de la clasiftcaclón cronológica que planteamos en 1940 (y Que según
parece por otros trabajos de L. V., este autor desconoce) y de los resultados obtenidos en nuestras excavaciones de Arehena, donde la cerámIca
tlplca de este yacimiento aparece con romana de época avanzada, es mucho más rácU explicarnos la exl,stencla de esta cerámica Ibérica, bellal1l(>nte decorada, en periodo romano.
Principalmente, por la comprobacIón de Que la cerAmlca Ibérica con
decoración floral y zoomorra, aparece en niveles romanos, es Interesante
esta monografla, que, como el folleto del mismo autor, peca de unas reproducciones, la mayorla de ellas Inservibles.
Nuevamente, tratando sobre la necrópolis, es una nota de F. P. en
"Saltabl", en donde se repiten las conclusiones conocidas y hace hincapié
o. que "hallazgo cierto de restos Imputables a la dominación romana no
se regIstró en nInguna de las 170 piras Que exploramos".
SIguiendo paso a paso a L. V" Gonzalo Vidal, también en "Saltabl",
nos da una pequefia nota sobre Lucentum, repitiendo punto por punto lo
Que el primero ya escribió sobre el particular. Sin embargo, hacemos
mención de este trabajo para completar la serie de publicaciones de tipo
general sobre Acra Leuca y Lucentum y los resultados de las excavaciones en "La Albufercta" y "Tossal de Manlses". En otro lugar hacemos
referencIa de los trabajos sobre determinados aspectos y conclusiones a
que han llegadO los excavadores de estos yacimientos.
D. FLETCHER VALLS
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BIBLlOGRAFlA
41
FIGUERAS PACHECO (F.l.-"Daios para la crOflolo·:ia. de la cerámica Ibérica". "Atlalltis", XV. Madrid, 1940.
RAMos F'OL(luts (AJ.-"Nuevas excavaciones en La Alcudia de
Elchc", "Corona de Estudios" de la
vol. r, pAgo 287. Madrid, 1941.
SOCo Esp. AIlt •• EL. V Ph.,
BEl.LlDO (AJ.-"Algunos problcmas de arte y cronologia
ibéricos". "Arc. Esp. Arqueo.... numo 50, pág. 78. Madrid, 1943.
GARctA
(AJ.-"lIaJlazgos cerámicos dc Elchc y algunas
considcracioncs sobre el origen de viertos tcmas". "Arc. E$1J.
Arqueo.", ninn. 52, pAgo 328. Madrid, 1943.
RAMOS FOLQUts
(J.)..-"EI tesoro de orfebreria de Santiago de la Ebpada
(Jaén)". "Arc. Esp. Arqueo.... pág. 343. Madrid, 1943.
CABRÉ
l.AFUENTE Vm.u.
{J.).-"Algunos datoli concretos dc la proyln-
cla de Alicante sobre el problema cronológiCtl de la cera-
mica ibérica". "Arc. Esp. Arqueo.", numo 54, pág. 68. Madrid. 1944.
Reunimos los anteriores trabajos en una nota por presentar todos
ellos un elemento común, el abordar el tema de lo. cronOlogla atribuible
a la cerá.mlea IbCrlca, y en los seis se aportan datos y conclusiones Que
rompen con la tradicional teoria de fechas altas. Seguidamente. correspondiendo a nuestro propósito de dar rá.plda noticia de los trabajOS que
recensionamos, exponemos los puntos má.s destacados de cada uno .de
ellos.
En el prImero, F. P. nos habla de la estraUgrafla del célebre "Tossal
de Monises", para el la ciudad de Acta Leuca. frente a la hipótesiS de
Lnfuente VldaJ (sobre las excavaciones alicantinas, véase en otro lugar
una amplia referencial.
Establece el a. 7 niveles; en el quinto, perteneciente a los últimos
tiempoS republ1canos y primeros del Imperio, con terminación probable
hacia el 180 despuéS de J. C. y momento de esplendor hacia Augusto,
hay cero'mlca IbérIca con figuras de hombres y animales. Y termina con
las siguientes conclusiones:
1.- En los estratos mAs antiguos NO se da nunca cerámica Ibérica
con decoración de Hora y fauna. La decoración geométrica aparece con
la cerémlca pünlca y campanlense, y
2.- La decoración de figuras humanas y animales aparece solamente
en las tierras someras y a veces en unión de la "terra slglllata".
Asi, pues, F. P. sólo nos da a conocer los estratos de la ciudad alicantina. dejando establecer consecuencias de lndole cronolÓgica a aquellos
que aborden este problema. Pero hemos de reconocer 10 valiosa de esta
aportaCión por los datos Que encIerra.
Otro trabajo, en el Que la parte fundamental es la exposición de nlve-
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BIBLIOGRAPIA
les, es el de R. F. En una de sus excavaciones en "La Alcudia", a Ma
profundidad medIa de 0'90, encontró piso firme. sobre el que surgió una
capa, de 2 a 6 eentImetros de espesor, de una sustancia bl::l.nQuecLna;
sobre ella una zona de carbones y cenizas que alcanza a veces 50 centímetros y que es donde se han hallado casi todos los objetos que menciona en su trabajo, entre los cuales hay cerá.ru.lca Ibérica con temas
geomcrlcos, volutas, hojas, flores, frutos, aves con alas extendidas. cabeza de caballo, mariposas; tamblen hay cerl1mlca campanlense, lucernas romanas y siete monedas romanas. Basá.ndose en ellas y en la abundancia de cerámica campanlensc y escasez de ' cerámlca griega (un solo
Iragmento), lanza la hipótesis. R. F" de que ItlS construcciones excavadas por él en este campai'ia, se utilizaron entre los s. m ala. J. C., ya
que la existencia de monedas Imperiales y "terra slglllata" la considera
cC?mo Cortuita, por alteración de niveles, lo que por nuestra parte no
crecm\)s sea necesario para Que puedan darse Juntos estos elementos con
la cerámica Ibérica.
También, pues, el trabajo de R. F., da cronologla baja, apoyando
nuestra teSls, que tiene un refuerzo extrnordlnnrlo con la opinión emitida por la prestigiosa firma de G. y B. en el trabajo que a continuación
. mencionamos.
Comienza el a. con el planteamiento de una etapa de escultura ibérica en madera. o etapa "xoá.nica", como él mismo la denomina. según se
desprende da la técnica de algunas esculturas en piedra, por lo que los
seudoarcalsmos se explicarlan por ser supervivencia estereotipada de
una técnica lei\os.'1., que quizá. coctá.neamente, seguia en uso al lado de la
labra en piedra, La "Dama de Elche" no debe ser superior al IV /IlI, aunque sus plegados, que no están en relación con la perrecclón del rostro,
puedan dar sensación de mayor vetustez. ya que recordarlan cosas de
dos siglos antes. Finalizado el estudio de la etapa "xoánlca", aborda el
a. otra cuestión de gran Interés como es la del arcalsmo y seudnarcalsmo
en la plástica ibérica, tratándolo con la maestrla de Quien domina plenamente el tema. En contra de lo que muchos alltores han opinado, sustenta la conclusión de Que los ojos nmlgdaloldes, cabellos rlgldOS o geométricos, pliegues angulosos, etc., no tienen nada Que ver con el arca.lsmo en la estatuarla ibérica, sIno Que corresponden a un seudoarcalsmo,
sugiriendo la probabll1dad de Que parle de las concomitancias seftaladas por los arqueólogos entl'e los bronces etruscos y los Ibéricos, no proceden de época remota. sino del establecimiento en España. de colonos
ltallotas venidos con los ejércitos romanos.
Pasando de la estatuarla a la cerámica, trata la cuestión cronológica
con toda amplitud. rechazando la tesis de Bosch, quien elaboró "un
cuadro que hoyes a todas luces Inadmisible". A su vez presenta una escala cronológica de fechas algo má.s bajas de las que dló el propio G. y
B. en otros dos trabaJos suyos ("Ausgrabungen In Spanlen", Berlln 1941,
y "El Hombre prehistórico y lo:; orlgenes de la Humanidad", Madrid
1941 ).
Como corroboración de sus asertos, estudia ampliamente el "Vaso de
los guerreros" de Liria, en el que las armas y ropajes son romanos, a
excepción de la Caleata; el escudo oblongo se parece más al del guerrero
de Mondragón (Vauc!use) de época de Augusto, que a los del relieve Ahe-
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BIBUOCRAFIA
nobarbus, de tiempo de César, en cuyo reHeve podrla. verse el paralelo
con los cascos de cimera del vaso lIrlano. Indumentaria y armas son de
la segunda mitad del siglo I a. J. C. En cuanto a la parte narrativa, cree
Que el vaso relata un episodio de una guerra civil, la cual sltua entre
bien entrado el sIglo 1. 3. J. C. y Augusto, epoca en la que Quedó toda la
penlnsula apaciguada. Por tanto, el acontecimiento narrado puede ser de
tIempos de Augusto o tal vcz de Sertorlo. Las observacIones de O. y B.
para reehar este vaso están muy bien llevadas. aun cuandO lo narrado
tal vez pudIera ser representación de una escena guerrera. sin correspondencIa real con ningún hecho de armas concreto.
El "amentum". representado en otros vasos de Urla. rue Introducido
en Levante por los romanos. opinión contrar ia a la de Ballester Tormo,
cxpueSltl. en su trabajo exclusIvamente dedicado a esta cuestión, primero
qu(> en nuestra blbllografla arqueológica trata este tema.
Finalmente. Junto a estas apreciaciones, señala aquellos datos. entre
los cuales están la ausencia de "terra slgUlata" y monedas Imperiales,
Que hablan en ravor de Que Liria dejó de existir hacia los tiempos de
Augusto o algo después, es decir hacia el cambio de Era, aproximadamente.
Después de la cerAmlca de LIria, hace el estudio de la de Elche.
reproduciendo en parte las manifestaciones hechas por AlbCrtlnl I.'n
sus "Foullles... ". que demuestran lo Inrundado de atribuir fechas altas a
las decoraciones ceramlcas de Elche. O. y B. da fin a su trabajo COIl una
sinopsis cronológica d(."l arte Ibérico, Que encuadra en tres periodos:
1.0 Mitad VI a último tercio m. Se abre la colonIzación focense y
cierra con los turbulentQS años de la conquista cartaginesa.
2,' Fines m y primer decenio de la Era. Se abre con la llegada romana y cierra con la paclft.caclón.
3. Mitad s. 1 después de J. C. y fin Imperio, hacia el 400.
En escultura, del primer grupo son el griro de RedovAn. esfinges de
Agost, qulza la "Dama Sedente" de Verdolay. La "Dama de Elche" que
debe recharse mis hacia el s. ID que hacia el V, Las obras de este primer grupo deben considerarse como de un arte "griego provincial". más
que un arte Ibérico IntluldO por el griego. Del segundo grupo son las figuras del Cerro de los Santos, bronces de Desp(!fiaperros. leones de RoJalcs
(a los cuales ya Fcrnández Avllcs les atribuyó esta data). la "Dama. ofereme" Que seria del fin de este perlado. segun indica el broche en forma
de T. Del tercer grupo. todo arte provincial romano; las figuras de barro
de La Serreta, pudieran ser en gran parte de este periodo.
En cerámica, del primer momento son las importaciones. del segundo
los vasos Archena, Oliva. Azalla, etc. (lo Que coincide con nuestro encuadramIento de estas cen\mlcas), puntualIzando G. y B. Que los vasos con
llores, pájaros. escenas narrativas, etc., de Liria. OUva, Azaila. Archena,
Elche, etc.. tal vez tengan su data más precisa en la segunda mitad del
s. la. J, C, y primeros lustros del sIguiente, por tanto cabalgando cronológicamente sobre el cambio de Era. Del tercer grupo, la "terra slglllata.",
desapareciendo la Ibérica y apareciendo la áeroma corriente.
Supone el autor Que el moUvo del esplendor de la cerámica Ib(!rlea
se debe a la desaparición de las lmportaclones, siendo entonces cuando
se hacen aQul los vasos bellamente decorados, Justlft.cando Igualmente el
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BISlIOGRAFIA
por qué no se produjo en Andalucla la cerámica fioral ni animal y humana, encontrando el motivo en la Intensa romanización, que explica
haya geométrica y falte la del tipo Archena, Elche, etc. No hubo tiempo
ni ocasión para que la primera diese lugar a la segunda. En el transcurso
del s. 1 a. J. C., la civilIzación romana habla penetra10 ya en la Bética
con suficiente lntensidad para matar todo brote tardlo de provl,nctallsmo
lndlgena.
El trabajo de O. y B. es de tal densidad de contenido, Que hace Imposible en una breve resei'ia como la presente el estudiarlo con la atención
y detenimiento que' requiere, ante todo por las aportaciones al conocImiento de la cultura Ibérica, pero creemos que caben objeciones y rectificaciones, algunas de las cuales las ha hecho el propio autor, como por
ejemplo la fecha atribuible a "La Dama de Elche", que en trabajos posterlore:; slttia en periodo más reciente. Pero a pcsar de las posibles obJeciones y rectificaciones Que puedan haccrse, y en todo Ubro hay posibilidad de hacerlas. no puede negarse que esta publicación de G. y B. es
un fundamental r efuerzo para la opinión de las cronologlas bajas en la
cultur a Ibérica.
Siguiendo con la rescfta dc trabajos dedicados a la cuestión cronológica, menclónaremos otra comunicación de R. F .. valloslslma por las novedades que aporta. Comienza su nota con un rapldlslmo bosquejo de las
opiniones vertidas sobre el tema, debiendo nosotros rectificar algunas
aprecIaciones: en primer término, ni Lafuentc Vldal ni Flgucras Pacheco. hasta el momento de la publicación de la nota de R. F .. han afirmado
que la cerámica Ibérica sea de los s. m y n, sino solamente que aparece
en los niveles fechables en estos siglos. creyendo el primero que tiene su
origen mucho antes, y no prejuzgando cl segundo nada sobre esta cuestión, Por otra parte, dice R. F.: "Recientemente F1etcher "sospecha"
para la cerámIca con figuras una data coincidente con la conquista romana de Levante". Fletcher, cuando dl6 a conocer su oplnl6n "recientemente" (un "recientemente" de tres anos antes que la publicación de
R. F.>. no "sospechaba" na.da, sino que decla concretamente: "Creemos"
que los niveles Ibéricos del oriente peninsular pueden comprenderse en
dos etapas cronológicas:
1."' Ultlmos momentos del s. IV a. J. C. a fines TII a. J. C. para aquellos niveles en que surgIera sola y exchlsivamentc ceré.mlca con decoración geométrIca.
2.· Fines del s. m a. J. C. atInes s. 1 a. J . C. o prlneiplos del s. 1 después de J. C. para aquellos niveles en Que. perdurando los temas geométricos, aparecen los motivos "Oorales y zoomorfos" (véase "Atlantls",
l.." XV. pé.g. 140, Madrid 1940). Queda, pues. con ello, bien concreto que
nosotros no Sf)spechamos, sino afirmamos.
El fin del introito de R. F. es una alusl6n a las conclusIones de G. y B.,
que hemos resefiado anteriormente, dedicando despues el r esto del trabajo con su habitual seguridad, prueba de lo metódico y cuidado de la:;
excavaciones, a la exposición de los nuevos descubrImIentos en las célebres tierras lllcltanas.
Los hallazgos Ibéricos se efectuaron con monedas acui'ladas en Cartagena y varios útiles de época romana. un as fechable entre 172/ 151,
otro de hacia comienzos del s. 1, otro del 90 a. J. C., una moneda de
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BIBLlOGRAFJA
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Juba n (25 a. J. C. a 23 d. J. C.), oscilandO por tanto los estratos entre
172 a. J. C. y 23 d. J. C. Unos fragmentos de "terra slglllata" salleron con
la cerámica IbétIca; asl, pues, puede ésta situarse, según R. F., entre los
S. 11 a. J. C. y 1 d. J. C., para los hallazgos Que reseaa en esta publlcaclón, la descripción de los cuales no la mencionamos puesto Que nuestro
interés, como ya hemos dicho, se circunscribe a estudiarlos desde el punto de vista cronológiCO, por lo Que continuamos nuestra resefia siguiendO
el orden de publlcaclón, citando el trabajo del benemérito investigador
D. Juan Cabré, Quien tantas muestras de su certera vislón de los problemas arQueológicos nos tiene dadas. En la presente monografla estudia un tesorUlo hallado en la proVincia de Jaén, en el cual los elementos
agrupados tienen diversas estirpes, unos posthallsttátlcos y otros claramente medltcrrlmeos, pero coincidentes todos, aproximadamente, I:!n
lo tardIo de la recha a atribuirles. En la descripción de estos materiales entra, necesariamente, en la cuestión de la cronologla, adntltlendo
Que la cerámica del tipo Elche-Archena pertenece a la segunda mitad
del s. ID o primera del n a. J. C.. manHestando su discrepancia con la
tesis de G. y B. Y R. F .. antes vistas, apoy¡\ndose en los hallazgos de
Archena y en Que la cerámica Ibérica del Bajo Afagón se desarrolla a
base de elementos decorativos Que proceden del grupo Elche-Archena
En este grupo dichos motlvos se encuentran en muy peQueño tamai'\o,
con una misión de segundo orden, pero al llegar a AzaUa, se representan en un grado muy evolucionado, como elemento primario. SI la ceramlca Ibérica mas antigua de Azalla con dichos temas ornamentales
pertenecen a fines del a. III o primeros del II a. J. C., no es lógico, se
pregunta. C., Que la de Elche con los referidos prototipos debe datarse
por lo menos de la segunda mitad del ro a. J. C.? A pesar de Que la localización cronológica de Cabré coincide con la nuestra, cosa Que celebramos infinito, puesto Que as! se revaloriza nuestro punto de vista, queremos hacer algunas objeciones a lo expuesto por el autor.
En primer término, basarse en los saQueos de Archena no nos parece
Que pueda conducir más Que a error. Sobre 10 Que proporciona Archcna,
la acrÓ"polls, excavada ya en dos campañas por San Valero y Fletcher,
podemos adelantar de momento que la cerdmlca "tlplca de Archena" salió en estrato normal con dutoras romanas, y en Archena, necrópolis. en
la zona Que llevamos excavada, no logramos más Que urnas de medianas dimensiones SIN motivos ornamentales tiplcos, acompanadas de cerám1ca campanlense con palmetas y otras vaaUas Que dl!icllmente pueden remontarse al IV a. J. C.
En segundo término, especular a base de temas ornamentales nos parece tan peligroso como buscar relaciones culturales e Invasiones a base
de toponlmlcos semejantes; ademas, no vemos la razón por la que forzosamente la ceramlca Ibérica haya tenido que It de Elche-Archena hacia
el Norte. SI en Elcf\e, Archena, Albutereta, etc .. comprObamos plenamente que las cerá.mlcas tlplcas están en contacto con la romanización y en
otros puntOs mas al Norte pudl~a comprobarse fehacientemente, alguna
vez, Que es anterior a la romanización, forzosamente tendrlamos Que variarle los rumbos Que caprichosamente se han atribuido a la expanSión
de la cerámIca Ibérica. Y con eUo no Queremos prejuzgar Que Azatla sea
mas antigua que el grupo del S. E., Sino dejar en cuarentena lo de las
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BidLlOGRAFIA
zonas de irradiación, puesto que la cuestión de la mayor antigüedad de
unos yacimientos ¡;obre otros la trataremos oportunamente, en lugar
apropiado.
Flnalmente, resefiamos el trabajo de L. V. La primera parte de este
trabajo, nos habla.de los' resultados de las excavaciones en el Molar
(Guardamar), necrópolis que fija como abandonada a raiz del tratado
romano-cartaglnés hacia el 348 a. J. C. (de ah! la Inexistencia de cerá·
mica tipo Elche-Archena).
El resto del trabajo se circunscribe a los hallazgos del "Tossal de Manlses" y "La Albufereta", repitiendo 108 conceptos vertidos en otras publicaciones del autor. Considera la necrópOlis al1cantlna como la de una
ciudad. mientras que la de "El. Molar" CS, en su conccpt.o, la de UD campamento, por abundar aqul las armas y aUl los ajuares de tipo doméstico. En "La Albufereta" sei'iala dos niveles, en el m(¡,s adelantado de Jos
cuales se encuentran dos monedas romanas y no hay tampoco vasijas
pintadas con hombres ni animales.
En el "Tossal", del fondo del estrato de los ultlmos tiempos de la RepubUca y primeros del ImperiO (según se desprende de las monedas). son
tiestos Ibéricos del tipo Elche-Archena; pinturas de hombres y animales.
~e tuvo Que atravesar otra capa de escombros de más de medio metro
para llegar a la cerámica de temas geométricos, o sea coincide plenamente con lo que hemos visto que dijo F. P.
Vuelve L. V. a reafirmarse, frente a la opinión de F. P., Que el "Tossal" no es Acra-Leuca, sino Que corresponderla a Leukon Teljos la Longuntica de los romanos; esta Leukon TelJos seria la tercera aldebuela
que fundaron los mass'aliotas cuando reedl1lcaron Hemeroskopeion y fundaron Alonal. Correspondan los restos a la ciudad que ~a. lo cierto es
que la necrópolis y la ciudad cartaginesa no pueden ser más allá del
230-231 a. J. C.. Y el fin del primer perlado de la necrópolis eRtá cuando
la ciudad fué ocupada en 209 por los romanos; al reorganizarse la vida
viene el segundo nivel de la necrópolls; se utilizó por gentes Que debieron venir con los romanos, pero Que hablan convivido con los cartagineses. En 216 se pasaron a los romanos muchas tropas cartaginesas. no
dudando que los pObladores de Lcukon Teljos tueron aquellos soldados.
El fin de la necrópolis entre fines m o primeros II a. J. C., COIl Catón;
se reedlficarla la ciudad con las guerras de Vldato (150-140) y tal vez
sean estas tierras de las dadas a sus tropas. No ulUlzaron la necrópOlis
por desconocerla. Tenlan un gran adelanto en la cerámica pintada, sabiendo pintar hombres y animales y grupos.
Hemos resefiado seis trabajos y los seis presentan la misma constante, rebajar la cronologla atribuida a la cerámica Ibérica; unos por los
resultados obtenidos en las excavaciones; otros. por el estudio de los materiales en sI. y aun la teoria menos modernizadora, la de Cabré, se sale
Igualmente de las fechas tradicionales, seilalando todos unas datas que
Quedan encuadradas en las que nosotros aportamos por primera vez.
frente a la tesis admitida hasta entonces.
Como final de toda esta extensa nota bibliográfica, resumimos sc~
damente las fechas sei'ialadas para la cerámica Ibérica fioral y zoomorfa,
cotejándolas con las nuestras y exponiéndolas segUn fecha de publicación:
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BIRLlOGRAFIA
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FLETCHER VALLS (año 1940): Fines s. III a. J. C a primeros del siglo 1 d. J. C.
FIGUERAS PACHECO (afio 1940) (en el mismo vol. Que el anterior ):
Ultimas tiempos republicanos y prlmero¡¡ del Imperio.
RAMOS FOLQOES (año 1941): SJglo n al I a. J. C.
GARCIA y BELUDO (1941 y 1943): Segunda mitad s. I a. J. C. a primeros lustros siglo 1 d. J. C.
CABRE AGUIW (año 1943): Segunda mitad m a. J. C. o prImerOS del
sIglo n a. J. C.
LAFUENTE VIDAL (aflo 1944): Mediados siglo II a. J. C. a tlpoca
Imperial.
D. FLETCHER VALLS
LEISNEa. (GEORG y VERA).-"Dle l\tegalith graeber der J berisch en
Hal bin::¡el. Erstcr Tei1: Der Siiden". 2. vals., uno de \.exto y
otro de lAmtnas. Tomo 17 dc Ins publicaciones de la Roe·
m/.sch- Germa71lsch KommlsSfon der Deulsclten Archaeologischen InstitlltS Z1t Franklurl. BerHn, W. de Gruyter. 1943.
Estamos frente a una obra formidable en la Que por fin ven~os publicados parte de los riquísimos materlale~ de Slrct y sistematizada una
buena parte de nuestra cultura megaUtlca. Pero ademas una publicación
perfecta, cuidada, un verdadero modelo, en una palabra.
y no podemos evitar, a la par Que felicitamos a los autores y les agradecemos su gran estuerzo, gratltud Que ha de extendetse a los edItores,
que expresemos la pena que nos produce el Que una obra como esta y
un trabajo de conjunto Que tanto interesaba a la ciencia espai1ola, no
haya podido salir de nuestros centros de estudio. No Quisiéramos aparecer "chauvtnlstas" con esta reflexión, sino unlcamente Incitar a los
colegas espafiolcs a un punto de meditación sobre lo que nos taita todavla alcanzar en cuanto a organlzac.lón de los estudios prehIsWrlcos y
moverlos a Que unidos no;\ esforcemos para Que 00 tengamos que pasar de nuevo por el trance de que deban venir de fuera a estudiar los
materiales Que nosotros tenemos a mano afios y afios. descuidados u
olvidados.
Del vasto conjunto de datos Que Le1sner recoge en su magna obra,
destacaremos algunos puntos Que nos parecen de mayor Interés.
Los varios tipos de tumbas son sincrónicos, pero se dls,tlnguen perfectamente las construcciones circulares y de cupula de las de planta con
trazado recto y sepulcro:; de corredor. De estas ultimas se puede trazar
una serie evolutiva: tumbas de planta recta o cámara trapezoidal y galerla; tumbas megal1ttcas de grandes piedras: tumbas de planta en esquina. Las de planta circular tienen las fases: tumbas con cámara redonda; tumbas de cámara de muros construidos con mamposterla:
tumbas de falsa cllpula. El primer tipo es más usado en el Occidente de
la Penlnsula, mientras el circular se da de preferencIa en el Sudeste. Los
sepulcros de corredor, de prererencla occidentales, son de camara cuadrada, trapeZOidal, poligonal o tienen larga galerla .
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4S
81BLIOGRAPIA
En cuanto a los perIodos de la cultura almeriense, Lelsner acepta, con
algunas modificaciones, el sistema de Slret. Sepulturas Indlvldual"s y
colectivas son sincrónicas, aunque presentan dllercnc1as como el hallarse
los ldolos planos en las ultimas. Los sUos de CarmaDa excavados por
Bonsor serian correspondientes a las tumbas de cupula de Almlzaraque
y otros. El vaso campaniforme no tendrla que ver nada con los grandes
monumentos megallUcQs y seria una. pieza de gentes que tendrian su
propio rito de Inhumación.
Leisner acepta plenamente la hipótesis de las relaciones de cultura
almeriense con el mundo egeo y el Egipto. a la vez que desde aQul se
extienden por Europa otros tipo!! como la puerta piedra agujereada.
Para la cronologla absoluta, Lelsncr encuentra apoyo en los paralelos
clch:\dlco-eglpclos. En este punto nos oCrecc nuevos datos que han de ser
bien acogidos por cuantos nos Interesamos por el problema de las relaciones entre España y el Egipto a partir del Neolitleo. Asl, encontramos
en sepulcros de Los Miliares reprOducciones votlvas f·n marnI de hachas
de forma egipcia; el vaso estrecho con agujeros y atado con cuerda en
forma de cruz, se sltüa entre los Imperios antiguo y medio. Las hachas
de combate de tipo egipcio son de lnterés extraordinario, ya Que pueden
recharse entre 2150 y 2080. Los Idolos planos se relacionan con los de
tradición neolltlca en el Egeo; los vasos pintados, con el final del Mlnfllco
Primitivo m. Otros elementos recuerdan el Badarlense (vaso doble cónico, peines de marfil, sandalias, etc.). En otros lugares hemos Insbtldo
en paralelos semejantes y para el Badarlense y aun para. el TaSiense,
o[rece el Levante espaf'lol claros motivos de relación. El hacha larga y
estrecha de cobre de Los Mlllares tiene sus paralelo:; en la U ciudad de
Troya; un cuchillo de cobre, los tiene en la dlnastla XII. Los paralelos
con Slcllla y Cerdef'la (Anghelu Ruju) Indican fechas llgeramente posterIores. Un paralelo del sp.pulcro 24 de Los Miliares con Egipto, no:; lleva
al afto 1800. Asi se obtiene una cronologla moderada que nos parece muy
aceptable, con comIenzo de Los MUlares antes del 2000, por lo menos el
2200. Cuando Lelsner publique sus conclusiones respecto de los dólmenes portugueses, cuya publicación está ahora preparando y que esperamos con afán, seguramente resultarán mds claras sus conclu:-;lones cronológicas, sobre todo el conjunto de la cultura meridional y occl1ental
de la Península en el Eneolltlco.
Un reparo bemos de hacer a la recopllaclón de Lelsner. Todavla Incluye como sepulcros de cúpula los citados por Vllanova y Plera (del que
s~ recogen también los datos de sepulcros megallUcos en la prOvincIa
de Teruel y de Blcorp) en Olleria ("Castellet del Porquet") y Ayelo de
Maltcrlt. Claro es que debido a las circunstancIas no ha llegado a manos de Lelsner el estudio de Isidro Ballester ("El Castellet del Porquet".
n." 1 de los trabajos sueltos del ServIcio de Investigación Prehl¡¡t6rica,
Valencia, 1937), en el que creemos queda definitivamente descartarla la
afirmación de VUanova y Plera. La cultura megalltlca Sigue excluida del
Levante, desde la provincia de MurcIa hasta el l.Jobregat, y no parece
que esta afirmacIón pueda ser U.cllmente recUficada.
TermInemos expresando nuestra admiración por el esCuerzo que la
magna obra que comentamos representa.
L. PERICOT
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432-
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BJilLJOGRAFIA
BIlEUIL (H.)-"r.es peintures rupestres schematiqtles de la Pénin-
stlle lbériq;.¡e". 4 tomos en rol. publicados por la Fundatlón
Slnger-PolIgnac. París. 1. Al Norte del Tajo. 1933.-l!. Cuenca del G~adlana. 1933.-m. Sierra Morena, 1933,-J:V. Sudeste y Este de EspaBa, 1935.
S~ trata de una obra magnlflca en que no se ha escatlm!l.do detalle
para Que la presentación fuera suntuosa y cont;.¡v!era todas las reproducciones directas. en negro e en color. necesarias. Forma un corpus colosal
realizado con la maestrla a Que nos tiene acostumbrados H. Breull y Que
nos hace desear algo parecIdo para el arte naturaUsta levantino. Lástima gmnde Que su autor no haya tenido ocasión de Incluir en la presente obra un capItulo ext enso sobre la clasiflcaclón. cronologla y poralelos de este arte eSQuemAtlco tan lleno de enigmas. El capitulo flnal, Que
dedl.:a t4 estos problemas, resulta hoy excesIvamente corto Y. creemos.
sujeto a revisIón en lo Que atafie a las relaciones con el arte levantino y
el azUlense. Los hallazgos del Parpa1l6 son utilizados para confinnar Que
en Levante se pintaba ya en el Paleolítico. y así se tiende a hacer muy
antiguo el arte esquema.Uco también, en lo que la ciencia espafiola disiente. Se admite por último para las fases más avanzadas de e~uema
tlsmo. una Influencia del otro extremo del MedlterrAneo. de EgIpto y del
AsIa Menor, esta última ejercida a través de Afrlca o por mar.
A nuestras comarcas interesa especialmente la descrIpción de las pInturas de la "Pefta escrita" de Tárbena (AlIcante), reproduciendo un
calco de J. J. Senent, algunas flguras esqúematicas de la Cueva de la
AraBa de Blcon:, las de Vlllar del Humo (Cuenca), otras del barranco
de Valltorta (CastellÓn) y sobre todo de las de Benlatjar. en la provincia
de ValencIa. Estas rueron descubiertas por el entusiasta Rafael Pardo,
a 2 kilómetros al SO. de dicha población del valle de AlbaIda. Se encuentran en dos abrigos; uno de ellos contuvo más de 50 figuras y el otro
mAs de 20. Breull reproduce . tambIén los calcos de J. J. Senent. VarIas
figuras humanas sugiere Que pudieran pertenecer al arte levantino. ExIsten signos pectiniformes y abundan los en herradura. SIn duda existen
otros ejemplr.res por descubrir todavla en nuestras sIerras.
L. P.
ÜBERMAlI:R (H.)-"Nouvelles études sur l'Art rUllestre du Levant
e.;¡pacnol", L'AlIth.Qpologfe, t. 47, 1937. pags. 477-498.
En este articulo. el profesor Obennaler, reitera sus puntos de vista
sobre la edad cuaternaria de las pInturas rupestres levanUnas. Traza
una Usta de especies anlmales representados en ellas; destaquemos
com/) establecido firmemente. según él, la presencia del alce en la cueva
Remlgla y del "Bos prlmlgenius". El estudio del Parpalló le lleva a la
conclusión de la analogla técnica de las obras de arte de la cueva de
Onndla con las rupestres levantinas, con lo Que éstas serIan en gran
parte del Solutrense, pero remontando al AurUlaclensc. Siendo el art.e
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433 -
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60
•
BJ8L1OGRAPIA
rupestre norteafricano posterior al PaleolItico, nuest.ro arte procede de
Francia. Durante el Aurl1iaclen$e, el cUma favorable tenia abierto el camino al Sur de la Peninsula, que Casares y Pileta jalonan con sus figuras de estilo cantábrico. En cambio, con el recrudecimiento de frlo del
Solutrense queda sólo abierta la. vla de la costa y por ella llegarlan de
Francia los solutrenses del Parpalló, los de Almerla y los magdalenienses de aquella. cueva. Entre el arte de Levante y el CantAbrlco hay grandes dIferencias de origen psicológico. Pero también hay paralelos. algunos de ellos nuevos, como las figuras antropomorfas con mAscaras anlmales del Barranco de Gasulla, parecidas a los antropomortos de Aqultanla, o al revés, infiltraciones en Francia de la manera de ciertas figuras levantinas.
Otro,s argumentos son reiteración de los empleados con anterioridad:
ambiente paleolltico, anterioridad a las estilizaciones azlllenses. deducciones de la superposición de figuras, etc. El arte levantino serIa un arte
del "hinterland" montaf\oso, que sólo recibe débiles Influencias del 50lutrense y del Magdalenlense, y Que en vez de terminar abruptamente
como el franco-cantibrlco, persiste degenerado. La magia seria también la razón de este arte, aunque sus obras contengan la Imagen del
• mundo de estos artistas e Incluso tal vez una. pAgina de su historia.
En otros lugares hemos presentado nuestras reservas a esta visión.
especialmente en el aspecto cronológico, Hoy dla. cuando la reacción
antipaleollttca se ha extendido tanto, nuestra propia vlslón del problema, a pesar de diferir de la del Dr. Obermaler, tiene todavla algún punto
de contacto con ella.
L. P.
BLANC (A. CJ-"Nuove manifestazloni di a r te paleolltlca. superiore nella Grolla RomaneUi in terra d'Otranlo". 'nr. ap. de
RendiconH della classe di Sciettu /tstche, MatematiChe e
Natural! de la Reale Accademla d'Italla, fa~. 8, serie vn,
vol. l, Roma, 1940.
Este trabajo es de excepcional Interés para nosotros, pues da a conocer varIas plaqultas de piedra grabadas de la famosa cueva de RomanellI, varIas de ellas con motivos geométricos Que pennlten compararlas con
nuestros hallazgos del ParpallÓ. El autor los relaciona. también con los
grafitos ornamentales geométricos de la Europa oriental. Seflala. también
la presencia de rnlcroburUes como prueba de la precocidad de la evolución cultural del PaleollUco final en el Sur de Italia en relación con otras
comarcas europeas.
Por nuestra parte, como hemos dicho en otro lugar, no aceptamos esta
precocidad. Arte geométrIco y mlcroburllcs aparecen ya en el Solutrense
del FarpaUó. Su presencia. en RomaneUl creemos Que prueba Que ambos
centros derivan de un foco común. que nosotros, por ahora, buscamos en
Arrlca. en el Capslense. que no seria, por lo tanto, tan moderno como se
ha querido suponer en los ultImos tiempos. Esperamos nuevos l1allazgo,s
de este tipo en Italla.
L. P.
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434-
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BIBLlOGRAflA
.1
BRE11IL (A.B8É HJ-"Quaranie ans de l'rehistoirc", Discurso presidencial pronunciado el 28 de Enero de 1937 en la Sociedad Prehls t 1rlca rran~sa, Bul!. de la Soco Preh. Fran1;al¡;e,
Le Mans, 1937, tir. o.p., 17 pá.gs.
Pocos sabios han jugado en el último medio siglo tanta Inftuencla en
su ciencia como el abate Breull en la Prehistoria europea. Por eUo, una
especie de autoblografta como la que comentamos viene a ser al mismo
tiempo un Indlce de t.odos los progresos, tan sorprendentes muchos de
ellos. realizados durante 40 años en el dominIo del Paleolltlco occidental.
Breull nos habla de sus primeros pasos en la Dord01'l.a. cuando en 1900
empezó a copiar ~as figuras de La Mouthe, de su primer vIaje a España
con Cartallhac, en 1902, para visitar Altam1ra, "con 900 Crancos en el bolsillo". y de los enormes horizontes Que se abrieron entonces. 700 dla¡; repart.ldos en 73 cuevas (32 de ellas en Espa.l1a). connesa Breull haber pasado en ellnLerlor de las cavernas. a la luz de su lámpara, copiando figuras. Un estudio paralelo de las obras del arte mobUlar le ha proporcionado una cantidad enorme de documentos que sólo en parte ha publicadO
de manera slscemá.t1ca.
OtrO gran campo de su actividad ha sido la estratlgrafla del Paleolltlco superior. en el que, tras no pocas polémicas. logró Imponer su criterio sobre el Aurl1'l.aclense y la división del Magdalentense. Respecto de
este. reconoce que sus periodos son Puntof; de reterencla y que el Mngdalenlense m de Cantabrla y el IV de los PlrlneO$ son probablemente contemporáneos del I-ll de la Charente y aun de yacimientos solutrenses
prolongados.
Sendos a¡,¡artados dedica a exponer su actividad en el estudio del arte
rupestre de la Espafia oriental desde el hallazgo, en 1908, del Calapat:'l.
por Cabré. y en el del arte neo-eneolltlco en rocas y megalitos. De éste
sei'l.ala la existencia de 267 rocas pintada¡; en Espa.i'l.a. En cuanto al arte
naturalista levantino. dice literalmente: "El estUo varia segUn la edad,
que está. nJada por el orden de superposición: partiendo de figuras muy
pequeñas, titubeando entre el esquematismo y el realismo, se eleva muy
nlto en este último, cayendo luego en una corrección banal, que se modifica gradualmente hacia un esquematismo progresivo. y por último completo, última capa pictórica en todos los lugares. En algunos abrigos en
que éste domina. yacImientos tardenolslenses muestran que el final de
'este arte se ha prolongado hasta el Mesolltlco, al cual algunos autores
espa.i'l.oles han Querido atrIbuirlo por completo. Pero hemos so¡;tenldo
Siempre que todo este arte, exceptuando su nnal, se desarrolló paralelamente a nuestro Paleolltico superior, por lo menos a partir de) Aurh\aclense superior; en cIecto, las cornamentas de los ciervos est:'l.n reproducidas con la misma perspectiva retorclda y algunas sUuetas de ciervos de
Mlnateda parecen calcados de los de La Pasiega. Por otra parte, un ciervo aurl1inclense superior de Sergeac (Labatut) se les asemeja Igualmente. La excavación del Parpalló (Valencia) ha venido a darnos la
razón con el descubrimiento de animales pintados y grabadOS en plaquetas, de estilo semejante, que van del Aurlñaclense superior al Mag~
dalenlense IV".
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435-
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52
BIBllOGRAFIA
Otro capitulo está dedicado al Paleolltico antiguo del Norte de Francia y de Inglaterra. De manera muy viva, Breull nos cuenta su colaboración de muchos afios con Commont, y cómo siguió sus estudios en el
Sorome y en el Sur de Inglaterra, que le llevaron a subir el AbbcvUllense
(ex-Chetense mal bautizado) al primer periodo Interglaciar, a distribuir
alternativamente las industrias de blinces y las Industrias dc lascas que
preceden y siguen a.. la 2.- y 3.- glaciación y son contemporáneas de
la 4,- con mezcla 3.chclensc, y a explicar por la sollftuX16n fenómenos
antes inexplicadOS.
Las terrazas del Gatana y el Paleolltlco del Sur de la Francia. siguió
como tema de trabajos a lo anterior. El Languedoclense, el Tayaclcnse
(etapa Que prepara, paralelamente al AChelense, el Musterlense). aparecen para hacer compaf'lla al Clactonlense. Por ultimo, hace referencia a sus viajes al Afrlca oriental y meridional y a sus dos viaJe:; a China para estudiar el sensacional yacimiento de Chu-Ku-TI ~n. donde descubrió la Industria en cuarzo y asta de ciervo del SlnantroPQ.
En un pé.rrafo final, BreuU, dedica un recuerdo a sus maestros, colaboradores, amigos y dlsclpulos, en frases llenas de perspicacia y emoción. Recuerda a Gabriel de Mort1llet, cuyas hipóte~ls tanto combatió y
le, lIama glorioso antecesor de todos nosotros, y sigue: "sin duda se equivocó, como nos ocurre a tocios, pero ha creado y sólo el Que no actóa no
crea y está al abrigo del error". Y más adelante dice: "ser a la vez audaz
y prudente. saber atreverse, pesar y perseverar. es lo Que conduce a la
parcela de verdad Que está en nuestra mano conquistar, Unir a un amor
Intenso de la verdad una conciencia humilde, dócil a la ensenanza de
los hechos, aplicada resueltamente a su análisis, reflexiva en su contemplación y meditación, resuelta en su defensa, pero acogedora de
toda sugestión sincera, desinteresada de cualquier otra perspectiva que
no sea la verdad y los medios de alcanzarla. Y con todo ello, lo Inftnltamente peQuel'ío de su obra aparece al Que piensa, pero el realizarla firmemente da ese Inefable gozo de aportar nuestro grano de arena a la.
obra humana y divina que, mJsteriosamente, se prosigue a través de
las generaciones".
Palabras sabias y luminosas Que desearíamos grabar en el ánimo de
los Que comienzan el arduo camino de la ciencia arqueológica.
Por otra. parte, podrlamos afiadir aún otros capltulos a este relato
de la actividad del prOfesor Breull, redactado en 1937, y Que prueban el
caré.cter incansable de este investigador. Las circunstancias de la guerra le llevaron a Portugal. y su estancia aUi ha producido una verdadera
revolución en el conocimiento del Paleol1t1co portugués. Después. ha residido varios aftas en el Sur de Afrlca, donde creemos se encuentra to·
davla, y esperamos con afán conocer los frutos de su actividad en una
tierra tan llena de problemas Interesantes.
No alargaremos esta ya larga recensión. Nos llmltaremOl> a desear
Que la Providencia conceda a(m l~ltgos afias de vida activa al maestro
de todos, seguros de Que nuevas sintcsis y sensacionales revelaciones no
dejarAn de acompañarlos.
L. PERICOT
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fll"2UQGRAPIA
63
(H.}-"I'robleme der Palaeollthischen Malerei Ostspaniens·'. Tlr ap. de Quarlaer, 1, Berlln, 1938.
OBERMAlElt
Se refiere el autor a las pinturas de La Oasulla. Reproduce el resultado
de los anállsts de fragmentos de plnturas de la Valltorta y de cantos del
Mas d'Azll. En las primeras no se ha podido encontrar huella del disolvente orgánico del color Que. sIn duda. se emplearla; en los últimos, se
comprueba la utilización de la sangre. La. conservación de pinturas al aire
libre. en condiciones tan desfavorables, se explica únicamente por $U fosilización. El estudio de la conservación de los colores en las pinturas levantinas y cantábricas ha sido acompañado de aná.llsls de petrólogos.
Termina el autor estudiando las condiciones de conservación de los frescos de Altamira y scflalando el grado de temperatura y humedad más
conveniente para los mismos.
L. P.
OBERl4A1ER (H,) -
"AJtstein'l:eitliche Justizpftcge". Tlr. ap. ae
PafdelU/ta, t. 1, 5, Lelpz1g, Noviembre 1939.
BasAndose sobre todo en las pinturas de la Cova Rem1gla. presenta
el autor la Interpretación de escenas de lucha entre guerreros en el arte
IcvanUno y concretamente dos posibles escenas de ejecución a flechazos.
Se trata, por tanto. de una de las representaciones más curiosas de este
arte con un carActer historicIsta tan marcado, Que parece superar al mágico Que sIempre se ha visto en aquéllas.
L. P.
ALMAGRO (M,)-"Excavaciones de Ampurlas: últimos hallazgos
y resultados". ArchWo Espatlol de Arqlteologfa, t. XVIII,
n.o 58, 1945, págs. 59-75, 16 flgs. y lAms.
La Importancia excepcional que la¡; excavacIones rt>nllzadas en la
vieja colonia griega. poseen para toda la Arijueologla "spaflola, expll=a
el afán con Que todos seguimos los sucesivos resultados que a1ll se obtienen. Todos hemos de felicitamos ta'mblén de que, gracias al tesó!!.
y actividad de Martln Almagro, tales excavaciones no sólo no hayan sufrido interrupcIón, sino que se han intenstftcado.
No Interesa ahora aqul hacer resaltar los nuevos hallazgos: palestra.
anfiteatro, puerta de la muralla, restos del muro IbérIco de Indica, etc.
En cambio, deseamos hacer resaltar, por el valor que tiene para la crono:ogla de toda la cerftmlca Ibérica, el resultado de algunos cortes muy
claros que M. Almagro ha podido estudiar con detalle. Es de especial
Intcrés el de la torre vlgla del SO. de la NeápoUII. En resumen, nos da la
siguiente suceSión de cerámicas:
Ei estrato Interior oCrece una cronOlogla segura gracias a los fragmentos de cerámica griega de figuras negras, los de cerámica jonia y
los de vasos grises con bandas de Uneas espirales traza·ia con pclne. tI-
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51
BrBLIOCRAFIA
pos todos ellos conocidos en Provenza. A su lado se presenta la cerAmka
fina a torno, de color rojizo o claro, sin decoraciÓn o con fajas rojas horizontales y llneas rojas entrecruzadas. Estos ultimas son callílcados de
Ibéricos por el autor. AdemAs, se hallan conjuntamente los restos de la
ceramIca Indlgena, a mano, sin decorar o con cordones o rayado pectiniforme y que debe pertener al conjunto de cerámico hallstAttlca de la
reglón,
Otro estrato superior, puede ser de alrededor del afio 500 a. J, C" con
vasitos de figuras negras y de figuras rojas, abundancia de cerámica llamada Jonia, que' Almagro supone ampurltana; lucernas arcaicas, fragmentos con tajas de color blanco. La cerAmlca a mano es mucho menos abundant.e Que antes,
Encima se extiende un estrato mAs revuelto, del siglo l Il, con cerAmica campan lana y cerámica Ibérica con los motivos geométricos corrientes,
De todo ello deduce M. Almagro Que lo Que se llamaba cerámica
pintada Jonia ha de considerarse de fabricación ampurltana y ~r el
prototipo la llamada cerAmlca Ibérica, Que asl nacerla en Ampurias,
empezando con los más sencillos motivos, La cerAmica ¡bérlca arrancarla asl del siglo VI, mientras los tipos Elche. Archena. Azalla y LtrlaOliva serIan. segun el autor, de fines de la conquista romana, aun(lue
luego afirma no ser prudente modernIzar demasiado aquel estilo cerámico. visto Que nunca aparece junto con la cerámica "slglllata".
En la aparición de la cerámica a mano de tradición hallstátttca en
Ampurlas y en otros poblados como el de "La Creueta", encuentra el
autor apoyo 11 su conocida tesis sobre el carácter céltico de la población
catalana de entonces y al error de Interpretar las citas Que nos hablan
de I beros incluso en el Sur de Franela, como prueba de un movimiento
étnIco de Sur a Norte.
Por nuestra parte diremos que ni no:; convencen las hlp6tesls de
modernización excesiva del fenÓmeno Ibérico, ni menos nos parece prudente suponer Que el nombre de Iberos designa precisamente a los cellas. Pero aQui no nos hemos propuesto sino divulgar los Interesantes
resultados de Almagro en Ampurlas, csperando de su reconocida activIdad que seguirá. en tales trabajos, que ojalA nos den luz definitiva sobre
cuestiones tan debatidas.
L. PERICOT
BIlEU'lL (HEN'RI).-"Vnll Nueva Alta mlra rrancesa. 1...'\ Caverna de
Laseallx en !\tontignae (Dordoña)". Actas y memorias de
la Sociedad ES1Utf1.ola d.e Anlropologfa, E'.nOOratfa 11 Prehtstoria.. T. XVI. cuads. m y IV. 1941. MadrId. PAgs. 349355 y lAms. de XXVI a XXXIX.
"La cueva de Lascaux". ArChiVo ESl1aflol de
ArqueOioOia, n.o 44.
t. XIV, 1940-41. Madrid. PAgs. 361-386 y
XXIV láms.
-
438-
[page-n-439]
BIBlIOGR .... FIA
PERlCOT (Ll1Is).-"Las nuevas pinturas rupestres de Lascaux cn
Montlgnac (Dordoña)". Atnpurlas, t. n. Barcelona. 1940,
pág. 167 y n lé.m,
LANTIER. (RAmorrol,-"La groUe de Lascaux a. MonUgnac", Revue Arch.éOlOílfque, t. xvn. 1941. Paris. Pé.g. 73 y n Ié.m.
a.
l\Tontignac".
Revue des B. A. de France, de Je M. E. N., n.o
Marzo 1943, pá.g. 76.
m, Febrero-
"La caverne de Lascaux
Las pinturas rupestres de Lascaux "testimonian un punto culminante
de la úUma expansión de la primera fase del a.rte del paleoUtlco superior", Para demostrar esta aflrmaclón. el autor se apoya en la tauna representada y en la comparación estllisUca. La. tauna está integrada por
caballos, bóvidos, ciervos y un rinoceronte lanudo, faltando el reno y el
mamut. La ausencia de este último es fácllmente explicable por ser un
animal esporádico dentro de la fauna postglaclar del medlodla francés.
En cuanto al reno, cree el autor que era animal conSiderado como "caza
de paso", es dedr. que se pedIa cazar a centenares durante las emigraciones a las reglones de la Aqultanla. donde Invernaba, por lo que 50brabn. toda magia para su captura. La taita de reno, pues, no es argamento para rebajar la edad de las pinturas de Lascaux. La tauna se corresponde con la de la estación de Pair-non-Palr (Glronde). bajo depósitos perlgordlenses.
En el estUo, domina la perspectiva torcida en la cuerna de los bóvidos
y en las astas de ciervo, cosa desconocida por el arte parietal magdalenlense, y aun del.solutrensc superior. También se representan de manera
torcl4a las pezunas que aparecen siempre de forma ovalada y hendidura
central.
Estas ultimas caracterlsUcas de estllo concuerdan con otras del arte
levantino espanol, pudit!ndose decir, por tanto, Que éste "no deriva del
arte solútreo-magdalenlense, sino del arte: perlgordlense-aqultano-cantábrtco".
Los caminos de penetración hacia Levante podrlan establecerse a
través de Castilla (Cueva de los Casares) o de Portbou. La zona levantina espaf\ola quedÓ aislada durante el solutrense por p.!ecto de la:; condiciones glacIales, Que al acentuarse hIcieron dltlcll el paso entre las dos
reglones, por las montanas o por las altas mesetas. Consecuencia de este
aislamiento fué la evolución por caminos propiO/> del arte levantino espafiol durante el solutrense y el magdalenlense.
Aunque el argumento es débil, podemos admitir como probable la
opinión de BreuU sobre la temprana edad de las pinturas de Lascaux. MAs
dlllcU es sostener el aislamiento del Levante espaflol durante parte de
la postglaclaclón y considerar al arte oriental de la Penlnsula como una
evolución del arte perlgordlense-aQultano-cantAbrlco dentro del marco
del paleoUUco superior. La cueva de los Casares puede entrar en relación con la cueva del Parpalló, respecto a calldades artlstlcas, pero trat-ar de establecer nexos a base de consideraciones estlltstlcas entre aQué-
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56
81DLlOCRAFIA
lla y el arte levantino, nos parece demasiado arbitrarlo. Las cuernas en
perspectiva torcIda y las pezutlas ovales, son carnctcrlsUcas de artes primitivos y podemos encontrarlas aún e n nuestros dlas en los dIbujos de
nuestros niños. Lo esencial en todo arte no es el estUo y la técnica, aunque no negamos su import.ancia, sino la concepción. y ésta nos prueba
que los artistas del Levante espafiol posclan un mundo ideológico distinto del de los artistas francocantábrlcos y, por lo tanto, una época dUerente y no paleoUtIca precisamente.
F. JORDA CERDA
CABRE AGUILÓ (JUAN).__ "La cueva de los Casares", Las Ciencias,
afio r, n,O4. Madrid. 1934. 7 págs. y II láms.
"Las Cuevas de Jos Casares y de la Uo",".
n.o 30. Madrid, 1934.
30 págs. y XXIV lAms.
Archivo EspalIoi de Arte y Arqtteologla,
"Cave Art 01 .some 30.000 years ago: a
\\'onderíul discovcry in Spain". TILe Illustrated London
Newa. May 25, 1935. 1.Ondon.
-
y
CABRE HERREltOS (MARÍA DE LA ENCARNACIÓN)
-"La Cueva de los Casares, Riba de Saelices, Guadalajara
(España). XVI Cotigrés Int ernatlonal d'Al1lhropologie. Bruxelles. 1935. 1936.
CABd (MABÍA DE LA ENCARNACIÓN). _ "Neu entdeckte Fel!smalereln a us der alten Stein",cit l\1iltelspal1iells". Die Umschau
b~ Wf3senschalt und Tech1&kk. 39 Jahrg. 1935. HeCt 40,
págs. 797-799. Frankfurt A. M.
En la discusión acerca. de la cronologla del arte parietal levantino,
la Cueva de los Casares es un Importante argumento que tiende a robustecer la opinl.ón de los Que crcen <¡ue dicho arte no es paralelo con
el francocantábrlco y si mucho mAs reciente.
Por su técnIca, los animales representados en los Casares pertenecen
3. etapas presolutrenses y solutrenses, sin que haya poSibilidad de encontrar relaciones con las etapas artlstlcas del magdalcniensc. La posiblUdad de establecer paralel1.smos con los grabados protosolutrenses de la
cueva del Parpalló. induce a creer. como hace el autor. que tales creaciones artlsUcas fueron producto de un mismo pueblo que hasta los comienzos del Magdaleniense desarrolló una misma cultura. Para Cabré, el arte
Levantino se debe a "otro pueblo, qutza. venido de ACrlca, de vIda e ideologia totalmente distinta, amante del dinamismo en las figuras y de las
verdaderas composiciones, en las Que Interviene muy a menudo el hombre", todo lo cual nos habla de otro tiempo y de otro clima.
Por nuestra parte, creemos con el autor Que una contemporaneidad
-
<40-
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57
BrBUOGRAFJA
entre el arte francocantabrIco de las cuevas y el levantino de los abrigos
al aire libre es completamente insostenible en la actualidad. Diversos
prehlstorladores, creyéndolo as!. han modernl.-.ado la cronología del arte
levantino, hacIéndolo aparecer durante el Mesolltlco. Restanos seflalar
que la opInión de la escuela espafiola (como recuerda en un reciente
articulo mi excelente compaftero JuUan San Valero) se habla siempre
incllnado por la mayor modernidad de las pInturas rupestre!; levantinas.
F. JORDA CERDA
POlteAR
(JUAN BAUTlSTA).-"La pintu ra rupestre de la Joquera".
Boletin de la Sociedad Casleltonellse de Crdtura, t. XIII ,
po.-
gina 228. Ca¡;tell6n, 1932.
" Pintures rupcs t r~s a l Barra ne de la
Gnsulla", en lbid., t. XV, cuad. VI, pAgo 343. Caste116n, 1934.
"Noves pln tu res rupestres a l terme
d'AJoes", en lbld., t. XVI, cuad. 1. pé.g. 30, y cuad. m, pagina 144. Castellón, 1935.
" Las da mas mesolHleas de Ares del
Maestre", en AtlanliS, t. XV, pé.g. 163. Madrid, 1940.
"Sobre las pin turas rupestres de Ares
del Maestre",
Cultllra, t.
(!It
Boletf" de la Soctedad Castellonense de
xvm, cuad. r, pago 15. Casle116n. 1943.
"El t razo por Imp resión dI recta y el
trazo cali grá fi co en el Arte ru pestre de Ares del Maestre",
en lbid., t. XVIII, cuad. ro, pé.g. 262. Caste1l6n, 1943 .
.
" Pin tu ras ru pestres a rra n cadas de
Cueva Remlgia", en lbid., t. XIX, cuad. 1, pé.g. 35. Caste116n, 1945.
"El valor expresivo d e las oblicu as en
el arte rupest re del Maestrazgo", lOIl lbid .. t. XX, cuad. J,
pAgo 7, Caste1l6n, 1944.
" Iconograffa n lpestre de la Gasulla y
Valltor ta", en lbid., t. XXI, cuad. IU, pago 145, Castellón.
1945.
La labor del pintor J. B. Porcar dentro del campo de los estudios prehistórIcos e:; ya lo suficientemente amplia para permitirnos poder en-
-
4.4.1-
[page-n-442]
68
BlR,-IOGRM'IA
tresacar de sus trabajos los referentes a estudios sobre las pinturas rupestres de Castellón. En todos ellos el autor se comporta como verdadero
artista profesional y pretende desentrafiar los aspectos técnicos y estéticos principalmente, sin desdeflar los puramente etnogré.ftcos. El entusiasmo y la afición del senar Porear hacia el arte de sus prehistóricos
colegas, se ha traducido en un nuevo método de copla e Interpretación
de los frescos de lo:; abrIgos levantinos, método que esperamos sea puesto
en práctIca por tOdos aquellos prchlstorlactores Que se interesen por los
problemas del arte rupestre.
En las pinturas rupestres estA clara, para el autor, la exlstencla de
dos tipos pictóricos. Uno de técnica precIosista, estA tU, realista, "arte
Imitativo anlmallsta" en el que "cada figura ha sido concebida dentro
de un contorno o perfil de trazo fino", a veces se empica. la pollcromla, modelando la figura por medio del dlrumlnado de claroscuro. El otro
tipo que tiende a la miniatura y en el que predomina la. figura humana
sobre la fauna, es de can\cter descriptivo e Impresionista, presentando
dos aspectos técnicos: el trazo por impresión directa y el caligráfico. En
éste se acusa la limpieza del trazo, el impulso mecAnlco y la tendencia
a la estlllzaclón. rasgos esenciales de la callgrafla. Las figuras de trazo
por Impresión directa fueror! pintadas con trazos sueltos de pincel, de
modo directo, sin preparar con anterioridad la silueta o contorno que
limita la cosa representada.
Junto a estos problemas técnicos se plantean otros de orden estético
y que rozan problemas de perspectiva. Considera el autor que en muchas pinturas rupestres pudo originarse la oblicuidad de sus figuras
debido a efectos técnicos o qulZ1\ a la posición Incómoda del artista respecto al lienzo de la pared. Pero una visión mAs profunda de este arte
revela el uso deliberado y constante de formas (eje descriptivo) y fugas
de posición oblIcua "para expresar en su arte una mayor vida", movimiento y dinamlcldad. La oblicuidad es, pues, una conquista estética y
segun buze a la Izquierda o a la derecha deduclrlamos la existencia de
pintores zurdos. Aserto este en el que no creemos por considerarlo demasiado problemAUco.
De gran valor etnográfico son las Iconografias de arte rupestre que
el autor ha empezado a publicar, ya que constituyen un Importante repertorio o temario de escenas de arte parietal.
Termlnamru esta nota uniendo nuestra voz a la de Parear en su
enérgica protesta por las pinturas rupestres arrancadas de La Cava
Remlgla. crimen artlstlco todav!a Impune, debido a la taIta de un control efectivo sobre toda clase de chamarileros, anticuarios y coleccionistas, Creemo~ de todo punto necesarias y urgenLes medidas para ev\t.ar
la desaparIción de nuestro valioso arte prehistórico.
F, JORDA CERDA
-'- 442 -
[page-n-443]
BIBLlOGRAFIA
.9
BEGOUEN (LE CoMTEI.-"De la rne n ulité spirltuaUste des premiers hornrnes". Academie des JetL% Floraux. Toulouse, 1943.
32 pa,s.
El trabajo Que comentamos constituye un excelente resumen de las
opiniones del autor respecto al can\cter utilitario de las actividades espirituales del hombre prehistórico. La tesis es vieja y el acierto del Conde
Begouen ha consistido en resumir en unas cuantas pAginas una serie de
hechos y observaciones con los Que le ha sido posible constru:r unos argumentos Que hacen muy sóHda su posición.
La Prehistoria no puede ser un simple Inventarlo de Instrumentos.
huesos y otroli restos. Que hay Que encuadrar cuidadosamente dentro de
etapas más o menos exactas. El hecho esencial Que separa a la Prehistoria de las demás ciencias, es la Intervención de la voluntad humana
en la elaboración de los hechos. Que son la base de su estudio; de ah!
la. necesidad de dar a nuestra ciencIa un contenido "histórico", y mejor
dlrlamos humano. del cual carece en la actualidad. Ochenta aflos de
Prehistoria deben permitirnos trazar una perspectiva de la vida humana
en sus comienzos y pro!undlzar en el mundo espiritual de los primeros
hombres. El culto a los muertos. las creencias mágicas, las Ideas de Justicia y organuación social. las creaciones artlsUcas. son todos aspectos
espirituales Que nos permiten adentrarnos en la mentalidad de la hu·
manldad primitiva. Lo Intere~nte del traba10 de Begouen es el reconocimiento de la existencia. de un mundo mé.glco. y aunque es verdad Que
lo hace de un modo implletto, no llega a deducir, como era natural esperar, la existencia de un pensamiento mé.g1co en el hombre, distinto dt'1
pensamiento lógico. Para nosotros. la existencia de practicas máglC'as.
ideas má.gicas, de un mundo maglCO, en fin. lleva necesariamente unida
la existencia de un pensamiento maglco, opinión sostenida por H. Kühll.
Interesante es la apreciación del autor re:>pecto a la cronologla del
arte levantino espafiol. Segun él. éste debe ser encuadrado dentro del
mcsolltico y a lo mAs dentro del az1llense. ya Que es consecuencia dI' tina
nueva actitud ante la vida como resultado de la revolución operada t'n
el mundo mesolltico. motivada por el advenimiento de ganaderos y agricultores. El arte !rancocantábrlco paleoUtlco. de un carácter marcadamente mágico. debe ser considerado como consecuencia necesaria d(:1
hombre cazador. El arte levantino espai'íol. producto de gentlls pata las
que la caza tiene un lugar secundario entre sus actividades. plp.rde sus
aspectos mágicos y se convierte en un "arte memorlallstf.¡",
El Intento del célebre prehlstorlador francés de perfilar la ment.l!!dad del hombre prehistórico. lo creemos altamente meritorio y digno de
ser tomado en consideración y continuado. Sólo as! la Prehistoria dejará
de ser un simple arsenal de litUes y datos, propios para excitar la pasión
del especlal1sta o del coleccionista. y pasara. a ocupaI el lugar Que le
corresponde dentro del campo de las Clenclas HiStóricas.
F. JORDA CERDA
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44.3-
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60
BIDLIOGRAF1A
GóMEZ MORENO (MANUEL)._"Las le n guas h ispán icas" , Discurso
de Ingreso en la Real Academia Espai'lola el 28 Junio de
1942, y, ampliado. en Bolelh, de la Universidad de Valladolid, t. XXVIII-XXX, 1941-42.
"La e~critura ibérica", Boletü, de la
R. Academia de la Historia, Madrid, 1943.
"Disgrcsioncs ¡I}éricas: escritura.
¡CUlOna". B oletht de la R. Academla ,te la Historia. Madrid,
1945.
A la sobria presentación y parquedad de extensIón, opone Oómez
Moreno. en estos trabajos, una. exposición tan castiza y ajustada y un
contenido tan compacto y sólido, Que hace menos que Imposible, en unas
sImples lineas, dar cuenta de las Importantes conclusiones que en los
mismos vierte. Aun reconociendo de antemano c¡;ta dltlcultad, nos creemos obUgados a dar noticia de estas publicaciones, ya que aúnan a su
Interés general, el especial de la constante mención y est.udio de materiales valencianos, de Alcoy, CasteUon, Mogento y, principalmente, Llrla,
en la Que las excavaciones efectuadas por el S. l. P., Que también realizó las de Mogente, han proporcionado tan rico caudal de lnscripcIones
Ibtrlcas.
DI' los trabajos Que encabezan estas Uneas, entresacamos SOlo algunos puntos, no precisamente los más fundamentales, en fuerza de la brevct!ad que ha de presidir estas notas.
El plomo de Alcoy está escrito en alfabeto Jónico, opinión mantenida
por G. M. desde siempr e, frente a los Que lo Juzgaban escrito en caracteres Ibéricos. En sus dos primeras monografias se IndIca el siglo V a. C.
como fecha de este plomo, aunque en la ultima se sef'¡ala. el s. VI , por lo
que nos preguntamos si es un error tipográfico o un cambio de criterio,
pues el a. no hace Indicación alguna a este respecto.
Divide la escritura en dos gr upos: l ." El tartcslco, Que debr.- tener su
entronque con lo cretense, siendo anterior al alfabeto C"nlclo y, desde
luego, a todos los europeos; cuándo y por quién se trajo es un enIgma,
aunque podrla pensarse en Cuertes relaciones comerciales o colonlzaclones tal vez en la E. del Cobre o algo posteriores. El ot.ro grupo lo cons.Utuye la escritura Ibérica del N. E. de la Penlnsula, originada a su vez
d<> la tartesia, que comenzarla hacia el s. 111 con las monedas de Arse
(Sagunto) y terminarla hacia los primeros tiempos del I mperio. En el
gruP9 tartesio hay Que Incluir los plomos de Mogente y Albaida. La dlferencla en la escritura también puede sefialarse entre los nombres propiOS y geográ.ftcos tartesios e ibéricos, aunque un "sacal Iscer" aparezca
en Cá.stulo, Alcoy, Mogente y Tarragona.
Busca el sentido de a1gunas palabras, agrupá.ndolas segun sus radicales. "Eglar" es frecuente en los vasos de Liria con temas de jinetes y
luchas. por lo Que habrla Que referirlo a la acción que representan las
pInturas. "Ban. ebao. ebanen", abunda. igualmente, haciendo pensar en
un "ben", con lo que se pondría en contacto el Ibérico con el semltlco y
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444-
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B18LIOGRAPIA
61
se pregunta G. M. "¿Será camino para resolver el problema?". De una
Ingeniosa observación, deduce Que el termino tndlgena para denominar
al lobo, seria "ltIr".
Fn cuanto al valor de los signos lo expuso en 1922 y lo amplió en 1925,
p~ro es ahora cuando detalladamente jus~lfica el por que de cada atribución, siendo una de sus grandes conquistas lo que el propio G. M. denomina "semlsUablsmo sistemático" (Que en la Meseta no se sigue por
cesvlrtuarse el valor de los signos. desdoblándose la vocal propia). En su
última monograría rectifica sus o.nterlores puntos de vista con respecto
a V que transcribe por m: y paro. "tu" al Que ahora le da el valor de "te"
(rrente a la antigua opinión, hoy abandonada, de D. Plo Beltrán). AdmlUéndose, con O. M .. el valor rrlcatlvo de la M, tendríamos lo. transcripción Xattabt. que coincide con la graCIa y pronunciación valenciana de
Xo.Uba.
Discrepamos en la lectura de algunes letreros de Liria
El contenido de estos tres opúsculos, cantera lnagotabl~ de sugercnClns y aciertos definitivos y fundamentales, asegura el éxito clentlllco y
el Interés con Que serán leidos por todos los que a estas actividades dedlquen sus preferencias.
D. FLETCHER VALLS
PORCAR (J, BJ, OBEJU,tALER (H.) y BREUIL (E.).-"Excavaclones
en la Cueva Remlgla (Castellón)", Junta Supertor del Tesoro Artfsl!Co. Secclóll de E.rcavacto7Ies. Mem. 13&, nÚ. II. 4
7
de 1934-35. Madrid, 1935. 97 pags., 15 figs. y LXXII láms.
Los autores han hecho con el magnifico material pictográfico de la
Cueva Remlgla un estudio seneUlo y profundo, tratando al mismo tiempo
de perfil3r el ambiente prehistórIco en que aquél rué producido.
El Sr. Porcar, de cuya demás obra nos ocupamos en otro lugar, ha
resuelto, a nuestro entender, importantes aspectos técnlco-<:stétlcos que
el arte rupestre ofrecia a los Investigadores, Para él, la falta de perspec~Iva en las representaciones pictóricas queda compensada por las lineas
oblicuas de ruga, cuya dirección determina el sentido de la composición,
las figuras se disponen de acuerdo con ellas y "la Inclinación de los con~untos aparentemente da término de prorundldad como en nuestro sistema de representación pletórica a la manera escenográfica". Los accidentes y rugosidades de la roca son aprovechados, excluyendo¡;e de este
modo la necesidad de un fondo pintado o paisaje sobre el Ciue destacasen
las figuras. Hay siempre en este arte un sentido de lo superior y de lo
inrerlor con relación a la figura central, revelándose este sentido en el
modo de componer: en las escenas movIdas, las figuras se disponen paralelas al eje de ruga; en las estAtlles. las cabezas o las plantas de las mismas se concentran con arreglo a una linea poligonal que seftala 13 alineacIón y la equidIstancia.
El Prof. Obermaler estudia la edad de las pinturas y su slgnlHca::'ón. Las considera propias del pa1eolltico superior. La debilidad de su
argumento es notarla, ya Que la existencia de antropomorfos en las
rep~esentaclones de lo. cueva Remigla, que segün él demostrarla el ea-
415 -
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62
Bl~LlOGRAF[A
rácter unitario de todo el arte rupestre espafiol, no puede implicar correspondencia cronológica con otras estaciones, tratándose de un fenómeno de semeje.nza, pero no de Identidad. El cará.cter mAglco del arte de
Cueva Rernlgla no es discutible, ya Que en ]90 raíz de todo arte se encuentran facetas méglcas.
El Abate Breu1l se circunscribe a exponer su vieja tesis de Que el arte
levantino espafiol enlaza "exclusivamente .. con el arte francocan tá.brlco
premagdalenlense y sobre todo con el aurU'laclense. De ello nos ocupamos
en otro lugar. En cuanto a las analoglas enlre el arte nrrlcano de Libia
y del Sahara con el levantino son acentuadlslmas y el problema estriba
en cómo Interpretar la dirección de las influencias. Para él hay un hecho dUerenclal y deno: que las pinturas Ubicas y saharianas proceden
en gran parte de poblaciones de pastores. cosa que no ocur re en Espafia.
Ser lo. posible. segUn el autor, una primera ¡nHuencia africana sobre la
Peninsula anterior a la Civilización pastoral sahariana. seguida de una
vuelta hacia el Atrlca antes de lo. misma Invasión pastoral, deduciéndose con ello una pr iorIdad del arte levantino con respecto al afrIcano,
opinión seguida por la mayorla de los prehlstorlndores.
F. JORDA CERDA
Las opiniones vertidas en los trabajos insertos en A R e H 1 V o se
habrán de estimar como juicios personaJes de Jos que Jos suscriben.
-
446 -
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ISSN 1989-508
1
BIBLIOGRAFíA
E n E:sta secci6n, dado el amplio período de tiempo que scp:ml
este tomo de ARCHIVO del :mtcrior, no hny posibilidad de incluir
una detenida referencia bibliogrMica de I:ls publicaciones todas relativas a Prehistoria aparecidas en tantos años. ni siquiera contrayéndonos a las principales, si no había de quedar desequilibrada 1:1
natural proporción entre las distintas secciones de la publicacióu.
Así. hemos tenido Que limitarnos ti cst:lblcccr un orden de prioridad cotre aquéllas; y lógico sed Que se dispong.1 dando preferencia, primeramente a las publicaciones Que se refieran concretamenle a Prehistoria o Etnografb valenciana, entendiéndose por tal la
relativa al antiguo Hcino de Valencia; luego, :1 aquellas otras ~on
ello muy relac ionadas; y, en último lugar, a los trabajos de mani·
fiesta interés general. Las referencias a publicaciones de los señores
componentes del S. I. P., que por rnzoncs fácilmente cvmprensi~
bies habían de limitarse a su mera enunciación, qucdan comprcndi~
das en las notas bibliogr:ílicas recogidas por K PI:! en su trabajo
¡(Actividades del S. J. P. -Exc:lvacioncs y exploraciones ... ».
Lamentamos mu)' de veras Que por las razones :mtcdichas hayan
quedado generalmcnle fuera de esta sección de bibliografín buen
número dc trabnjos estim:lbles sobrc tem:1S de ninguna o de escasa
relación con la p rehistoria valenciana; y es por dcm;Ís sensible haber tenido lJue prescindir de estudios eTÍlicos de import:1nlcs obr:ls
de interés general. Oc muy pocas dc éstas hemos podido dar, como
~e verá seguid:lmentc, la exposición detenida que su interés exigí:l.
-
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2
BISUOCRAF1A
MENGKIN (OswAUlL-"WeItgeschlchte der Steinzeit". Wlen, 1931.
En Prehistoria. como en toda ciencia, no pueden quedar como dl:'ftnltlvos tos conocimientos adquiridos, las clasificaciones establ~cldas, ni
las nomenclaturas aplicadas, pues las constantes aportaciones 11100111can puntos de vista y rebasan encaslllados, obligando a forzadas claSificaciones, o lo que es peor, dando origen a nuevas nomenclaturas para
aquellos materiales que presentan alguna variante de la lndust.rla tipo,
multlpllcandose asl los nombres hasta el Infinito y con ellos la dificultad
de comprensión de un cuadro general de la Prehistoria.
En este aran de divisiones y subdivisiones, clasificaciones y denominaciones locallstas. se ha llegado a un confusionismo tal, que forzosamente se Impone una termlnologla y simplificación, que eViten en lo posible este estado de cosas,
Entre los Intentos para conseguir ésto, tencmos el de Oswa!d
Menghin, del cual hablamos someramente 11 continuación, pues el hacer un estudio detenido de este libro, darla una extensión desproporcionada a esta nota; por ello daremps sucinta noticia, al'íadlendo algunos
cuadros Sinópticos y mapas para mayor claridad en la exposición Que
segUidamente hacemos .
. El Paleolitico, en la nueva visIón de Menghln, Queda dIVididO en:
1.°
2.°
ProtoUtico, y
M1oUtiCo,
comprendiendo el primero todas aquellas manIfestaciones humanas anteriores a Würm, y el segundo las posteriores a esta glaciación,
Ambos grupos quedan subdivididos a su vez en tres grandes clrculos
de cultura. subcllvlslón que juzgamos como uno de los mayores aciertos
de la obra y una de las mAs grandes conQuistas de la Prehistoria.
Oswald Menghln engloba. las Industrias atendiendo a sus caracteristlcas fundamentales, sin dejar de lado las tradIcionales denomInaciones geograficas, las cuales entendemos deben mantenerse, sin exageraciones ni chauvlnlsmos. como punto de referencia y comparación de
materiales, por lo que conslderamos debieran mencionarse con el apelativo "tipo" ("tipo" aurlt.aclense, "tipo" grlmaldlens':, etcJ, Que nlJs
ayudara a sel'íalar las semejanzas de nuevos materiales con las cosas ya
conocidas, sin prejuzgar ni lugar de origen ni procedencia de técnicas
y formas.
La aludida subdivisión de Menghln comprende:
1,° Cultura de las hojas' (KUngenkultur),
2,° Cultura de las hachas (Fau.stkeilkultur),
3,· Cultura del hueso (Knochenkultur) ,
Resumimos, por nuestra cuenta, en el siguiente gráfico la relación
entre las denominaciones tradicionales y estas tres formas culturales del
Protolftlco y Mlolftico.
- 386-
[page-n-387]
BIUUOCRAFIA
HOJAS .• • •.
\
I
Prechelense.
Cromerlense.
Levallolslense.
Musterlen~.
Atcr lense;
etc.
o
u
j
.."
Chalolsslense.
Chclense.
Acheulense.
Mlcoqulense;
etc.
HACHAS .. .
HlJESo..
···l
WlldkJrchll ;
etc.
O
"
...
"
"
"
Abrl-AUd1.
Aurlñaclense.
Solutrense.
Magdalenlense.
Swlderlense.
Zonkowerlano.
AzWense.
GrlmaldJense.
Capslense.
Kostlenskl;
~
~
O
HOJAS .....
..'"
,te.
Predmostlense.
Nezynlense.
Tumblenso.
Campli'iensc.
Asturlense;
etc.
S
~
",--1
HUESO.....
Schlglr.
Maglemos.
Kunda.
HaveI.
Primitiva cultura á.rUca.
Cerámica peine Norte Europa.
Cultura Angara.
-
387-
3
[page-n-388]
BIBlIOCRAPIA
El Neolitico se estudia bajo la denominación de
l." Protoneolftico.
2. 0 Mtxoneolftico.
El pr1mero, orientado con respecto a la domesticación, comprende:
a) Circulo de domesticación del cerdo y baCha cll1ndrlca (área Medlterrá.nea, Afrlca e lndla).
b) Circulo domesticación rumiantes cornüpetos y cerá.mlca con Impresiones (Asia Central, al N. de India, Anau 1).
e) Circulo domesticación équidos (Asia Central y Oobl).
Al propio tiempo Que se estudian estos clrculos y su difusión, se sefialan las áreas de las culturas de holas, huesos y hachas, en el denominado E]JimfoiÍtico de Menghln, o sea la pervlvencla del Mioutlco.
La segunda parte del Neolitlco, o sea el Mixoneolftico, abarca:
a) Culturas rurales ( DorJkultllr).
b) Culturas urbanas (Stadlkullur), y
c) Culturas de las estepas (SteppenkuUur ).
Como resumen de esa parte de su obra, damos un cuadro, basándonos en los agrupamIentos hechos por Mengbl.n:
Domesticación cerdo y hacha cilindricll (Mediterráneo, Africa,
India).
Domesticación rumIantes cornúpetos y cerámica incisa (Asia,
al Norte de la India) (AnIlU 1).
Domesticación de équidos (Asia Central, Oobl).
:;
O
CuLTURAS
RURALES
~
Z
Sesclo.
Dlmlnl.
Knossos.
Amrah.
Benl-Salame.
AlmlzaraQue.
Millares.
Cultura megalltlCa del Norte de Europa.
Cultura de las cuevas;
etc.
o
u
~
.
~
~
o
~
C~Tum ¡
(
Anau n-ID.
Susa.
u,.
~MN"
C~=~¡
ESTEPAS.
Troya.
CIcladas.
P,e y Dlnastlas lnlclales eglpelas:
etc.
Mar Negro.
Mar AraI.
Arabia.
Siria.
ACrlca oriental.
-388-
[page-n-389]
BIBLIOGRAFI..\
Seguidamente reproducimos el total de los mapas Que inserta Meo ·
ghin en su obra, para dar, supUendo explicaciones, unl\ !dea gráfica y
general de los puntos de vista del autor, con respecto al emplazamiento
de los clrculos culturales, áreas de dispersión, sincronismos, etc.
Ma.pa 1 ,rh;':~
~ hl&¡6n de lIS CUl fUIlIS en eJ PROTOLlTJCO.
:;.r :;............
....
E'I'I""iÓ
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del HUESO.
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[page-n-390]
BIS Ll OGRAFIA
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D!f~sión de las ~lIlrurl5 "'" d .\\.IOUIl'IC O ¡nlola! y me<.Üo.
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1_ E_ponsión del Orimaldiense.
2.- ESJ"InBió ... del Clpsienn
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el ,\\i/OLIT1CO I"lei.lr mc4;o.
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-
390-
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[page-n-391]
BIBLlQC RAPlA
Oi!u5l,s~
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~uhu...., en
E~pansi,sn .egur. y
el MIOL1T ICO ludio.
probable de l. cuhut:l del HU,E$O.
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Elrrlnll,s;¡ "'gura y problbk de la cuhur. de 11$ HACHAS.
1.
2.
9.
E.~pan$i6n
de 1. cullara n6r<'.icI de las HOJAS.
Expal1l>i,sn 110:1 ALiIi~lM'ie.
E'p"nsi6n in~iden,.l dt: la cultura Shabarak.
Expansi,sn r
r.mIHC1l~¡6n
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7
[page-n-392]
8
BIBLlOGRAPIA
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[page-n-393]
9
BIB l.lOGRAFI A
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l"Toblb!c C~pIln5ión de: la t;lJhuu domesticador. de ru",¡~mC8 , c p.irroloD«llllica .
E'l'ln.!liór. segura y !lf'ob,bl,; de la eulNrI dQ'ffi(:SlicldOl'~ dd ce:rOO. epil'Totoneol llicl.
Primlria eulwTI de las ctlepas.
I"rimul. "ullura de In ciud.d~ .
Cullu... liuric. de lE aldeas .
Cultura nil6,k. de 115 .. ldtu .
o..Iwr••iri, Ik las ,Ide...
~
(:ullufl norle·alrkanl de In Ildeu.
Q
CulfUTI ~dilerr'neo-OI'ienlll de 1L$ .Id.. as.
Cir.ulo I.-Zo.. de 1111 c"huru ClmpesinllS 1U'1nur i,s del
dudadln.. del J." mik:nio.
~.o
mileoio'r de 115 cullu r.. 'ecund lrias
CIrcu lo II._Zona de lu ,ul turas secur.dariu campesio.. del 3.0 miJell!io .
-
393 -
[page-n-394]
10
D:lu5ió~ de las cut!utUl en el .'l\IXONEOLITIOO fln.1 ¡JeT. mi1~nio 1, J. C.l
.r.l apa 6./h~~,
;..'-,/,,,'/,,,;.
111111 ',',1
BtBLIOGRAFlA
EXJlllllsió~ ae¡;ul'l 'J probable de If. C'UlIura del H UESO, c.llai:nial, lka.
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segun y probable de 1. cultura de lu HOJAS, oPSirnial!licl,
E.~p.nsiÓ~
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E~p4lnsioo
8C1:"rl '! probable
d~
la cul\\lll de lIS H,\C Ii AS, orBimkllillc •.
Expanai6!l ufU" y probable de la tullur. dOIl\C$llculorl o;k e<¡uido8,
EKI',.n8iÓn
~gu"
y
pro~b¡e (le
Eixpansión segur. y probable ..le 1.
o:uJll1r~
dom.:t-tlndor. del cerdo, cril't'Oloneolillc •.
Cullur. do: 1.1$ e61epu.
Culrnl'l cemro-asiit;"" de las tiudldes .
el/.Jlur. ,iurica de las dudades.
CulTUra ,,'e/jopott.mkl de 1m duda
..
CullUl'l indi.,. Ik lu ciudade$.
Cclhura
Ouhur.
Cultun
ClllllU'I.
Q.'¡I\lT1
epipr01oneollfica.
1. cuhu,.. dOrrK'$riOldor. de ,umllntea, e["iprotoneoHtlcl.
,iria "" las omdld«.
",editen:l"".,..,,';.. n'a! de In dudldes.
,iunca de las .¡.IeA.
n.me·arrk .... de 1u I'deu.
~"IIropora occidem.a¡ dé las IIdn.s.
Cuhura dlnubiua de las aldeas.
CuJn,ra nórdica el.!' 1.15 .lden. •
Pc$ble (.ullun ;"die. de las ahku,
Circulo l.-Zona de 11 cultun &eclIno;!aria de In eiudadu.
Citl."lllO \l.-Zona de la cuhurl sec" .......i. de 11$ II.Kas.
[page-n-395]
B1BI..lOCRAP1A
Mapa
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7,-
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Oi lus;ó~ de lu QUltu,n del MtXONEOLtTlCO Hn.l e n Eutopl y [lr6xtmo Orlen!e (blda 2.000 '
Cubura del H UESO, opsimiolidc. (cuhura de la "",/inun de peine).
Cuhura u¡riQ-jr.~ de 1_ ule\"1l"
.,
Cuh" ... ¡oóD!Í<:fH.eplc,ne,lonal de tu «ceras.
Culrura r'ur;"" de tu elud.da.
•
(),¡hW".
•
...
muol'""'m¡",, de lu ciudadu.
Oullura riri. ~ las cudl
•
V
Otlcura enedieerrfneo'u,ienlll de 118 dL>Óldes.
Cultura e!uti,"", de :. ~ aldcn.
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Z
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11
C" lmn oorrc·.lriolna de 11$ aldeas.
c..,h ura cu'<>1*" ocddene.l de 1 al&'5 .
..
CulTura ILInubtana de ~ .Idt:u.
Cultura ~6rdiu de lu .ldeu.
-
395 -
J. c:
1
[page-n-396]
12
BIBLlOGRAFIA
En el capitulo VII relaciona Menghln los resultadl"S de IILS Investigaciones etnográfico-lingUisticas con la Pnlcoarqucologla. scflalando las
culturas plgmoldea, tasmanlana, australolde y esquimal en el grupo de
los elementales, que se corresponden con su Protollltco, Indicando los
paralelismos con las culturas del hueso, hojas y hachas. En el grupo de
las culturas derivadas. distingue :
a) Antigua (cultura totemlsta, antigua cultura agrlcola, cultura
domestlcadora de ganado), equival ente n su MioUUcQ.
b) Media (moderna cultura agrlcola, cunura de pastore" cultura de
Jinetes), Igual a su Pro toneolfttco, y
e) Final (cultura campesina o rural. cultura urbana o de los sellores. cultura de pastores guerreros o de la estepa), comparada con su
!tft.I'oneoUtfco,
Estas claslficaciones quedan resumidas en el slgui('ntc cuadro:
P,RIM ITlVA
OULTURA
OU LTURA
BASE
hs~ INICIAL
I
-
I
OU lT UIU
PIGMOlDf..\
(cultur. de II mldera)
CU LTURA
OAS'
h SI I\\ BOIA
1
OULTURA
BASe
FA S~
RI!(;IIJ
I
ESQUI,Ml
I
(euhurA del hut,ol
TA..""ANIOS
(ellhur. do boju)
I
I
I
CU LTURA
RAIZ
FAse INICIAL
¡I;:>ITIGUA CULTURA
DOMESTICADOIIA GANAI>O
(euhur. del hueso)
I
I
I
CULTURA
GANADERA
PASTORES
CULTURA DE PA5TORES, GUEIi'REROS
(1 OUl.TURA ESTEPA
I
I
ANTIGUA LlTURA)
A.GRICOLA
MloLlnco
kuhur. di hleh.51 )
'-
CULTU RA fin HUESO
~ULTURA)
MODBItNA
AGRICOLA
HACHA CILINUIIICA
TUJ
CUL
o
01:: LOS SI::""ORES
-
I
CULTUR. 1>8 HOJAS
o
o
SERI! ESQUL\UL
DoMESTlCAOOIIA GAl"ADO
SUI! TAS.\\ANIA
TOl'LloIISU
-
;j~O -
) I"lrOToNEoLlnco
I
I
I
~
CUL T UR'A URBANA
-
AUSTR.\LOIDES
Icuhu r. dO b.cbll.$J
I
CULT UR A JINETES
DOIJIIESTlOAI>OMES
I)~ CUALLOS
II
CULTURA
RAIZ
FASE FINAL
I
,
I
TOTElo\IlSMO
(tuhura do bojul
I
I
CULTURA
RAlZ
FASI M~fllA
PROTOLhlOO
o
RURA:L )
DE
-
--
)
CULTURA De HACHAS
o
SERII AUS~OIDE
Ao.troLA
MU,ONEOLIT\CO
[page-n-397]
818UOGRAP1A
]3
También dedIca su estudio, en parte, a los problemas sobre las razas humanas, resumiendo sus teorlas en un cuadro sinóptico, Que reproducimos:
PRIMER
Ho.'I\13R.E
EO.'l\ORFO
PIG.'l\EOS
(Cr¡mlldi, BO!Oquim , ele.)
P.RQ'To.'l\ORFO
ARC'TOrOoE
YAMAlNOIDE
YU[NOIO~
5IBEROI[)E
EUROPOICE
MElANOJ,[)E
Al'TOJOE
INOOIDE
(HeiJdel. Nelnd. el e. )
AR()U L'I\OR FO
\OIlne..1. ero",I,. eIC.)
ME'TAMORPO
,-
PAlAAJNGO IOE
-,
TURANOIOriE
NORDQJ[)E
lIAUROI[)E
~~
MIXo."ORi'Q
~~
~-
SERII EUROPU
5111111 'T.OI'!'CAL
SUIB
AAUICAtU
Naturalmente, en una obra revlslonlsta de todas las cuestiones de la
Prehistoria, se aborda la cuestión cronOlógIca, acordAndola con los estudios de las glaciacIones, considerando Menghin Que el deshielo se producirla en el Sur de Suecia hacia el 9.000 ó 10.000 a. J. O., debiendo recharse el fin del periodo glaciar de 4.000 a 5.000 a. J. O. El PrOloneolftico
se fecharla entre 6.000-5.000; el Mi.Toneolflfco se InIciarla en el 4.000 y
terminarla en el 2~OOO, comenzando la Edad del Bronce hacia el 1.900
a. J. O.
Reproducimos un cuadro sinóptico de Menghin, en el que se hace
el estudio comparativo de varias slncronlzaclones entre periodos glacIares y las Industrias paleollt.lcas, ampliando nosotros Que el sistema
de Wlegers. que Menghln Incluye en su tabla, puede verse más COIllpleto y con datos al dio., aun desde el punto de vista de las recientes
conclusiones cronológicas, en el vol. l , p. 107 de la HI~Lorla de Ooet\'..
-
397-
[page-n-398]
BI BL.IOCRAFIA
14
SlSTEM~
[)~
SISTEM~
CUATRO
OBER:.\AlER
BR'EUIL
ru: TRi¡."
GLACIAC10N!.S
GUCI!oCIONVI
1 PC:;~::IIV1
I--¡-------------¡------¡-------:~~==~
MIOLlTICO
,"UOLlTlCO
MIOLl'filCO
ESTADIO
"\USTERIENSE
WORM
MUSllE.RIF.NSE
TII.- EPOCA
SIRGeNSTEIN
.,\\EDIO y FIN.U.
!=l\hJ1'InlllRNSH fINU)
GU.CIAR
III ------------I------I----. , ---.--"' ",","--_, -,",, ., ".",-¡-----------------I~~~~~.:~.:.::I-------------"- .O , ----"E .O , - "--.
MUSTPH1ENSZ
I t!L(:I~L
(AlIobe-C.pelle 1,
Wuren hill)
ACUELf"SH FIN~l.
Mll;OQUIl-
8
.E
~
INTUOUCIAII
5
. 1--------1
~.
~
~
U>VAUOIS IV
LtVALL01S
(Monficrn)
IK'.rin.-Wild-
ACIIELEHSR
ESTAOIO
~"-------"------" i
MIC
DE \"C'Ef:.\1.AR
INICIAL
¡'\\USTtMlllllSr. INICIAL)
II.~
lNT!BR_
GL..\CIAR
LIlYALLOlS 1lI
Ll!.VALLO¡S
(Mu~hembled
1\1
.'I\On1;crei)
CULTUMA DE W.f!IMAH
o\\,GO¡). 11
(Mucllembled 1U
11.-
LIlYALLOTS II
BERCER
EPOCA
(AGIIEUNS8 FLN~L\
MICO<:! . I
\
CH!UI'ISa
DE MA'RKKLEE
(Cuyford, Nor.l¡fI~~I, .\\onl;.,res)
RlSS
ESTADIO
.\lomieres)
ESTAOIO
HUNDISBURG
GLACIAR
(
I..tVALLOIS
.\lINDEI.
"UCIII1U1/S1
RISS
(Horno
Heilderberg)
I NTE ROUCI~R
1
( = Meavinitnse)
ACIU(!.ENSE
¡
1 " 11
(Slurry)
!=AI':IIRLENSE ItlIG,AL)
ESTADIO
H A.LBERSTA1H
PREOHEUENSE
MINDEl
h
L
GONZ
GLACIAR
(=CII!t.ENSE)
CLACTON¡Sl'lS2
GONZ,\\I:->DEI.
l.er
lNTE!!.
l.- ErOCA GLACIA '
-1------------------------------/ ':;::;;::.
______ 1
____________________________"
I
I
HO:.\O
HEIU>EL8ERC
fOX-I-UI..JLIB.'1SE
398 -
PREG1..ACIAR
y
CIIOMERIEIISB
I---------¡
TERCIARIO
[page-n-399]
B1BLlOGRAF1A
15
En nuestro propósito de resumir lo fundamental de la obr:,¡. y puesto
Que entrar en detalles nos llevarla a e»tenslones desmedidas, renunciamos al am\lIsls de las múltiples cuestiones que trata MenghIn. aun de
aquellas que directamente afectan a nuestra Prehistoria. y nos limitamos n dar un cuadro, compendio de varios del autor, relativo a las
culturas paleol1tlcas de nuestra Penlnsula, y una sin tesis de su gran
cuadro sobre el neolitlco. del que entresacamos, Igualmente, sólo 10 referente a la Penlnsula Ibérica.
PERIoDO S
GEOLÓ GICOS
ALPINOS
GEOLOGI.-1.
ACTUAL
NORTE
DE ESPAR A
ASl1lJ.RIE."lSE
TAROENOlS1ENSE FlNAL
CENTRO Y SUR
DE ESPAÑA
TRANSICION DEL
IlJ.ERO.'t\AURITANO
AZIL!.E.NSE
ESTADIO
T.ARDENOISlP.NSE INICIAL
])1': {)AUN
A~ I LIENSH
.
ESTADIO
OE GSCHNITZ
AZIL!ENSE INICUL
TRANS1CION DEL .'t\ACDAL~NlhNSE
I!\~LE:-HENSE
F.sTAOIO
DE SUHL
s y 6
.\\AOOAuE.NIENSe 4 WIIU/ltOS)
MAGDAUENIENSE 3 tCAI.. TABMtA).
SOLUTRENSE 1,2 y 3
CAPSIENSE I'>IEO[O
( = I B~RO"'Au.nAso MUllOl
CAPSIBNSE lNICJA·L
AURI~AC~ENSE
WQRl.\
CAPS!ENSF. FINAL.
( = lB.E~O",AUA1T~1I0 FIIIM.)
¡ = IBll.RO"'AU~ITASO
(tl= FOST .ROftllRl)
(2=CHAnl~rHRItOIl)
PROTOCAPS[E..~SE
MUSTERlf.NSE TA!1!DlO
MUSTER1ENSE CON INFJ.¡UENC1A AT'ERIENSE
tMUSnlRIBIlSE
INTERCWCIAR
RISS-WURI\\
IstMOMAU~I'fANO)
MUSTERIENSE MED!O
MUSTERIENSE CON INFLUENCIA SBA1"IENSE
MUSTERIENSE INICIAL
ACHEUuENSE FINAL
RlSS
PiREOAPSIBSSE
ACHEULI::NSE INICIAL
INTf.,.R(;LACIAR
MINOEol-RISS
OH.ELENSE
IIlICIA~1
[page-n-400]
16
F.cha
a~eLlOGRAFIA
I
ESI'AiiA CENTRAL
-
I
PORTUGAL
ESPAi!A OIlIENTAL
I
ESPA¡'¡A PIIIENAICA
INFLUENCIA
ARGAR
OE El.
INFLUE..'
ARCAR
ARGA~
DE EL ARCAR
' 00
MOOBRNA CULTURA CENTRAL:
O. DI'! C..,\T~Wl
LAS CUF,vAS.
St-puknl de (orrt·
dar 1 c~pu!a.
Vuo c1ml'lniforme
.'ltOD'ERNA CULTURA MEGAoLlTl·
CA PORTUGUESA:
.'10DERNA CUL·
TURA DE A1...'.IE·
RIA:
CULTURA .'.IEGA·
LITIGA VASCOCATAL\NA:
Sepulcro. de C
V...o camplniforme
(Pahnclll).
Sepulcros dt Cllrtedor r cripula,
Vaso e:ompaniforme
(Loe Mill.,n).
Sepulcro de COrrCd~
cil!l' d,
,ncdra.
V • s o umplnilorm•.
OULTURA ,o,\EGALlTW,.A POR T U·
CUf.S..\.
(FAS! MEm~1
OUI.TURA ALM.E_
Rl4. :
(FA~a i\h:llIA)
.\\ ODERNO ASTUR~o.'
,
IC;~mpo1uelo81.
""
e
CULTURA
E N_
TRAt..:
(l'Ase Mf.r>!Al
MOOE.RNA
ev ...
""
Sepulcro. de corredoto
ANTIGUA CULTURA CENTRAL.
ANTICUA C U
TURA .\tE'.G.AI.JTICA PQ,RTUGUESA:
ANTIGUA e U L_
TU R.\ DE
CUEVAS.
"""
"' ,
SepnlttO$
TURA DE LAS
CUEVAS.
LAS
'"
l1A..\~ICA.
lit-
C;';IU d,
pjcdr~.
I
u L1.· 1ANTIGUA eAL!>\E·
WAA DE
I
ASTORJF.NSE
(F~ll.I ,\ltmA)
l/l.t
I
0,,1""'0.
TA.RDE;NOSII;NSE fIN,.\L
ASrURIENSE
ANTICUO
Algunas de las tesis aceptadas y desarrolladas por el autor, han sido
rebasadas con mucho, as!, concreta.ndonos a nuestra Prehistoria, la
cuestión del Capslense, por el fundamental trabajo de Perlcot, sobre
el Parpalló, las conclusiones sobre el cual el propio Menghln ha llegado a poner en duda, y para las culturas neolltlcas el completo estudio
que hace Martinez Santa-Olalla en su "Esquema... "; esto sin referirnos 3.
múltiples cuestiones y conclUSlonps de Indole general tratadas y establ(
cldas por otros arqueólogos y etnógrafos extranjeros, en ('1 lapso de tiempo transcurrido entre las dos ediciones de la obra de Menghln, Quien no
las ha tenido en cuenta al redactar la segunda edición.
A pesar de eDo, en nada queda disminuido el extraordinario mérito
-
400-
[page-n-401]
BIBllOCRAPIA
17
de MENGHIN Y el inncgable valor de su obra, pucs con un Ingente acopio de datos, bien manejados y seleccionados, ha escrito un libro básico
para el estudio de la Prehistoria Universal, con originales puntos de vista, algunos de ellos afortunadislmos.
La parte gráfica, culdado~mentc preparada y abundante. es el complemento magnifico de esta magnifica obra. Que ya puede consIderarse
como clásica en estos estudios.
D. FLETCHER
HEMl' (W. J.)-"Three hill Corts in eastern Spnin" ("Antlqulty"
vol. nI,
n.~
10, pago 188, 1929).
Muchos son los atlas transcurridos desde que "Antiqulty" Insertara
en sus páginas este tr'lbaJo de Hemp; pero no ha perdido aun ningun
Interés para una publicación periódica dedicada concreta y especialmente a prehistoria valenciana, en la que tanto cuenta 10 que atañe a
las colonizaciones mediterráneas y singularmente lo que se refiere a la
htstorla remota de Hemeroscopelon. En uno de sus viajes a Espafia.
Hemp, atraldo por los Interrogantes que sobre la anUgua colonia griega
perduran, vlslLó Iknla y su campo y examinó las ruinas de las fortificaciones aún existentes en Montgó y su:> estribaciones; y en el trabajo
citado nos cuenta principalmente sus impresiones exploratorIas, pareciendo deJár entender Que juzgaba sus hallazgos de primera msno, ya
Que no citaba el trabajO de D. Roque Chabás en "El archivo" (IV, 1890),
sobre un supuesto "Campamento romano en Montgó", donde describla
una construcción defensIva, de aspecto remoto, pero ya de mantflesta
perfección. slt'J.Rda colindando por Poniente con las estrIbaciones de
aquél. en el Que ya Insinuaba el conocimiento de otras fortiftcaclones
sitas en lo alto de las crestas. para dominar los accesos al mismo. El
S. l. P. t1en~ explorada hace tiempo esa cima tan Interesante.
Com;enza Hemp por describir los restos de fortificaciones Que vIera
en lo alto de la montana. De Poniente a Levante descubre primero, en
su extremo occidental, un espacio cerrado por muralla:> y limitado en la
mayor parte de sus lados por Inaccesibles escarpes. El muro, de piedra.
en seco, se va plegando a las particularidades del terreno, sin ninguna
tramada recta. Esta tortincaclón. a la Que llama ciudadela, es de aspecto
arcaico y parece destruida deUberadamente. Sigue examinando luego
otras f0l1.\ftcaclones sucesivas en dirección a Levante, consistentes en
murallas transversales Que llegan generalmente a los bordes de los precipicios Que ;>or Norte y Sur llmitan la cima. Estas murallas ya muestran s(.s tramadas rectas, con anchos de dos y medio a tres metros, y
puertas de formas varias en cada muralla; asl la hay sencilla y frontal
pero ce subida pina y con escalones, de cuello de fra/)Co, de muros en
casi super?oslclón paralela, y alguna abierta tras una esquina en ángulo
recto reforzado el extremo del muro y dispuesta sobre unos escarpes Que
Impo..lbUitaban el ataque frontal; de la mayorla de cuyos tipos conocemos otros en el antiguo Reino de Valencia, siendo de lamentar Que no se
haga un estudio, a manera de catálogo de puertas de poblados Ibéricos,
-
401 -
[page-n-402]
18
B!8L1OGRAFIA
Que quedó por Iniciarse con las tres de "La Bastida de les Alcuscs",
cuando t.uvlmos que interrumpir sus excavaciones para t'mprcnder las
tan importantes y atractivas de Liria. Es detalle por demás Interesante
el de que todos !os muros muestran grandes tramadas destruidas sistemática e Intencionadamente. como por enemigo vencedor, tendIendo a
dificultar posIbles reacciones.
En los espacio:; intramuros creyó ver Hemp plantas de habitaciones
rectangulares, abundante cerámica que estimó ibérica y restos de otra
Que creyó prehistórica; y conviene anotar el detalle de haberse visto restos de ánforas, DO precisa sI romanas.
Inmediato al Montg6. por su extremo Poniente, pero ya a nivel casi
de la llanada, vtsltó también Hemp las fortificaciones que el senor Chabás descubriera tantos aftos antes en la corona de un altozano llamado
punta. de Benlnu::quJa. A lo largo de su meseta, rodeada de escarpes por
Sur, prIncipalmente, corre paralelo a ellos, y a unos 25 metros de los
mismos, un muro de piedra en seco, de sobre lUlOS cien metros de largo,
que al final se acoda hacia el Sur como pretendiendo ~errar el área hasta
aquéllos, sIn que el ~ult1vo de lol' campos lo permite hoy aclarar. El muro.
caso extraordinarIo, se halla reforzado por cInco bastiones cuadrados
colocados a lo largo de su llnea principal, IncluyendO el esquinero y uno
en el lado ocCidental. Los bastiones, como el muro, están construidos sin
argamasa, con las ple(i.ras mayores que pod1an obtenerse en la collna, entre las que las hay de muy gran tamaf'lo; asentándose los bastiones también sobre plataformas rectangulares. En el a.rea de la fortaleza se encuentra la misma cerámica que en la cima del Montgó, pero sin fragmentos de ánforas. Todo ello da Idea de cosa ya bastante perfecta, lo Que
hIzo opInar a H~mp que era construccIón, más que griega, Indlgena Inf!uenclada por ella. De las restantes fortificaciones estima ser la ciudadela la más arcaica; luego las restantes de la cima construidas a tramos
rectos, y bastante posterior la de los bastiones. Tal vez ¡;:ea asI. pero los
ablUldantes restos de ánforas romanas (1 ) encontradas al abrigo de una
de las construcciones cImeras, pudiera hacer sospcchar Que entre ellas
tal vez hubo alguna posterIor a la de BenImaqula. Todo ello es asunto
que exige un reconocimiento más completo y un estudio detenIdo, Que
Impondrá. la necesidad de algunas excavaciones cuidadosas.
D. Roque Chabás regIstró el detalle de que muy Inmediato a la me6eta de Benlmaqufa. estaba "Coll de Pous" , donde exlsUan varIos pozos
rIcos en agua, y Que en la prolongación de la fortaleza y en la m16ma
punta de Benlmaqula subslstian aun entonces (1890) restos de torres
avanzadas; y pudO comprObar la ex16tencla de otras en el collado que
está entre los barrancos del "Frare" y de la "Rabosa". que dominaban los
desfiladeros del Norte, siendo Imposible por ello acercarse a la fortaleza
sLn ser visto.
Incidentalmente se huho de plantear la cuestión de si parte de la cerámIca hallada ¡xlI' Hemp en las crestas del Montgó, con pasta de puntos de mica. era neoUtlca, como pretendla el publ1clsta r egnlcola D. Francisco Martlnez y Martlnez. o de época del bronce como opinaba Hemp.
Que la habla vIsto semejante en los talayots mallorquines. No es de
transcendencia el tema, pues bien poctria ser de una u otra cultura;
pero también pudiera suceder Que fuese !lUldada la duda de que perte-
-
402-
[page-n-403]
•
BIBLlOGRAPtA
19
neclera a aquéllas, pues es frecuente encontrar en despobladOS Ibéricos
valencianos, tJ(.stos de estos tipos, alguna vez hechos a torno y otrali no,
pero pertenecientes a baja época, Que Inducen a error. en algún tiempo
dicha. avlsadamentc, por su aspecto, cerámica de "Cacles arcaica".
Mr. Hemp, Que no es persona de las Que les gusta le cuenten las cosas, tuvo bastante tiempo para trasladarse de Denla a Alcoy, de al!1 al
cerro de Covalta, y de éste a visitar nuestra colección. Esto, hecho necesariamente de prisa, diO lugp,r al explicable error de Que, contundiendo
con el de Covalta algún material de la Casa del Monte, estimara como
halladas en dicho despoblado espadas de antenas y de lrontón procedentes de la necrópolis albacctefia por nosotros excavada; cuando la
realidad es que en Covalta sólo se encontró la ralcata.
El trabajo de Hemp, bien objetivo, Iba muy eficazmente Ilustrado.
l . BALLESTEa
CHl'I'TY (Ln.y).-"Notes on Iberian ACflnitlcs found In County
Galway {Reprlnt From Journal oC thc Galway ArchreologlCRl and Hlstorlcal SOclety).-Vol. XVI., nums. 3 y 4, 1935.
Las afinidades con Iberia, a Que el trabajo se refiere, son las que dimanan de una pIeza de hueso, trozo de al.filer de los de cabeza acanalada, hallada en una sepultura de losas que contenta restos de un Incinerado en Corrandrum, Curnmer, cerca de Tuam (Irlanda).
Estos objetos característicos de las prhnltlvas culturas mediterráneas.
y tan frecuentes entre el material tlplco de la:; cuevas eneolltlcas valencianas, llega a Irlanda tal vez desde Portugal. El tipo de cabeza ornada
del alfiler de Corrandrum parece separarse algo de los de Iberia por su
tosquedad, que. más que expreSiva de acanalados, parece compuesto por
serie de grt..esos granos ligeramente aplanados y superpuestos.
La autora hace observar que el rito del enterramiento es en el S. la
Inhumación freeuentemente coleetlva, y en el sepulero Irlandés en clsta
es la cremación; y que de todos los objetos slmUat'es británicos sólo el
de Dc.von parece tener semejanzas. aunque e l cardcter Impreciso del
descubrlmlC!lto lo haga poco utU; apareciendo asl el de Corrandrum
como a1s1ado en las costas de Irlanda.
La autora establece dudas sobre 51 el hallazgo ha de Interpretarse
como una antigua herencia transmitida hasta fecha muy posterior a su
Importación. si es simplemente un objeto debido a la Invención local
espontánea o es supervivencia de una antigua técnica.
LUy Chltty establece como es natural paraleltsmos de la pieza Irlan·
desa con las encontradas en Portugal, y no menciona toda la numerosa
serie que se extIende por el levante espaf\.ol ("Caml Real de Alncant", ta
Pastora de Alcoy. Torremanzanas) y hada Almerla (Los BlanqUizares de
Lebor. eon los en~rramlentos de Tabernas num. 9, de Fonelas nums. 12
y 13 y Llano de la. Teja 1 y 19, excavados, por Cuadr'\do aquél, y por
Slret, las restantes).
l. BALLESTER
-
403-
[page-n-404]
20
BIBllOORAFIA
ShENT lBÁÑEZ (J. JJ.-"EI arte rupestre de Dos-Ag-uas", Nota
de la Sección de Antropologla y Prehistoria del Centro de
Cultura Valenciana. cuaderno 5, 2,- época, pág. 32, Valencla 1943.
En el afio 1940, las Srtas. Maria y Rosario Glmeno, Maestras Nacionales, comunicaban a D. José SenenL la existencia de pinturas rupestres
en una.s cuevas del término de Dos-Aguas, el cual diO conocimiento de
este descubrimIento al Comisario Provlnclo.1 de Excavaciones y Director
del S. 1. P. de Valencia, D. Isidro Ballester. Con tal motivo organlzósel
una exploración comprobatoria el 22 de Septiembre del mIsmo afio. y
más tarde, el 18 de Octubre. una comisión del S. l. P., Integrada por los
Sres. Scncnt, Chocomell, EspI y AlcAcer. Illzo una visita de prospecclon
preparatoria de la que debc!rla realizarse para el calco y estudio de las
pinturas, de cuyo trabajo rué encargado D. Juan Cabré. Como resultado
de esta visita, pI autor expone, en el trabajo mencionado, las primeras
Impresiones sobre las pinturas sitas en los lugares denominados "Cinto
de la Ventana" y "Cinto de las Letras", dando mayor desarrollo a su
nota publlcada en ";..as Provincias" el 17 de NOviembre de 1940. Las figuras del "Cinto de la Ventana", escasas y deterioradas, entre las que oo. bresalen dos cabras monteses y otras más Imprecisas, las considera el
Sr. Senent paleoUtlcas. salvo aJgún trazo estilizado que pudiera ser posterior. En las de! "Cinto de las Letras", conjunto mó.s numeroso e Importante, hay compo:>lciones que representan escenas muy Interesantes
de C8.2a, de vida doméstica y socIal, apareclendo figuras adornadas, al
parecer. con distintivos de mando que hacen suponer una JerarLlWZaclón social o reUg::osa. Merece mayor atención un extraordinario busto
de muJer, a la que le falta la parte Inferior, que pudo desgastarse por
la erosión; por su belleza y pureza de lineas ha sido callflcada de "Venus"
de) arte mural. Del paralelo que establece entre estos conJlmto:;;. pictóricos con otro!> del ml:.mo tipo correspondientes al llrte rupestre levantino, saca conclusiones. sobre Cl1n1a. genero de vida. orgnnJzaclón social,
as! como del nivel cultural y arllsllco revelado por la d ~stcezn de la
técnica empleada. Este Interesantlslmo trabajo del culto investlgador
Sr. Senent, descubridor de las pinturas rupestres de Morella la. Ve.lIa.
sólo es un pequeño resumen del brillante y docwnentadO discurso de!
Ingreso en el Centro de Cultura Valenciana. en 1941. TIustro.n el trabaja
dibujos de las prtnclpales escenas, que Justifican la Importancia extraordinaria de esas pinturas- que tanta expectación despertaron.
J. ALCACER
TARACENA AOUIRRE (E) y FERNÁNDEZ AVILts (A)._"Memoria so-
bre las el:cavaciones en el Castro de Nav~rnb: (VizcaYa)",
Edición de la Junta de Cultura. de la Excma. Diputación de
Vizcaya, Madrid 1945.24 )( 17 cms., 45 pdgs. IV IAms:y 1 plano, 3 Hgs.
Se recogen en este folleto 13s Investigaciones realizadas para llegar a
la Identt.tl.caclÓn de una estación de la Edad del Hierro en el territorio
-
401-
[page-n-405]
BIBLlOGRAFIA
21
de Vizcaya. casi totalmente en blanco en este periodo tan rlco 'en yacimientos en el resto de España.
SI se tienen en cuenta las dificultades que plantea ni excavador la
especial naturaleza del terreno y cllmatologIa de las VaSt'ongadas. "pals
ele montes y prados eternamente verdes, que bajo la lluvia constante
crla vegetación capaz de borrar la confusa huella superficial de las pobres aldeas protohistóricas". aumentadas por la falta de precedentes y
aun de noticias de los naturales; y se afiade que, en I!ste caso. los trabaJos han durado solamente nueve dlas. Invirtiendo UllOS cien jornales.
!
el resultado no deja de ser halagador.
El lugar escogido para lo¡; trabajos esté. situado en la zona marl tima
a,9 kilómetros de Guernlca, y los restos antiguos son conocidos desde
antiguo con los nombres de Arrola y Gastlburu: además de noticias de
amojonamiento que alcanzan al siglo XIV, en varias ocasiones se han
realizado hallazgos casuales (una estatuita femenina, piedras con inscripciones y moUnos de mano). lo que motivó tinas exploraciones en el
siglo XIX. en las que se llegó a trazar un excelente croqws, marcando
tres recintos de murallas, una torre y un lIenzo exterior.
. Las excavaciones actuales se realizaron en lo alto del espolón de
Arrala. d~ más de 600 metros de largo. no encontrándose r::>sto ninguno
de habitación en las calicatas hechas dentro del recinto. En cambio.
pudo hallarse una parte de las fortificaciones. en la pcrlCerla. y siguiéndola descubrir todo el amurallamlento. salvo los espaciOS derrumbados o
des! ruidos.
La muralla es de 3'05 metros de espe¡¡or en la parte mAs cstrecha y
hasta de 9'40 metros en la más gruesa. y está. formada por un tosco ce·
mento de piedras y tierra revestido por pared en ambas caras. La altura
máxima es de 5 metros y en conjunto presenta una obra ¡'lOCO fuerte.
cuya única defensa exterior se cUraba en pobres muros paralelos de
mamposterla.
No se halló ningún objeto, salvo dos pcqueftos rragmento,>, al parecer
de "terra slgUlata". Los demas objetos son los rcseftados en cbras antiguas, a los q\le se alude más arriba.
Aunque la parte mobUlar es claramente romana. y de epoca imperial,
las murallas. que ya en 1846 D. F. de Hormaeche Juzgaba cAntabras: son
ele disposicIón y materiales semejante¡; a las de los poblados de Ocenllla
(celtibero), Las Cogotas (céltico) y al del castro de Santa Marina (Sorla). tanto cn el despiezo de los muros como en la dlsposlcl(:n de la puerta. que pareCe obedecer al sistema de propllgllacuhtlll.
El no haber hallado una sola vivienda y el no caber tampQ('O que siendo de madcra se hayan destruido, pues hubieran conservado los ajuares,
dificulta la cuestión de cronologla que los aa. centran entre los siglos IV
o m a. de J. C., siendo. por lo tanto, un castro céltico. reocupa.do probabl('mente en la época Imperial.
A la descripción dE' las excavaciones. precede una larga IntroduccIón
(páginas 1-30. dh'ldlda en dos partes; en una se anal'l:l el cumulo de
tcorlas emitidas por prehlstorladores, etnólogos y filólogos sobre los vascos. aludiendo Incidentalmente al problema del vasco-iberismo -tan
dIscutido ahora- y deteniéndose en las teorlas de Fouché, la tesIs ligur
de SchuIten y la de los ambrones de Menéndez Pida!. En la segunda
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40l') -
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· 22
BIBLlOCRAPl6
parte se recogen las noliclas arqueológicas dispersas relacionada:; con
la Edad del Hierro en Vizcaya, s1nteSl!¡ lnt.éresantlsLma sobre esta materia tan poco conocida.
En, resumen: 51 bien los hallazgos de Navá.rniz no son, considerados
absolutamente, de interés excepcional, la Investigación y las excavaciones de los seftores Taracena y F. Avllés, t.lenen un gran valor porque
sientan bases firmes sobre un terreno y una época blstórIca que basta
ahora no hablan sido seriamente estudiados.
ANTONIO BELTRAN
GARCÍA y BELLJl}O (A)._uLa navegac ión Ibérica e:J. la ant.igüedad, segUn los textos clá.sicos y la arque<:logia". Tirada
aparte de la ReviSta de Est"dio8 Geogrd/iCOS. afto V. núme·
ro 16, lXlgs. SU a 560. Agosto 1944. 2S mapas y figuras.
Los Noblemas de arqueologIa marinera están, entre nosotros. Dial estudiados. Los restos que se han conservado no permiten, por otra parte,
una gener aUzaclón de las cuestiones, por muy interesantes que algunos
puedan ser. El más sugestivo es el abrigado puerto de "La Albufereta"
de Alicante, y de considerable Interés los hallazgos de cepos -y no
uftas-- de anclas de plomo en Cabo de Palos y los de otro:; restos de embarcaciones, mal Identlficadas, levantados por la draga en la bocana de
la ensenada del Arsenal. en Cartagena.
Por esta r azón, es tanto más apr eciable la actual monografla del Profesor Garcla Bellido, ~laborada fundamentalmente sobre los textos clásicos que hacen referencia a la Hlspanta prerromana, y sobre algunos de
los vasos pintados de las r ecientes excavaciones de Liria. llegando a conclusiones más fttmes y modernos que BlázQuez en su trabajO publicado
en el BAH, "Las costas de Espai'ia en la época romana" (t. XXIV).
Divide el a. su trabajo en cuatro parte;>: a) Navegación ft.uvlal; b) Navegación litoral; c) Navegación de a ltura; d) Las navegaciones tartesslas.
En el capitulo dedicado a la Navegación fluv1al, rE:coge los textos de
PUnio, Estrabón. Aplano y Posldonlo. tras unas conslaeracIones sobre la
navegabllldad y el carácter torrencial del curso de los rlos espanoles. En
slntesls, coinciden los antiguos autores en los siguientes datos'
Ebro (lberus): Navegable hasta Vareta (Varea cerca de Logrofio)
(PlInlo).
Guadlana (Anas): Desembocadura doble, excelente para la navegación y noticias confusas acerca del punto más a lto na\'egable, que para
época. romana era Emerlta (Estrabón).
TajO (Tarllu): Excelente estuario y puede ser remontado más de 100
kU6metros, hasta cerca de Abrant.es (Estrabón).
Duero (Durlus): Navegable en una extena16n aproxlmada de 150 kilómetros (Estrabón), y en pequcf!.os esquifes aun junto a Nurnancia, en
su curso alto (APlano),
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.{OG-
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BIBUOCRAFIA
23
Sado (Cailipu.s); Navegable basta Salacla, a 40 kilómetros de su boca
(Alc1\cer do Sal) (Estrabón).
Los rlos Mondego (Mttndas) y Vouga (Vacua), podlan ser remontados por embarcaCiones pequeñas durante muy poco t.recho (Estrabón).
Asimismo era navegable el Llmla (Lethes).
Mino (Minio): Apto para la navegación en más de 800 estadios, o
sea, aproximadamente hasta su confluencia con el SU {Estrabón}.
Guadalquivir (Baefis): Navegable basta algo mé.~ arriba de Córdoba.
dejando de serlo después de pasar Cé.stulo (Estrabón). Sobre cste rlo hay
muchos ant.ccedent.es, Y Posldonlo estudió la subida de las :nareas hasta
TIlpa (Alcalá del Río).
b) Navegación lltoral.-Más interés tiene esta modalidad, por presentar algunas pecuUarldade!) de nuestro paJs. Se centra en los estuarios
de los grandes rlos y en las marismas y albuferas repartidos por la mayor parte del litoral Atlá.ntlco y Medlterrá.neo. Se trat.a de una navegación que no llega a ser de cabotaje, pero que transciende de la simple
fluvial. Sus actividades fueron más intensas en la zona extendida desde
Cl1dlz al Cabo de San Vicente, y en los esturla;; y escotaduras portugueses y gallegos. En Levante las albuferas de Cartagena, el Mar Menor,
las dc Elche, Alicante y Valencia, además de las marismas de TorrevleJa,
la Meta yel delta del Ebro, y los "marjales" levantinos (que no menctonli el Profesor Garcla y BellIdo).
Se cxUendc el a. en el análtsls de estos dos modo!) de navegar, más
apto el atlántico para el comercio, y el mediterráneo para la pesca y
caza. de animales lacustres. Para nosotros tiene especial Interés la navegación en las albuferas y el litoral levantino. Contra la Interpretación
extensiva de un texto de PUnlo, que afirmaba que los Indlketes no eran
gentes de mar. aplicadO abusivamente a todos 10;0 hispanos, cabe replicar el episodio de la conquista de Cartagena, en que Esclplón fué informado por unos pescadores (de Tarragona para Livlo) de los vados y caract.crlstlcas del Almarjal de Cartagena, lo cual supone un conceim1ento
detenido de toda la costa oriental, y, por lo tanto, una frecuente actividad marinera.
Documentos arqueolÓgicos prueban la ex1stencla de una navegación
lacustre; se refiere el a. a las pinturas de los vasos de Liria, en donde
aparecen escenas maríUmas. Es uno el vaso con la escena de lucha de
dos barcas, con espolones dotados de cabezas de animales, dotadas de
velas fijas (y podemos por nuestra parte advertir que son muy semejantes a las usadas aun en la Albufera valenciana, proa atuada, popa roma
y fondo plano). (Ese vaso es el que tiene la famosa leyenda gudua deltzdea. que traducida por el vasco actual da "llamada de guerra") . El otro
dibujo aludido por el a., es una curiosa representación Incompleta de varios remeros empunando los remos.
e) Navegación de altura.-De gran Interés resulta esta parte del
trabaja para el estudio del Importante papel que e! so. hispániCO desempeñó en lo. ruta del estado y en las relaciones con el NO. de Europa y con
el Mediterrá.neo orlental. tema sugestivo, 51 los hay, en la protohistoria
espaf'¡ola. En relación con este tema, desenvuelve G. B. la cuestión de la
fundación de Cádlz y las expediciones fenicias y cartaginesas, la obscura
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BJO:LlOCRAI"IA
cuestión del periplo de H1mllkon y las expediciones romanas a las Caslterldes.
Finalmente en la ultima parte. que hemos denominado d) Las navegaciones tartesias. el a. estudia los viajes de este cUitlslmo pueblo a las
costas africanas, siendo, en dennltlva. los que ensen.aron las rut.as habituales a los púnicos; los textos hablan repetidamente de estos hAbHes
pescadores, que realizaban en las costas africanas grandes redadas de
at.unes y que visitaron toda la parte de) océano comprendido entre las
Islas Canarias y las Madera, segun puede Interpretarse de un texto de
Dladoro. Desde luego, los pescadores gaditanos se hicieron famosos en
todo el mundo, sus hazañas se ponderaban en Alejandrla y se les llegó a
atrIbuir el viaje de circunnavegación de Afrlca.
Este trabajo. repetimos, debe su gran valor al hecho de reunir los
textos más Importantes referentes B. la vida marinera de ~a Espafia
prerrpmana. y, desde un punto de vista general. es un excelente apoyo
para cualqUiera que haya de trabajar en los descuidados problemas de
arqueOlogla marinera. siendo de desear Que sigan esta clasc de estudios.
af\adlendo los escasos datos arqueológicos que los objetos desperdigados
proporcionan y que precisamente por ello son de extraordinario valor.
ANTONIO BELfRAN
•
(F'LoRE.NTINO).-")o;1 enigma del vascuence
ante las lenguas indoeuropeas". Revista de tllologla espaflola, anejo 'xXX. Madrid, 1944, 289 págs.
CASTRO GUlSASOLA
Comienza el trabaja por una relación blbUográfica y en la Introducción expone su tesis: "El éuscaro -sIn ser Indoeuropeo- es un lrtloma
del mismo grupo lingülstico que las lenguas Indoeuropeas. Una lengua
hermana del Indoeuropeo, con palabras Idénticas. oero con formas ~n
parte comunes y en parte distintas, como derivada de la misma lengua
anterior de que él ha salido". Agre.ga que las semejanzas se han explicado basta ahora por pré$tamos posteriores a la romanización. pero el
autor se mantiene en su opinión porque no logra explicarse "por sólo el
latin ni por sólo el celta, la Identidad de temas con desl\lenclas distintas, la Igualdad de terminaciones con radicales diversos. y aun el diferente aspecto con radicales y suftjos al parecer Idénticos".
Para rastrear la evolución del vn,sco. recurre a los préstamos y dice
que "un origen común del Indoeuropeo y del éuscaro explicarla la.s analogias entre ambos. cuya mera expOSición (no su justificación) es el verdadero y único objeto de la Memoria".
Comienza a. estudiar los numera.les vascos y va encontrando semeJanzas con alguna forma equivalente Indoeuropea. Pera expUcar las diferencias fonéticas, va estableciendo leyes ronétlcas del vasco con eJemplos en que se da la misma evolución en préstamos del latln. del espano! o del rrancés. Concluye que los numerales vascos coinciden con los
Indoeuropeos, unos claramente, otros menos, pero pudiendo explicar las
diferencia:; por leyes fonéticas existentes en el vasc.o. A conUnuacl6n
estudia los pronombres per;¡onales y el verbo "Izar", ser, y dice que si
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BIBLIOGRAFIA
25
hlen la conjugación vasca dltlere extraordinariamente de la indoeuropea,
no es ImpoSible sei\alar bastantes concordancias. Clarp Que esas concordancias lal! va sef'ialando unas veces con Idiomas bálticos. otras con o.slatlcos, etc .. como hizo con los numerales y el pronombre. cuando parecerla natural que las concordancias fuesen nulos abundante con un grupo
determinado.
Cree que el origen de los sufijos está. en la evolución Siguiente: pospoSición de la palabra detE'rmlnante, posnjaclón y desgaste del elemento
sutl.jado hasta el olvido de su significación propia. Distingue estas etapas en el vasco y se pregunta "51 tienen relación palpable con el sistema
fiexlonalo sufijal Indoeuropeo". Pregunta que, tras un estudio de la flexión
vasca. contesta afirmatlvamcnte y deduce, por tanto. Que el vasco- no es
una lengua aglutinante.
Hace después un estudio detallado de la evolución de l<:ls sonidos vascos estableciendo una fonética hlstOrlca minuciosa. A continuación. estudia algunos radicales vascos y su parentesco lIngUistico tnt~rnaclonal.
Como conclusión. llega a lo que se habla propuesto en su IntrOducción. Al margen de las lenguas Indoeuropeas sólo encucntra alguna semejanza con los oscuros Idiomas caucásicos Y. como dignas de consideración. las QUc tiene con el gcorglano. Las a llalogias con las lenguas camlto-scmltlca.s. las con:;ldera casuales o debidas a un mas prOfundo substracto prelndoeuropeo.
F. BRAVO
M.ENtmEZ PmAL (R.l.-"Sobre el substrato mediterranco occidental", Ampllrias, n, 1940. Mcmorla pre5{'ntada. al Congreso de Toponimia de Parls de 1938. con notas sugeridas
por estudios publJcados porterlormente.
Empieza diciendo que cada vez se afianza mAs la Idea de la unidad
de la lengua por la unidad de la ra~ en toda la cuenca del Mcditerraneo. pero que se Impone buscar las diferencias debidas a peripecias hlstórlc:.\s. Que interesa sef'mlar areas léxicas. morfológicas y fonéticas para
mostrar la articulación histórica y relacionarlo con 11$ textos y la ctnograrla. aunque ofrece grandes dlficultadcs.
En nuestra Penlnsula estudIa los grupos étnicos y la cucstlón Que se
plantea entre la etnografla y la lingUistica. Cree Que los vascos son uno
de los muchos pueblos Que han dejado su Idioma por otro de superior
cultura. "en este caso el de los Iberos". Habla del estudio de Bertoldl
acerca de la voz prelndeuropea "ganda" en la zona alpino-pirenaica y
no acepta la afirmación de Que no se encuentrc en el Sur de Espaf'ía.
puesto Que la ve en número sunclente para considerarla alplno-Ibérlca.
Como esta abundancia dc topOnlmo:; alpino-Ibéricos. no se explica por U1l
común origen mediterrant'a, puesto Que falta en la poco tonoclda zona
africana. cree que debemos admitir la expansión del pueblo ligur por el
Oeste de Europa. de acuerdo con el testimonio de los autores griegos.
Agrega Que. si los griegos no nos hubicran rtado los l1gures. habrla que
inventarlos, es decir : suponer unos pueblos Que del centro de Europa
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26
BrBLlOGRAFlA
traen a Iberta los topónimos Que no parecen Ibéricos nI celtas o convenir con Ph1l1ppon que los Iberos llegaron a Espa1'ia. por Europa.
Opina que el nombre de Ugures entorpece, porque se piensa en 10$ de
italia y Francia, pero Que pudieron ser otros que penetraron por el centro del istmo y llevasen un nombre sinónimo.
La palabra ambrones, que está muy extendida por el OccIdente de
Europa y Que se encuentra en los textos, le parece el nombre antiguo
popular equivalente al literario de Ugures. Los Jlgures tenlan uroa lengua
mediterránea lndoeuropelzada por los ambroncs, según Krestchmcr; por
una rama de lUrtas, segUn wolCr; por parientes de los 1U¡:los, según
N. Jolk; cualquiera de estas opinIones le explica la toponimia.
Hace a continuación un estudio muy detallado de ciertas analoglas,
Que le llevan a pensar que los Uguros o ambrones llegan a Iberia con 111rlos o Que los llgures de los textos griegos, ambrones d~ la toponimia, ('ran
ilirios I.ndoeuropelzados mezclados a un fuerte substrato mediterráneo.
Cree Que el grupo étnico franco-cantábrico o pltenalco no explica la
toponimia de Espaf'¡a común con la del centro de Europa. Hay Que admitir la emigración de un pueblo centroeuropeo en parte Indoeuropelzado.
pueslo Que la toponimia. nos lleva a dar crédito a los textos griegos que
dan Ugures en España. No dan unidad racial ni cultural al Occidente
europeo ni forman un gran lmperlo. Llegan 5010 al Noroeste de Italia.
costa Sur de GaUa, valle del ROdano, NorCfste de Espafla y algunos puntos al Sur, en territor io turdetano. No son los Ugures en SE-ulldo estrlcto,
establecidos en Ugurla y tierras vecinas. Algunos de los o)lementos que
traen no se encuentran en esa Ugurla hlstOrlca y si en territorio 1lIrlco,
sea como propiO de los ilirios, sea como pertenecientes al substrato mediterráneo Que precedió a los Utrlos. En fin, este puel)lo emigrante no era
conocido con el nombre de lIgures, sino con el equivalente de ambrones.
F. BRAVO
PRIKIGENlUS.-"l't[olvedre". Alma/wque de "Las provillcias", página 333. Valencia, 1942.
PAU (CAIU.Os).-"Sobre el origen de Illgun:\s vocc.s geográficas"
Boletín de la Sociedad Castellonense de Cultura. tomo XV,
1934, c.o m , pAgo 167, Y tomo XVI, 1935, c. O V, pág. 358.
El trabajo de Prlmigenlus comienza por varias citas de documentos
en Que aparecen variantes del nombre de Molvedre, Que se da en valenciano a la ciudad de Sagunto. Corresponde al castellano Murvledro,
citado en el "Poema del Cid" y nombre oficial de la ciudad hllsta el siglo
pasado.
Recoge las Interpretaciones dadas a este nombre, para unos "muro
viejo", para otros "muro verde" y aun "monte verde". Opina Prlmlgenlus
que el nQmbre está rormado por los elementos "mol vedrl!", y el segundo
10 relaciona con topónimos de Gallcla y el Mediterráneo. Cree que pudo
ser traldo por los gallegos que vinieron con Bruto, y lo Identifica con la
Brontobria citada por Esteban de Blzanclo. Concluye Que el nombze es
-
4.l0 -
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B1Bl.1OGRAFIA
27
prerromano y Q.ue su forma debió ser Molt-vcll, en valenciano "muy
vIejo".
Prlmigenlus hubiera podido expUcarlo más fácilmente sin recurrir a
los gallegos. La evolución vetere-vedre es la normal en romances peninsulares. La forma Bedra, Que dice Premlgentus haber oldo como v(lriantc
popular del nombre Bétcra. en este pueblo. es una prueba de e~o. En el
Sur de FrancIa, cerca de Hézler:;, vemos un Murvlel. en el cual se han
encontrado monedas lbérlcns. Este Murvlel parcce corresponder~c exactamente con nuestro Molvedre o MurvIedro.
Carlos Pau estudIa alguna!> voces geográncas oponlcndose al origen
dado por el diccionario de la Academia. "Gudar" cree Q.ue deriva del
vasco, guerrero y lo mismo dice de la palabra "guerra". Considera Que no
derIva del germánica "werra", sino de la voz vasca. Hétera la relaciona
con Beturla y Extremadura.
Seguramente no ha tenido en cuenta el nombre prcrromano de la
ciudad de Béziers ("Baetcrra", "Beterrae", "Blterre" o "Blterrls". Que en
todas esas formas aparece), ciudad vecina de Murvlel, como Bét.era de
Murvledro, y tal vez rclaclor:lada con los béteres citados por E¡,;trabón.
Como complemento de ambos trabajos, por nuestra parle hemos de
sefialar el Interesante paralellsmo Que puede indicarse entre nuestros
Molvedre Y Bétera con los franceses Murvlel y Beterra, creJlen~o no .;e
trata de slmples coincidencias estas réplicas toponlmlcas en territorios
ocupados por los Iberos antes de la conquista romana.
F. BRAVO
A.Lr.sSlO (O.).- "La base preindoeuropea". Stud.tctrllScht, vol. IX,
1935, pé.g. 133.
Un trabajo muy Interesante pero del Que, desgraciadamente, sólo nos
ha llegado la primera parte.
En ésta estudia la base ·KAR(R)A/OAR{R)A, Dice Alesslo que la semejanza de significado de palabras de una lengua ciertamente Indoeuropea, como el celta. y el etrusco, salvo que se trate de mera bomofonía,
sólo tiene dos explicaciones, O la base celta fué tomaaa del substrato
mediterré.neo, al cual pertenece el etrusco, o declarando Que una base
indoeuropea tuvo por casualidad Corma y slgnLtl.cado Iguales a los que
llene la base pretndoeuropea documentada en etrusco. No puede suponer
Que sea un préstamo y se Inclina a asignar las dOIi v')Ces a la base preIndoeuropea ·KAR{R)A. Estudia la termlnologla geCtffiórtlca y noral de
la cuenca del Mediterráneo. rica en restos Icxlcos prelndoeuropeos, que
van desde Iberia a los Alpes e Irradian al Asia Menor,
Da a continuación las particularidades fonéticas del substrato. En
cuanto a las vocales: l." Repetición de A en la:> dos sOabas. 2.° Alternancia AlE. En cuanto a las consonantes: 1.0 Alternancia de la sorda y
la sonora. 2.° Alternancia de la simple y la doble. 3.° PermutacIón de las
liquidas L/R. 4.° El paso a aspirada.
Al comparar la base ·KAR(R)A con el vasco "harr!", piedra. da por
descentado Que el vasco es "un preciOSO resto de la lengua med!terré.nea
-
4.11 -
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28
8lBLlOGRAFlA
y de la. misma base prelndoeuropea que el ligur, de la que los celtas tomaron mucho", EsLudla llVl dtrerentes variaciones de la base con abundantes ejemplos, pero no cita algunas formas que se enC'lcntran en
nuestra Penlnsula y que corresponde sin duda a la misma serie.
F. BRAVO
ScHuLTEN (ADoLFO)._"Uistoria de Numancia", 288 págs.. i.5
flgs" xn lAms., UI mapas y IV planos. Colección histórica
"Laye". Editorial Barna. Barcelona. 194:;,
La labor Investigadora del erudito hispanista, puede dl";dLrse en dos
Importante ciclos. El primero, de tipo africano. Interesante época de estudios romanistas en el Atrlco. Menor, Que le fué rcctJmpcnsada con la
Gran Cruz de la Orden Argellna de Nlsham Irtlhar. El segundo, es el de
sus multlples estudios hispanistas. a la cabeza de los cuales figura su
Ingente labor de excavar parte de Numancla y sus ca.'llpamentos, durante ocho campaflas, labor crlst.aHzada en la monumental publicación
. "Numantla", en 4 volúmenes, tan perfectamente Ilustrados como editados.
Pt'ro esta laudable obra técnica, publicada en lengua poco divulgada,
no podla llegar al alma del pueblo espaf'lol, avldo de pmebas arqueológicas Que aviven los esmaltes de sus cuarteles gloriosos, no siempre ráclles de aportar.
El episodio numantino traducido por la magistral pluma. del Dr. Perlcot, adquiere en esta obra caracteres de vitalidad que prOducirán su
pronta asimilación en la cultura popular.
El proresor SChuIten, tan admirador de la hldalgula de nuestro pueblo, hidalgamente le ofrece .el joyel de una de sus más relevantes glorias históricas, motivo por el que nos complace hacer mención de este
resumen en las presentes páginas.
M. VIDAL y LQPEZ
(JULlo)._"Esqucma Palelnológlco de la
Peninsula Hispánica". Corona de estudios que la Sociedad
Espaf'lola de Antropologla, Etnografia y Prehistoria dedica
a sus má.rtlres, t." r. pá.g. 141. Madrid, 1941.
MARTiNEZ SANTA OLALLA
Desde hace más de diez afias viene realLzando el Profesor MolrUnez.
Santa Ola11a 19. ingente labor de revisar nuestra arqueologla prehistórica,
apuntando ya en algunas de sus publicaciones anteriores 11. 1936 nuevas
soluciones y encuadramientos culturales y cronológicos, da.·"donos una
prlmera visión de conjunto en la conferencia pronunciada el 14 de Febrero de 1940 en la SOciedad Espafiola de Antropologla. Etnograrla y
Prehistoria, de Madrid, en la Que revisó todos los prob)emas fundamentales de nuestra prehistoria, los cuales amplia y ccncre~a en el presente
trabajo, escrito con anterioridad a su citada conferencia, pero Que por
diversas causal> ha visto la luz pública en 1941.
-
"12-
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BI~LIOGRAfl.A
29
Cuatro son los motivo!>, segUn el autor, por los que debe erectuarse
una revisión: l.") 1..0 Insostenible de las viejas cronologias; 2,0) HundimIento del mIto africano; 3.. ) Carácter preflgurador de EUropa en la
avanzada Edad del Bronce, y 4.°) Necesidad de una autopsia de la Edad
del HIerro Hispánica. con una revalorización de 10 céltico. y de lo púnico
como revalorización de lo helenlzante.
En las nomenclat.uras propugna por sinlplLflcar denominaciones y clasificaciones. y asl reduce los periodos a:
Arqueolltlco o paleol~tlco Inferior.
PaleoUtlco o paleo:.litlco superior.
NeoliUco Antiguo O Mesolitlco.
NeoUt.\co Reciente.
Edad del Bronce, con dos ciclos. Mediterráneo y el Atlántico. y
Edad del Hierro. céltica e Ibérica.
En el Arqueolltlco sef'lala el a. las técnicas de lascas y blCaces. apareciendo en el Manzanares los restos más antiguos. pero es dificlllslmo su
estudio por no aparecer "In sau". deblendo clasificarse en gran parte a
base de talla y p2Llna, elementos poco sólidos. frecuentemente. para sent.ar conclusiones, .:.omo lo demuestran las constantes reclasl.flcaclones de
los hallazgos madrUeños. Martlnez Santa OlaUa simplifica la cuestión
haclendó convivir lascas y bUaces Que evolucionan a través de todo el
·ArqueoUtlco. el cual tlnaUzarla con la llamada cultura "Matritense", conJunto musterlforme al que se unen elementos arqueolltlcos de toda clase.
No dudamos que muchos de los problemas que plantean los ma.teriales
del Manzanares. sin estratlgrafia cierta. serán re:;ueltos por las excavaciones de nuestra COVA NEGRA, en vla de estudio actualmente y de
cuyo resultado .:;e da un avance en otro lugar del presente Anuario.
El Paleol1tlco SuperIor o simplemente Paleolltlco {cronológicamente
del 30.000 al 8.000 a. J. eJ, comprende las tres clásicas culturas, a las
cuales se les postula origen europeo, aunque referente al origen del $0lutrense ya sef'laló el a. la existencia de dicha técnica en el N. de Afrlca,
en su preclplt.ada conferencia y en otras dadas en el extranjero.
Encuadrados en el "Neolftlco Antiguo" (8.000 al 3.500), aparecen el
Azlllense (8.000/6.800l que sucede inmediatamente al magdalenlense, tI
Tardenolslense (6.800/5.000) con su más caracterlstlca representacIón
en Mugem. el Asturlense (5.000/3.500) que hay que considerar como técnica de hachas y que convive con el tardenoislense final que perdurara
hasta el Bronce. En este Neollllco antiguo. y como debido a una cultura
mlcrolltlca de racles tardellols1enses, es donde hay que situar el arte
Impresionista levantino, que llega a la Edad del Bronce, sincronizándose
en parte con el NeoUtlco Reciente. Con la creación del Neolltlco Anl1guo
desaparece el vaclo que antes se llenaba en nuestm Prehistoria con un
arte e¡;quemátlco. SegUn el a .. este arte levan Uno refieja un estado social de cazadores a quienes el pastoreo y ganaderla no eran desconocidos y que por $lU inferioridad social se ven arrinconados a las zonas
montal'losas en el Neol:tlco Reciente, en el Que se Introducen la agricultura y los metales.
En el "NeoUUco Reciente" (3.500/ 2.000) hay infiuencla progresiva del
oriente medlterrán"o y de Egipto a través de ACrlca del N. HacIa el 3.000,
una cultura con cerámica decorada con estampillados de conchas. ocupa
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30
BIBLIOGRAPIA
toda la peniD/mla y tiene componentes marcadamente aCrlcanos Que
forman una base pastoral Que no excluye cierta rudimentaria agricultura; esta cultura es denominada por el a. "Hispano-Mauritana". Aproximadamente hacia el 2.500 aparece otro conjunto cultural con organización matriarcal y agrIcultura; conoce el metal y es autor de las construcciones megalitlcas; ofrece paralelismos con el DcallUco sabarIano y
ocupa al fin del NeoJiUco Reciente, toda la península; es la cultura denomInada "Ibero-Sahariana", por Martinez Santa Olalla. Con estos dos
conjuntos, el hispano-mauritano (pastoral y ganadero) y el Ibero-¡;aharlano (agricultor), reconstruye el a. nuestro neallUco, sustituyendo las
cuatro t radicionales culturas, la de Jas cuevas por la hispano-mauritana ;
la de Almerla por la Ibero-sahariana, y en cuanto a la portuguesa y pIrenaica son consideradas como meras ficciones. Asl se hacen Innecesarios los constantes trasiegos culturales y étnicos Que para este momento
se consignaban.
Con la IdentificacIón de estas dos culturas, hacia el 2.000, comienza
el Bronce e~pafif)l , momento en Que se lleva por toda Europa el vaso
campaniforme Que es slntesLs d.e ambas. Hacia 1.700 aparece como caracteristlco el sepulcro de cupula y galeria cubierta. vaso campanltorme
• y un conjunto cultural. todo con caracteres medlterrAneos orientales,
denomlnAndolo el a. "Bronce l MediterrAneo". el cual, al desaparecer el
elemento hispano-mauritano. produclra, del 1.500 al 1.200. un segundo
momento equivalente a la llamada cultura argArlca, extencUéndose por
toda la penlnsula y no produciendo mas Que tipos Que ya teniamos en
el beoUtlco rrelente y comienzos del Bronce, Los megaUto/i Quedan reducIdos a chtas y se benefician Intensamente los yaclmlentos argentIteros.
Como expUcaclón a los elementos del Bronce europeo, conocidos en
mayor escala en las zonas N.W. y Centro, Martlnez Santa 010.110. sltú.a a
partir del ).200 un "Bronce AtJantlco l" relacionado con el mundo germAnlCO, llegando las infiuenclas por vla terrestre y marltlma; hay hachas de talón. con la tlplca creación cspai\ola, la "palstave" con asas.
E! deseQ'llilbrlo del Bronce U1rlo se traduce en una Invasión Que entra
por los Pirineos, primera Invasión Indoeuropea que se lecharla hacIa. el
1.000 y Que se renueva hacIa. el 850. El "Bronce Atlé.ntlco II" se extiende
del 900 al 650,producléndose hacIa el 850 la máxIma oleada Indoeuropea
con lo!! túmulos mezclados con elementos de las urnas, Que entra. por el
occidente y centr o de los Pirineos. Tras la oleada de los tumulo¡; viene
la de las urnas Que penetra por los pasos orientales del Pirineo, admltiendo el a. que con estas invasiones es posible llegaran elementos llgures, revalorizando ast antiguas opIniones. Grupo~ de los tumulos se
aslen~qn en Castilla y Aragón y grupos de las urnas en Catalui\a. Los
primeros tienen tipos cerámicos que recuerdan los lusaclanos y los segundos tienen su correlación con las urna~ suizas del Hallstatt B, luego
las espai'l.olas han de ser coeta.neas y posteriores, El grupo catalán es,
tal vez. más reciente Que el occidental.
Uacla el 650 comlenza nuestra Edad del Hierro, comprendIendO dOS
momentos. el 1 del 650 al 350, y el n del 350 al Naclmlento de CrlSt..••
subdividiéndose a su vez en dos ramas: la céltica y la ibérica. El "HIerro
Céltico 1" desarróllase en La Meseta y puede considerarse como su ca-
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BIBLlOGRAFIA
31
racterfstlca el puñal de antenas; tiene cerámica decorada en rel1cve
(elemento ~ste casi permanente desde la cultura hispano-mauritana),
decora sus hierros con nielados y tiene rlqulsima orfebrerla. El "HIel'!"o
1 lberlzante" se cl\racterlza porque en un ambiente fundamentalmente
céltico recibe elementos mediterráneos. No puede hablarse de cultura
Ibérica en la Edad del Hierro r, dice Martinez Santa Ola11a y si sólo Il:)erlzante o sea claslclzante del Hierro celtlco, En el "Hierro U Ibérico"
compréndense subperlodos, el primero (desde el 350 a la conquista romana) con cerámica pintada geométrica a la manera plinlca, Iniciándose hacia nnes del periodo la escultura en piedra; en el segundo (de la
conquista romana a Augusto) se da el momento de apogeo de la cultura
Ibérica, la mayor parte de la escultura, vasos bellamente decorados con
figuras humanas y zoomorfas, separándose con ello de las clasificaciones tradicionales para la cultura Ibérica. El "Hierro céltico ll" $e desarrolla a base de perv!venclas de la cultura Hallstáttlca retardada y con
la llegada de los brltones, hacia el 250, entran nuevos elementos correspondientes a La Tene B. Este "Hierro céltico U" puede subdividirse en
varios periodos a su vez: del 350 al 250; del 250 al 133; del 133 al Nacimiento de Cristo y del Nacimiento de Cristo a los F1avlos.
El trabajo que hemos resenalo, como Indica el autor, es un Esquema
y por tanto en él no se prOfundiza en los problemas expuestos, Es s610
un armazón, sob.r~ el Que construir, con nuevas concepciones, el ed1.ftclo
de nucstra prehistoria. Algunos puntos nos hubiera gustado ver más
ampliamente tratados, asl las cuestiones de los niveles del Parpalló, tan
fundamentales para nucstro paleollUco. Sin embargo, creemos que' en
algunas cuestiones se ha logrado un verdadera y fundamental avance;
por ejemplo, en la visión del neolltlco, aunque en otras, como la cuestión Ibérica, nos parece que todavia faltan elementos para poder negar
una cultura y etnia medlterré.neas frente a los otros grupds europeoldes
colindantes. En las cronologias celebramos ver como el autor se aparta
de las tradicionales fechas altas, tanto para el Neolitlco y Bronce como
para el Hierro, en el Que sltua, en momento avanzado, la noraclón cultural Ibérica, reforzando la tesis de fechas bajas para la cen\mlca Ibérica.
Hoy por hoy, el Esquema paletnológlco del Profesor Martlnez Santa
Olalla es lundamenal e indispensable y ha de servir de pauta, forzosamene, aun con las naturales discrepancias, segun criterios, para obtener una visión de conjunto de nuestra arqueologla prehistórica.
D. FLE:I'CHER
OARc:fA Y BELLlDO (A.).-"La Dam.a de Elche y el conjunto de
p ie-zas arqueológicas reingresadas en España en J94l". Ma,drld, 1943.
Una completa monogratla sobre las valiosas piezas vueltas a nuestra
Patria, anallzad'lS una a una, en si y en sus relaciones con otros materiales de nuestra arqueologla, ha llevado a cabO el eminente Profesor de
la UnlverS1dad de Madrid, Dr. Oarcia y Bellido.
Del total de los 37 objetos reintegrados en Espafia, siete son de tierras valencianas, lo que acrecienta para nosotros eL Interés del libro.
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415-
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•
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32
BIBLlOCRAFIA
Después de un breve preámbulo. en el que relata sucintamente el
proceso seguido hasta la consecución del Intercambio entre el Museo del
LÓuvre y nuestro Arqueológico Nacional, comIenza su estudio por la más
preciada joya de nuestro arte antiguo, La Dama de Elche, dando un
relato minucioso sobre las circunstancias de su hallazgo y expatriación
y las posteriores ~xr.avaclones que se han realizado (-o la zona de ' su
Invención; descrito el busto en todos sus detalles, hace el estudio
del rostro. tocado, collares. .fl.bula, estableciendo paralelismos extra e
Intrapenln~ulares y busca la colaboración de los textos clásicos, Que tan
bien conoce, para ILtentar datar la Dama. la Que conslderé.ndola digna
por su arte de ser del s. V, no cree. sin embargo, Que se aleje mucho del
s. II! a. C., oponiéndose nuevamente, como ya lo hizo en otra ocasión al
hablar del Esculapio de Ampurlas, a In opinión de Carpenter. Un resumen de su est.Jdlo sobre lo. Dama de Elche, ha publicado Garcla y
Bellido en la Revtsta de la Universidad de Mndrld, nI. ·pág. 91. ailo
1943, y sobre este tema dJó una conferencia en la Universidad de Valencia (v. Saltabl 11, pé.g. 64, afio 1944).
Lo~ otros (\bjetos de Elche aqul estudiados son. un fragmento de estatua representando un guerrero con ralcata, Que no puede ser anterior
a fines del s. V. siendo Qulzll ya del IV o m a. J. C.; un capitel de pilastra (1) cuya fecha no pasa del s. IV, siendo probablemente más reCiente, y finalmente un fragmento con volutas que no debe ascender más
al1a. del s. IV a. J. C.
De Osuna estudia 15 piezas, además de la mención sucinta de algunas
de igual procedencia Que todavla están en el Louvre. Destacan entre
las escwtur!ls reintegradas, la "auletrls", las damas con capa. los guerreros a pie y a ~ballo. las escenas circenses, etc .. todo un conjunt.o Que
el a. a naUza pit:za por pieza. concluyendo Que todos estos restos pertenecieron a un edificio conmemorativo levantado por César, Quien tomó
Osuna tras la batalla tie Mundo.: por tanto. su fecha serlo. el año 45
a. J . C.
De Redován estudia una cabeza humana ya mencionada por el autor
en otra publicación, en la que asignaba la data de hacia el 500 a. J. e.,
aunque ahora el propio a. cree Que pudiera ser má.s reciente. También
es de Redová.n una cabeza de grifo o Qulmera que por sus caracterlstlcas puede obedecer a corrientes artlsticas grecoorIentales de pleno s. VI,
pero la figura puede ser algo má.s reciente.
También de tierras valencianas, de Agost, estudia una esfinge, compan er~ de la cual es otra Que quedó en el Louvrc. Siguen modelos grtegOJ del s. VI, aunque la lecha en Espana debe suponerse algo má.s reciente. Como el grUa de Redován, es "uno de los "Incunables" de la escultura Ibérica", segUn frase del autor.
De la provincIa de Albacete, de El Salobral, son un fragmento de
rcUeve con e::t1nge, Quizá. de época romana republicana, y un sillar con
Inscripción 1~"lca. Igualmente de la misma provincia, del Llano de
Nuestra Seflora de la Consolación, es la Dama Sedente. semejante a la
lograda por Nieto en Verdolay. Es la misma actitud y el mismo sU16n de
un slnfln de figuras griegas. concretamente samlo-mUeslas de hacia
fines del s. VI, poco más o menos. La lecha real es primera mitad del
s. V o algo mlls tarde. Es una de las piezas mas Importantes de nuestra
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BtBlIOGRAFLA
ss
ph\stlca antJgua. Del mismo yac1m1ento es un trozo arquitectónico con
ornamentación de tipo jonio, que sigue prototipos de mediados del /j. VI.
Puede ser un'J de los tesUmonlos más antiguos entre los hallados hasta
ahora en Espafia. Finalmente, del mismo Llano procede el sátiro llhyphállco, del que tan detallado estudio hlzo ya en sus "Hallazgos griegos
de Espai\a", repitiendo ahora 10/j conceptos entonces vertidos, ya que
aquel estudio puede considerarse como definitivo. Es obra que no está
lejos de los últimos decenios del s. VI, siendo probablemente Importada.
Del celebénlmo Cerro de los Santos es una cabeza Cemenlna, unlca
representación de este yacl.mlento que ha Ingresado en n.uestro Musco
Arqueológico, procedente del Intercambio con el Louvre.
Las estelas de Tajo Montero (provincia de Sevilla) deben datarsc en
el s. 1I D.. J. C.
Del t.hymlalerlÓn de Calaceltc hace una breve descripción basada en
el estudio que de esta pieza ha hecho el Sr. Cabré, aceptando la lecha
de éste, o sea la primera mitad del s. V. a. J. C.
Finaliza E'l volumen con el e~tudl0 de la diadema de Rlvadeo, que
consIdera como joya de un régulo de un pueblo ath\ntlco peninsular de
los que hacian el comercio con las Islas Brlt1nlcas durante el Bronce.
final y durante la Edad del Hierro, pero el a. advierte que el atribuirlo
al Bronce no obliga a asignarle fecha remota, pues no hay duda Que la
cultura del N. O. usó formas y tipos del Bronce hasta épocas muy recientes. incluso hasta los comienzas de la romanización de estas comarcas, debiendo prolongarse, por tanto, para esta zona y para las Islas
Británicas, el ultimo periOdo del Bronce hasta el 500/ 400 a. J. C., coln\"ldiendo con lo postulado por los arqueólogos ingleses respecto a su patrIa; por nuestra parte creemos que esta perduración puede hacerse
extensiva a otras é.reas de nuestra Peninsula, donde en el elemento
autóctono perviven las manifestacIones del Bronce, modLficadas por las
aportaciones europeas y mediterráneas que muy tarde logran hace!'
cambiar las condiciones de vida y cultura indigenas, enralzadas en el
Bronce. La diadema es datada por el a. hacia el IV/III y aun quizá. bastante despuéS, es deelr, más cerca aún del comienzo de nuestra Era, Seria
creación de los "alblones" mencionados por PlIn10 en la comarca de RIvadeo, y teniendo en cuenta Que en el S. de Inglaterra hubo también
otros "albiones", se retuerza el parentesco entre los producto/j británicos
y la diadema, como ha setialado el a. a través de este apartado.
La obra de Garcla y BelUdo es lnteresante en grado sumo, por el
examen monográ.fico de las piezas, debiendo destacar los ncabadOJl estudios sobre la Dama de Elche, los relleves de Osuna y In diadema de
Rlvadeo, en los cuales sigue una sólida y clara t.rayectorla. de deducciones basadas tanto en los textos como en la arqueologia, para llegar a
conclusiones de Indole definitiva.
Desde el punto de vista de la arqueologla valenciana, hemos de agradecerle su transcendental aportación sobre nuestra Incomparable Dama
de Elche y el estudio de las otras piezas levantinas mencionadas en este
libro.
La parte gráfica. tan cuidada como en todas las publicaciones del
Profesor Oarcla Bellido.
D. FLETCHER
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BEr:ltOGRAFL\.
HELENA (PHILIPPE).-"Les origines de Narbonne", - ToulouscPaTIs, 1937. 491 págs. y 292 ftgs.
La estrecha relación que los hallazgos de la comarcn de Narbona
guardan con Calalufia y Valencia. hace que la obra de HELENA sea lo
suficientementE' lnteresunte para Que demos notlcln . dt.' la. misma, haciéndolo brevemente, destacando algunos puntos de mAs Interés.
El capitulo l, titulado "Los tiempos anteriores a los mas antiguos testImonios escritos", comprende una visión general de culturas, razas,
fiora y fauna prehistóricos en su relación con los periodos geológiCOS,
dando noticias de las cavernas de Blze, de la Crouzade y de Fouzan, de
las que algunos materiales los ha conseguido el a. en excavaciones personales.
En el capitulo n, estudia el fin de la Edad de la Pledrn y la iniciación
del Bronce, sefialando Q.ue en los enterramJcntos eneolitlcoS, las cuevas
narbonenses ejercen el papel de asarlos, en los Q.ue deposItanse los huesos después de haber perdido el cadáver, en otro lugar, sus partes carnosas, por lo Q.ue frecuentemente el esqueleto no estil completo. Sugiere
• Helena la poslbUldad de Que la azuela de piedra pulimentad[\, podrla
-ser representación de la Tierra-Madre, por su forma de sexo femenino,
y a este respecto podemos recordar nosotros el importante hallazgo efectuado por Oiménez Reyna en "La PUeta" (v. AtlanUs XVI), que reforzarla la hipótesis de Helena, el cual, a base de sus excavaciones y observaciones, clasifica el eneoUUco en cinco periodos. Esta. clasLficaclón
es de suma importancia, por los muchos afios Que lleva excavando y
estudiando materiales de su comarca, pero en la nomenclatura utUizada
nos parece poco acertado englobar bajo el titulo genérico de EneoUUco
todas las tlpologlas desde el neoUtlco ala:; Lniclos del Hallstatt, pues
Induce a creer, erróneamente, Que no hubo elementos del Bronce, cuando
comprobamos que a partir de su Eneolltlco nI sefialo. dos tra1{!ctorlas,
la tradicional y otra con Lndustrla tlplca del Bronce.
En el capitulO m se aborda la cuestión de "La ~rlmera migración
céltica y la metalurgia del hJerro", subdividIendo, Helena, la primera
Edad del Hierro en tres periodOS: el primero, hasta fines del s. VIn, con
Mpos cerámicos semejantes a lOs calalanes de Ca'n MIssert y otros, para
los que Colominas y Boscb, ya en 1920, fijaron su apogeo en el 700 y el
fin en el 650 a. J. C. En el segundo grupo, escasea la ornamentación, correspondiendo a fines del vn y mediados del VI, y en el tercer grupo se
encuadran las grandes urnas y copas troncocón1cas sin ornamen tación,
paralelas a Glbrella y Anglés, y fecho.ndolo en 5egunda mitad del s. VI.
El hierro no llegarla a la Narbonenjie antes de fines del VIn, pero
con su aparición no desaparece la metalurgia del bronce, Que sigue utilizándose largo tiempo.
Al hablar de los habitantes de esta reglón. los más antiguos textos scfinJan la presencia de Ugures. Hecateo, a fines del VI, califica a Narbona como mercado -y ciudad céltica, aunQue reconociendo que sus habitantes, los Elysiques, son IIgures. La ciudad madre de Narbona seria
Ellela y estarla asentada en Montiaurés. Estuvo en relación estrecha
con un emporio situado entre ella y el mar, emporio denominado Naro
o Narbon. viviendo el uno para y por el otro.
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BIRLlOGRAFIA
"Las grandes InvasIones. Los Iberos, los celtas", es el tema del capitulo IV. Comienza oon una apreciación sobre el origen legendario de
Narbona, pero pasa de:;pués a la Historia. sel'ialando un nuevo movimiento céltico Que tendrla lugar hacia el 530, sIendo el desplazamIento
de una nación entera. atravesando Bélgica. adueilándose del Centro de
Franela y teniendo bajo una constante amenaza a los Elyslques. Otro
movimiento hay de Sur a Norte desde los albores del s. V, en el Que las
primeras oleadas de Iberos entran en la Narbonense. Los Ugures se retlrarlan a las alta:; mesetas del interior, quedando las feraces llanuras
en poder de los Iberos. El verso 586 de Avleno (el 588 de la ediciÓn
Schulten) lo rectifica Helena en: "erat "feracls" [no "feroels") maxlmum regnl capHt~. Menos de un siglo después de la. llegada de los iberos al Aude, hacia el 400, los celtas se lanzan a su vez a las llanuras del
bajo Lnnguedoc, Quedando Narbona en poder de los go.los. Con el paso
de Anlbal, en 218, comienza una nueva etapa, Inlclándo¡;e la Historia
clásica del Medlodla de Franela, cayendo bajo la férula romana, una vez
derrotados los cartagineses.
El capitulo V lleva por titulo "Narbona Ibérica y gala". Elycla se
mantendrla Independiente durante mucho tiempo. La acrópoUs está
constituida en terrazas escalonadas y los fondos de las habitaciones están excavados en la roca. El poblado de La Cayla tiene cerámicas áticas
del V y IV en el nivel superior, y fragmentos de hallstattlense en el
inferior. El de Enserune, emplazarnlento de la antigua Inselodunum,
del Que además de la acrópolis conocemos la necrópolis, la cual puede
dividirse en dos zonas: al Norte, las sepulturas más anUg!.las (s. V-IV),
con cerámicas de figuras rojas áticas o greco-Itallolas y valiQs pintados
geom(!trlcos Ib(!r!cos o celtizantes, protegidos por voluminosos fragmentos de dollum o ánfora; al Sur, la zona más reciente {s. m-O}, con tipos cerámicos de la costa catalana, buenas páteras helerustlcas.
BajO el titulo "La clvlltzaclón Indlgena en loS últimos siglos de Independencia", englóbanse los capltulos VI y vn, dedicando el primero al
aspecto espiritual y el segundo al material. Para Informarnos de las costumbres. carácer. etc., del pueblo Narbonense, se vale dI' los autores cláSiCOS que hablan, en general, de los pueblos galos. aplicando estas noticias a lOs habitantes del SE. de Francia, pues poco se dlrcrenclan, en el
concepto de Helena, de los demas habitantes de Francia.
En las monedas, sigue la clasificaclOn de HIll, aportando una nueva
hipótesis al prOblema de los "Longostaletes", nombre QU(' no cree IIC refiere a ningún pueblo. Interpretándolo como "conta~les publlcos" o representantes de los mercaderes.
Una cuestión de Interés en la arQueologla prehIstÓrica y que Helena
la da como resuelta, es la del arco. aceptandO Que fué conocido en la
Narbona de lo!! prlmeros sIglos a. J. C.. aduciendo, además de los testimonios arQueolOglcos, las citas de César y Estrabón. Esta cuestión tan
Interesante para nuestra arQueologla, ¡;entlmos no se ha.ya tratado más
ampliamente, Dues estamos en desacuerdo con su aflrmaclón, puesto
Que los arcos no se scftalan en nlngun yacimiento Ibérico ni del SE. de
Franela ni de Espafl.a, ni materialmente ni en la Innumerable serie de
vasijas pintadas IbérIcas. AsI, pues, hem~ de considerar Que en los primeros siglos a. J. C., el arco no era arma utlltzada por los pueblos lbé- 4 19 -
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BIBL10GRAFIA
ricos, y si las citas de César y Estrabón pueden aplicarse a pueblos de
estirpe celta, Igualmente hemos de reconocer Que :;u empleo debió ser
muy secundarlo, pues son escaslslmos los restos de supuestas puntas
de flecha en paises no Ibéricos. Queda, pues, en pie la IncOgnita de
cuándo se perdió la tradición del manejo del arco y por qué no se
readoptó tomándolo de otros pueblos Que lo utUlzarOD y mantuvIeron
contacto con los iberos.
Como elemento de cronologla, senala las muelas rotativas Que debieron adoptarse en el s. nr, estando prlmero el "catUus". provisto de
apéndices y después de muescas. anteriores a las muela:> rotativas son
las de vaivén, planas, tipo primitivo, Que encuadra hasta el s. IV: en el
lIT son planos, con los borde:> levantados, siendo a Hnes del m cuando
aparecen los circulares, que llegan hasta el n con apéndice:; y desde
fines del n y el 1 sin apéndices, no excluyéndose, sin embargo, la utilización de las de vaivén. Otro intento de clasificaciÓn se hace con los
fusalolas. Hasta fines del IV son de perfil dLscotdeo, cUlndrlco o carenado; en el ID y n son más altas, bitroncocÓnlcas, desapareciendo el
cono Inferior con la InvasiÓn romana. quedando simplemente en forma
cÓnica,
De todo es.te capitulo vn que ahora estamos resenando. lo que destaca por su Interés es la cerámica. Desde el siglo IV se introducen "dolIa", Que no aparecen ni en Espaiía n1 en el resto de Franela; algunos
llevan Inscripciones Ibéricas, poco legibles. Abunda la cerámica grosera,
a mano, y junto a ella la de pasta depurada, a torno. Hay otra cerámica
pintada con temas geométricos o florales. En los comienzos del siglo n
hay una cerámica con temas geométricos que presenta, segun el a., un
parentesco Innegable con la ceré.mlca del SE. de Espafia, princIpalmente Archena. A partir del Siglo III aparecen en la Narbonense certl.lnicas
IdéntIcas en pasta y forma a las de las estaciones Ibcrlzadas, pero no
espeelficamente Ibéricas, de Ampurlas y Costa Brava, Jo que hace suponer a Helena que desde el Ebro al Herault retna un fondo de clvUlzactón que ninguna Influencia exterior ha podido anlqullar.
De estas Infiuenclas externas, trata en el capitulo VIn. Acepta la
presencia de colonos cartagineses en las costas del Sureste francés, coincidiendo con la opinión de los arqueólogos que consideran Marsella fundada sobre una primitiva colonia cartaginesa. Las prlm'i!ra:; manUcstaclones del llamado arte ibérico, aparecen en contacto con cerdmh!a
áUca de Hguras negras de bello estilo y jÓnicas con largas ondulaciones
vinosas o IncIsas. SI estas cerdmlcas son realmente Ibéricas y si realmente también corresponden a. esta fecha, en man1f1.es~ oposiCión con
todos los hallazgos peninsulares de Levante y SE. de Espafia, tendriamas, por fuerza, que aceptar el camino de N. a. S., en lugar del que hasta
ahora se ha aceptado de S. a. N. para la ccrdlnica Ibérica. Sin embargo,
adelantamos que n1 las excavacIones de los "opplda" franceses ni las
clasificaciones de sus cerdmlcas, se han hecho con todo el rigor Que
fuera necesarIo para poder decir la última palabra a base de los mIsmos. Basándose en esta techa tan alta, Helena hace referencia a Parls
y Boch Gtmpera (nosotros af'ladimos el trabajo de l. Ballester, publicado recientemente por el Centro de Cultura Valenciana), quienes no dudan Que debe buscarse el origen del esUlo ornamental de los vasos Ibcri-
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BIELlOGRAPIA
cos, en la cerámica de Asia Menor y Grecia Arcaica, aunque algunos temas pueden ser autÓCtonos. Helena clasifica los escaslsimos fragmentos
con decoración floral como del siglo m, pero lOs vasos pintados, en forma
cada vez más degenerada, perduran hasta los primeros tiempos de la
conquista romana.
Con el capitulo IX. dedicado a la conquista romana y entrada rle
Narbona en la Historia, tennlna este importante trabajo, del que no
hemos hecho más que resenar, a grandes trazos, sus más destacados
puntos.
Hemos de reconocer el indiscutible mérito del trabajo de Helena, a
Quien debemos agradecer la presentación est,ructurada de todos 10/1 materlnles, pre y protohIstóricos de la Narbonense, junto a los cuales las
citas ch\sicas hacen revivir los tiempos pre-romanos de esta comarca,
dando amenidad e interés a la narración.
D.
FIGUERAS PACHECO
FL~CHER
(F.).-"Acra. Leuca. la. ciudad de Amílcar".
AUcante, 1932.
-LAFt.lENTE VIDA!.
(J.).-"Alicante en la antigüedad". Allcante,
1932.
FlGUEKAS PACHECO (F.l.-"La necrópolis ibcro-pimica dc Alicante". Anales Centro Cultura Valenciana, a. VI, núm. 15,
p:\g. 19. Valencia, 1933.
LAFUENTE VIDA!. {JJ._"Exca\'acioncs en la Albufereta de Alicante (antigua Lllcelltuml". Memoria de Excavaciones,
núm. general 12G, núm. 1 de J933. Madrid, 1934.
FIGUERAS PACHECO (FJ.-"Las piras funeralcs de La Albuferct:\
de AUcante". "Saitabi", núm. 7·8, pAg. 13. Vale.ncla., 1943.
VIDAL (G.l._"I,uccnlum de AlicanLe". "Saitabt", nÜm. 12, página 131. Valencia, H144.
Aunque por algunos eruditos espafioles, entre ellos nuestro Chabás,
ya se hablan situado Acm Leuca y Luccn tum en Alicante, sin embargo
esta IdenUftcaclón no habla merecido aceptación unánime. y as!, la aportación de F. P. al tema. poniéndolo al dla. presentada al IV C. 1 A. celebrado en Barcelona, mereció una réplica de Pierre Parls, Quien, sin negar
la posibilidad de Acra Lellc!\=AUcante. la dejaba en cuarentena, alegando la falta de datos arqueológIcos Que dilucidaran la cuestión, a pesar de
que de antiguo era conocida una lapida, en la que se hace referencia al
rlUnicIplo lucen tino, hallada en Alicante. Como consecuencia de la comunicación presentada y de la negativa. la ciudad alicantina tuvo el bello
gesto de emprender los trabajos necesarios para dejar resucl~n. la cues'tión, realizando una campana de excavaciones de resultados altamente
halagüefios.
En su "Acra Leuca", reproduce F. P. los puntos de vista que expuso
-
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BIBUOGRAFIA
en Barcelona, afiadlendo sucintamente los resultados arqueológicos de
la primera campaña de excavaciones, que reafirman sus opiniones.
Hace un estudio de las fuentes (DIodoro, Frontlno. Uvlo, SUto Itálico,
Nepote). exponiendo las conclusiones que de las mismas deduce. Acra
Leuca 'es nombre Que no lo dIeron los cartagineses, sino Que, sIendo griego, ha de ser forzosamente anterior a aquéllos, por tanto la reglón estaba
helenizada cuando las nuestes púnIcas llegaron a esta comarca. LIgada
Intlmamente con la situación de Acra Leuca está. la de HeUce, cuyo emplazamiento est.udla también F. P .. situándola, como tradicionalmente se
ha hecho, en Elche. Debemos aqul como IncIso. indicar nuestra. discrepancia con la locaUzaclón HeUce-Elche de la Sierra, que hace Garela
y Bellido en su "FenicIos y Cartagineses", pues la raZÓn principal que
aduce, o sea que Hellce debla estar en sltlo trio, puesto que parte del
ejército que la asediaba se retiró a Invernar a Acra Leuea, no nos parece
suficientemente decisiva, pues aun estando Hcllee en reglón de clima
Idéntico al de Acra Leuca, es natural que las tropas que Amllcar consideraba sobrantes en el asedio. se retiraran a los cual·teles que ya tenlan
establecidos y aconcUclonados de antiguo y no que prepararan unos nuevos. Junto a la cIudad cercada, mó'xlme cuando el mismo hecho de retirar tropas comprueba que el general cartaginés consideraba como Inminente la calda de la plaza sitiada.
Continuando con la rescfta del trabajo de F, p " su tercera parte es la
relación sucInta c1e los hallazgos logrados en las excavaciones de la Comisión Provincial, o sea el tema que más ampliamente trOlla L. V, en su
"Allcante en la Antigüedad", al que seguIdamente nos referimos.
AsI como F. p, se limita a situar Acca Leuca en AlIcante, sin determinar más. L. V. concreta la cucstlOn y senala la existencia de dos ciudades. una Acra Leuca en el Benacantll. lugar que por su elevación y caracterlstlcas naturales es más lógico que recibIera el nombre en cuestión.
y otra, en el actual "Tossal de Manlses''. que se llamarla Leukon. la Leukon TelJos. Que pasó a ser la Longuntlca romana, que no tlene nada que
ver con Guardamar, donde por algunos ha querido ser emplazada. Acm
Leuca desaparecerla en 195 a. J. C. con Catón, pero no asl la ciudad del
"Tosaal", donde encontrarlan refug io los habitantes de la destruida Acra
Leuca.
Después de estas apreciaciones de Indole geográftco~hlstÓrlco. habla
de tos resultados obtenidos en las excavacIones de la necrópoliS de "La
Albufel'eta" y en la ciudad del "Tossat".
En la primera las sepulturas aparecen sin regla ni orden, amontonándose unas sobre otras. pudiendo fecharse todas entre segunda mitad del
s. m y primera del TI a. J, C. Aunque aQul no distingue L. V. estratlgra!la alguna. en otro publtcaclón, de la que despu{:s hablaremos. ya. rectifica lo del amontonamiento y seftala dos niveles, cosa que con anteriorIdad hIzo F. P. en otro de sus trabajos, Que también veremos a continuación.
Entre los hallazgos. hay ent erramientos con los ajuares usuales, pero
con total ausencia de huesos, cosa Que ya observó Ballester Tormo
en su "Avance al estudio de la necrópolis Ibérica de la. Casa del Monte",
quien opina que se trata de ceremonias slmbOllcas en honor de algúll
fammar fallecido lejos de su tierra, pero a quien se le rinden las mismas
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BIBI..IOCRAFIA
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"honras flinebres que si hubiera muerto entre los suyos. Esta observación
y deducdón parece tenerla en cuenta el propio L. V., quien indica también esta posibilidad, aunque en su Memoria de Excavaciones no vuelve
a hncer, Inexplicablemente, mención a ésta cuestión.
Al hablar de las eXCavaciones en el "Tossal de ManJs~s", dice Que los
"ases Ibéricos con ornamentación de flora, fauna y hombres, llegarlan a
Lucentum en el s. 1 a. J. C., tal vez en época de Sertorlo, no debiendo
durar mucho tiempo porque se les superpone sin solución de continuidad
"la cerAmlca de barro rojo br1l1ante con relieves". Sobre esta Interesante
('lIcsUón volveremos oportunamente.
Sigue el folleto de L. V. mencionando dh·ersos hallazgos conocidos de
antiguo, romanos y posteriores, opinando que la destrucción de la. ciudad
del "Tossal de Manlses", o sea Lucentum, acaeció en el 409. lo más probable.
Las Uuslraclones de este opúsculo, son verdaderamente rata les e InutllIzablcs. Lástima que siendo las primeras noticias grAHcas que se nos
daban de los hallazgos alicantinos, no se hayan hecho las reproduct'h.' r:es más utilizables.
Como complcmento de su "Acra Leuca", F. P. dló una nota en 1933, en
la Que hace referencia a la primera campai'ia de excavncioncs, cuyos resultado!> ya eran conocidos por el lolleto de L. V.; pero F. P. distingue
dos niveles en la necrópolis. el Inferior del s. m a. J . C. y el superior del
S. n B.. J. C., y tal vez dentro del primero pudiera, todavla. set\nlarse una
subdivisión. Apnrte de esta novedad, la nota tiene el carActer de simple
Inrormaclón. habiéndola citado aQul porque en realidad forma como un
todo con la publicación suya y la de L. V., Que hemos mencionado anteriormente.
El mismo carActer completivo, pues se repiten todos los extremos tratados en los trabajos precedentes. tiene la mis amplia exposición que
hace L. V. en la Memoria de Excavaciones, publicada en 1934, en la que
hace historia de la cnmpaf'ía efectuada a expensas de la ciudad de AIIcant.c, se mencionan las fuentes literarias ya aportadas en los anteriores
folletos, y seguidamente se habla de la segunda campana de excavaciones, gracias a la cual se ha hecho acoplo de nuevos datos y observadones. entre las cualcs nos admira la tan suspicaz de Identificar una sepultura de hombre con la de un gran jefe Que pereció cuando el asalto de
C. Esclplón, deducción basada en el simple hecho de que el general romano saqueó las rescrvas de esparto de los cartagineses, y en la sepultura en cuestión aparecieron restos de cuerda de Idéntica material. Realmente es mucha suspicacia.
En la ciudad, debido al gran numero de niveles supprpuestos, Se hace
dificil la excavación, debiendo sacrificarse construcciones más rcclentes
para poder profundlznr en los estratos Inlerlores. En la monograrla en
cu(>st1ón se exponen los diversos niveles, asl como la sucesión de cerl\mlcaso Primero, prehistórica. negra o rojiza, siguiendo la negra nhumada.
la rOja o amarilla ordinaria y la griega. de época clásica, todo rUspcrso y
sin formar estrato: suceden los fragmentos cartagineses y contemporAneos con los de barniz negro brillante y figuras rojas. La époCa hispánica, tanto antes de la destrucción por Catón como la de la reconstrucción
poco antes de la de Sectario, se Indica por los vasos pintados, algunos
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BIBllOCRAFIA
fragmentos con conejos y lechuzas, sIendo de la primera campana otros
fragmentos con hombres, caballos, etc.; fueron hallados en estratos Que
el autor considera del s. l a. J. e., y sobre esta cerámica, sin solución de
continuIdad, cerámica de Acco y flnalmente la slglllata. A pesar de esta
relación Que hace L. V. (y Que más detalladamente nos hace F. P. en un
trabajo que analizamos en otra parte), no se apercibe de la transcendencIa de sus conclusiones y explica esta cerámica con figuras zoomorfas y humanas, en niveles del s. l. a. J, C.. suponiendo Que "ante' la invasIón cartaginesa algunos de los artistas helenIzados Que pintaron vasos tan notables como los de Elche y Archena, huyeron hacia el Interior,
desenvolviendo su arte por el Bajo Aragón y reglones próximas a Valencia, hasta llegar a las brlliantes rnanUestacloncs de Azalla y eaJacelte, o por el contrarIo, fueron atraldo:; al ACrlea por 108 dominadores", y
al terminar "la domInación cartagInesa hubo una Inmigración Ibérica
l¿cuá.ndo terminaremos con la manla de las Inmigraciones e Invasiones,
para expltcárnoslo todo?] Que trajo para la cerámica rormas casi olvidadas y adornos má.s artlsticos: "Queda a comprobar si la ciudad rut= reedificada hacia 138-136 a. J. e., y... si con los nuevos pobladores vinieron los
artista/> que pintaron en las vasijas figuras humanas, conejos, perros,
cabras, nores. con nuevo estuo que subsistió hasta ser reemplazado por
l()s vasos romanos de barro rojo brillante y el Uplco relieve saguntlno".
"Esta serlo., sin duda, la explicación de que el ml\s brillante arte Ibérico,
Que tuvo su origen en esta reglón y en Andalucla, no lo hayamos encontrado nO$Otros hasta el s. n a. J. C. en Leucon, con los vasos romanos
Inmediatamente encima, sin solución de continuidad". Como se ve, L. V.
retuerce las cosas para amoldarlas a la clas1flcaclón rle Bosch. Hoy, después de la clasiftcaclón cronológica que planteamos en 1940 (y Que según
parece por otros trabajos de L. V., este autor desconoce) y de los resultados obtenidos en nuestras excavaciones de Arehena, donde la cerámIca
tlplca de este yacimiento aparece con romana de época avanzada, es mucho más rácU explicarnos la exl,stencla de esta cerámica Ibérica, bellal1l(>nte decorada, en periodo romano.
Principalmente, por la comprobacIón de Que la cerAmlca Ibérica con
decoración floral y zoomorra, aparece en niveles romanos, es Interesante
esta monografla, que, como el folleto del mismo autor, peca de unas reproducciones, la mayorla de ellas Inservibles.
Nuevamente, tratando sobre la necrópolis, es una nota de F. P. en
"Saltabl", en donde se repiten las conclusiones conocidas y hace hincapié
o. que "hallazgo cierto de restos Imputables a la dominación romana no
se regIstró en nInguna de las 170 piras Que exploramos".
SIguiendo paso a paso a L. V" Gonzalo Vidal, también en "Saltabl",
nos da una pequefia nota sobre Lucentum, repitiendo punto por punto lo
Que el primero ya escribió sobre el particular. Sin embargo, hacemos
mención de este trabajo para completar la serie de publicaciones de tipo
general sobre Acra Leuca y Lucentum y los resultados de las excavaciones en "La Albufercta" y "Tossal de Manlses". En otro lugar hacemos
referencIa de los trabajos sobre determinados aspectos y conclusiones a
que han llegadO los excavadores de estos yacimientos.
D. FLETCHER VALLS
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BIBLlOGRAFlA
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FIGUERAS PACHECO (F.l.-"Daios para la crOflolo·:ia. de la cerámica Ibérica". "Atlalltis", XV. Madrid, 1940.
RAMos F'OL(luts (AJ.-"Nuevas excavaciones en La Alcudia de
Elchc", "Corona de Estudios" de la
vol. r, pAgo 287. Madrid, 1941.
SOCo Esp. AIlt •• EL. V Ph.,
BEl.LlDO (AJ.-"Algunos problcmas de arte y cronologia
ibéricos". "Arc. Esp. Arqueo.... numo 50, pág. 78. Madrid, 1943.
GARctA
(AJ.-"lIaJlazgos cerámicos dc Elchc y algunas
considcracioncs sobre el origen de viertos tcmas". "Arc. E$1J.
Arqueo.", ninn. 52, pAgo 328. Madrid, 1943.
RAMOS FOLQUts
(J.)..-"EI tesoro de orfebreria de Santiago de la Ebpada
(Jaén)". "Arc. Esp. Arqueo.... pág. 343. Madrid, 1943.
CABRÉ
l.AFUENTE Vm.u.
{J.).-"Algunos datoli concretos dc la proyln-
cla de Alicante sobre el problema cronológiCtl de la cera-
mica ibérica". "Arc. Esp. Arqueo.", numo 54, pág. 68. Madrid. 1944.
Reunimos los anteriores trabajos en una nota por presentar todos
ellos un elemento común, el abordar el tema de lo. cronOlogla atribuible
a la cerá.mlea IbCrlca, y en los seis se aportan datos y conclusiones Que
rompen con la tradicional teoria de fechas altas. Seguidamente. correspondiendo a nuestro propósito de dar rá.plda noticia de los trabajOS que
recensionamos, exponemos los puntos má.s destacados de cada uno .de
ellos.
En el prImero, F. P. nos habla de la estraUgrafla del célebre "Tossal
de Monises", para el la ciudad de Acta Leuca. frente a la hipótesiS de
Lnfuente VldaJ (sobre las excavaciones alicantinas, véase en otro lugar
una amplia referencial.
Establece el a. 7 niveles; en el quinto, perteneciente a los últimos
tiempoS republ1canos y primeros del Imperio, con terminación probable
hacia el 180 despuéS de J. C. y momento de esplendor hacia Augusto,
hay cero'mlca IbérIca con figuras de hombres y animales. Y termina con
las siguientes conclusiones:
1.- En los estratos mAs antiguos NO se da nunca cerámica Ibérica
con decoración de Hora y fauna. La decoración geométrica aparece con
la cerémlca pünlca y campanlense, y
2.- La decoración de figuras humanas y animales aparece solamente
en las tierras someras y a veces en unión de la "terra slglllata".
Asi, pues, F. P. sólo nos da a conocer los estratos de la ciudad alicantina. dejando establecer consecuencias de lndole cronolÓgica a aquellos
que aborden este problema. Pero hemos de reconocer 10 valiosa de esta
aportaCión por los datos Que encIerra.
Otro trabajo, en el Que la parte fundamental es la exposición de nlve-
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BIBLIOGRAPIA
les, es el de R. F. En una de sus excavaciones en "La Alcudia", a Ma
profundidad medIa de 0'90, encontró piso firme. sobre el que surgió una
capa, de 2 a 6 eentImetros de espesor, de una sustancia bl::l.nQuecLna;
sobre ella una zona de carbones y cenizas que alcanza a veces 50 centímetros y que es donde se han hallado casi todos los objetos que menciona en su trabajo, entre los cuales hay cerá.ru.lca Ibérica con temas
geomcrlcos, volutas, hojas, flores, frutos, aves con alas extendidas. cabeza de caballo, mariposas; tamblen hay cerl1mlca campanlense, lucernas romanas y siete monedas romanas. Basá.ndose en ellas y en la abundancia de cerámica campanlensc y escasez de ' cerámlca griega (un solo
Iragmento), lanza la hipótesis. R. F" de que ItlS construcciones excavadas por él en este campai'ia, se utilizaron entre los s. m ala. J. C., ya
que la existencia de monedas Imperiales y "terra slglllata" la considera
cC?mo Cortuita, por alteración de niveles, lo que por nuestra parte no
crecm\)s sea necesario para Que puedan darse Juntos estos elementos con
la cerámica Ibérica.
También, pues, el trabajo de R. F., da cronologla baja, apoyando
nuestra teSls, que tiene un refuerzo extrnordlnnrlo con la opinión emitida por la prestigiosa firma de G. y B. en el trabajo que a continuación
. mencionamos.
Comienza el a. con el planteamiento de una etapa de escultura ibérica en madera. o etapa "xoá.nica", como él mismo la denomina. según se
desprende da la técnica de algunas esculturas en piedra, por lo que los
seudoarcalsmos se explicarlan por ser supervivencia estereotipada de
una técnica lei\os.'1., que quizá. coctá.neamente, seguia en uso al lado de la
labra en piedra, La "Dama de Elche" no debe ser superior al IV /IlI, aunque sus plegados, que no están en relación con la perrecclón del rostro,
puedan dar sensación de mayor vetustez. ya que recordarlan cosas de
dos siglos antes. Finalizado el estudio de la etapa "xoánlca", aborda el
a. otra cuestión de gran Interés como es la del arcalsmo y seudnarcalsmo
en la plástica ibérica, tratándolo con la maestrla de Quien domina plenamente el tema. En contra de lo que muchos alltores han opinado, sustenta la conclusión de Que los ojos nmlgdaloldes, cabellos rlgldOS o geométricos, pliegues angulosos, etc., no tienen nada Que ver con el arca.lsmo en la estatuarla ibérica, sIno Que corresponden a un seudoarcalsmo,
sugiriendo la probabll1dad de Que parle de las concomitancias seftaladas por los arqueólogos entl'e los bronces etruscos y los Ibéricos, no proceden de época remota. sino del establecimiento en España. de colonos
ltallotas venidos con los ejércitos romanos.
Pasando de la estatuarla a la cerámica, trata la cuestión cronológica
con toda amplitud. rechazando la tesis de Bosch, quien elaboró "un
cuadro que hoyes a todas luces Inadmisible". A su vez presenta una escala cronológica de fechas algo má.s bajas de las que dló el propio G. y
B. en otros dos trabaJos suyos ("Ausgrabungen In Spanlen", Berlln 1941,
y "El Hombre prehistórico y lo:; orlgenes de la Humanidad", Madrid
1941 ).
Como corroboración de sus asertos, estudia ampliamente el "Vaso de
los guerreros" de Liria, en el que las armas y ropajes son romanos, a
excepción de la Caleata; el escudo oblongo se parece más al del guerrero
de Mondragón (Vauc!use) de época de Augusto, que a los del relieve Ahe-
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BIBUOCRAFIA
nobarbus, de tiempo de César, en cuyo reHeve podrla. verse el paralelo
con los cascos de cimera del vaso lIrlano. Indumentaria y armas son de
la segunda mitad del siglo I a. J. C. En cuanto a la parte narrativa, cree
Que el vaso relata un episodio de una guerra civil, la cual sltua entre
bien entrado el sIglo 1. 3. J. C. y Augusto, epoca en la que Quedó toda la
penlnsula apaciguada. Por tanto, el acontecimiento narrado puede ser de
tIempos de Augusto o tal vcz de Sertorlo. Las observacIones de O. y B.
para reehar este vaso están muy bien llevadas. aun cuandO lo narrado
tal vez pudIera ser representación de una escena guerrera. sin correspondencIa real con ningún hecho de armas concreto.
El "amentum". representado en otros vasos de Urla. rue Introducido
en Levante por los romanos. opinión contrar ia a la de Ballester Tormo,
cxpueSltl. en su trabajo exclusIvamente dedicado a esta cuestión, primero
qu(> en nuestra blbllografla arqueológica trata este tema.
Finalmente. Junto a estas apreciaciones, señala aquellos datos. entre
los cuales están la ausencia de "terra slgUlata" y monedas Imperiales,
Que hablan en ravor de Que Liria dejó de existir hacia los tiempos de
Augusto o algo después, es decir hacia el cambio de Era, aproximadamente.
Después de la cerAmlca de LIria, hace el estudio de la de Elche.
reproduciendo en parte las manifestaciones hechas por AlbCrtlnl I.'n
sus "Foullles... ". que demuestran lo Inrundado de atribuir fechas altas a
las decoraciones ceramlcas de Elche. O. y B. da fin a su trabajo COIl una
sinopsis cronológica d(."l arte Ibérico, Que encuadra en tres periodos:
1.0 Mitad VI a último tercio m. Se abre la colonIzación focense y
cierra con los turbulentQS años de la conquista cartaginesa.
2,' Fines m y primer decenio de la Era. Se abre con la llegada romana y cierra con la paclft.caclón.
3. Mitad s. 1 después de J. C. y fin Imperio, hacia el 400.
En escultura, del primer grupo son el griro de RedovAn. esfinges de
Agost, qulza la "Dama Sedente" de Verdolay. La "Dama de Elche" que
debe recharse mis hacia el s. ID que hacia el V, Las obras de este primer grupo deben considerarse como de un arte "griego provincial". más
que un arte Ibérico IntluldO por el griego. Del segundo grupo son las figuras del Cerro de los Santos, bronces de Desp(!fiaperros. leones de RoJalcs
(a los cuales ya Fcrnández Avllcs les atribuyó esta data). la "Dama. ofereme" Que seria del fin de este perlado. segun indica el broche en forma
de T. Del tercer grupo. todo arte provincial romano; las figuras de barro
de La Serreta, pudieran ser en gran parte de este periodo.
En cerámica, del primer momento son las importaciones. del segundo
los vasos Archena, Oliva. Azalla, etc. (lo Que coincide con nuestro encuadramIento de estas cen\mlcas), puntualIzando G. y B. Que los vasos con
llores, pájaros. escenas narrativas, etc., de Liria. OUva, Azaila. Archena,
Elche, etc.. tal vez tengan su data más precisa en la segunda mitad del
s. la. J, C, y primeros lustros del sIguiente, por tanto cabalgando cronológicamente sobre el cambio de Era. Del tercer grupo, la "terra slglllata.",
desapareciendo la Ibérica y apareciendo la áeroma corriente.
Supone el autor Que el moUvo del esplendor de la cerámica Ib(!rlea
se debe a la desaparición de las lmportaclones, siendo entonces cuando
se hacen aQul los vasos bellamente decorados, Justlft.cando Igualmente el
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BISlIOGRAFIA
por qué no se produjo en Andalucla la cerámica fioral ni animal y humana, encontrando el motivo en la Intensa romanización, que explica
haya geométrica y falte la del tipo Archena, Elche, etc. No hubo tiempo
ni ocasión para que la primera diese lugar a la segunda. En el transcurso
del s. 1 a. J. C., la civilIzación romana habla penetra10 ya en la Bética
con suficiente lntensidad para matar todo brote tardlo de provl,nctallsmo
lndlgena.
El trabajo de O. y B. es de tal densidad de contenido, Que hace Imposible en una breve resei'ia como la presente el estudiarlo con la atención
y detenimiento que' requiere, ante todo por las aportaciones al conocImiento de la cultura Ibérica, pero creemos que caben objeciones y rectificaciones, algunas de las cuales las ha hecho el propio autor, como por
ejemplo la fecha atribuible a "La Dama de Elche", que en trabajos posterlore:; slttia en periodo más reciente. Pero a pcsar de las posibles obJeciones y rectificaciones Que puedan haccrse, y en todo Ubro hay posibilidad de hacerlas. no puede negarse que esta publicación de G. y B. es
un fundamental r efuerzo para la opinión de las cronologlas bajas en la
cultur a Ibérica.
Siguiendo con la rescfta dc trabajos dedicados a la cuestión cronológica, menclónaremos otra comunicación de R. F .. valloslslma por las novedades que aporta. Comienza su nota con un rapldlslmo bosquejo de las
opiniones vertidas sobre el tema, debiendo nosotros rectificar algunas
aprecIaciones: en primer término, ni Lafuentc Vldal ni Flgucras Pacheco. hasta el momento de la publicación de la nota de R. F .. han afirmado
que la cerámica Ibérica sea de los s. m y n, sino solamente que aparece
en los niveles fechables en estos siglos. creyendo el primero que tiene su
origen mucho antes, y no prejuzgando cl segundo nada sobre esta cuestión, Por otra parte, dice R. F.: "Recientemente F1etcher "sospecha"
para la cerámIca con figuras una data coincidente con la conquista romana de Levante". Fletcher, cuando dl6 a conocer su oplnl6n "recientemente" (un "recientemente" de tres anos antes que la publicación de
R. F.>. no "sospechaba" na.da, sino que decla concretamente: "Creemos"
que los niveles Ibéricos del oriente peninsular pueden comprenderse en
dos etapas cronológicas:
1."' Ultlmos momentos del s. IV a. J. C. a fines TII a. J. C. para aquellos niveles en que surgIera sola y exchlsivamentc ceré.mlca con decoración geométrIca.
2.· Fines del s. m a. J. C. atInes s. 1 a. J . C. o prlneiplos del s. 1 después de J. C. para aquellos niveles en Que. perdurando los temas geométricos, aparecen los motivos "Oorales y zoomorfos" (véase "Atlantls",
l.." XV. pé.g. 140, Madrid 1940). Queda, pues. con ello, bien concreto que
nosotros no Sf)spechamos, sino afirmamos.
El fin del introito de R. F. es una alusl6n a las conclusIones de G. y B.,
que hemos resefiado anteriormente, dedicando despues el r esto del trabajo con su habitual seguridad, prueba de lo metódico y cuidado de la:;
excavaciones, a la exposición de los nuevos descubrImIentos en las célebres tierras lllcltanas.
Los hallazgos Ibéricos se efectuaron con monedas acui'ladas en Cartagena y varios útiles de época romana. un as fechable entre 172/ 151,
otro de hacia comienzos del s. 1, otro del 90 a. J. C., una moneda de
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BIBLlOGRAFJA
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Juba n (25 a. J. C. a 23 d. J. C.), oscilandO por tanto los estratos entre
172 a. J. C. y 23 d. J. C. Unos fragmentos de "terra slglllata" salleron con
la cerámica IbétIca; asl, pues, puede ésta situarse, según R. F., entre los
S. 11 a. J. C. y 1 d. J. C., para los hallazgos Que reseaa en esta publlcaclón, la descripción de los cuales no la mencionamos puesto Que nuestro
interés, como ya hemos dicho, se circunscribe a estudiarlos desde el punto de vista cronológiCO, por lo Que continuamos nuestra resefia siguiendO
el orden de publlcaclón, citando el trabajo del benemérito investigador
D. Juan Cabré, Quien tantas muestras de su certera vislón de los problemas arQueológicos nos tiene dadas. En la presente monografla estudia un tesorUlo hallado en la proVincia de Jaén, en el cual los elementos
agrupados tienen diversas estirpes, unos posthallsttátlcos y otros claramente medltcrrlmeos, pero coincidentes todos, aproximadamente, I:!n
lo tardIo de la recha a atribuirles. En la descripción de estos materiales entra, necesariamente, en la cuestión de la cronologla, adntltlendo
Que la cerámica del tipo Elche-Archena pertenece a la segunda mitad
del s. ID o primera del n a. J. C.. manHestando su discrepancia con la
tesis de G. y B. Y R. F .. antes vistas, apoy¡\ndose en los hallazgos de
Archena y en Que la cerámica Ibérica del Bajo Afagón se desarrolla a
base de elementos decorativos Que proceden del grupo Elche-Archena
En este grupo dichos motlvos se encuentran en muy peQueño tamai'\o,
con una misión de segundo orden, pero al llegar a AzaUa, se representan en un grado muy evolucionado, como elemento primario. SI la ceramlca Ibérica mas antigua de Azalla con dichos temas ornamentales
pertenecen a fines del a. III o primeros del II a. J. C., no es lógico, se
pregunta. C., Que la de Elche con los referidos prototipos debe datarse
por lo menos de la segunda mitad del ro a. J. C.? A pesar de Que la localización cronológica de Cabré coincide con la nuestra, cosa Que celebramos infinito, puesto Que as! se revaloriza nuestro punto de vista, queremos hacer algunas objeciones a lo expuesto por el autor.
En primer término, basarse en los saQueos de Archena no nos parece
Que pueda conducir más Que a error. Sobre 10 Que proporciona Archcna,
la acrÓ"polls, excavada ya en dos campañas por San Valero y Fletcher,
podemos adelantar de momento que la cerdmlca "tlplca de Archena" salió en estrato normal con dutoras romanas, y en Archena, necrópolis. en
la zona Que llevamos excavada, no logramos más Que urnas de medianas dimensiones SIN motivos ornamentales tiplcos, acompanadas de cerám1ca campanlense con palmetas y otras vaaUas Que dl!icllmente pueden remontarse al IV a. J. C.
En segundo término, especular a base de temas ornamentales nos parece tan peligroso como buscar relaciones culturales e Invasiones a base
de toponlmlcos semejantes; ademas, no vemos la razón por la que forzosamente la ceramlca Ibérica haya tenido que It de Elche-Archena hacia
el Norte. SI en Elcf\e, Archena, Albutereta, etc .. comprObamos plenamente que las cerá.mlcas tlplcas están en contacto con la romanización y en
otros puntOs mas al Norte pudl~a comprobarse fehacientemente, alguna
vez, Que es anterior a la romanización, forzosamente tendrlamos Que variarle los rumbos Que caprichosamente se han atribuido a la expanSión
de la cerámIca Ibérica. Y con eUo no Queremos prejuzgar Que Azatla sea
mas antigua que el grupo del S. E., Sino dejar en cuarentena lo de las
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BidLlOGRAFIA
zonas de irradiación, puesto que la cuestión de la mayor antigüedad de
unos yacimientos ¡;obre otros la trataremos oportunamente, en lugar
apropiado.
Flnalmente, resefiamos el trabajo de L. V. La primera parte de este
trabajo, nos habla.de los' resultados de las excavaciones en el Molar
(Guardamar), necrópolis que fija como abandonada a raiz del tratado
romano-cartaglnés hacia el 348 a. J. C. (de ah! la Inexistencia de cerá·
mica tipo Elche-Archena).
El resto del trabajo se circunscribe a los hallazgos del "Tossal de Manlses" y "La Albufereta", repitiendo 108 conceptos vertidos en otras publicaciones del autor. Considera la necrópOlis al1cantlna como la de una
ciudad. mientras que la de "El. Molar" CS, en su conccpt.o, la de UD campamento, por abundar aqul las armas y aUl los ajuares de tipo doméstico. En "La Albufereta" sei'iala dos niveles, en el m(¡,s adelantado de Jos
cuales se encuentran dos monedas romanas y no hay tampoco vasijas
pintadas con hombres ni animales.
En el "Tossal", del fondo del estrato de los ultlmos tiempos de la RepubUca y primeros del ImperiO (según se desprende de las monedas). son
tiestos Ibéricos del tipo Elche-Archena; pinturas de hombres y animales.
~e tuvo Que atravesar otra capa de escombros de más de medio metro
para llegar a la cerámica de temas geométricos, o sea coincide plenamente con lo que hemos visto que dijo F. P.
Vuelve L. V. a reafirmarse, frente a la opinión de F. P., Que el "Tossal" no es Acra-Leuca, sino Que corresponderla a Leukon Teljos la Longuntica de los romanos; esta Leukon TelJos seria la tercera aldebuela
que fundaron los mass'aliotas cuando reedl1lcaron Hemeroskopeion y fundaron Alonal. Correspondan los restos a la ciudad que ~a. lo cierto es
que la necrópolis y la ciudad cartaginesa no pueden ser más allá del
230-231 a. J. C.. Y el fin del primer perlado de la necrópolis eRtá cuando
la ciudad fué ocupada en 209 por los romanos; al reorganizarse la vida
viene el segundo nivel de la necrópolls; se utilizó por gentes Que debieron venir con los romanos, pero Que hablan convivido con los cartagineses. En 216 se pasaron a los romanos muchas tropas cartaginesas. no
dudando que los pObladores de Lcukon Teljos tueron aquellos soldados.
El fin de la necrópolis entre fines m o primeros II a. J. C., COIl Catón;
se reedlficarla la ciudad con las guerras de Vldato (150-140) y tal vez
sean estas tierras de las dadas a sus tropas. No ulUlzaron la necrópOlis
por desconocerla. Tenlan un gran adelanto en la cerámica pintada, sabiendo pintar hombres y animales y grupos.
Hemos resefiado seis trabajos y los seis presentan la misma constante, rebajar la cronologla atribuida a la cerámica Ibérica; unos por los
resultados obtenidos en las excavaciones; otros. por el estudio de los materiales en sI. y aun la teoria menos modernizadora, la de Cabré, se sale
Igualmente de las fechas tradicionales, seilalando todos unas datas que
Quedan encuadradas en las que nosotros aportamos por primera vez.
frente a la tesis admitida hasta entonces.
Como final de toda esta extensa nota bibliográfica, resumimos sc~
cotejándolas con las nuestras y exponiéndolas segUn fecha de publicación:
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430-
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BIRLlOGRAFIA
47
FLETCHER VALLS (año 1940): Fines s. III a. J. C a primeros del siglo 1 d. J. C.
FIGUERAS PACHECO (afio 1940) (en el mismo vol. Que el anterior ):
Ultimas tiempos republicanos y prlmero¡¡ del Imperio.
RAMOS FOLQOES (año 1941): SJglo n al I a. J. C.
GARCIA y BELUDO (1941 y 1943): Segunda mitad s. I a. J. C. a primeros lustros siglo 1 d. J. C.
CABRE AGUIW (año 1943): Segunda mitad m a. J. C. o prImerOS del
sIglo n a. J. C.
LAFUENTE VIDAL (aflo 1944): Mediados siglo II a. J. C. a tlpoca
Imperial.
D. FLETCHER VALLS
LEISNEa. (GEORG y VERA).-"Dle l\tegalith graeber der J berisch en
Hal bin::¡el. Erstcr Tei1: Der Siiden". 2. vals., uno de \.exto y
otro de lAmtnas. Tomo 17 dc Ins publicaciones de la Roe·
m/.sch- Germa71lsch KommlsSfon der Deulsclten Archaeologischen InstitlltS Z1t Franklurl. BerHn, W. de Gruyter. 1943.
Estamos frente a una obra formidable en la Que por fin ven~os publicados parte de los riquísimos materlale~ de Slrct y sistematizada una
buena parte de nuestra cultura megaUtlca. Pero ademas una publicación
perfecta, cuidada, un verdadero modelo, en una palabra.
y no podemos evitar, a la par Que felicitamos a los autores y les agradecemos su gran estuerzo, gratltud Que ha de extendetse a los edItores,
que expresemos la pena que nos produce el Que una obra como esta y
un trabajo de conjunto Que tanto interesaba a la ciencia espai1ola, no
haya podido salir de nuestros centros de estudio. No Quisiéramos aparecer "chauvtnlstas" con esta reflexión, sino unlcamente Incitar a los
colegas espafiolcs a un punto de meditación sobre lo que nos taita todavla alcanzar en cuanto a organlzac.lón de los estudios prehIsWrlcos y
moverlos a Que unidos no;\ esforcemos para Que 00 tengamos que pasar de nuevo por el trance de que deban venir de fuera a estudiar los
materiales Que nosotros tenemos a mano afios y afios. descuidados u
olvidados.
Del vasto conjunto de datos Que Le1sner recoge en su magna obra,
destacaremos algunos puntos Que nos parecen de mayor Interés.
Los varios tipos de tumbas son sincrónicos, pero se dls,tlnguen perfectamente las construcciones circulares y de cupula de las de planta con
trazado recto y sepulcro:; de corredor. De estas ultimas se puede trazar
una serie evolutiva: tumbas de planta recta o cámara trapezoidal y galerla; tumbas megal1ttcas de grandes piedras: tumbas de planta en esquina. Las de planta circular tienen las fases: tumbas con cámara redonda; tumbas de cámara de muros construidos con mamposterla:
tumbas de falsa cllpula. El primer tipo es más usado en el Occidente de
la Penlnsula, mientras el circular se da de preferencIa en el Sudeste. Los
sepulcros de corredor, de prererencla occidentales, son de camara cuadrada, trapeZOidal, poligonal o tienen larga galerla .
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431 -
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4S
81BLIOGRAPIA
En cuanto a los perIodos de la cultura almeriense, Lelsner acepta, con
algunas modificaciones, el sistema de Slret. Sepulturas Indlvldual"s y
colectivas son sincrónicas, aunque presentan dllercnc1as como el hallarse
los ldolos planos en las ultimas. Los sUos de CarmaDa excavados por
Bonsor serian correspondientes a las tumbas de cupula de Almlzaraque
y otros. El vaso campaniforme no tendrla que ver nada con los grandes
monumentos megallUcQs y seria una. pieza de gentes que tendrian su
propio rito de Inhumación.
Leisner acepta plenamente la hipótesis de las relaciones de cultura
almeriense con el mundo egeo y el Egipto. a la vez que desde aQul se
extienden por Europa otros tipo!! como la puerta piedra agujereada.
Para la cronologla absoluta, Lelsncr encuentra apoyo en los paralelos
clch:\dlco-eglpclos. En este punto nos oCrecc nuevos datos que han de ser
bien acogidos por cuantos nos Interesamos por el problema de las relaciones entre España y el Egipto a partir del Neolitleo. Asl, encontramos
en sepulcros de Los Miliares reprOducciones votlvas f·n marnI de hachas
de forma egipcia; el vaso estrecho con agujeros y atado con cuerda en
forma de cruz, se sltüa entre los Imperios antiguo y medio. Las hachas
de combate de tipo egipcio son de lnterés extraordinario, ya Que pueden
recharse entre 2150 y 2080. Los Idolos planos se relacionan con los de
tradición neolltlca en el Egeo; los vasos pintados, con el final del Mlnfllco
Primitivo m. Otros elementos recuerdan el Badarlense (vaso doble cónico, peines de marfil, sandalias, etc.). En otros lugares hemos Insbtldo
en paralelos semejantes y para el Badarlense y aun para. el TaSiense,
o[rece el Levante espaf'lol claros motivos de relación. El hacha larga y
estrecha de cobre de Los Mlllares tiene sus paralelo:; en la U ciudad de
Troya; un cuchillo de cobre, los tiene en la dlnastla XII. Los paralelos
con Slcllla y Cerdef'la (Anghelu Ruju) Indican fechas llgeramente posterIores. Un paralelo del sp.pulcro 24 de Los Miliares con Egipto, no:; lleva
al afto 1800. Asi se obtiene una cronologla moderada que nos parece muy
aceptable, con comIenzo de Los MUlares antes del 2000, por lo menos el
2200. Cuando Lelsner publique sus conclusiones respecto de los dólmenes portugueses, cuya publicación está ahora preparando y que esperamos con afán, seguramente resultarán mds claras sus conclu:-;lones cronológicas, sobre todo el conjunto de la cultura meridional y occl1ental
de la Península en el Eneolltlco.
Un reparo bemos de hacer a la recopllaclón de Lelsner. Todavla Incluye como sepulcros de cúpula los citados por Vllanova y Plera (del que
s~ recogen también los datos de sepulcros megallUcos en la prOvincIa
de Teruel y de Blcorp) en Olleria ("Castellet del Porquet") y Ayelo de
Maltcrlt. Claro es que debido a las circunstancIas no ha llegado a manos de Lelsner el estudio de Isidro Ballester ("El Castellet del Porquet".
n." 1 de los trabajos sueltos del ServIcio de Investigación Prehl¡¡t6rica,
Valencia, 1937), en el que creemos queda definitivamente descartarla la
afirmación de VUanova y Plera. La cultura megalltlca Sigue excluida del
Levante, desde la provincia de MurcIa hasta el l.Jobregat, y no parece
que esta afirmacIón pueda ser U.cllmente recUficada.
TermInemos expresando nuestra admiración por el esCuerzo que la
magna obra que comentamos representa.
L. PERICOT
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BJilLJOGRAFIA
BIlEUIL (H.)-"r.es peintures rupestres schematiqtles de la Pénin-
stlle lbériq;.¡e". 4 tomos en rol. publicados por la Fundatlón
Slnger-PolIgnac. París. 1. Al Norte del Tajo. 1933.-l!. Cuenca del G~adlana. 1933.-m. Sierra Morena, 1933,-J:V. Sudeste y Este de EspaBa, 1935.
S~ trata de una obra magnlflca en que no se ha escatlm!l.do detalle
para Que la presentación fuera suntuosa y cont;.¡v!era todas las reproducciones directas. en negro e en color. necesarias. Forma un corpus colosal
realizado con la maestrla a Que nos tiene acostumbrados H. Breull y Que
nos hace desear algo parecIdo para el arte naturaUsta levantino. Lástima gmnde Que su autor no haya tenido ocasión de Incluir en la presente obra un capItulo ext enso sobre la clasiflcaclón. cronologla y poralelos de este arte eSQuemAtlco tan lleno de enigmas. El capitulo flnal, Que
dedl.:a t4 estos problemas, resulta hoy excesIvamente corto Y. creemos.
sujeto a revisIón en lo Que atafie a las relaciones con el arte levantino y
el azUlense. Los hallazgos del Parpa1l6 son utilizados para confinnar Que
en Levante se pintaba ya en el Paleolítico. y así se tiende a hacer muy
antiguo el arte esquema.Uco también, en lo que la ciencia espafiola disiente. Se admite por último para las fases más avanzadas de e~uema
tlsmo. una Influencia del otro extremo del MedlterrAneo. de EgIpto y del
AsIa Menor, esta última ejercida a través de Afrlca o por mar.
A nuestras comarcas interesa especialmente la descrIpción de las pInturas de la "Pefta escrita" de Tárbena (AlIcante), reproduciendo un
calco de J. J. Senent, algunas flguras esqúematicas de la Cueva de la
AraBa de Blcon:, las de Vlllar del Humo (Cuenca), otras del barranco
de Valltorta (CastellÓn) y sobre todo de las de Benlatjar. en la provincia
de ValencIa. Estas rueron descubiertas por el entusiasta Rafael Pardo,
a 2 kilómetros al SO. de dicha población del valle de AlbaIda. Se encuentran en dos abrigos; uno de ellos contuvo más de 50 figuras y el otro
mAs de 20. Breull reproduce . tambIén los calcos de J. J. Senent. VarIas
figuras humanas sugiere Que pudieran pertenecer al arte levantino. ExIsten signos pectiniformes y abundan los en herradura. SIn duda existen
otros ejemplr.res por descubrir todavla en nuestras sIerras.
L. P.
ÜBERMAlI:R (H.)-"Nouvelles études sur l'Art rUllestre du Levant
e.;¡pacnol", L'AlIth.Qpologfe, t. 47, 1937. pags. 477-498.
En este articulo. el profesor Obennaler, reitera sus puntos de vista
sobre la edad cuaternaria de las pInturas rupestres levanUnas. Traza
una Usta de especies anlmales representados en ellas; destaquemos
com/) establecido firmemente. según él, la presencia del alce en la cueva
Remlgla y del "Bos prlmlgenius". El estudio del Parpalló le lleva a la
conclusión de la analogla técnica de las obras de arte de la cueva de
Onndla con las rupestres levantinas, con lo Que éstas serIan en gran
parte del Solutrense, pero remontando al AurUlaclensc. Siendo el art.e
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BJ8L1OGRAPIA
rupestre norteafricano posterior al PaleolItico, nuest.ro arte procede de
Francia. Durante el Aurl1iaclen$e, el cUma favorable tenia abierto el camino al Sur de la Peninsula, que Casares y Pileta jalonan con sus figuras de estilo cantábrico. En cambio, con el recrudecimiento de frlo del
Solutrense queda sólo abierta la. vla de la costa y por ella llegarlan de
Francia los solutrenses del Parpalló, los de Almerla y los magdalenienses de aquella. cueva. Entre el arte de Levante y el CantAbrlco hay grandes dIferencias de origen psicológico. Pero también hay paralelos. algunos de ellos nuevos, como las figuras antropomorfas con mAscaras anlmales del Barranco de Gasulla, parecidas a los antropomortos de Aqultanla, o al revés, infiltraciones en Francia de la manera de ciertas figuras levantinas.
Otro,s argumentos son reiteración de los empleados con anterioridad:
ambiente paleolltico, anterioridad a las estilizaciones azlllenses. deducciones de la superposición de figuras, etc. El arte levantino serIa un arte
del "hinterland" montaf\oso, que sólo recibe débiles Influencias del 50lutrense y del Magdalenlense, y Que en vez de terminar abruptamente
como el franco-cantibrlco, persiste degenerado. La magia seria también la razón de este arte, aunque sus obras contengan la Imagen del
• mundo de estos artistas e Incluso tal vez una. pAgina de su historia.
En otros lugares hemos presentado nuestras reservas a esta visión.
especialmente en el aspecto cronológico, Hoy dla. cuando la reacción
antipaleollttca se ha extendido tanto, nuestra propia vlslón del problema, a pesar de diferir de la del Dr. Obermaler, tiene todavla algún punto
de contacto con ella.
L. P.
BLANC (A. CJ-"Nuove manifestazloni di a r te paleolltlca. superiore nella Grolla RomaneUi in terra d'Otranlo". 'nr. ap. de
RendiconH della classe di Sciettu /tstche, MatematiChe e
Natural! de la Reale Accademla d'Italla, fa~. 8, serie vn,
vol. l, Roma, 1940.
Este trabajo es de excepcional Interés para nosotros, pues da a conocer varIas plaqultas de piedra grabadas de la famosa cueva de RomanellI, varIas de ellas con motivos geométricos Que pennlten compararlas con
nuestros hallazgos del ParpallÓ. El autor los relaciona. también con los
grafitos ornamentales geométricos de la Europa oriental. Seflala. también
la presencia de rnlcroburUes como prueba de la precocidad de la evolución cultural del PaleollUco final en el Sur de Italia en relación con otras
comarcas europeas.
Por nuestra parte, como hemos dicho en otro lugar, no aceptamos esta
precocidad. Arte geométrIco y mlcroburllcs aparecen ya en el Solutrense
del FarpaUó. Su presencia. en RomaneUl creemos Que prueba Que ambos
centros derivan de un foco común. que nosotros, por ahora, buscamos en
Arrlca. en el Capslense. que no seria, por lo tanto, tan moderno como se
ha querido suponer en los ultImos tiempos. Esperamos nuevos l1allazgo,s
de este tipo en Italla.
L. P.
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BIBLlOGRAflA
.1
BRE11IL (A.B8É HJ-"Quaranie ans de l'rehistoirc", Discurso presidencial pronunciado el 28 de Enero de 1937 en la Sociedad Prehls t 1rlca rran~sa, Bul!. de la Soco Preh. Fran1;al¡;e,
Le Mans, 1937, tir. o.p., 17 pá.gs.
Pocos sabios han jugado en el último medio siglo tanta Inftuencla en
su ciencia como el abate Breull en la Prehistoria europea. Por eUo, una
especie de autoblografta como la que comentamos viene a ser al mismo
tiempo un Indlce de t.odos los progresos, tan sorprendentes muchos de
ellos. realizados durante 40 años en el dominIo del Paleolltlco occidental.
Breull nos habla de sus primeros pasos en la Dord01'l.a. cuando en 1900
empezó a copiar ~as figuras de La Mouthe, de su primer vIaje a España
con Cartallhac, en 1902, para visitar Altam1ra, "con 900 Crancos en el bolsillo". y de los enormes horizontes Que se abrieron entonces. 700 dla¡; repart.ldos en 73 cuevas (32 de ellas en Espa.l1a). connesa Breull haber pasado en ellnLerlor de las cavernas. a la luz de su lámpara, copiando figuras. Un estudio paralelo de las obras del arte mobUlar le ha proporcionado una cantidad enorme de documentos que sólo en parte ha publicadO
de manera slscemá.t1ca.
OtrO gran campo de su actividad ha sido la estratlgrafla del Paleolltlco superior. en el que, tras no pocas polémicas. logró Imponer su criterio sobre el Aurl1'l.aclense y la división del Magdalentense. Respecto de
este. reconoce que sus periodos son Puntof; de reterencla y que el Mngdalenlense m de Cantabrla y el IV de los PlrlneO$ son probablemente contemporáneos del I-ll de la Charente y aun de yacimientos solutrenses
prolongados.
Sendos a¡,¡artados dedica a exponer su actividad en el estudio del arte
rupestre de la Espafia oriental desde el hallazgo, en 1908, del Calapat:'l.
por Cabré. y en el del arte neo-eneolltlco en rocas y megalitos. De éste
sei'l.ala la existencia de 267 rocas pintada¡; en Espa.i'l.a. En cuanto al arte
naturalista levantino. dice literalmente: "El estUo varia segUn la edad,
que está. nJada por el orden de superposición: partiendo de figuras muy
pequeñas, titubeando entre el esquematismo y el realismo, se eleva muy
nlto en este último, cayendo luego en una corrección banal, que se modifica gradualmente hacia un esquematismo progresivo. y por último completo, última capa pictórica en todos los lugares. En algunos abrigos en
que éste domina. yacImientos tardenolslenses muestran que el final de
'este arte se ha prolongado hasta el Mesolltlco, al cual algunos autores
espa.i'l.oles han Querido atrIbuirlo por completo. Pero hemos so¡;tenldo
Siempre que todo este arte, exceptuando su nnal, se desarrolló paralelamente a nuestro Paleolltico superior, por lo menos a partir de) Aurh\aclense superior; en cIecto, las cornamentas de los ciervos est:'l.n reproducidas con la misma perspectiva retorclda y algunas sUuetas de ciervos de
Mlnateda parecen calcados de los de La Pasiega. Por otra parte, un ciervo aurl1inclense superior de Sergeac (Labatut) se les asemeja Igualmente. La excavación del Parpalló (Valencia) ha venido a darnos la
razón con el descubrimiento de animales pintados y grabadOS en plaquetas, de estilo semejante, que van del Aurlñaclense superior al Mag~
dalenlense IV".
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52
BIBllOGRAFIA
Otro capitulo está dedicado al Paleolltico antiguo del Norte de Francia y de Inglaterra. De manera muy viva, Breull nos cuenta su colaboración de muchos afios con Commont, y cómo siguió sus estudios en el
Sorome y en el Sur de Inglaterra, que le llevaron a subir el AbbcvUllense
(ex-Chetense mal bautizado) al primer periodo Interglaciar, a distribuir
alternativamente las industrias de blinces y las Industrias dc lascas que
preceden y siguen a.. la 2.- y 3.- glaciación y son contemporáneas de
la 4,- con mezcla 3.chclensc, y a explicar por la sollftuX16n fenómenos
antes inexplicadOS.
Las terrazas del Gatana y el Paleolltlco del Sur de la Francia. siguió
como tema de trabajos a lo anterior. El Languedoclense, el Tayaclcnse
(etapa Que prepara, paralelamente al AChelense, el Musterlense). aparecen para hacer compaf'lla al Clactonlense. Por ultimo, hace referencia a sus viajes al Afrlca oriental y meridional y a sus dos viaJe:; a China para estudiar el sensacional yacimiento de Chu-Ku-TI ~n. donde descubrió la Industria en cuarzo y asta de ciervo del SlnantroPQ.
En un pé.rrafo final, BreuU, dedica un recuerdo a sus maestros, colaboradores, amigos y dlsclpulos, en frases llenas de perspicacia y emoción. Recuerda a Gabriel de Mort1llet, cuyas hipóte~ls tanto combatió y
le, lIama glorioso antecesor de todos nosotros, y sigue: "sin duda se equivocó, como nos ocurre a tocios, pero ha creado y sólo el Que no actóa no
crea y está al abrigo del error". Y más adelante dice: "ser a la vez audaz
y prudente. saber atreverse, pesar y perseverar. es lo Que conduce a la
parcela de verdad Que está en nuestra mano conquistar, Unir a un amor
Intenso de la verdad una conciencia humilde, dócil a la ensenanza de
los hechos, aplicada resueltamente a su análisis, reflexiva en su contemplación y meditación, resuelta en su defensa, pero acogedora de
toda sugestión sincera, desinteresada de cualquier otra perspectiva que
no sea la verdad y los medios de alcanzarla. Y con todo ello, lo Inftnltamente peQuel'ío de su obra aparece al Que piensa, pero el realizarla firmemente da ese Inefable gozo de aportar nuestro grano de arena a la.
obra humana y divina que, mJsteriosamente, se prosigue a través de
las generaciones".
Palabras sabias y luminosas Que desearíamos grabar en el ánimo de
los Que comienzan el arduo camino de la ciencia arqueológica.
Por otra. parte, podrlamos afiadir aún otros capltulos a este relato
de la actividad del prOfesor Breull, redactado en 1937, y Que prueban el
caré.cter incansable de este investigador. Las circunstancias de la guerra le llevaron a Portugal. y su estancia aUi ha producido una verdadera
revolución en el conocimiento del Paleol1t1co portugués. Después. ha residido varios aftas en el Sur de Afrlca, donde creemos se encuentra to·
davla, y esperamos con afán conocer los frutos de su actividad en una
tierra tan llena de problemas Interesantes.
No alargaremos esta ya larga recensión. Nos llmltaremOl> a desear
Que la Providencia conceda a(m l~ltgos afias de vida activa al maestro
de todos, seguros de Que nuevas sintcsis y sensacionales revelaciones no
dejarAn de acompañarlos.
L. PERICOT
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fll"2UQGRAPIA
63
(H.}-"I'robleme der Palaeollthischen Malerei Ostspaniens·'. Tlr ap. de Quarlaer, 1, Berlln, 1938.
OBERMAlElt
Se refiere el autor a las pinturas de La Oasulla. Reproduce el resultado
de los anállsts de fragmentos de plnturas de la Valltorta y de cantos del
Mas d'Azll. En las primeras no se ha podido encontrar huella del disolvente orgánico del color Que. sIn duda. se emplearla; en los últimos, se
comprueba la utilización de la sangre. La. conservación de pinturas al aire
libre. en condiciones tan desfavorables, se explica únicamente por $U fosilización. El estudio de la conservación de los colores en las pinturas levantinas y cantábricas ha sido acompañado de aná.llsls de petrólogos.
Termina el autor estudiando las condiciones de conservación de los frescos de Altamira y scflalando el grado de temperatura y humedad más
conveniente para los mismos.
L. P.
OBERl4A1ER (H,) -
"AJtstein'l:eitliche Justizpftcge". Tlr. ap. ae
PafdelU/ta, t. 1, 5, Lelpz1g, Noviembre 1939.
BasAndose sobre todo en las pinturas de la Cova Rem1gla. presenta
el autor la Interpretación de escenas de lucha entre guerreros en el arte
IcvanUno y concretamente dos posibles escenas de ejecución a flechazos.
Se trata, por tanto. de una de las representaciones más curiosas de este
arte con un carActer historicIsta tan marcado, Que parece superar al mágico Que sIempre se ha visto en aquéllas.
L. P.
ALMAGRO (M,)-"Excavaciones de Ampurlas: últimos hallazgos
y resultados". ArchWo Espatlol de Arqlteologfa, t. XVIII,
n.o 58, 1945, págs. 59-75, 16 flgs. y lAms.
La Importancia excepcional que la¡; excavacIones rt>nllzadas en la
vieja colonia griega. poseen para toda la Arijueologla "spaflola, expll=a
el afán con Que todos seguimos los sucesivos resultados que a1ll se obtienen. Todos hemos de felicitamos ta'mblén de que, gracias al tesó!!.
y actividad de Martln Almagro, tales excavaciones no sólo no hayan sufrido interrupcIón, sino que se han intenstftcado.
No Interesa ahora aqul hacer resaltar los nuevos hallazgos: palestra.
anfiteatro, puerta de la muralla, restos del muro IbérIco de Indica, etc.
En cambio, deseamos hacer resaltar, por el valor que tiene para la crono:ogla de toda la cerftmlca Ibérica, el resultado de algunos cortes muy
claros que M. Almagro ha podido estudiar con detalle. Es de especial
Intcrés el de la torre vlgla del SO. de la NeápoUII. En resumen, nos da la
siguiente suceSión de cerámicas:
Ei estrato Interior oCrece una cronOlogla segura gracias a los fragmentos de cerámica griega de figuras negras, los de cerámica jonia y
los de vasos grises con bandas de Uneas espirales traza·ia con pclne. tI-
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51
BrBLIOCRAFIA
pos todos ellos conocidos en Provenza. A su lado se presenta la cerAmka
fina a torno, de color rojizo o claro, sin decoraciÓn o con fajas rojas horizontales y llneas rojas entrecruzadas. Estos ultimas son callílcados de
Ibéricos por el autor. AdemAs, se hallan conjuntamente los restos de la
ceramIca Indlgena, a mano, sin decorar o con cordones o rayado pectiniforme y que debe pertener al conjunto de cerámico hallstAttlca de la
reglón,
Otro estrato superior, puede ser de alrededor del afio 500 a. J, C" con
vasitos de figuras negras y de figuras rojas, abundancia de cerámica llamada Jonia, que' Almagro supone ampurltana; lucernas arcaicas, fragmentos con tajas de color blanco. La cerAmlca a mano es mucho menos abundant.e Que antes,
Encima se extiende un estrato mAs revuelto, del siglo l Il, con cerAmica campan lana y cerámica Ibérica con los motivos geométricos corrientes,
De todo ello deduce M. Almagro Que lo Que se llamaba cerámica
pintada Jonia ha de considerarse de fabricación ampurltana y ~r el
prototipo la llamada cerAmlca Ibérica, Que asl nacerla en Ampurias,
empezando con los más sencillos motivos, La cerAmica ¡bérlca arrancarla asl del siglo VI, mientras los tipos Elche. Archena. Azalla y LtrlaOliva serIan. segun el autor, de fines de la conquista romana, aun(lue
luego afirma no ser prudente modernIzar demasiado aquel estilo cerámico. visto Que nunca aparece junto con la cerámica "slglllata".
En la aparición de la cerámica a mano de tradición hallstátttca en
Ampurlas y en otros poblados como el de "La Creueta", encuentra el
autor apoyo 11 su conocida tesis sobre el carácter céltico de la población
catalana de entonces y al error de Interpretar las citas Que nos hablan
de I beros incluso en el Sur de Franela, como prueba de un movimiento
étnIco de Sur a Norte.
Por nuestra parte diremos que ni no:; convencen las hlp6tesls de
modernización excesiva del fenÓmeno Ibérico, ni menos nos parece prudente suponer Que el nombre de Iberos designa precisamente a los cellas. Pero aQui no nos hemos propuesto sino divulgar los Interesantes
resultados de Almagro en Ampurlas, csperando de su reconocida activIdad que seguirá. en tales trabajos, que ojalA nos den luz definitiva sobre
cuestiones tan debatidas.
L. PERICOT
BIlEU'lL (HEN'RI).-"Vnll Nueva Alta mlra rrancesa. 1...'\ Caverna de
Laseallx en !\tontignae (Dordoña)". Actas y memorias de
la Sociedad ES1Utf1.ola d.e Anlropologfa, E'.nOOratfa 11 Prehtstoria.. T. XVI. cuads. m y IV. 1941. MadrId. PAgs. 349355 y lAms. de XXVI a XXXIX.
"La cueva de Lascaux". ArChiVo ESl1aflol de
ArqueOioOia, n.o 44.
t. XIV, 1940-41. Madrid. PAgs. 361-386 y
XXIV láms.
-
438-
[page-n-439]
BIBlIOGR .... FIA
PERlCOT (Ll1Is).-"Las nuevas pinturas rupestres de Lascaux cn
Montlgnac (Dordoña)". Atnpurlas, t. n. Barcelona. 1940,
pág. 167 y n lé.m,
LANTIER. (RAmorrol,-"La groUe de Lascaux a. MonUgnac", Revue Arch.éOlOílfque, t. xvn. 1941. Paris. Pé.g. 73 y n Ié.m.
a.
l\Tontignac".
Revue des B. A. de France, de Je M. E. N., n.o
Marzo 1943, pá.g. 76.
m, Febrero-
"La caverne de Lascaux
Las pinturas rupestres de Lascaux "testimonian un punto culminante
de la úUma expansión de la primera fase del a.rte del paleoUtlco superior", Para demostrar esta aflrmaclón. el autor se apoya en la tauna representada y en la comparación estllisUca. La. tauna está integrada por
caballos, bóvidos, ciervos y un rinoceronte lanudo, faltando el reno y el
mamut. La ausencia de este último es fácllmente explicable por ser un
animal esporádico dentro de la fauna postglaclar del medlodla francés.
En cuanto al reno, cree el autor que era animal conSiderado como "caza
de paso", es dedr. que se pedIa cazar a centenares durante las emigraciones a las reglones de la Aqultanla. donde Invernaba, por lo que 50brabn. toda magia para su captura. La taita de reno, pues, no es argamento para rebajar la edad de las pinturas de Lascaux. La tauna se corresponde con la de la estación de Pair-non-Palr (Glronde). bajo depósitos perlgordlenses.
En el estUo, domina la perspectiva torcida en la cuerna de los bóvidos
y en las astas de ciervo, cosa desconocida por el arte parietal magdalenlense, y aun del.solutrensc superior. También se representan de manera
torcl4a las pezunas que aparecen siempre de forma ovalada y hendidura
central.
Estas ultimas caracterlsUcas de estllo concuerdan con otras del arte
levantino espanol, pudit!ndose decir, por tanto, Que éste "no deriva del
arte solútreo-magdalenlense, sino del arte: perlgordlense-aqultano-cantábrtco".
Los caminos de penetración hacia Levante podrlan establecerse a
través de Castilla (Cueva de los Casares) o de Portbou. La zona levantina espaf\ola quedÓ aislada durante el solutrense por p.!ecto de la:; condiciones glacIales, Que al acentuarse hIcieron dltlcll el paso entre las dos
reglones, por las montanas o por las altas mesetas. Consecuencia de este
aislamiento fué la evolución por caminos propiO/> del arte levantino espafiol durante el solutrense y el magdalenlense.
Aunque el argumento es débil, podemos admitir como probable la
opinión de BreuU sobre la temprana edad de las pinturas de Lascaux. MAs
dlllcU es sostener el aislamiento del Levante espaflol durante parte de
la postglaclaclón y considerar al arte oriental de la Penlnsula como una
evolución del arte perlgordlense-aQultano-cantAbrlco dentro del marco
del paleoUUco superior. La cueva de los Casares puede entrar en relación con la cueva del Parpalló, respecto a calldades artlstlcas, pero trat-ar de establecer nexos a base de consideraciones estlltstlcas entre aQué-
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56
81DLlOCRAFIA
lla y el arte levantino, nos parece demasiado arbitrarlo. Las cuernas en
perspectiva torcIda y las pezutlas ovales, son carnctcrlsUcas de artes primitivos y podemos encontrarlas aún e n nuestros dlas en los dIbujos de
nuestros niños. Lo esencial en todo arte no es el estUo y la técnica, aunque no negamos su import.ancia, sino la concepción. y ésta nos prueba
que los artistas del Levante espafiol posclan un mundo ideológico distinto del de los artistas francocantábrlcos y, por lo tanto, una época dUerente y no paleoUtIca precisamente.
F. JORDA CERDA
CABRE AGUILÓ (JUAN).__ "La cueva de los Casares", Las Ciencias,
afio r, n,O4. Madrid. 1934. 7 págs. y II láms.
"Las Cuevas de Jos Casares y de la Uo",".
n.o 30. Madrid, 1934.
30 págs. y XXIV lAms.
Archivo EspalIoi de Arte y Arqtteologla,
"Cave Art 01 .some 30.000 years ago: a
\\'onderíul discovcry in Spain". TILe Illustrated London
Newa. May 25, 1935. 1.Ondon.
-
y
CABRE HERREltOS (MARÍA DE LA ENCARNACIÓN)
-"La Cueva de los Casares, Riba de Saelices, Guadalajara
(España). XVI Cotigrés Int ernatlonal d'Al1lhropologie. Bruxelles. 1935. 1936.
CABd (MABÍA DE LA ENCARNACIÓN). _ "Neu entdeckte Fel!smalereln a us der alten Stein",cit l\1iltelspal1iells". Die Umschau
b~ Wf3senschalt und Tech1&kk. 39 Jahrg. 1935. HeCt 40,
págs. 797-799. Frankfurt A. M.
En la discusión acerca. de la cronologla del arte parietal levantino,
la Cueva de los Casares es un Importante argumento que tiende a robustecer la opinl.ón de los Que crcen <¡ue dicho arte no es paralelo con
el francocantábrlco y si mucho mAs reciente.
Por su técnIca, los animales representados en los Casares pertenecen
3. etapas presolutrenses y solutrenses, sin que haya poSibilidad de encontrar relaciones con las etapas artlstlcas del magdalcniensc. La posiblUdad de establecer paralel1.smos con los grabados protosolutrenses de la
cueva del Parpalló. induce a creer. como hace el autor. que tales creaciones artlsUcas fueron producto de un mismo pueblo que hasta los comienzos del Magdaleniense desarrolló una misma cultura. Para Cabré, el arte
Levantino se debe a "otro pueblo, qutza. venido de ACrlca, de vIda e ideologia totalmente distinta, amante del dinamismo en las figuras y de las
verdaderas composiciones, en las Que Interviene muy a menudo el hombre", todo lo cual nos habla de otro tiempo y de otro clima.
Por nuestra parte, creemos con el autor Que una contemporaneidad
-
<40-
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57
BrBUOGRAFJA
entre el arte francocantabrIco de las cuevas y el levantino de los abrigos
al aire libre es completamente insostenible en la actualidad. Diversos
prehlstorladores, creyéndolo as!. han modernl.-.ado la cronología del arte
levantino, hacIéndolo aparecer durante el Mesolltlco. Restanos seflalar
que la opInión de la escuela espafiola (como recuerda en un reciente
articulo mi excelente compaftero JuUan San Valero) se habla siempre
incllnado por la mayor modernidad de las pInturas rupestre!; levantinas.
F. JORDA CERDA
POlteAR
(JUAN BAUTlSTA).-"La pintu ra rupestre de la Joquera".
Boletin de la Sociedad Casleltonellse de Crdtura, t. XIII ,
po.-
gina 228. Ca¡;tell6n, 1932.
" Pintures rupcs t r~s a l Barra ne de la
Gnsulla", en lbid., t. XV, cuad. VI, pAgo 343. Caste116n, 1934.
"Noves pln tu res rupestres a l terme
d'AJoes", en lbld., t. XVI, cuad. 1. pé.g. 30, y cuad. m, pagina 144. Castellón, 1935.
" Las da mas mesolHleas de Ares del
Maestre", en AtlanliS, t. XV, pé.g. 163. Madrid, 1940.
"Sobre las pin turas rupestres de Ares
del Maestre",
Cultllra, t.
(!It
Boletf" de la Soctedad Castellonense de
xvm, cuad. r, pago 15. Casle116n. 1943.
"El t razo por Imp resión dI recta y el
trazo cali grá fi co en el Arte ru pestre de Ares del Maestre",
en lbid., t. XVIII, cuad. ro, pé.g. 262. Caste1l6n, 1943 .
.
" Pin tu ras ru pestres a rra n cadas de
Cueva Remlgia", en lbid., t. XIX, cuad. 1, pé.g. 35. Caste116n, 1945.
"El valor expresivo d e las oblicu as en
el arte rupest re del Maestrazgo", lOIl lbid .. t. XX, cuad. J,
pAgo 7, Caste1l6n, 1944.
" Iconograffa n lpestre de la Gasulla y
Valltor ta", en lbid., t. XXI, cuad. IU, pago 145, Castellón.
1945.
La labor del pintor J. B. Porcar dentro del campo de los estudios prehistórIcos e:; ya lo suficientemente amplia para permitirnos poder en-
-
4.4.1-
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68
BlR,-IOGRM'IA
tresacar de sus trabajos los referentes a estudios sobre las pinturas rupestres de Castellón. En todos ellos el autor se comporta como verdadero
artista profesional y pretende desentrafiar los aspectos técnicos y estéticos principalmente, sin desdeflar los puramente etnogré.ftcos. El entusiasmo y la afición del senar Porear hacia el arte de sus prehistóricos
colegas, se ha traducido en un nuevo método de copla e Interpretación
de los frescos de lo:; abrIgos levantinos, método que esperamos sea puesto
en práctIca por tOdos aquellos prchlstorlactores Que se interesen por los
problemas del arte rupestre.
En las pinturas rupestres estA clara, para el autor, la exlstencla de
dos tipos pictóricos. Uno de técnica precIosista, estA tU, realista, "arte
Imitativo anlmallsta" en el que "cada figura ha sido concebida dentro
de un contorno o perfil de trazo fino", a veces se empica. la pollcromla, modelando la figura por medio del dlrumlnado de claroscuro. El otro
tipo que tiende a la miniatura y en el que predomina la. figura humana
sobre la fauna, es de can\cter descriptivo e Impresionista, presentando
dos aspectos técnicos: el trazo por impresión directa y el caligráfico. En
éste se acusa la limpieza del trazo, el impulso mecAnlco y la tendencia
a la estlllzaclón. rasgos esenciales de la callgrafla. Las figuras de trazo
por Impresión directa fueror! pintadas con trazos sueltos de pincel, de
modo directo, sin preparar con anterioridad la silueta o contorno que
limita la cosa representada.
Junto a estos problemas técnicos se plantean otros de orden estético
y que rozan problemas de perspectiva. Considera el autor que en muchas pinturas rupestres pudo originarse la oblicuidad de sus figuras
debido a efectos técnicos o qulZ1\ a la posición Incómoda del artista respecto al lienzo de la pared. Pero una visión mAs profunda de este arte
revela el uso deliberado y constante de formas (eje descriptivo) y fugas
de posición oblIcua "para expresar en su arte una mayor vida", movimiento y dinamlcldad. La oblicuidad es, pues, una conquista estética y
segun buze a la Izquierda o a la derecha deduclrlamos la existencia de
pintores zurdos. Aserto este en el que no creemos por considerarlo demasiado problemAUco.
De gran valor etnográfico son las Iconografias de arte rupestre que
el autor ha empezado a publicar, ya que constituyen un Importante repertorio o temario de escenas de arte parietal.
Termlnamru esta nota uniendo nuestra voz a la de Parear en su
enérgica protesta por las pinturas rupestres arrancadas de La Cava
Remlgla. crimen artlstlco todav!a Impune, debido a la taIta de un control efectivo sobre toda clase de chamarileros, anticuarios y coleccionistas, Creemo~ de todo punto necesarias y urgenLes medidas para ev\t.ar
la desaparIción de nuestro valioso arte prehistórico.
F, JORDA CERDA
-'- 442 -
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BIBLlOGRAFIA
.9
BEGOUEN (LE CoMTEI.-"De la rne n ulité spirltuaUste des premiers hornrnes". Academie des JetL% Floraux. Toulouse, 1943.
32 pa,s.
El trabajo Que comentamos constituye un excelente resumen de las
opiniones del autor respecto al can\cter utilitario de las actividades espirituales del hombre prehistórico. La tesis es vieja y el acierto del Conde
Begouen ha consistido en resumir en unas cuantas pAginas una serie de
hechos y observaciones con los Que le ha sido posible constru:r unos argumentos Que hacen muy sóHda su posición.
La Prehistoria no puede ser un simple Inventarlo de Instrumentos.
huesos y otroli restos. Que hay Que encuadrar cuidadosamente dentro de
etapas más o menos exactas. El hecho esencial Que separa a la Prehistoria de las demás ciencias, es la Intervención de la voluntad humana
en la elaboración de los hechos. Que son la base de su estudio; de ah!
la. necesidad de dar a nuestra ciencIa un contenido "histórico", y mejor
dlrlamos humano. del cual carece en la actualidad. Ochenta aflos de
Prehistoria deben permitirnos trazar una perspectiva de la vida humana
en sus comienzos y pro!undlzar en el mundo espiritual de los primeros
hombres. El culto a los muertos. las creencias mágicas, las Ideas de Justicia y organuación social. las creaciones artlsUcas. son todos aspectos
espirituales Que nos permiten adentrarnos en la mentalidad de la hu·
manldad primitiva. Lo Intere~nte del traba10 de Begouen es el reconocimiento de la existencia. de un mundo mé.glco. y aunque es verdad Que
lo hace de un modo implletto, no llega a deducir, como era natural esperar, la existencia de un pensamiento mé.g1co en el hombre, distinto dt'1
pensamiento lógico. Para nosotros. la existencia de practicas máglC'as.
ideas má.gicas, de un mundo maglCO, en fin. lleva necesariamente unida
la existencia de un pensamiento maglco, opinión sostenida por H. Kühll.
Interesante es la apreciación del autor re:>pecto a la cronologla del
arte levantino espafiol. Segun él. éste debe ser encuadrado dentro del
mcsolltico y a lo mAs dentro del az1llense. ya Que es consecuencia dI' tina
nueva actitud ante la vida como resultado de la revolución operada t'n
el mundo mesolltico. motivada por el advenimiento de ganaderos y agricultores. El arte !rancocantábrlco paleoUtlco. de un carácter marcadamente mágico. debe ser considerado como consecuencia necesaria d(:1
hombre cazador. El arte levantino espai'íol. producto de gentlls pata las
que la caza tiene un lugar secundario entre sus actividades. plp.rde sus
aspectos mágicos y se convierte en un "arte memorlallstf.¡",
El Intento del célebre prehlstorlador francés de perfilar la ment.l!!dad del hombre prehistórico. lo creemos altamente meritorio y digno de
ser tomado en consideración y continuado. Sólo as! la Prehistoria dejará
de ser un simple arsenal de litUes y datos, propios para excitar la pasión
del especlal1sta o del coleccionista. y pasara. a ocupaI el lugar Que le
corresponde dentro del campo de las Clenclas HiStóricas.
F. JORDA CERDA
-
44.3-
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60
BIDLIOGRAF1A
GóMEZ MORENO (MANUEL)._"Las le n guas h ispán icas" , Discurso
de Ingreso en la Real Academia Espai'lola el 28 Junio de
1942, y, ampliado. en Bolelh, de la Universidad de Valladolid, t. XXVIII-XXX, 1941-42.
"La e~critura ibérica", Boletü, de la
R. Academia de la Historia, Madrid, 1943.
"Disgrcsioncs ¡I}éricas: escritura.
¡CUlOna". B oletht de la R. Academla ,te la Historia. Madrid,
1945.
A la sobria presentación y parquedad de extensIón, opone Oómez
Moreno. en estos trabajos, una. exposición tan castiza y ajustada y un
contenido tan compacto y sólido, Que hace menos que Imposible, en unas
sImples lineas, dar cuenta de las Importantes conclusiones que en los
mismos vierte. Aun reconociendo de antemano c¡;ta dltlcultad, nos creemos obUgados a dar noticia de estas publicaciones, ya que aúnan a su
Interés general, el especial de la constante mención y est.udio de materiales valencianos, de Alcoy, CasteUon, Mogento y, principalmente, Llrla,
en la Que las excavaciones efectuadas por el S. l. P., Que también realizó las de Mogente, han proporcionado tan rico caudal de lnscripcIones
Ibtrlcas.
DI' los trabajos Que encabezan estas Uneas, entresacamos SOlo algunos puntos, no precisamente los más fundamentales, en fuerza de la brevct!ad que ha de presidir estas notas.
El plomo de Alcoy está escrito en alfabeto Jónico, opinión mantenida
por G. M. desde siempr e, frente a los Que lo Juzgaban escrito en caracteres Ibéricos. En sus dos primeras monografias se IndIca el siglo V a. C.
como fecha de este plomo, aunque en la ultima se sef'¡ala. el s. VI , por lo
que nos preguntamos si es un error tipográfico o un cambio de criterio,
pues el a. no hace Indicación alguna a este respecto.
Divide la escritura en dos gr upos: l ." El tartcslco, Que debr.- tener su
entronque con lo cretense, siendo anterior al alfabeto C"nlclo y, desde
luego, a todos los europeos; cuándo y por quién se trajo es un enIgma,
aunque podrla pensarse en Cuertes relaciones comerciales o colonlzaclones tal vez en la E. del Cobre o algo posteriores. El ot.ro grupo lo cons.Utuye la escritura Ibérica del N. E. de la Penlnsula, originada a su vez
d<> la tartesia, que comenzarla hacia el s. 111 con las monedas de Arse
(Sagunto) y terminarla hacia los primeros tiempos del I mperio. En el
gruP9 tartesio hay Que Incluir los plomos de Mogente y Albaida. La dlferencla en la escritura también puede sefialarse entre los nombres propiOS y geográ.ftcos tartesios e ibéricos, aunque un "sacal Iscer" aparezca
en Cá.stulo, Alcoy, Mogente y Tarragona.
Busca el sentido de a1gunas palabras, agrupá.ndolas segun sus radicales. "Eglar" es frecuente en los vasos de Liria con temas de jinetes y
luchas. por lo Que habrla Que referirlo a la acción que representan las
pInturas. "Ban. ebao. ebanen", abunda. igualmente, haciendo pensar en
un "ben", con lo que se pondría en contacto el Ibérico con el semltlco y
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444-
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B18LIOGRAPIA
61
se pregunta G. M. "¿Será camino para resolver el problema?". De una
Ingeniosa observación, deduce Que el termino tndlgena para denominar
al lobo, seria "ltIr".
Fn cuanto al valor de los signos lo expuso en 1922 y lo amplió en 1925,
p~ro es ahora cuando detalladamente jus~lfica el por que de cada atribución, siendo una de sus grandes conquistas lo que el propio G. M. denomina "semlsUablsmo sistemático" (Que en la Meseta no se sigue por
cesvlrtuarse el valor de los signos. desdoblándose la vocal propia). En su
última monograría rectifica sus o.nterlores puntos de vista con respecto
a V que transcribe por m: y paro. "tu" al Que ahora le da el valor de "te"
(rrente a la antigua opinión, hoy abandonada, de D. Plo Beltrán). AdmlUéndose, con O. M .. el valor rrlcatlvo de la M, tendríamos lo. transcripción Xattabt. que coincide con la graCIa y pronunciación valenciana de
Xo.Uba.
Discrepamos en la lectura de algunes letreros de Liria
El contenido de estos tres opúsculos, cantera lnagotabl~ de sugercnClns y aciertos definitivos y fundamentales, asegura el éxito clentlllco y
el Interés con Que serán leidos por todos los que a estas actividades dedlquen sus preferencias.
D. FLETCHER VALLS
PORCAR (J, BJ, OBEJU,tALER (H.) y BREUIL (E.).-"Excavaclones
en la Cueva Remlgla (Castellón)", Junta Supertor del Tesoro Artfsl!Co. Secclóll de E.rcavacto7Ies. Mem. 13&, nÚ. II. 4
7
de 1934-35. Madrid, 1935. 97 pags., 15 figs. y LXXII láms.
Los autores han hecho con el magnifico material pictográfico de la
Cueva Remlgla un estudio seneUlo y profundo, tratando al mismo tiempo
de perfil3r el ambiente prehistórIco en que aquél rué producido.
El Sr. Porcar, de cuya demás obra nos ocupamos en otro lugar, ha
resuelto, a nuestro entender, importantes aspectos técnlco-<:stétlcos que
el arte rupestre ofrecia a los Investigadores, Para él, la falta de perspec~Iva en las representaciones pictóricas queda compensada por las lineas
oblicuas de ruga, cuya dirección determina el sentido de la composición,
las figuras se disponen de acuerdo con ellas y "la Inclinación de los con~untos aparentemente da término de prorundldad como en nuestro sistema de representación pletórica a la manera escenográfica". Los accidentes y rugosidades de la roca son aprovechados, excluyendo¡;e de este
modo la necesidad de un fondo pintado o paisaje sobre el Ciue destacasen
las figuras. Hay siempre en este arte un sentido de lo superior y de lo
inrerlor con relación a la figura central, revelándose este sentido en el
modo de componer: en las escenas movIdas, las figuras se disponen paralelas al eje de ruga; en las estAtlles. las cabezas o las plantas de las mismas se concentran con arreglo a una linea poligonal que seftala 13 alineacIón y la equidIstancia.
El Prof. Obermaler estudia la edad de las pinturas y su slgnlHca::'ón. Las considera propias del pa1eolltico superior. La debilidad de su
argumento es notarla, ya Que la existencia de antropomorfos en las
rep~esentaclones de lo. cueva Remigla, que segün él demostrarla el ea-
415 -
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62
Bl~LlOGRAF[A
rácter unitario de todo el arte rupestre espafiol, no puede implicar correspondencia cronológica con otras estaciones, tratándose de un fenómeno de semeje.nza, pero no de Identidad. El cará.cter mAglco del arte de
Cueva Rernlgla no es discutible, ya Que en ]90 raíz de todo arte se encuentran facetas méglcas.
El Abate Breu1l se circunscribe a exponer su vieja tesis de Que el arte
levantino espafiol enlaza "exclusivamente .. con el arte francocan tá.brlco
premagdalenlense y sobre todo con el aurU'laclense. De ello nos ocupamos
en otro lugar. En cuanto a las analoglas enlre el arte nrrlcano de Libia
y del Sahara con el levantino son acentuadlslmas y el problema estriba
en cómo Interpretar la dirección de las influencias. Para él hay un hecho dUerenclal y deno: que las pinturas Ubicas y saharianas proceden
en gran parte de poblaciones de pastores. cosa que no ocur re en Espafia.
Ser lo. posible. segUn el autor, una primera ¡nHuencia africana sobre la
Peninsula anterior a la Civilización pastoral sahariana. seguida de una
vuelta hacia el Atrlca antes de lo. misma Invasión pastoral, deduciéndose con ello una pr iorIdad del arte levantino con respecto al afrIcano,
opinión seguida por la mayorla de los prehlstorlndores.
F. JORDA CERDA
Las opiniones vertidas en los trabajos insertos en A R e H 1 V o se
habrán de estimar como juicios personaJes de Jos que Jos suscriben.
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