[page-n-59]
ARClnVO DB P REHISTORIA LEVANTINA
Vol. XVI (Valencia , 1981 )
JOAN BERNABEU
(Valencia)
LA COVA DEL OARROFER
(Ontlnyent, Valencia)
1
INTRODUCCION
La cava del Garrofer se encuentra situada en la Serra d'Ontinyent, limite meridional de los valles de Albaida y Bocairent, en un estrecho barranco conocido localmente con el nombre de Barranc deis
Tarongers, uno de los múltiples barrancos que abiertos hacia el S.O.,
comunican el valle de Bocairent con el barranco recorrido por el rfo
Clariano, principal vfa de acceso al primero desde esta parte del valle
de Albaida (fig. 1).
Hace algún tiempo, A. Ribera y J . Guerola, descubridores del yacimiento, encontraron superficialmente algunos materiales, entre
ellos un pequeño vasito muy bien conservado, cuya existencia fue comunicada al Servicio de Investigación Prehistórica de Valencia. Posteriormente, a lo largo de algunas visitas efectuadas por nosotros al
yacimiento, pudimos observar la presencia de prospecciones clandestinas que, dada su continuidad, amenazaban seriamente al yacimiento. Notificado el Servicio sobre la existencia de estas violaciones sistemáticas, y ante el peligro de la destrucción total del yacimiento, nos
encargó la realización de una excavación de urgencia, excavación
que efectuamos entre los días 1 al 5 de mayo de 1980, y para la que
contamos con la colaboración de C. Mata y J . V. terma, asiduos colaboradores de este Servicio.
La cueva, separada de la vertiente montañosa, mide aproximadamente unos 14 m. de longitud; sus 2 m. de anchura en la entrada se
reducen casi inmediatamente a un estrecho pasillo de unos O' 50 m. de
ancho, en algunos tramos hasta 1m., que se continúa hasta el fmal de
la cavidad. Las remociones clandestinas afectaban irregularmente a
- 69 -
[page-n-60]
J . BERNA.BEU
2
z
. ..
lt( ..U
•••nc:•
..
.
!
/
'
\
'•
\\o .. .... . ...-.
l'lg. l.-Situación del yacimiento
[page-n-61]
COVA DEL GARROFBR
3
la zona comprendida entre los 1Oy los 12 m. de longitud (sectores I y
J ), con una profundidad variable nunca superior a los 0'80 m. Aprovechando la configuración natural de la cueva, y a partir del punto O,
situado en la jamba izquierda de la boca de entrada, dividimos a ésta
en seis sectores de excavación de longitud y anchura variables (fig. 2).
El resultado de los trabf\ios nos permitió agrupar a los distintos
sectores señalados en un principio en tres grandes zonas aisladas
unas de otras, lo que facilita el tratamiento separado del col\iunto de
los hallazgos en cada una de ellas. Las profundidades indicadas están
tomadas a partir d~ un mismo punto de referencia situado en el sector
J , a unos 30 cm. del nivel del suelo. Los números con que se señalan
los materiales en el inventario, se corresponden con los de las figuras.
II
EL SECTOR K
LA EXCAVACION
Este sector, situado en la parte más profunda de la cueva, se encuentra aislado del resto por una pared de roca natural que se eleva
unos 15 cm. por encima del nivel del suelo, situado en éste a 31 cm.
desde el punto de referencia.
Excepción hecha de la primera capa (hasta 40 cm.), en la que la
tierra, de color grisáceo, presentaba una textura muy polvorienta, el
resto de las capas estaban formadas por una tierra fma y muy suelta,
de un color marrón claro bastante unifonÍle. Las piedras, de tamaño
medio o pequeño, fueron muy escasas a lo largo de toda la estratigrafia, no presentando nunca una ~stribución ordenada.
Los 85 cm. de profundidad máxima se excavaron en ocho capas
de espesor variable. Las dos primeras (hasta 47 cm.), presentaron escasos restos humanos, mientras que el material arqueológico se redujo a algunas puntas de flecha y fragmentos cerámicos. Hacia el fmal
de esta capa (45 cm.), apareció la parte inferior de un cráneo que, como pudimos comprobar posteriormente, reposaba con la calota hacia
abajo. Su excavación marcó la potencia de la siguiente capa (C.3 , hasta 52 cm.).
En la base de la C.3 aparecieron, junto al cráneo, un fragmento de
ídolo oculado, una punta de flecha y una gran lámina de sflex retocada, lo que indica claramente un nivel de enterramiento ; junto a ellos,
- 61 -
[page-n-62]
NM
J
F
O
1
1
1
cova del garroter
Fig. 2. - PlaDt.a y secciones de la cueva
2
¡
3m.
1
D
E
[page-n-63]
COVA DEL GAIU\OFBR
5
y esparcidos exclusivamente por la mitad E. del sector, aparecieron
algunos restos humanos, entre ellos varias falanges (fig. 3).
La capa cuatro (hasta 58 cm.), presentó una notable disminución
de los materiales, tanto arqueológicos como humanos, si bien se encontró en ella un pequeño fragmento de mandfbula humana con dos
dientes (fig. 3, X).
En las capas 5 y 6 (hasta 63 y.68 cm., respectivamente), los restos
humanos vuelven a ser más abundantes, siempre dispersos dentro de
la zona E. del sector, siendo de destacar la aparición de dos grandes
fragmentos de bóveda craneana en la base de la C.6, lo que podría tomarse como indicio de un segundo nivel de enterramiento (fig.. 4).
De la capa 7 (hasta 74 cm.), proceden solamente dos cuentas de
collar; mientras que la c.a (hasta 85 cm.) se presentó estéril.
En conclusión, puede afli'Illarse con cierta seguridad que fueron
dos los individuos cuyos restos más o menos fragmentados hemos encontrado en el sector. Al primero de ellos, representado por el cráneo
casi completo de la C.3, pertenecen, sin duda, el fragmento del ídolo
oculado, la punta de flecha y la lá,mina de sílex encontrados en el mismo nivel; al segundo, posiblemente materializado en los restos de las
capas 5 y 6, no se le puede asociar con seguridad más que la punta de
flecha encontrada en la C.6; ahora bien, entre los huesos encontrados
en la C.5, un fragmento, perteneciente a un hueso largo de la pierna o
el brazo, encaja con otro fragmento similar encontrado en la C.6, lo
que permite establecer una cierta relación entre las dos capas, interpretando sus restos como pertenecientes a un mismo enterramiento.
La C.4 quedaría como una capa de transición entre ambos; mientras
que las capas 1 y 2 deberían relacionarse con el enterramiento de la
C.3 ; la ausencta total de remociones posteriores comprobada en la excavación permite mantener, algo más sólidamente, las anteriores
conclusiones.
Cronológicamente, ambos enterramientos se presentan bastante
homogéneos. Así, aun admitiendo diferentes momentos para cada uno
de ellos, la evidente unidad de sus materiales hace prácticamente imposible una distinción significativa entre ambos.
INVENTARIO DE LOS MATERIALES
SUPBRPICIAL
X· ll Vaso de fondo ovoide, panza cflfndrica y labio recto con borde redondeado; posee
un mamelón perforado a unos 3/4 de su altura desde la base. Pasta no visible; desgruante pequeAo y no muy abundante; superficies alisadas y claras. (fig. 6).
- 83 -
[page-n-64]
J . BERNABEU
6
.,::::-
-?
.,._
~
:f
9'
~
u
~~~
3.
Jlg. 3. - Sector K. Dispersión de los materiales en la C.3. Los números de los materiales se corresponden con los del inventario. La X metica el frag. de mandfbala humana aparecida en la
C.4 ; el signo -~ indica la dispenión de loa restos humanoa; el t:::. ae refiere a las puntas de flecha
, ...b
--- -------- -----
15
a
•
18
/).
1
~
.
'
022
16
'
• 21
'
20
11
... - ' ~
.. ~- - - -.. - . . - ..... --- ........ - (t.----,. . -::;: : :. . . . '~~. .
., -- NÑEL ROCA
EN
c.s
//
'
=
fJ
f7
a
23
o
Cm
50
Jig. 4. - Sector K. Dispersión de materiales en las c. !5 y 6. Los números se corresponden con
los del inventario
= , fraga. de huesoa humanos.
e 1 fraga. de b6veda craneana.
•
1 cuentas de coDar.
A puntas de flecha.
O , fraga. certmlcoa.
1
[page-n-65]
'O
/1
);> ~
~¡,
..
~
o
so
CM
,,
,'
1
,'
-
,,~
~-
Y¡g. 5. - Sectores 1 y J . Diapeni6n de materiales en lu c . 12 y 13. Los números se corresponden coa los del inventario
- , frap de hunos humanos.
• .. cuentas de coUar.
+ , 1"81toa metAiicoa.
e • cobunhelu pedoradas.
A , puntu de Oecha.
o , frap. cerimicoa.
[page-n-66]
8
J. BERNABEU
k-1
41!11/11111lll! j[}]J
1/111
J-1
Fig. 6. - Material hallado en superficie
(T. n .)
- 66 -
[page-n-67]
COVA DEL GARROFBR
9
CAPA 1
K-21 Punta de flecha de aletas y pedánculo en sflex gris. Retoque plano, bifacial y cubriente. 5'2 mm. de sección biconvexa (fig. 71.
K-31 Blpunta follácea de bordes dentados en sflex melado. Retoque plano, bifacial y cubriente; 3'4 mm. de sección aplanada (fig. 71.
K-41 Punta de flecha losánglca en sflex gris. Retoque plano, bifacial y cubriente. 3'7
mm. de sección biconvexa (fig. 71.
K-5) Un pequedo fragmento de borde ·de cerámica lisa a mano, muy erosionada.
k-4
k -3
Fig. 7.-Sector K. Industria lltlca
(T. n .)
CAPA2
K-61 Bipunta follácea en sflex melado. Retoque plano, bifaclal y cubriente; 6'5 inm. de
sección biconvexa (fig. 71.
K-71 4 fragmentos de cerámica a mano, lisa, pertenecientes al mismo vaso.
X-8) Punta de flecha de aletas y pedánculo e.n silex gris. Retoque plano, bifacial y cubrlente; 3'8 mm. de sección aplanada (fig. 71.
- 67 -
[page-n-68]
J. BBRNABEU
10
CAPA3
K-9) Gran Lámina apuntada en sílex melado ; retoques simples, directos, invasores, bilaterales y distales, que se prolongan sin solución de continuidad a lo largo del
borde izquierdo; talón liso; sección trapezoidal en la base y triangular en el extremo distal (ftg. 81.
Fig. S.-Sector K. Industria Utica
(1/2)
K- 10) Frag. de !dolo Oculado conservando sólo su parte inferior en la que se observa una
ancha frlll\la pintada compuesta por dos segmentos de circulo contrapuestos formando un vértice en el centro. La falta de otros motivos nos hace encuadrarlo
dentro de la variante A de los !dolos Simples: !dolos Oculados coJl' un sólo pa.r de
ojos representados y con ausencia de motivos secundarios (ftg. 9).
K- 111 Punta de flecha de aletas y pedñnculo; sílex gris; retoque plano, bifacial y cubrlente; 3'7 mm. de sección biconvexa (fig. 9).
- 68 -
[page-n-69]
11
COVA DEL GARROFER
k -12
k-15
k - 17
k -16
k-23
Fig. 9.-Sector K. Industria litica, cerámica e ldolo oculado.
(T.n.)
- 69 -
[page-n-70]
J.BBRNABEU
12
CAPA4
K- 12) Punta de flecha de aletas y pedt\nculo con los bordes dentados; sfiex gris; retoque
plano, bifacial y cubriente; 3' 4 mm. de sección biconvexa (flg. 91.
K - 131 Dos frags. de cerámica a mano pertenecientes al cuerpo del mismo vaso; pasta oscura; desgrasante pequeño y escaso; superficies groseras y oscuras.
K -141 Un pequeño frag. d. cerámica a mano de superficie alisada.
e
CAPA 8
K -151 Punta de flecha de aletas y pedúnculo con los bordes dentados; sJlex melado; retoque plano, bifacial y cubriente; 4 mm. de sección biconvexa (fig. 91.
K- 161 Punta de flecha de aletas y pedt\nculo en sfiex gris; retoque plano. bifacial y cubrlente; 4~4 mm. de sección aplanada lfig. 91.
K- 171 Punta de flecha losángica en sJlex gris; retoque plano, cubrlente, unifacial; 3'7
mm. de sección plano-convexa (tig. 91.
K- 181 Una cuenta discoidal sobre concha; perforación bicónica. 7 mm. diém. máx., por 5
mm. de grosor.
CAPA 6
K- 191 Punta foliácea en sfiex melado; retoque plano, bifacial y cubriente. 5'4 mm. de
sección biconvexa (fig. 91.
K- 201 Dos cuentas discoidales en caliza; perforación bicónica; 7'5 mm. de diém., por 10
mm. de grosor.
mm. de dié.m., por 7
mm. de grosor.
K -221 Dos pequeños frags. de cerámica lisa de superficies groseras.
K -231 Un frag. borde de cerámica lisa, a mano, con mamelón; superficies muy erosionadas (fig. 9 1.
K-2 11 Dos cuentas discoidales en concha; perforación bicónica; 8
CAPA7
K- 241 Dos cuentas discoidales en concha; perforación bicónica; 6'5
4 ' 5 mm. de grosor.
mm. de diém., por
CAPAS
Estéril.
III
LOS SECTORES I Y J
LA EXCAVACION
Los sectores 1 y J ocupan aproximadamente la parte media de la
cueva (fig. 2); en ellos se practicaron 21 capas de excavación, alcanzando la profundidad total de 203 cm. Constituyen, con mucho, lazona de mayor potencia de la cueva. A partir de la C.3 (58 cm.) apareció, a 1 m. desde el eje 1-1', un escalón rocoso que aislaba ambos sectores del H, confiriéndoles así una entidad propia. La excavación se
efectuó alternativamente en ambos sectores a la vez.
-
70-
[page-n-71]
COVA DEL GARROJIER
13
Si bien, como en el sector K, no es posible ninguna distinción estratigráfica, ya que la tierra presenta unas características uniformes
de principio a fin de la secuencia, no nos parece arriesgado el intentar
distinguir varios niveles teóricos a partir de los restos encontrados.
El primer nivel, que comprende las capas 1 a 5, alcanzaría los 71
cm. de profundidad; en él, el material, aunque abundante, aparece
mezclado con restos de cerámicas a torno medievales y modernas. Es
de destacar que a este nivel pertenecen los dos únicos fragmentos de
cerámica incisa encontrados en estos sectores.
Un segundo nivel, que alcanzaría hasta los llO cm., se caracteriza por la sucesión de una serie de capas (C. 6, 7, 8, 9, 1O y ll) con
muy escaso material, prácticamente reducido a algunos fragmentos
cerámicos, tres puntas de flecha, algunas cuentas, una Columbella
perforada y un fragmento de botón cónico en V, todo ello junto con escasos restos humanos.
El tercer nivel, que alcanzaría hasta los 120 cm. (C. 12 y 13), correspondería al único nivel de enterramiento posible a juzgar por el
estado y dispersión de los materiales encontrados, ya que los restos
humanos siguen siendo tan fragmentarios y escasos como en los niveles superiores. Según se desprende de la planimetría de estas capas en realidad una sola, ya que entre ambas cubren la profundidad del
cuenco J -3 2 que apareció en posición vertical, ocupando desde los
109 hasta los 120 cm.-, existen dos zonas claramente diferenciadas
en las que se concentran los materiales, distantes aproximadamente
unos 170 cm. y situadas una al extremo O. del sector I, y la otra hacia
la mitad del sector J; entre ambas, un espacio libre en el que sólo aparecen muy escasos restos humanos. Es posible considerar que se trate
de los restos de dos (\juares distintos, extremo este que podría apoyarse en la nula relación existente entre los restos arqueológicos y humanos de ambas zonas. Si bien es verdad que estos conjuntos pudieron
pertenecer a grupos de enterramientos distintos, la escasa diferenciación entre sus respectivos (\juares impide el considerar una distinción
cronológica significativa entre ellos (fig. 5).
A partir de los 120 cm. y hasta los 203 cm. en que aflora la roca,
se excavaron una serie de capas (C. 14 a C. 21) todas ellas estériles, a
excepción de las C. 16 y 17, en las que aparecieron una Columbella
perforada y una laminita de sflex sin retocar.
SUPERFICIAL
INVENTARIO DE MATERIALES
J -11 Azuela de piedra pulida marmórea; forma trapezoidal y fllo con un solo bisel. El talón presenta restos de martilleado. 67 mm. de largo, por 45 mm. ancho y 14'5 mm.
de grosor (flg. 6).
- 71 -
[page-n-72]
J.BRRNABEU
14
CAPA 1
J -2 1 Cuenco de perfil exvasado en cerámica lisa, a mano; pasta negra; desgrasante calizo, pequeño y abundante; superficies erosionadas. Medidas: dié.m. boca 12 cm.;
Altura 7-8 cm. (fig. 11).
J-3) Un frag. de cuenta discoidal en piedra caliza; peñoración bicónica (Lé.m. ll).
J -41 Dos fraga. pertenecientes al cuerpo y al borde del vaso I-2 1.
J-51 Punta de flecha losángica en silex n. gruzco. Retoque plano, cubriente y bifacial.
e
3'3 mm. de sección plano-convexa (fig. 11).
I-11 Un frag. de cerámica a tomo con decoración en bandas concéntricas pintadas en
negro.
I-2) Dos fraga. de cerámica lisa, a mano; pasta negra; desgrasante pequeño y micáceo
y superficies alisadas.
Figura 10.- Sector J. Cerámica
(2/3}
1-3} Una lasca de sllax melado con restos ele córtex en su cara superior. Medidas: 22
mm. de largo, por 23 mm. de ancho y 9 mm. de grosor.
I -41 Una cuenta süscoidal en piedra caliza; peñoración bicónica. Medidas: 9' 5 cm. de
diámetro, por 3'6 mm. de grosor (Um. ll}.
CAPA 2
J-6) Ocho frags. pertenecientes al cuerpo y al borde de un vaso de cerámica a mano, lisa. Cuenco de paredes hemiesfé.ricas y borde ligeramente reentrante. Pasta oscura; desgrasante pequeño, calizo y escaso; superficies espatuladas. Medidas: Dié.m.
de boca, 14 cm. (fig. 10).
J-7} Un frag. cerámica lisa, a mano, perteneciente al vaso 1-21.
J -8} Cuenta discoidal en concha de peñoración bicónica . Medidas: 9'5 mm. de dié.m.,
por 5'3 mm. de grosor (Lám. ll}.
- 72 -
[page-n-73]
COVA DEL GARROFER
15
CAPA 3
J -9) Ocho frags. pertenecientes al cuerpo y al borde de un vaso de cerámica lisa, amano. Cuenco globular de fondo redondeado, con tetón horizontal junto al borde aplanado. Pasta negra; desgrasante calizo, tino y abundante; superficies erosi. nadas.
o
Medidas: Diém. boca, 16 cm.; altura, 11-12 cm. (ftg. 10).
J -10) Cue.n ta discoidal en piedra caliza con perforación bicónica. Medidas: 9'7 mm. de
diém., por 4' 4 mm. de grosor (Lém. ll).
J -11) Punta de flecha pedunculada an silex gris. Retoque plano, bifacial y cubriente; 4'5
mm. de sección biconvexa (fig. 111.
CAPA 4
J - 121 Frag. distal de lámina de sfle:x transparente con fuerte pátina blanca; no presenta
seftales de retoque; su naturaleza contrasta fuertemente con el resto de los sfiex
aparecidos en la cueva. Medidas: 18 mm. de largo, por 17 mm. ancho y 6 mm. de
grosor.
J-131 Colgante de concha fragmentado, de sección aplanada y perforación bicónica (fig.
11) (Lém. lll.
I -51 Un .frag. de borde de cerámica a tomo,llsa y de superficies muy bruAidas y negras
(flg. 121.
I -61 Frag. distal de hoja de sfie:x melado aln retocar. Medidas: 20 mm. de largo, por 13
mm. ancho y 4'2 mm. de grosor.
CAPA !S
J -141 Punta de flecha de aletas y ped6nculo en sfle:x melado. Retociue plano, bifacial y
cubriente; 3'8 mm. de sección biconvexa (fig. 11).
J -151 Un .frag. de pie de copa ibérica.
J -161 Un .frag. de cerámica a mano, decorado con incisiones poco profundas y paralelas
verticalmente sobre otra horizontal. Pasta n.e gra; desgrasente micáceo, fino y
abundante; superficies alisadas (fig. 111.
J-171 Una cuenta discoidal de concha con perforación bicónica. Medidas: 9 mm. de
diém., por 3' 5 mm. de grosor (Lém. lll.
I-71 Un frag. de borde de cerémica a tomo aln decorar.
I-81 Un frag. de cerámica a man.o decorado con incisiones finas y poco profundas formando dos series distintas de motivos: el superior, constituido por una linea horizontal atravesada por series de trazos cortos dispuestos formando ángulos cuya bisectriz viene a coincidir con la linea horizontal; el inferior, fragmentado, parece
constituir una superficie de forma indeterminada rellena por series de lineas oblicuas paralelas que se cortan entre sl. Pasta media; desgrasante micáceo y escaso;
superficies espatuladas (flg. 121.
I-9) Frag. distal de una gran lámina de sfle:x grisáceo sin retocar. 5'1 mm. de sección
trapezoidal irregular (fig. 121.
I -10) Punta de flecha de aletas y ped6nculo en sfie:x negruzco. Retoque plano, bifacial y
cubrlente; 3'1 mm. de sección aplanada (fig. 12).
I -111 Frag. distal de hojita de sfle:x melado sin retocar (fig. 12).
CAPA6
J -181 Frag. de borde de cerámica lisa, a mano, de superficies erosionadas (fig. 131.
J -19) Dos pequeftos .fraga. de cerémica lisa, a mano, muy erosionados.
J -201 Una cuenta irregular en concha, con perforación bicónica. Medidas: 12'5 mm. de
largo, por 10 mm. de ancho y 7'3 mm. de grosor (Lém. lll.
- 7310
[page-n-74]
16
J. BERNABBU
J-6
Fig. H .-Sector J . lndusbia litica; cerámica y adornos
(T.n.)
-
74 -
[page-n-75]
COVA DEL GARROFER
17
CAPA 7
J -21) Cinco fraga. de cerámica lisa, a mano, con superficies muy erosionadas.
I-12) Un frag. perteneciente al vaso 1-21.
1- 5
1- 9
1- 8
1- 11
Fig. 12.-Sector l . Industria lítica y cerámica
CAPA 8
(T.n .)
J -22) Punta de flecha pedunculada en sílex grisáceo. Retoque plano, invasor total en
cara superior, y lateral diestro en la inferior. 3'7 mm. de sección plano-convexu
(flg. 13).
J -23) Cinco frags. de cerámica lisa, a mano, muy erosionados.
I-13) Dos frags. de cerá.m lca lisa, a mano de superficies alisadas.
I-14) Punta de flecha losángica en silex melado. Retoque plano, cubrlente y bifacial; 2'5
mm. de sección aplanada (tig. 13).
-
75
[page-n-76]
J. BERNABEU
lA
J-18
~
J-42
J-41
J-28
J- 16
L-s
Flg. 13.-Sectores J, 1 y L. Induatrla Utica; cerámica y adornos
(T.n.)
- 76 -
[page-n-77]
COVA DEL GARROPER
19
CAPA 9
J -241 Dos pequedos frags . de cerámica lisa, a mano, de superficie grosera.
J -25) Una cuenta discoidal en piedra caliza de perforación bicónica. Medidas: 12
de ditm., por 5 mm. de grosor (Lám. U ).
mm.
CAPA 10
J -26) Un frag. de hueso de form. semicireular con dos incisiones cruzadas en su centro.
a
Posible frag. de botón en V (fig. 13).
J -27) Una cuenta discoidal en concha con perforación bicónica. Medidas: 11 ' 8 mm. de
ditm., por 7' 6 mm. de grosor (Ltm. II).
J -28) Una Columbella perforada (fig. 13).
I- 15) Punta de flecha de aletas y pedúnculo en sUex gris. Retoque plano, bifacial y cubriente; borde dentado; 2' 6 mm. de sección aplanada (fig. 13).
CAPA 11
J -29) Dos pequedos frags. de cerámica lisa, a mano, con le superficie exterior brufUda.
J-32
Pig. 14. - Sector J . CerAmlca
(1 /2)
CAPA 12
J-30) Una cuenta discoidal en concha con perforación bicónica. Medidas: 10' 5 mm.
ditm., por 5' 7 mm. de grosor (Ltm. U).
J -3 1) Una cuenta rectangular en piedra blanca (fig. 15).
I- 161 Un pequel'lo frag. de cerámica lisa, a mano, de superficies alisadas.
I - 17) Una Columbella perforada (fig. 15) (Ltm. U).
I- 18) Colgante de concha realizado a imitación de un diente perforado (fig. 15) (Lám. U).
CAPA 13
J -32) Cuenco cillndrico con labio recto de borde redondeado y base convexa; posee un
mamelón horizontal, estrecho y saliente, situado debiÚO del borde; cerAmica ama-
no y Hsa. Pasta negra; desgrasante calizo y abundante; superficies de coloración
media alisadas. Apareció en posición vertical, reposando sobre su base y ocupándo
la totalidad de las capas 12 y 13, así como el final de la 11. Medidas: Diám. boca,
16 cm.; altura, 11 cm. (fig. 14).
- 77 -
[page-n-78]
J. BBRNABBU
20
--.... .'.R
~·
~.··:: .......~~
&.: •¡•f:t
J- 31
J- 35
1- 19
J- 39
J
-40
f
.
..
.'
l -17
-~
1-18
J-34
Pig. 1&
.-Sectore• J e I. Ind~atrla U ca y a domos
ti
-
78 -
(T .n .)
[page-n-79]
COVA DEL GARROFER
21
J -331 Cuatro frags. de cerámica Usa, a mano y superficie alisada.
J -34) Punta de flecha losángica en sílex grisáceo. Retoque plano, bifacial, invasor en ca-
ra superior y cubriente en la inferior. 4 mm. de sección plano-convexa (flg. 15).
J -35) Un pequeño colgante de concha ovalado; perforación bicónica situada en uno de
sus extre.mos; 7 mm. de sección aplanada (fig. 15).
J -361 Una cuenta discoidal en concha con perforación bicónica. Medidas: 9 mm. diám.,
por 7'6 mm. de grosor ILám. lll.
Fig. 16. - Sector J. Cerámica
(T. n .)
J -371 Una cuenta discoidal en piedra caliza con perforación bicónica. Medidas: 9 mm.
diám., por 7'6 mm. de grosor (Lám. ll).
J -381 Una cuenta rectangular en piedra blanca con perforación bicónica. Similar a la J -
31. Medidas: 12'5 mm. largo. por 10'4 mm. de ancho y 7'7 mm. de grosor (Lám.
ll).
- 79-
[page-n-80]
J. BBRNABEU
22
J-391 Colgante sobre canto rodado en piedra blanca; forina ovalada, ligeramente estrmgulado en uno de sus extremos sobre el que se sitúa la perforación bicónica perpen·
dicular al eje (fig. 15) (Lám. ll).
J-401 Idolo oculado sobre hueso largo cuya extremo superior ha sido aplanado. Decoración pintada. Composición:
- OJOS: Dos zonas rectangulares separadas y dentadas en sus partes superior e
inferior, dentro de cada una de las cuales se superponen dos circulos
concéntricos: el exterior en blanco y el interior pintado. Su mejor paralelo, en lo que a la representación de ojos se refiere, lo constituye el (dolo
simple de la Pastora publicado por Ballester (1946, Lám. 1, 3).
- Lineas de tatulije facial y motivos secundarios, ansentes.
- Clasificación: ldolo simple, variante A (flg. 15).
1-19) Pequedo frag. de lámina de cobre (ftg. 15).
1-201 Una Columbella perforada (Lám. n).
1-21) Gran trag. del cuerpo y borde de un vaso de cerámica a mano; panza globular, cuello reentrante y labio ligeramente exvasado; posee un asa horizontal situada aproximadamente al inicio del cuello; pasta negra; desgrasante micáceo, fino y no muy
abundante; superficies peinadas de coloración media. Medidas: Diám. de boca, 11
cm.; altura, 13-14 cm. (fig. 16).
I-221 Pequedo frag. parteneciente al vaso 1-21.
CAPAS 14 Y 15
Estériles.
CAPA 16
J -411 Una Columbella perforada (flg . 13) (Lém. n ).
CAPA 17
. J -42) Hojita de sflex melado sin retocar; talón liso: 1'7 mm. de sección triangular
(flg. 13).
CAPAS 18, 19, 20 Y 21
Estériles.
IV
SECTORES H, G-H Y G
LA EXCAVACION
Estos sectores ocupan desde la entrada de la cueva hasta el escalón rocoso que los separa del sector I. En esta zona, la roca que aflora
a la superficie a los escasos centímetros en el sector G, buza gradualmente hacia el inte~or alcanzando la máxima profundidad en el sector H (60 cm. desde el plano de referencia). Los restos encontrados
provienen todos del sector H, y aparecieron mezclados con restos de
- 80 -
[page-n-81]
COVA DBL GARROFBR
23
cerámicas a torno en todas las capas. Si bien se realizaron tres capas
de excavación, el material será presentado como perteneciente a un
mismo nivel, revuelto.
INVENTARIO DE MATERIAI.ES
H· l) Dos frags. de cerámica a tomo lisa. de pastas claras y superficies muy erosionadas.
H-2) Seis frags. de cerámica lisa, a mano, de superficies groseras.
H-3) Una cuenta discoidal en concha con perforación bicónica. Medidas: 9'9 mm. diám.,
por 4'2 mm. de grosor.
H-4) Una valva de Pectúnculus sin perforar.
H-5) Seis fraga. de cerámica lisa, a mano, de superficies alisadas.
H·6l Un frag. de cerámica a tomo con restos de pintura en rojo.
H· 7l Un frag. de cerámica a tomo con restos de pintura en rojo.
H· 8l Dos frags. de cerámica a tomo, lisa, muy concrecionadas.
V
EL SECTOR L
LA BXCAVACION
Situado en la parte superior derecha a la entrada de la cueva (fig.
2), el sector L está formado por un pequeño covacha de escasa profundidad (8 cm. de potencia total), en el que se encontraron algunos restos humanos (dos dientes de leche) junto a materiales de cronología
moderna y otros de posible ascendencia prehistórica.
INVENTARIO DE MATERIALES
L-11
L-2)
L·3l
L-4)
L-5)
Nueve fraga. de cerámica a tomo, lisa, de ionos rojizos.
Dos frags. de cerámica a mano y superficies groseras.
Un frag. de posible fondo aplanado. Cerámica a mano.
Dos frags. de cerámica a mano peinada.
Un frag. de cerámica a mano decorado con una banda de incisiones paralelas y verticales, muy finas y poco profundas, con muy escasa separación unas de otras; pasta oscura; desgrasante fino y abundante; superficie exterior bruiiida (fig. 13).
L-6) Una Columbella perforada.
11
81 -
[page-n-82]
J. BBRNABBU
24
VI
ALGUNAS CONSIDERACIONES EN TORNO AL ESTUDIO
DE LOS MATERIALES
LA INDUSTRIA UTICA
Abstracción hecha de la laminita J-42 y de los fragmentos I-6 y
11, la industria lítica del yacimiento se reduce a las puntas de flecha y
los grandes cuchillos retocados o no. El sector K ha sido especialmen-
prolijo en este tipo de hallazgos; de él proceden las grandes puntas
de aletas y pedúnculo, las bellas bipuntas foliáceas y otras hasta un
total de once ejemplares. Este tipo de puntas, extraordinariúmente
realizadas, son perfectamente comparables a las encontradas en los
yacimientos de la Pastora (Alcoi, Alicante) (1 ), y la Barsella (Torre de
les Maqanes, Alicante) (2), situables ambos dentro del pleno Eneolítico. También el gran cuchillo apuntado (K- 10) relaciona esta necrópolis con las dos citadas, únicas en las que hasta el presente se han encontrado cuchillos similares al nuestro. Sin embargo, faltan enGarrofer los típicos elementos geométricos (trapecios y medias lunas), las
truncaduras y las láminas ampliamente retocadas presentes en aquellos.
Por lo que se refiere a la azuela pulida J -1, tan sólo cabe constatar
su presencia en la mayoría de las necrópolis valencianas del período.
te
LA CERAMICA
1) Cerámica lisa
Cuatro son las formas de cerámica lisa reconstruidas: un pequeño
vaso ovoide (K-1); dos cuencos, uno cilíndrico (J-32) y otro esférico (J9); y un pequeño cuenco hemiesférico (J-2). La escasez de restos cerámicos relacionados con los enterramientos impide una valoración
adecuada de éstos; sin embargo, puede decirse que las formas de los
cuencos son comunes a todo el Eneolítico, y sólo el pequeño vaso ovoide parece salirse de las formas hasta ahora conocidas.
(1 ) I . BALLESTER: «La labor del S.I.P. y su museo. Afias 1940 a 1948». Diputación Provincial de Valencia. Separata de la Secretaría. Valencia, 1949. Págs. 41 y ss.
(2) J . BELDA: «Excavaciones en el monte de la Barsella, término de Torremanzanas (Alicante)•. Mem. de la J .S.B.A., nt1ms. 100 y 112. Madrid, 1929 y 1931.
- 82-
[page-n-83]
COVA DEL GARROFBR
25
2) Cerámica Peinada
La cerámica peinada, representada en nuestro yacimiento por el
vaso de perfil en S con asa de sección circular horizontal (1-21 ), y los
fragmentos inventariados en L-4, se suele relacionar, al menos en sus
inicios, con la fase de transición al Eneolftico; asf, su presencia en yacimientos como Barranc Fondo (Xátiva, Valencia) (3), Sarsa (Bocairent, ·valencia) (4), Emparetá (Bocairent, Valencia) (5) y En Pardo
(Planes, AÍ\cante) (6), donde aparece junto a cerámica grafitada, apoyarfa su inclusión dentro de un Neolftico fmal, si bien su presencia en
yacimientos como la Ereta del Pedregal (Navarrés, Valencia), y la cova de la Bernarda (Gandfa, Valencia), indicarfan, por otra parte, su
pervivencia durante el pleno Eneolítico (7), etapa esta con la que
habrfa que relacionar los hallazgos aquf mencionados.
3) Cerámica Incisa
Tres son los fragmentos cerámicos decorados con incisiones presentes en el yacimiento; de ellos, el J-16 y el L-5 parecen repetir formalmente el mismo motivo.
La presencia de la decoración incisa no es un hecho totalmente
extraño a las cuevas de enterramiento eneolfticas. Dejando a parte la
cerámica campaniforme, existen en algunas necrópolis cerámicas que
poseen con las nuestras, y pese a las diferencias formales, dos caracterlsticas comunes:
- el hecho de utilizar la incisión como técnica decorativa.
- su escasa o nula relación c~n el fenómeno campaniforme.
Tal es el caso, por ejemplo, de la cueva del Mal Paso (Castelnovo,
Castellón) {8), de la Solana de Almuixich (Oliva, Valencia) (9), o de la
(31 B. MARTI: «El Neolftico Valenciano». Tesis de Doctorado. Valencia, 1978. Inédita,
pág. 205.
(41 M. D. ASQUERINO: «Cova de la Saisa (Bocairente, Valencia). Análisis tipológico y estadistico de los materiales sin estratigrafla». Saguntum, Papeles del Lab. de Arqueología de ·
Valencia. 13. Valencia, 1978. Págs. 99 y ss.
(61 M. D. ASQUERINO : «Coveta Emparetá». Noticiario Arqueológico Hispánico, Prehistoria 3. Madrid, 1975. Págs. 111 y ss.
(6) Material depositado en el Museo Arqueológico Municipal de Alcoi.
(7) B. MARTI: «El Neolftico de la Penlnsula Ibérica». Saguntum, Papeles del Lab. de Arqueología de Valencia, 13. Valencia, 1978. Págs. 90 y 92.
B. MARTI et alii: cCova de l'Or (Beniarrés, Alicante)». Vol. n. Trab~os Varios del S.I.P.,
65. Valencia, 1980. Págs. 148-159.
(8) F. JORDA: «Enterramientos en la cueva de la Torre del Mal Paso». Archivo de Prehistoria Levantina, vn. Valencia, 1958. Lápls. ll y m .
(91 J . APARICIO y J . SAN VALERO: «Nuevas excavaciones y prospecciones en la provincia de Valencia». Dto. de Historia Antigua. Universidad de Valencia. Serie Arqueológica, 5.
Valencia, 1977, Págs. 35-39.
- 83 -
[page-n-84]
26
J. BERNABBU
cova del Barranc del Castellet (Carrfcola, Valencia) (10), en la que,
además, está presente un motivo decorativo similar al aparecido en la
parte superior del fragmento I-8.
La posible valoración cronológica de estas cerámicas es, cuando
menos, dudosa. Sin embargo, conviene aclarar que la utilización de
las cuevas naturales como lugares de en.terramiento es un hecho documentado en el Pais Valenciano al menos desde el Neolítico Cardial
(11) y que, por tanto, es posible pensar en la utilización prolongada de
algunas cuevas durante el Neolítico y Eneolítico, bien sea como luga. res de habitat primero, y enterramiento posteriormente (como parece
ser el caso de En Pardo), bien como necrópolis exclusivamente, lo que
explicaría el hallazgo de cerámicas cardiales junto a materiales claramente posteriores, como el campaniforme - caso del Barranc del
Castellet-. Esta hipótesis proporcionaría una posibilidad de explicar
la presencia de cierta parte al menos de estas cerámicas incisas en las
necrópolis eneolíticas; así, por ejemplo, las ya citadas en la cueva del
Mal Paso, claramente relacionables con los típicos motivos de la Cova
Fosca (Ares del Mestre, Castellón) (12), podrían explicarse por la utilización de la cueva durante un momento encuadrable dentro del
Neolítico tipo Fosca (13).
Sin embargo, la anterior relación entre cerámicas incisas y Neolítico tipo Fosca no puede generalizarse a todos los casos; por otra parte, la decoración incisa no campaniforme está presente, aunque en
proporciones escasas, dentro de las culturas eneolíticas del SE. y Portugal, si bien dicha presencia no ha podido ser aislada convenientemente en el Pais Valenciano.
Por lo que a nuestro caso se refiere, sólo podemos decir que ni la
relación con el mundo campaniforme, ni con las cerámicas incisas
neolíticas parecen viables. Además, dada su aparición en niveles estratigráficos revueltos, resulta asf mismo problemática su relación
con la etapa del pleno Eneolítico, representada por los niveles inferiores de los que no procede ningún fragmento decorado.
(10) E. PLA: «La coveta del Barranc del Castellet (Carrfcola, Valencia)t. Archivo de Prehistoria Levantina V. Valencia, 1954. Lém. V, C y D.
(11) MARTI, op. cit. nota 7, pág. 91.
V. CASANOVA: cEl enterramiento doble de la cova de la Sarsa (Bocairente, Valenda)lt.
Archivo de Prehistoria Levantina XV. Valencia, 1978. Págs. 27 y ss.
(12) J . APARICIO y J . SAN VALERO: «La Cova Posca (Ares del Maestre, Castellón) y el
Neolftico Valenciano». Dto. Historia Antigua, Universidad de Valencia. Serie Arqueológica, 4.
Valencia, 1977. Léms. n , m . IX, X y XI.
(13) MARTI, op. cit. nota 3, pág. 150.
- 84 -
[page-n-85]
COVA DEL GARROFER
27
LOS ADORNOS
Tanto las cuentas discoidales de piedra y concha, como las Columbellas perforadas, elementos que se remontan ampliamente al
Neolitico, aparecen en la gran mayoría de las necrópolis eneoliticas
valencianas, por lo que no pueden utilizarse como elementos cronológicos significativos.
Distintos se presentan los colgantes ovalados de concha J -35 e I18 ; ambos se pueden agrupar dentro del genérico «colgantes ovalados
de concha» correspondiente a los tipos A.3.1. y E.3 .1. de Taborín, encuadrados por esta autora dentro del pleno Eneolitico (14). Por otra
parte, es de destacar que las áreas que mejores paralelos ofrecen para
este tipo 4e colgantes son las del SE. de Francia, Catalunya y la Cultura de los Millares, mientras que en la zona portuguesa no parecen estar tan desarrollados.
Para el colgante de piedra J-39, no hemos podido encontrar
ningún paralelo; esta clase de objetos «Úllicos,., de origen estrictamente local, podrían utilizarse para definir el estilo propio de determinadas zonas, pero resultan inutilizables a la hora de establecer posibles
cronologías.
El fragmento de botón cónico en V, J-26, plantea una interesante
problemática en torno a la datación del nivel de enterramiento presente en los sectores I y J . Procedente de la C. 10, se encuentra bastante por debajo de la profundidad máxima alcanzada por los niveles
revueltos y, por tanto, puede considerarse como perteneciente al enterramiento .
• Siguiendo la cronología del Cerro los Castillejos de Montefrío
(Granada), la primera aparición de estos botones podría situarse perfectamente en una fase anterior a la aparición del campaniforme inciso, es decir, durante el horizonte cronológico Millares II-VNSP n (15),
cronología perfectamente aceptable para nuestro yacimiento.
LOS IDOLOS OCULADOS
Los dos ídolos oculados procedentes de los sectores K y J pertenecen, como ya se vio en el inventario, a los idolos simples (ídolos con un
1141 Y. TABORIN: cLa parure en coquillage de l'Epipaleolithique au Bronze en Francet.
Gallia Prehistoire, T. xvm, fase. 1 y 2. Parls, 1974, pé.gs. 358-361.
(15) A. ARRIBAS y F. MOLINA: «Nuevas aportaciones al inicio de la metalurgia en la
Peninsula Ibérica. Bl poblado de los Castillejos de Montefrfo (Granadal't. en The Origina of
Metallurgy in Atlantic Europe. Proceedings of the fifth atlantic colloquium. Dubl1n, 1978,
pégs. 22 y 27.
- 85 -
[page-n-86]
28
J . BERNABBU
solo par de ojos representado), en su variante A, caracterizada por la
inexistencia en su composición temática de los llamados «Motivos Secundarios». La clasificación y estudio pormenorizado de estos ídolos
ya fue realizado por nosotros (16). Si bien no es este el lugar para reproducir las argumentaciones allí expuestas, sí creemos necesario,
dado que todavia pemánece inédito nuestro estudio el presentar algunas consideraciones generales en orden a esclarecer tanto la terminología empleada, como las distintas observaciones respecto de sus características cronológicas y culturales.
Ballester, en su ya clásico estudio, agrupó a todas las representaciones oculadas sobre cerámica, cilindros de piedra, falanges y huesos largos de animal dentro de un mismo tipo, el de los fdolos oculados
(17). Para ello tuvo en cuenta dos hechos fundamentales:
l. La evidente unidad de concepto de estos ídolos, generalmente
relacionados con las prácticas de carácter religioso-funerario.
2. La repetición en todos ellos de los llamados <
<
Motivos Primarios» (ojos y líneas de tatuaje facial)..
Es por ello que, aun mariteniendo una distinción tipológica entre
las diferentes representaciones oculadas, no podemos olvidar que todas ellas deben responder a un principio común, sólo presente en determinadas áreas culturales; a este respecto, cabe destacar la ausencia de representaciones oculadas dentro de la Cultura Megalítica Catalana, ausencia que puede llevarse, a juzgar por lo publicado, alazona del País Valenciano situada al norte del rio Xúquer; por otra parte,
resulta dificil encontrar este tipo de representaciones fuera de los dos
grandes círculos culturales de la Península en este período (portugués
y almeriense), y del País Valenciano hasta los límites fijados. En base
a ellos, nos ocuparemos exclusivamente de los !dolos Oculados sobre
huesos largos, tipo Vil de Almagro (18), único tipo aparecido hasta el
momento en esta zona, y cuyos paralelos se reducen al poblado almeriense de Almizaraque (fig. 17).
Tras el estudio de sus distintos caracteres, agrupamos a las 31
piezas analizadas en cuatro tipos (fig. 18):
l . Tipo IA. - !dolos Oculados Simples cuya composición se reduce a la presencia exclusiva de los motivos primarios.
1161 J . BERNABEU: «Los elementos de adorno en el Eneolítico ValencianoJt. Tesina de licenciatura. Valencia, inédita.
(17) l . BALLESTER: ddolos Oculados ValencianoSJt. Archivo de Prehistoria Levantina ll.
Valencia, 1946. págs. 115-124.
( 18) M. J . ALMAGRO: «Los !dolos del Bronce 1 HispánicoJt. Bibliotheca Praehistórica Hispana, XD. Madrid, 1973, pág. 169.
-
86 -
[page-n-87]
COVA DEL GARROFER
29
2. Tipo lB. - !dolos Oculados Simples en cuya composición, además de los motivos primarios, aparecen ya los motivos secundarios, aunque muy escasos. (Entendemos por motivos secundarios todos aquellos que no pueden incluirse dentro de los primarios.)
/
Fig. J 7. - Dispersión de loa yacimientos con idolos oculadoa. J 1Ereta del Pedregal (Navarrés,
Valencia); 21 Cova de la Malla Venia (Corbera de Alsira, Valencia); 3) Cova del Garrofer (Ontinyent, Valencia); 4) Cova del Bolumlnl (Alfafara, Alicante); 51 Cova de la Paatora (Alcoi, Alicante); 8) Almizaraque (Almeria)
Ambos tipos se agrupan dentro de un conjunto mayor, el
de los !dolos Simples, caracterizados por poseer un solo par de
ojos en cada ejemplar.
- 87 -
[page-n-88]
30
J . BBRNABEU
-
e(
E
u
"'
o
~
~
::J
o
o
"'
o
"'
o
"2
Ql
~
.,
o
Q,
¡:
=ó
.~
1&.
-
ID
-
e(
.. 88 -
[page-n-89]
COVA DBL GARROPER
31
3. Tipo IIA.- Son !dolos Oculados Compuestos en los que la presencia de motivos secundarios no es abundante.
4. Tipo liB. - Son !dolos Oculados ·compuestos en los que la presencia de motivos secundarios es abundante.
Ambos tipos se agrupan dentro de un conjunto mayor, el de los
!dolos Compuestos, caracterizados por poseer más de un par de ojos
representados en cada ejemplar.
La dificultad en la atribución cronológica de estos idolos reside,
fundamentalmente, en la imposibilidad de relacionarlos con contextos estratigráficos atribuibles a horizontes cronológicos y culturales
concretos. Así, los ejemplares de la Ereta del Pedregal, procedentes
todos de las campañas antiguas (19), aparte su dudosa posición estratigráfica dificilmente relacionable con las secuencias logradas en
campañas posteriores (20), se encuentran con el problema de la dudosa atribución de los distintos estratos del yacimiento con horizontes
culturales bien definidos.
Los otros ejemplares procedentes de un poblado, Almizaraque, no
son tampoco más explícitos en su atribución cronológica (21); por tanto, nos vemos obligados a basar nuestras conclusiones a partir de los
datos procedentes de las necrópolis, con los problemas que ello lleva
implícitos.
A través de los paralelos más frecuentes, tanto para éstas, como
para el resto de las representaciones o·c uladas, sobre todo las vasijas y
las falanges, podría plantearse la aparición y mayor difusión de estos
tipos durante los períodos pre-campaniforme y campaniforme del pleno Eneolitico, es decir, durante los horizontes Millares 1-VNSP 1 y Millares 11-VNSP II, fases estas que en el País Valenciano no aparecen
tan diferenciadas,,y que preferimos denominar, junto con otros autores (22), el Pleno Eneolítico.
Así, por ejemplo, las vasijas oculadas aparecidas en las tumbas
III, VII y XXI de Millares (23), y en la primera fase de la tumba de
Monte do Outeiro (24), indicarían claramente una relación con las fa( 19) D. FLETCHBR: «La Ereta del Pedregal (Navarrés, Valencia)•. Archivo de Prelústoria
Levantina, IX. Valencia, 1961. Lám. IV.
(201 D. FLETCHER, E. PLA y E. LL<;:IBREGAT: «La Ereta del Pedregál (Navarrés, Valencia)». Excavaciones Arqueológicas en España, 42. Madrid, 1964.
(21) ALMAGRO, op. cit. nota 18, pág. 179.
(22) E. LLOBRBGAT: «Estudio de los megalitos portugueses por los Leisner, y las cuevas
de enterramiento móltiple del país valenciano•. Archivo de Prehistoria Levantina, XI. Valencia, 1966. Págs. 88-90.
(23 ) M. ALMAGRO y A. ARRiliAS: cE1 Poblado y la Necrópolis Megalfúcos de los Millares (Santa Fe de Monddjar, Almerlalt. Bibliotheca Praehistórica Hispana, m. Madrid, 1963.
(24) H. SCHUBART: cAs duas fases de ocupa~ao do Tómulo do Monte do Outeiro, nos
arrededores de Aljustreb. Rev. de Guimaraes, vol. LXXV. Guimaraes, 1965, pág. 203.
- 8912
[page-n-90]
32
J. BBRNABBU
ses cronológica. antes citadas. Por otra parte, ya dentro del área vas
lenciana, los ídolos oculados aparecidos en la Pastora (25), enlaMalla Verda (26) y en este yacimiento., abundarían en esta atribución
cronológica.
La etapa siguiente, que denominamos para el País Valenciano
«Horizonte Campaniforme de Transición» (27), etapa paralela a la segunda fase campaniforme (28) - horizonte del reflujo según Sangmeister (29)-, verla la desaparición de estos ídolos, ya que no aparecen en ninguno de los ajuares claramente relacionables con ella.
EL METAL
Si bien el fragmento de lámina de cobre (sin analizar) 1-19, permite pocas consideraciones en cuanto al establecimiento de su tipología
y las comparaciones derivadas de ésta, aporta, sin embargo, un dato
interesante por cuanto posibilita su relación con un nivel -el formado
por las C. 12 y 13- cuyos materiales pueden situarse con bastante
precisión dentro del Pleno Eneolítico, en un horizonte paralelo al Millares ll-VNSP ll, apoyando así la hipótesis anteriormente establecida
(30) de que la presencia de instrumentos metálicos en el Eneolítico
Va:lenciano es anterior a la fase de transición a la Edad del Bronce (El
H. C. T.), tal como podía observarse a través de los inst:Pumentos metálicos presentes en las cuevas de Ribera (Cullera, Valencia) (31 ), la
ladera del Castillo (Chiva, Valencia) (32), la gruta de les Llometes (Alcoi, Alicante) (33), y en la Reliquia (Banyeres, Alicante) (34), todas
ellas sin ningún elemento del horizonte campaniforme en sus ajuares.
(25) BAU.ESTER, op. cit. nota 17.
(26) R. BNGUIX: «La cova de la MallJl Verda (Corbera de Alcira, Valencia)». Xlll. Congreso Nacional de Arqueologia, Huelva, 1973. Zaragoza, 1975. Págs. 333 y ss.
(27) J . BBRNABBU: «Los elementos de adorno en el Eneolftico Valenciano». Saguntum,
Papeles del Lab. de Arqueológia de Valencia, 14. Valencia, 1980. Págs. 122-124.
(28) R : J . HARRISON : cThe Bell Beaker Cultures of Spain and Portugal». American
School of Prehistoric Research, 35. Peabody Mseum, Harvard University, 1977.
(29) B. SANGMEISTER: «La Civillsation du Vas Campaniforme. Bxposé sur la Civilisation
du Vas Campaniforme». Les Civilisations Atlantique du Neolithique a l'Age du Fer. Actea du
Premier Colloque Atlantique. Rennes, 1963.
(30) J. V. LBRMA: «Los origenes de la metalurgia en el País Valenciano». Tesina de Licen.ciatura. Valencia, inédita.
(31) B. PLA: cLa covacha de Ribera (Cullera, Valencia)». Arclrl.vo de Prehistoria Levantina, Vll. Valencia, 1958. Lám. ll, 1, 2, 3 y 4.
(32) D. FLBTCHER: cLa Covaéba Sepulcral de la ladera del Castillo de Chiva•. Archivo de
Prehistoria Levantina, VI. Valencia, 1957. Lám. m , 6.
(33) V. PASCUAL: «Hallazgos Prehistóricos en les Llometes (Alcoi)». Archivo de Prehistoria Levantina, X. Valencia, 1963.
(34) Material depositado en el Museo de Banyeres.
- 90 -
[page-n-91]
COVA DBL GARROPRR
33
Esta hipótesis entra en contradicción con la vigente interpretación de la estratigrafla de la Ereta del Pedregal (~avarrés, Valencia),
en la que d~ los cuatro niveles caracterizados como eneolíticos, sólo el
superior (estrato ll), clasificado como un Eneolítico final, poseerla algunos punzones metálicos (35). No cabe duda de que una revisión,
realizada sobre nuevas bases, de la estratigrafia de este importante
yacimiento resulta del todo necesaria si queremos eliminar las imprecisiones y contradicciones que, como la anterior, dificultan cualquier
intento dirigido a la comprensión de los problemas de nuestro Eneolítico.
vn
LOS RESTOS ANTROPOLOGICOS
El examen preliminar de las piezas dentarias realizado por el Dr.
don José Bonet, puso de relieve, a reservas de lo que en su dia pueda
concluir un exhaustivo estudio de la totalidad .los restos humanos encontrados, la existencia de cinco o seis individuos en la cueva, cuya
distribución por sectores seria la siguiente :
-SECTOR K.
Restos correspondientes a un individuo de edad adulta y un niño.
- SECTORES I-J.
Restos pertenecientes a un niño y un individuo de edad adulta.
Probable existencia de un segundo individuo adulto.
- SECTOR L.
Restos correspondientes a un niño de menos de cinco años.
Vil!
CONCLUSIONES
A través de las páginas anteriores hemos tenido ocasión de observar cómo el yacimiento de la cova del Garrofer se nos presentaba como un enterramiento de carácter múltiple y secundario, hecho común
(35) FLBTCHBR, PLAy LLOBRBGAT, op. cit. nota 20. Pégs. 19-21.
- 91 -
[page-n-92]
34
J . BXRNABEU
a la mayoría de las necrópolis del periodo, y que ya fue puesto de manifiesto con la excavación de la cova del Canú Real (Albaida, Valencia) (36).
Dejando a parte los restos del sector L, demasiado fragmentarios,
a
el total de los inhumados podría reunirse en dos gr· ndes grupos: el
del sector K, y el de los sectores 1 y J; de tal modo que, si bien dentro
de cada uno de ellos era posible diferenciar momentos diferentes en
las inhumaciones, la homogeneidad de sus ajuares aconsejaba su unificación en los dos grupos citados. Ahora bien, las comparaciones entre los ajuares de los sectores K e 1-J, muestran ciertas diferencias
que podrían tomarse como datos significativos a la hora de valorar
sus respectivas posiciones cronológicas.
Así, ciertos materiales, como el botón cónico en «V», y el metal,
aparecen solamente en los sectores 1-J, en los que, además, hay que
hacer notar la ausencia de las grandes puntas de flecha finamente labradas y de los grandes cuchillos, que sin embargo aparecen en el sector K. Si aceptamos como válida la cronología de Millares II-VNSP Il,
propuesta en Montefrfo (37), para el botón cónico en «V» y consideramos, además, la ausencia de entre los materiales que nos ocupan de
aquellos que serán típicos en las fases posteriores (Campaniforme Inciso, Brazaletes de Arquero, etc.), no resultaría inverosimil el paralelizar este segundo grupo de enterramientos con la fase Millares IIVNSP II del Calcolitico peninsular; ello obligaría a replantearnos el
problema de la aparición de los primeros objetos metálicos en esta zona, tradicionalmente ligada al fmal de Eneolitico, ya en transición a
la Edad del Bronce (38), y que, a tenor de lo antes expuesto, deberla
situarse dentro del Pleno Eneolitico, si bien en un momento avanzado
de éste. Por el contrario, el grupo de enterramientos del sector K, en
cuyo ajuar no se encuentra ningún elemento de cronología avanzada,
se incluirla en una fase anterior, es decir, durante el horizonte Millares 1-VNSP l.
No obstante, las anteriores observaciones no pueden tomarse todavía mas que como indicios que apoyarían la división del Pleno
Eneolitico de esta zona, etapa a la que en conjunto pertenece el yacimiento, en dos fases, de modo similar a como ocurre en las culturas
eneoliticas del del SE. y Portugal. Futuros trabajos, apoyados sobre
bases más firmes, se encargarán de afirmar o rechazar tal posibilidad.
(36) l . BALLBSTER: d.a Covacha Sepulcral del Camf Reah. Archivo de Prehistoria Lev.antina, l . Valencia, 1929. Pág. 45.
(37) ARRIBAS y MOUNA, op. cit. nota 15.
(38) FLETCHER, PLA y LLOBREGAT, op. cit. nota 20.
- 92 -
[page-n-93]
BERNABEU AUBAN.-Cova del Garrofer
LAM. 1
Situación del yacimiento y entrada al mismo
- 93 -
[page-n-94]
BERNABEU AUBAN.-Cova del Garrofer
Adornos de los Sectores I y J.
LAM. ll
[page-n-95]
ARClnVO DB P REHISTORIA LEVANTINA
Vol. XVI (Valencia , 1981 )
JOAN BERNABEU
(Valencia)
LA COVA DEL OARROFER
(Ontlnyent, Valencia)
1
INTRODUCCION
La cava del Garrofer se encuentra situada en la Serra d'Ontinyent, limite meridional de los valles de Albaida y Bocairent, en un estrecho barranco conocido localmente con el nombre de Barranc deis
Tarongers, uno de los múltiples barrancos que abiertos hacia el S.O.,
comunican el valle de Bocairent con el barranco recorrido por el rfo
Clariano, principal vfa de acceso al primero desde esta parte del valle
de Albaida (fig. 1).
Hace algún tiempo, A. Ribera y J . Guerola, descubridores del yacimiento, encontraron superficialmente algunos materiales, entre
ellos un pequeño vasito muy bien conservado, cuya existencia fue comunicada al Servicio de Investigación Prehistórica de Valencia. Posteriormente, a lo largo de algunas visitas efectuadas por nosotros al
yacimiento, pudimos observar la presencia de prospecciones clandestinas que, dada su continuidad, amenazaban seriamente al yacimiento. Notificado el Servicio sobre la existencia de estas violaciones sistemáticas, y ante el peligro de la destrucción total del yacimiento, nos
encargó la realización de una excavación de urgencia, excavación
que efectuamos entre los días 1 al 5 de mayo de 1980, y para la que
contamos con la colaboración de C. Mata y J . V. terma, asiduos colaboradores de este Servicio.
La cueva, separada de la vertiente montañosa, mide aproximadamente unos 14 m. de longitud; sus 2 m. de anchura en la entrada se
reducen casi inmediatamente a un estrecho pasillo de unos O' 50 m. de
ancho, en algunos tramos hasta 1m., que se continúa hasta el fmal de
la cavidad. Las remociones clandestinas afectaban irregularmente a
- 69 -
[page-n-60]
J . BERNA.BEU
2
z
. ..
lt( ..U
•••nc:•
..
.
!
/
'
\
'•
\\o .. .... . ...-.
l'lg. l.-Situación del yacimiento
[page-n-61]
COVA DEL GARROFBR
3
la zona comprendida entre los 1Oy los 12 m. de longitud (sectores I y
J ), con una profundidad variable nunca superior a los 0'80 m. Aprovechando la configuración natural de la cueva, y a partir del punto O,
situado en la jamba izquierda de la boca de entrada, dividimos a ésta
en seis sectores de excavación de longitud y anchura variables (fig. 2).
El resultado de los trabf\ios nos permitió agrupar a los distintos
sectores señalados en un principio en tres grandes zonas aisladas
unas de otras, lo que facilita el tratamiento separado del col\iunto de
los hallazgos en cada una de ellas. Las profundidades indicadas están
tomadas a partir d~ un mismo punto de referencia situado en el sector
J , a unos 30 cm. del nivel del suelo. Los números con que se señalan
los materiales en el inventario, se corresponden con los de las figuras.
II
EL SECTOR K
LA EXCAVACION
Este sector, situado en la parte más profunda de la cueva, se encuentra aislado del resto por una pared de roca natural que se eleva
unos 15 cm. por encima del nivel del suelo, situado en éste a 31 cm.
desde el punto de referencia.
Excepción hecha de la primera capa (hasta 40 cm.), en la que la
tierra, de color grisáceo, presentaba una textura muy polvorienta, el
resto de las capas estaban formadas por una tierra fma y muy suelta,
de un color marrón claro bastante unifonÍle. Las piedras, de tamaño
medio o pequeño, fueron muy escasas a lo largo de toda la estratigrafia, no presentando nunca una ~stribución ordenada.
Los 85 cm. de profundidad máxima se excavaron en ocho capas
de espesor variable. Las dos primeras (hasta 47 cm.), presentaron escasos restos humanos, mientras que el material arqueológico se redujo a algunas puntas de flecha y fragmentos cerámicos. Hacia el fmal
de esta capa (45 cm.), apareció la parte inferior de un cráneo que, como pudimos comprobar posteriormente, reposaba con la calota hacia
abajo. Su excavación marcó la potencia de la siguiente capa (C.3 , hasta 52 cm.).
En la base de la C.3 aparecieron, junto al cráneo, un fragmento de
ídolo oculado, una punta de flecha y una gran lámina de sflex retocada, lo que indica claramente un nivel de enterramiento ; junto a ellos,
- 61 -
[page-n-62]
NM
J
F
O
1
1
1
cova del garroter
Fig. 2. - PlaDt.a y secciones de la cueva
2
¡
3m.
1
D
E
[page-n-63]
COVA DEL GAIU\OFBR
5
y esparcidos exclusivamente por la mitad E. del sector, aparecieron
algunos restos humanos, entre ellos varias falanges (fig. 3).
La capa cuatro (hasta 58 cm.), presentó una notable disminución
de los materiales, tanto arqueológicos como humanos, si bien se encontró en ella un pequeño fragmento de mandfbula humana con dos
dientes (fig. 3, X).
En las capas 5 y 6 (hasta 63 y.68 cm., respectivamente), los restos
humanos vuelven a ser más abundantes, siempre dispersos dentro de
la zona E. del sector, siendo de destacar la aparición de dos grandes
fragmentos de bóveda craneana en la base de la C.6, lo que podría tomarse como indicio de un segundo nivel de enterramiento (fig.. 4).
De la capa 7 (hasta 74 cm.), proceden solamente dos cuentas de
collar; mientras que la c.a (hasta 85 cm.) se presentó estéril.
En conclusión, puede afli'Illarse con cierta seguridad que fueron
dos los individuos cuyos restos más o menos fragmentados hemos encontrado en el sector. Al primero de ellos, representado por el cráneo
casi completo de la C.3, pertenecen, sin duda, el fragmento del ídolo
oculado, la punta de flecha y la lá,mina de sílex encontrados en el mismo nivel; al segundo, posiblemente materializado en los restos de las
capas 5 y 6, no se le puede asociar con seguridad más que la punta de
flecha encontrada en la C.6; ahora bien, entre los huesos encontrados
en la C.5, un fragmento, perteneciente a un hueso largo de la pierna o
el brazo, encaja con otro fragmento similar encontrado en la C.6, lo
que permite establecer una cierta relación entre las dos capas, interpretando sus restos como pertenecientes a un mismo enterramiento.
La C.4 quedaría como una capa de transición entre ambos; mientras
que las capas 1 y 2 deberían relacionarse con el enterramiento de la
C.3 ; la ausencta total de remociones posteriores comprobada en la excavación permite mantener, algo más sólidamente, las anteriores
conclusiones.
Cronológicamente, ambos enterramientos se presentan bastante
homogéneos. Así, aun admitiendo diferentes momentos para cada uno
de ellos, la evidente unidad de sus materiales hace prácticamente imposible una distinción significativa entre ambos.
INVENTARIO DE LOS MATERIALES
SUPBRPICIAL
X· ll Vaso de fondo ovoide, panza cflfndrica y labio recto con borde redondeado; posee
un mamelón perforado a unos 3/4 de su altura desde la base. Pasta no visible; desgruante pequeAo y no muy abundante; superficies alisadas y claras. (fig. 6).
- 83 -
[page-n-64]
J . BERNABEU
6
.,::::-
-?
.,._
~
:f
9'
~
u
~~~
3.
Jlg. 3. - Sector K. Dispersión de los materiales en la C.3. Los números de los materiales se corresponden con los del inventario. La X metica el frag. de mandfbala humana aparecida en la
C.4 ; el signo -~ indica la dispenión de loa restos humanoa; el t:::. ae refiere a las puntas de flecha
, ...b
--- -------- -----
15
a
•
18
/).
1
~
.
'
022
16
'
• 21
'
20
11
... - ' ~
.. ~- - - -.. - . . - ..... --- ........ - (t.----,. . -::;: : :. . . . '~~. .
., -- NÑEL ROCA
EN
c.s
//
'
=
fJ
f7
a
23
o
Cm
50
Jig. 4. - Sector K. Dispersión de materiales en las c. !5 y 6. Los números se corresponden con
los del inventario
= , fraga. de huesoa humanos.
e 1 fraga. de b6veda craneana.
•
1 cuentas de coDar.
A puntas de flecha.
O , fraga. certmlcoa.
1
[page-n-65]
'O
/1
);> ~
~¡,
..
~
o
so
CM
,,
,'
1
,'
-
,,~
~-
Y¡g. 5. - Sectores 1 y J . Diapeni6n de materiales en lu c . 12 y 13. Los números se corresponden coa los del inventario
- , frap de hunos humanos.
• .. cuentas de coUar.
+ , 1"81toa metAiicoa.
e • cobunhelu pedoradas.
A , puntu de Oecha.
o , frap. cerimicoa.
[page-n-66]
8
J. BERNABEU
k-1
41!11/11111lll! j[}]J
1/111
J-1
Fig. 6. - Material hallado en superficie
(T. n .)
- 66 -
[page-n-67]
COVA DEL GARROFBR
9
CAPA 1
K-21 Punta de flecha de aletas y pedánculo en sflex gris. Retoque plano, bifacial y cubriente. 5'2 mm. de sección biconvexa (fig. 71.
K-31 Blpunta follácea de bordes dentados en sflex melado. Retoque plano, bifacial y cubriente; 3'4 mm. de sección aplanada (fig. 71.
K-41 Punta de flecha losánglca en sflex gris. Retoque plano, bifacial y cubriente. 3'7
mm. de sección biconvexa (fig. 71.
K-5) Un pequedo fragmento de borde ·de cerámica lisa a mano, muy erosionada.
k-4
k -3
Fig. 7.-Sector K. Industria lltlca
(T. n .)
CAPA2
K-61 Bipunta follácea en sflex melado. Retoque plano, bifaclal y cubriente; 6'5 inm. de
sección biconvexa (fig. 71.
K-71 4 fragmentos de cerámica a mano, lisa, pertenecientes al mismo vaso.
X-8) Punta de flecha de aletas y pedánculo e.n silex gris. Retoque plano, bifacial y cubrlente; 3'8 mm. de sección aplanada (fig. 71.
- 67 -
[page-n-68]
J. BBRNABEU
10
CAPA3
K-9) Gran Lámina apuntada en sílex melado ; retoques simples, directos, invasores, bilaterales y distales, que se prolongan sin solución de continuidad a lo largo del
borde izquierdo; talón liso; sección trapezoidal en la base y triangular en el extremo distal (ftg. 81.
Fig. S.-Sector K. Industria Utica
(1/2)
K- 10) Frag. de !dolo Oculado conservando sólo su parte inferior en la que se observa una
ancha frlll\la pintada compuesta por dos segmentos de circulo contrapuestos formando un vértice en el centro. La falta de otros motivos nos hace encuadrarlo
dentro de la variante A de los !dolos Simples: !dolos Oculados coJl' un sólo pa.r de
ojos representados y con ausencia de motivos secundarios (ftg. 9).
K- 111 Punta de flecha de aletas y pedñnculo; sílex gris; retoque plano, bifacial y cubrlente; 3'7 mm. de sección biconvexa (fig. 9).
- 68 -
[page-n-69]
11
COVA DEL GARROFER
k -12
k-15
k - 17
k -16
k-23
Fig. 9.-Sector K. Industria litica, cerámica e ldolo oculado.
(T.n.)
- 69 -
[page-n-70]
J.BBRNABEU
12
CAPA4
K- 12) Punta de flecha de aletas y pedt\nculo con los bordes dentados; sfiex gris; retoque
plano, bifacial y cubriente; 3' 4 mm. de sección biconvexa (flg. 91.
K - 131 Dos frags. de cerámica a mano pertenecientes al cuerpo del mismo vaso; pasta oscura; desgrasante pequeño y escaso; superficies groseras y oscuras.
K -141 Un pequeño frag. d. cerámica a mano de superficie alisada.
e
CAPA 8
K -151 Punta de flecha de aletas y pedúnculo con los bordes dentados; sJlex melado; retoque plano, bifacial y cubriente; 4 mm. de sección biconvexa (fig. 91.
K- 161 Punta de flecha de aletas y pedt\nculo en sfiex gris; retoque plano. bifacial y cubrlente; 4~4 mm. de sección aplanada lfig. 91.
K- 171 Punta de flecha losángica en sJlex gris; retoque plano, cubrlente, unifacial; 3'7
mm. de sección plano-convexa (tig. 91.
K- 181 Una cuenta discoidal sobre concha; perforación bicónica. 7 mm. diém. máx., por 5
mm. de grosor.
CAPA 6
K- 191 Punta foliácea en sfiex melado; retoque plano, bifacial y cubriente. 5'4 mm. de
sección biconvexa (fig. 91.
K- 201 Dos cuentas discoidales en caliza; perforación bicónica; 7'5 mm. de diém., por 10
mm. de grosor.
mm. de dié.m., por 7
mm. de grosor.
K -221 Dos pequeños frags. de cerámica lisa de superficies groseras.
K -231 Un frag. borde de cerámica lisa, a mano, con mamelón; superficies muy erosionadas (fig. 9 1.
K-2 11 Dos cuentas discoidales en concha; perforación bicónica; 8
CAPA7
K- 241 Dos cuentas discoidales en concha; perforación bicónica; 6'5
4 ' 5 mm. de grosor.
mm. de diém., por
CAPAS
Estéril.
III
LOS SECTORES I Y J
LA EXCAVACION
Los sectores 1 y J ocupan aproximadamente la parte media de la
cueva (fig. 2); en ellos se practicaron 21 capas de excavación, alcanzando la profundidad total de 203 cm. Constituyen, con mucho, lazona de mayor potencia de la cueva. A partir de la C.3 (58 cm.) apareció, a 1 m. desde el eje 1-1', un escalón rocoso que aislaba ambos sectores del H, confiriéndoles así una entidad propia. La excavación se
efectuó alternativamente en ambos sectores a la vez.
-
70-
[page-n-71]
COVA DEL GARROJIER
13
Si bien, como en el sector K, no es posible ninguna distinción estratigráfica, ya que la tierra presenta unas características uniformes
de principio a fin de la secuencia, no nos parece arriesgado el intentar
distinguir varios niveles teóricos a partir de los restos encontrados.
El primer nivel, que comprende las capas 1 a 5, alcanzaría los 71
cm. de profundidad; en él, el material, aunque abundante, aparece
mezclado con restos de cerámicas a torno medievales y modernas. Es
de destacar que a este nivel pertenecen los dos únicos fragmentos de
cerámica incisa encontrados en estos sectores.
Un segundo nivel, que alcanzaría hasta los llO cm., se caracteriza por la sucesión de una serie de capas (C. 6, 7, 8, 9, 1O y ll) con
muy escaso material, prácticamente reducido a algunos fragmentos
cerámicos, tres puntas de flecha, algunas cuentas, una Columbella
perforada y un fragmento de botón cónico en V, todo ello junto con escasos restos humanos.
El tercer nivel, que alcanzaría hasta los 120 cm. (C. 12 y 13), correspondería al único nivel de enterramiento posible a juzgar por el
estado y dispersión de los materiales encontrados, ya que los restos
humanos siguen siendo tan fragmentarios y escasos como en los niveles superiores. Según se desprende de la planimetría de estas capas en realidad una sola, ya que entre ambas cubren la profundidad del
cuenco J -3 2 que apareció en posición vertical, ocupando desde los
109 hasta los 120 cm.-, existen dos zonas claramente diferenciadas
en las que se concentran los materiales, distantes aproximadamente
unos 170 cm. y situadas una al extremo O. del sector I, y la otra hacia
la mitad del sector J; entre ambas, un espacio libre en el que sólo aparecen muy escasos restos humanos. Es posible considerar que se trate
de los restos de dos (\juares distintos, extremo este que podría apoyarse en la nula relación existente entre los restos arqueológicos y humanos de ambas zonas. Si bien es verdad que estos conjuntos pudieron
pertenecer a grupos de enterramientos distintos, la escasa diferenciación entre sus respectivos (\juares impide el considerar una distinción
cronológica significativa entre ellos (fig. 5).
A partir de los 120 cm. y hasta los 203 cm. en que aflora la roca,
se excavaron una serie de capas (C. 14 a C. 21) todas ellas estériles, a
excepción de las C. 16 y 17, en las que aparecieron una Columbella
perforada y una laminita de sflex sin retocar.
SUPERFICIAL
INVENTARIO DE MATERIALES
J -11 Azuela de piedra pulida marmórea; forma trapezoidal y fllo con un solo bisel. El talón presenta restos de martilleado. 67 mm. de largo, por 45 mm. ancho y 14'5 mm.
de grosor (flg. 6).
- 71 -
[page-n-72]
J.BRRNABEU
14
CAPA 1
J -2 1 Cuenco de perfil exvasado en cerámica lisa, a mano; pasta negra; desgrasante calizo, pequeño y abundante; superficies erosionadas. Medidas: dié.m. boca 12 cm.;
Altura 7-8 cm. (fig. 11).
J-3) Un frag. de cuenta discoidal en piedra caliza; peñoración bicónica (Lé.m. ll).
J -41 Dos fraga. pertenecientes al cuerpo y al borde del vaso I-2 1.
J-51 Punta de flecha losángica en silex n. gruzco. Retoque plano, cubriente y bifacial.
e
3'3 mm. de sección plano-convexa (fig. 11).
I-11 Un frag. de cerámica a tomo con decoración en bandas concéntricas pintadas en
negro.
I-2) Dos fraga. de cerámica lisa, a mano; pasta negra; desgrasante pequeño y micáceo
y superficies alisadas.
Figura 10.- Sector J. Cerámica
(2/3}
1-3} Una lasca de sllax melado con restos ele córtex en su cara superior. Medidas: 22
mm. de largo, por 23 mm. de ancho y 9 mm. de grosor.
I -41 Una cuenta süscoidal en piedra caliza; peñoración bicónica. Medidas: 9' 5 cm. de
diámetro, por 3'6 mm. de grosor (Um. ll}.
CAPA 2
J-6) Ocho frags. pertenecientes al cuerpo y al borde de un vaso de cerámica a mano, lisa. Cuenco de paredes hemiesfé.ricas y borde ligeramente reentrante. Pasta oscura; desgrasante pequeño, calizo y escaso; superficies espatuladas. Medidas: Dié.m.
de boca, 14 cm. (fig. 10).
J-7} Un frag. cerámica lisa, a mano, perteneciente al vaso 1-21.
J -8} Cuenta discoidal en concha de peñoración bicónica . Medidas: 9'5 mm. de dié.m.,
por 5'3 mm. de grosor (Lám. ll}.
- 72 -
[page-n-73]
COVA DEL GARROFER
15
CAPA 3
J -9) Ocho frags. pertenecientes al cuerpo y al borde de un vaso de cerámica lisa, amano. Cuenco globular de fondo redondeado, con tetón horizontal junto al borde aplanado. Pasta negra; desgrasante calizo, tino y abundante; superficies erosi. nadas.
o
Medidas: Diém. boca, 16 cm.; altura, 11-12 cm. (ftg. 10).
J -10) Cue.n ta discoidal en piedra caliza con perforación bicónica. Medidas: 9'7 mm. de
diém., por 4' 4 mm. de grosor (Lém. ll).
J -11) Punta de flecha pedunculada an silex gris. Retoque plano, bifacial y cubriente; 4'5
mm. de sección biconvexa (fig. 111.
CAPA 4
J - 121 Frag. distal de lámina de sfle:x transparente con fuerte pátina blanca; no presenta
seftales de retoque; su naturaleza contrasta fuertemente con el resto de los sfiex
aparecidos en la cueva. Medidas: 18 mm. de largo, por 17 mm. ancho y 6 mm. de
grosor.
J-131 Colgante de concha fragmentado, de sección aplanada y perforación bicónica (fig.
11) (Lém. lll.
I -51 Un .frag. de borde de cerámica a tomo,llsa y de superficies muy bruAidas y negras
(flg. 121.
I -61 Frag. distal de hoja de sfie:x melado aln retocar. Medidas: 20 mm. de largo, por 13
mm. ancho y 4'2 mm. de grosor.
CAPA !S
J -141 Punta de flecha de aletas y ped6nculo en sfle:x melado. Retociue plano, bifacial y
cubriente; 3'8 mm. de sección biconvexa (fig. 11).
J -151 Un .frag. de pie de copa ibérica.
J -161 Un .frag. de cerámica a mano, decorado con incisiones poco profundas y paralelas
verticalmente sobre otra horizontal. Pasta n.e gra; desgrasente micáceo, fino y
abundante; superficies alisadas (fig. 111.
J-171 Una cuenta discoidal de concha con perforación bicónica. Medidas: 9 mm. de
diém., por 3' 5 mm. de grosor (Lém. lll.
I-71 Un frag. de borde de cerémica a tomo aln decorar.
I-81 Un frag. de cerámica a man.o decorado con incisiones finas y poco profundas formando dos series distintas de motivos: el superior, constituido por una linea horizontal atravesada por series de trazos cortos dispuestos formando ángulos cuya bisectriz viene a coincidir con la linea horizontal; el inferior, fragmentado, parece
constituir una superficie de forma indeterminada rellena por series de lineas oblicuas paralelas que se cortan entre sl. Pasta media; desgrasante micáceo y escaso;
superficies espatuladas (flg. 121.
I-9) Frag. distal de una gran lámina de sfle:x grisáceo sin retocar. 5'1 mm. de sección
trapezoidal irregular (fig. 121.
I -10) Punta de flecha de aletas y ped6nculo en sfie:x negruzco. Retoque plano, bifacial y
cubrlente; 3'1 mm. de sección aplanada (fig. 12).
I -111 Frag. distal de hojita de sfle:x melado sin retocar (fig. 12).
CAPA6
J -181 Frag. de borde de cerámica lisa, a mano, de superficies erosionadas (fig. 131.
J -19) Dos pequeftos .fraga. de cerémica lisa, a mano, muy erosionados.
J -201 Una cuenta irregular en concha, con perforación bicónica. Medidas: 12'5 mm. de
largo, por 10 mm. de ancho y 7'3 mm. de grosor (Lém. lll.
- 7310
[page-n-74]
16
J. BERNABBU
J-6
Fig. H .-Sector J . lndusbia litica; cerámica y adornos
(T.n.)
-
74 -
[page-n-75]
COVA DEL GARROFER
17
CAPA 7
J -21) Cinco fraga. de cerámica lisa, a mano, con superficies muy erosionadas.
I-12) Un frag. perteneciente al vaso 1-21.
1- 5
1- 9
1- 8
1- 11
Fig. 12.-Sector l . Industria lítica y cerámica
CAPA 8
(T.n .)
J -22) Punta de flecha pedunculada en sílex grisáceo. Retoque plano, invasor total en
cara superior, y lateral diestro en la inferior. 3'7 mm. de sección plano-convexu
(flg. 13).
J -23) Cinco frags. de cerámica lisa, a mano, muy erosionados.
I-13) Dos frags. de cerá.m lca lisa, a mano de superficies alisadas.
I-14) Punta de flecha losángica en silex melado. Retoque plano, cubrlente y bifacial; 2'5
mm. de sección aplanada (tig. 13).
-
75
[page-n-76]
J. BERNABEU
lA
J-18
~
J-42
J-41
J-28
J- 16
L-s
Flg. 13.-Sectores J, 1 y L. Induatrla Utica; cerámica y adornos
(T.n.)
- 76 -
[page-n-77]
COVA DEL GARROPER
19
CAPA 9
J -241 Dos pequedos frags . de cerámica lisa, a mano, de superficie grosera.
J -25) Una cuenta discoidal en piedra caliza de perforación bicónica. Medidas: 12
de ditm., por 5 mm. de grosor (Lám. U ).
mm.
CAPA 10
J -26) Un frag. de hueso de form. semicireular con dos incisiones cruzadas en su centro.
a
Posible frag. de botón en V (fig. 13).
J -27) Una cuenta discoidal en concha con perforación bicónica. Medidas: 11 ' 8 mm. de
ditm., por 7' 6 mm. de grosor (Ltm. II).
J -28) Una Columbella perforada (fig. 13).
I- 15) Punta de flecha de aletas y pedúnculo en sUex gris. Retoque plano, bifacial y cubriente; borde dentado; 2' 6 mm. de sección aplanada (fig. 13).
CAPA 11
J -29) Dos pequedos frags. de cerámica lisa, a mano, con le superficie exterior brufUda.
J-32
Pig. 14. - Sector J . CerAmlca
(1 /2)
CAPA 12
J-30) Una cuenta discoidal en concha con perforación bicónica. Medidas: 10' 5 mm.
ditm., por 5' 7 mm. de grosor (Ltm. U).
J -3 1) Una cuenta rectangular en piedra blanca (fig. 15).
I- 161 Un pequel'lo frag. de cerámica lisa, a mano, de superficies alisadas.
I - 17) Una Columbella perforada (fig. 15) (Ltm. U).
I- 18) Colgante de concha realizado a imitación de un diente perforado (fig. 15) (Lám. U).
CAPA 13
J -32) Cuenco cillndrico con labio recto de borde redondeado y base convexa; posee un
mamelón horizontal, estrecho y saliente, situado debiÚO del borde; cerAmica ama-
no y Hsa. Pasta negra; desgrasante calizo y abundante; superficies de coloración
media alisadas. Apareció en posición vertical, reposando sobre su base y ocupándo
la totalidad de las capas 12 y 13, así como el final de la 11. Medidas: Diám. boca,
16 cm.; altura, 11 cm. (fig. 14).
- 77 -
[page-n-78]
J. BBRNABBU
20
--.... .'.R
~·
~.··:: .......~~
&.: •¡•f:t
J- 31
J- 35
1- 19
J- 39
J
-40
f
.
..
.'
l -17
-~
1-18
J-34
Pig. 1&
.-Sectore• J e I. Ind~atrla U ca y a domos
ti
-
78 -
(T .n .)
[page-n-79]
COVA DEL GARROFER
21
J -331 Cuatro frags. de cerámica Usa, a mano y superficie alisada.
J -34) Punta de flecha losángica en sílex grisáceo. Retoque plano, bifacial, invasor en ca-
ra superior y cubriente en la inferior. 4 mm. de sección plano-convexa (flg. 15).
J -35) Un pequeño colgante de concha ovalado; perforación bicónica situada en uno de
sus extre.mos; 7 mm. de sección aplanada (fig. 15).
J -361 Una cuenta discoidal en concha con perforación bicónica. Medidas: 9 mm. diám.,
por 7'6 mm. de grosor ILám. lll.
Fig. 16. - Sector J. Cerámica
(T. n .)
J -371 Una cuenta discoidal en piedra caliza con perforación bicónica. Medidas: 9 mm.
diám., por 7'6 mm. de grosor (Lám. ll).
J -381 Una cuenta rectangular en piedra blanca con perforación bicónica. Similar a la J -
31. Medidas: 12'5 mm. largo. por 10'4 mm. de ancho y 7'7 mm. de grosor (Lám.
ll).
- 79-
[page-n-80]
J. BBRNABEU
22
J-391 Colgante sobre canto rodado en piedra blanca; forina ovalada, ligeramente estrmgulado en uno de sus extremos sobre el que se sitúa la perforación bicónica perpen·
dicular al eje (fig. 15) (Lám. ll).
J-401 Idolo oculado sobre hueso largo cuya extremo superior ha sido aplanado. Decoración pintada. Composición:
- OJOS: Dos zonas rectangulares separadas y dentadas en sus partes superior e
inferior, dentro de cada una de las cuales se superponen dos circulos
concéntricos: el exterior en blanco y el interior pintado. Su mejor paralelo, en lo que a la representación de ojos se refiere, lo constituye el (dolo
simple de la Pastora publicado por Ballester (1946, Lám. 1, 3).
- Lineas de tatulije facial y motivos secundarios, ansentes.
- Clasificación: ldolo simple, variante A (flg. 15).
1-19) Pequedo frag. de lámina de cobre (ftg. 15).
1-201 Una Columbella perforada (Lám. n).
1-21) Gran trag. del cuerpo y borde de un vaso de cerámica a mano; panza globular, cuello reentrante y labio ligeramente exvasado; posee un asa horizontal situada aproximadamente al inicio del cuello; pasta negra; desgrasante micáceo, fino y no muy
abundante; superficies peinadas de coloración media. Medidas: Diám. de boca, 11
cm.; altura, 13-14 cm. (fig. 16).
I-221 Pequedo frag. parteneciente al vaso 1-21.
CAPAS 14 Y 15
Estériles.
CAPA 16
J -411 Una Columbella perforada (flg . 13) (Lém. n ).
CAPA 17
. J -42) Hojita de sflex melado sin retocar; talón liso: 1'7 mm. de sección triangular
(flg. 13).
CAPAS 18, 19, 20 Y 21
Estériles.
IV
SECTORES H, G-H Y G
LA EXCAVACION
Estos sectores ocupan desde la entrada de la cueva hasta el escalón rocoso que los separa del sector I. En esta zona, la roca que aflora
a la superficie a los escasos centímetros en el sector G, buza gradualmente hacia el inte~or alcanzando la máxima profundidad en el sector H (60 cm. desde el plano de referencia). Los restos encontrados
provienen todos del sector H, y aparecieron mezclados con restos de
- 80 -
[page-n-81]
COVA DBL GARROFBR
23
cerámicas a torno en todas las capas. Si bien se realizaron tres capas
de excavación, el material será presentado como perteneciente a un
mismo nivel, revuelto.
INVENTARIO DE MATERIAI.ES
H· l) Dos frags. de cerámica a tomo lisa. de pastas claras y superficies muy erosionadas.
H-2) Seis frags. de cerámica lisa, a mano, de superficies groseras.
H-3) Una cuenta discoidal en concha con perforación bicónica. Medidas: 9'9 mm. diám.,
por 4'2 mm. de grosor.
H-4) Una valva de Pectúnculus sin perforar.
H-5) Seis fraga. de cerámica lisa, a mano, de superficies alisadas.
H·6l Un frag. de cerámica a tomo con restos de pintura en rojo.
H· 7l Un frag. de cerámica a tomo con restos de pintura en rojo.
H· 8l Dos frags. de cerámica a tomo, lisa, muy concrecionadas.
V
EL SECTOR L
LA BXCAVACION
Situado en la parte superior derecha a la entrada de la cueva (fig.
2), el sector L está formado por un pequeño covacha de escasa profundidad (8 cm. de potencia total), en el que se encontraron algunos restos humanos (dos dientes de leche) junto a materiales de cronología
moderna y otros de posible ascendencia prehistórica.
INVENTARIO DE MATERIALES
L-11
L-2)
L·3l
L-4)
L-5)
Nueve fraga. de cerámica a tomo, lisa, de ionos rojizos.
Dos frags. de cerámica a mano y superficies groseras.
Un frag. de posible fondo aplanado. Cerámica a mano.
Dos frags. de cerámica a mano peinada.
Un frag. de cerámica a mano decorado con una banda de incisiones paralelas y verticales, muy finas y poco profundas, con muy escasa separación unas de otras; pasta oscura; desgrasante fino y abundante; superficie exterior bruiiida (fig. 13).
L-6) Una Columbella perforada.
11
81 -
[page-n-82]
J. BBRNABBU
24
VI
ALGUNAS CONSIDERACIONES EN TORNO AL ESTUDIO
DE LOS MATERIALES
LA INDUSTRIA UTICA
Abstracción hecha de la laminita J-42 y de los fragmentos I-6 y
11, la industria lítica del yacimiento se reduce a las puntas de flecha y
los grandes cuchillos retocados o no. El sector K ha sido especialmen-
prolijo en este tipo de hallazgos; de él proceden las grandes puntas
de aletas y pedúnculo, las bellas bipuntas foliáceas y otras hasta un
total de once ejemplares. Este tipo de puntas, extraordinariúmente
realizadas, son perfectamente comparables a las encontradas en los
yacimientos de la Pastora (Alcoi, Alicante) (1 ), y la Barsella (Torre de
les Maqanes, Alicante) (2), situables ambos dentro del pleno Eneolítico. También el gran cuchillo apuntado (K- 10) relaciona esta necrópolis con las dos citadas, únicas en las que hasta el presente se han encontrado cuchillos similares al nuestro. Sin embargo, faltan enGarrofer los típicos elementos geométricos (trapecios y medias lunas), las
truncaduras y las láminas ampliamente retocadas presentes en aquellos.
Por lo que se refiere a la azuela pulida J -1, tan sólo cabe constatar
su presencia en la mayoría de las necrópolis valencianas del período.
te
LA CERAMICA
1) Cerámica lisa
Cuatro son las formas de cerámica lisa reconstruidas: un pequeño
vaso ovoide (K-1); dos cuencos, uno cilíndrico (J-32) y otro esférico (J9); y un pequeño cuenco hemiesférico (J-2). La escasez de restos cerámicos relacionados con los enterramientos impide una valoración
adecuada de éstos; sin embargo, puede decirse que las formas de los
cuencos son comunes a todo el Eneolítico, y sólo el pequeño vaso ovoide parece salirse de las formas hasta ahora conocidas.
(1 ) I . BALLESTER: «La labor del S.I.P. y su museo. Afias 1940 a 1948». Diputación Provincial de Valencia. Separata de la Secretaría. Valencia, 1949. Págs. 41 y ss.
(2) J . BELDA: «Excavaciones en el monte de la Barsella, término de Torremanzanas (Alicante)•. Mem. de la J .S.B.A., nt1ms. 100 y 112. Madrid, 1929 y 1931.
- 82-
[page-n-83]
COVA DEL GARROFBR
25
2) Cerámica Peinada
La cerámica peinada, representada en nuestro yacimiento por el
vaso de perfil en S con asa de sección circular horizontal (1-21 ), y los
fragmentos inventariados en L-4, se suele relacionar, al menos en sus
inicios, con la fase de transición al Eneolftico; asf, su presencia en yacimientos como Barranc Fondo (Xátiva, Valencia) (3), Sarsa (Bocairent, ·valencia) (4), Emparetá (Bocairent, Valencia) (5) y En Pardo
(Planes, AÍ\cante) (6), donde aparece junto a cerámica grafitada, apoyarfa su inclusión dentro de un Neolftico fmal, si bien su presencia en
yacimientos como la Ereta del Pedregal (Navarrés, Valencia), y la cova de la Bernarda (Gandfa, Valencia), indicarfan, por otra parte, su
pervivencia durante el pleno Eneolítico (7), etapa esta con la que
habrfa que relacionar los hallazgos aquf mencionados.
3) Cerámica Incisa
Tres son los fragmentos cerámicos decorados con incisiones presentes en el yacimiento; de ellos, el J-16 y el L-5 parecen repetir formalmente el mismo motivo.
La presencia de la decoración incisa no es un hecho totalmente
extraño a las cuevas de enterramiento eneolfticas. Dejando a parte la
cerámica campaniforme, existen en algunas necrópolis cerámicas que
poseen con las nuestras, y pese a las diferencias formales, dos caracterlsticas comunes:
- el hecho de utilizar la incisión como técnica decorativa.
- su escasa o nula relación c~n el fenómeno campaniforme.
Tal es el caso, por ejemplo, de la cueva del Mal Paso (Castelnovo,
Castellón) {8), de la Solana de Almuixich (Oliva, Valencia) (9), o de la
(31 B. MARTI: «El Neolftico Valenciano». Tesis de Doctorado. Valencia, 1978. Inédita,
pág. 205.
(41 M. D. ASQUERINO: «Cova de la Saisa (Bocairente, Valencia). Análisis tipológico y estadistico de los materiales sin estratigrafla». Saguntum, Papeles del Lab. de Arqueología de ·
Valencia. 13. Valencia, 1978. Págs. 99 y ss.
(61 M. D. ASQUERINO : «Coveta Emparetá». Noticiario Arqueológico Hispánico, Prehistoria 3. Madrid, 1975. Págs. 111 y ss.
(6) Material depositado en el Museo Arqueológico Municipal de Alcoi.
(7) B. MARTI: «El Neolftico de la Penlnsula Ibérica». Saguntum, Papeles del Lab. de Arqueología de Valencia, 13. Valencia, 1978. Págs. 90 y 92.
B. MARTI et alii: cCova de l'Or (Beniarrés, Alicante)». Vol. n. Trab~os Varios del S.I.P.,
65. Valencia, 1980. Págs. 148-159.
(8) F. JORDA: «Enterramientos en la cueva de la Torre del Mal Paso». Archivo de Prehistoria Levantina, vn. Valencia, 1958. Lápls. ll y m .
(91 J . APARICIO y J . SAN VALERO: «Nuevas excavaciones y prospecciones en la provincia de Valencia». Dto. de Historia Antigua. Universidad de Valencia. Serie Arqueológica, 5.
Valencia, 1977, Págs. 35-39.
- 83 -
[page-n-84]
26
J. BERNABBU
cova del Barranc del Castellet (Carrfcola, Valencia) (10), en la que,
además, está presente un motivo decorativo similar al aparecido en la
parte superior del fragmento I-8.
La posible valoración cronológica de estas cerámicas es, cuando
menos, dudosa. Sin embargo, conviene aclarar que la utilización de
las cuevas naturales como lugares de en.terramiento es un hecho documentado en el Pais Valenciano al menos desde el Neolítico Cardial
(11) y que, por tanto, es posible pensar en la utilización prolongada de
algunas cuevas durante el Neolítico y Eneolítico, bien sea como luga. res de habitat primero, y enterramiento posteriormente (como parece
ser el caso de En Pardo), bien como necrópolis exclusivamente, lo que
explicaría el hallazgo de cerámicas cardiales junto a materiales claramente posteriores, como el campaniforme - caso del Barranc del
Castellet-. Esta hipótesis proporcionaría una posibilidad de explicar
la presencia de cierta parte al menos de estas cerámicas incisas en las
necrópolis eneolíticas; así, por ejemplo, las ya citadas en la cueva del
Mal Paso, claramente relacionables con los típicos motivos de la Cova
Fosca (Ares del Mestre, Castellón) (12), podrían explicarse por la utilización de la cueva durante un momento encuadrable dentro del
Neolítico tipo Fosca (13).
Sin embargo, la anterior relación entre cerámicas incisas y Neolítico tipo Fosca no puede generalizarse a todos los casos; por otra parte, la decoración incisa no campaniforme está presente, aunque en
proporciones escasas, dentro de las culturas eneolíticas del SE. y Portugal, si bien dicha presencia no ha podido ser aislada convenientemente en el Pais Valenciano.
Por lo que a nuestro caso se refiere, sólo podemos decir que ni la
relación con el mundo campaniforme, ni con las cerámicas incisas
neolíticas parecen viables. Además, dada su aparición en niveles estratigráficos revueltos, resulta asf mismo problemática su relación
con la etapa del pleno Eneolítico, representada por los niveles inferiores de los que no procede ningún fragmento decorado.
(10) E. PLA: «La coveta del Barranc del Castellet (Carrfcola, Valencia)t. Archivo de Prehistoria Levantina V. Valencia, 1954. Lém. V, C y D.
(11) MARTI, op. cit. nota 7, pág. 91.
V. CASANOVA: cEl enterramiento doble de la cova de la Sarsa (Bocairente, Valenda)lt.
Archivo de Prehistoria Levantina XV. Valencia, 1978. Págs. 27 y ss.
(12) J . APARICIO y J . SAN VALERO: «La Cova Posca (Ares del Maestre, Castellón) y el
Neolftico Valenciano». Dto. Historia Antigua, Universidad de Valencia. Serie Arqueológica, 4.
Valencia, 1977. Léms. n , m . IX, X y XI.
(13) MARTI, op. cit. nota 3, pág. 150.
- 84 -
[page-n-85]
COVA DEL GARROFER
27
LOS ADORNOS
Tanto las cuentas discoidales de piedra y concha, como las Columbellas perforadas, elementos que se remontan ampliamente al
Neolitico, aparecen en la gran mayoría de las necrópolis eneoliticas
valencianas, por lo que no pueden utilizarse como elementos cronológicos significativos.
Distintos se presentan los colgantes ovalados de concha J -35 e I18 ; ambos se pueden agrupar dentro del genérico «colgantes ovalados
de concha» correspondiente a los tipos A.3.1. y E.3 .1. de Taborín, encuadrados por esta autora dentro del pleno Eneolitico (14). Por otra
parte, es de destacar que las áreas que mejores paralelos ofrecen para
este tipo 4e colgantes son las del SE. de Francia, Catalunya y la Cultura de los Millares, mientras que en la zona portuguesa no parecen estar tan desarrollados.
Para el colgante de piedra J-39, no hemos podido encontrar
ningún paralelo; esta clase de objetos «Úllicos,., de origen estrictamente local, podrían utilizarse para definir el estilo propio de determinadas zonas, pero resultan inutilizables a la hora de establecer posibles
cronologías.
El fragmento de botón cónico en V, J-26, plantea una interesante
problemática en torno a la datación del nivel de enterramiento presente en los sectores I y J . Procedente de la C. 10, se encuentra bastante por debajo de la profundidad máxima alcanzada por los niveles
revueltos y, por tanto, puede considerarse como perteneciente al enterramiento .
• Siguiendo la cronología del Cerro los Castillejos de Montefrío
(Granada), la primera aparición de estos botones podría situarse perfectamente en una fase anterior a la aparición del campaniforme inciso, es decir, durante el horizonte cronológico Millares II-VNSP n (15),
cronología perfectamente aceptable para nuestro yacimiento.
LOS IDOLOS OCULADOS
Los dos ídolos oculados procedentes de los sectores K y J pertenecen, como ya se vio en el inventario, a los idolos simples (ídolos con un
1141 Y. TABORIN: cLa parure en coquillage de l'Epipaleolithique au Bronze en Francet.
Gallia Prehistoire, T. xvm, fase. 1 y 2. Parls, 1974, pé.gs. 358-361.
(15) A. ARRIBAS y F. MOLINA: «Nuevas aportaciones al inicio de la metalurgia en la
Peninsula Ibérica. Bl poblado de los Castillejos de Montefrfo (Granadal't. en The Origina of
Metallurgy in Atlantic Europe. Proceedings of the fifth atlantic colloquium. Dubl1n, 1978,
pégs. 22 y 27.
- 85 -
[page-n-86]
28
J . BERNABBU
solo par de ojos representado), en su variante A, caracterizada por la
inexistencia en su composición temática de los llamados «Motivos Secundarios». La clasificación y estudio pormenorizado de estos ídolos
ya fue realizado por nosotros (16). Si bien no es este el lugar para reproducir las argumentaciones allí expuestas, sí creemos necesario,
dado que todavia pemánece inédito nuestro estudio el presentar algunas consideraciones generales en orden a esclarecer tanto la terminología empleada, como las distintas observaciones respecto de sus características cronológicas y culturales.
Ballester, en su ya clásico estudio, agrupó a todas las representaciones oculadas sobre cerámica, cilindros de piedra, falanges y huesos largos de animal dentro de un mismo tipo, el de los fdolos oculados
(17). Para ello tuvo en cuenta dos hechos fundamentales:
l. La evidente unidad de concepto de estos ídolos, generalmente
relacionados con las prácticas de carácter religioso-funerario.
2. La repetición en todos ellos de los llamados <
<
Motivos Primarios» (ojos y líneas de tatuaje facial)..
Es por ello que, aun mariteniendo una distinción tipológica entre
las diferentes representaciones oculadas, no podemos olvidar que todas ellas deben responder a un principio común, sólo presente en determinadas áreas culturales; a este respecto, cabe destacar la ausencia de representaciones oculadas dentro de la Cultura Megalítica Catalana, ausencia que puede llevarse, a juzgar por lo publicado, alazona del País Valenciano situada al norte del rio Xúquer; por otra parte,
resulta dificil encontrar este tipo de representaciones fuera de los dos
grandes círculos culturales de la Península en este período (portugués
y almeriense), y del País Valenciano hasta los límites fijados. En base
a ellos, nos ocuparemos exclusivamente de los !dolos Oculados sobre
huesos largos, tipo Vil de Almagro (18), único tipo aparecido hasta el
momento en esta zona, y cuyos paralelos se reducen al poblado almeriense de Almizaraque (fig. 17).
Tras el estudio de sus distintos caracteres, agrupamos a las 31
piezas analizadas en cuatro tipos (fig. 18):
l . Tipo IA. - !dolos Oculados Simples cuya composición se reduce a la presencia exclusiva de los motivos primarios.
1161 J . BERNABEU: «Los elementos de adorno en el Eneolítico ValencianoJt. Tesina de licenciatura. Valencia, inédita.
(17) l . BALLESTER: ddolos Oculados ValencianoSJt. Archivo de Prehistoria Levantina ll.
Valencia, 1946. págs. 115-124.
( 18) M. J . ALMAGRO: «Los !dolos del Bronce 1 HispánicoJt. Bibliotheca Praehistórica Hispana, XD. Madrid, 1973, pág. 169.
-
86 -
[page-n-87]
COVA DEL GARROFER
29
2. Tipo lB. - !dolos Oculados Simples en cuya composición, además de los motivos primarios, aparecen ya los motivos secundarios, aunque muy escasos. (Entendemos por motivos secundarios todos aquellos que no pueden incluirse dentro de los primarios.)
/
Fig. J 7. - Dispersión de loa yacimientos con idolos oculadoa. J 1Ereta del Pedregal (Navarrés,
Valencia); 21 Cova de la Malla Venia (Corbera de Alsira, Valencia); 3) Cova del Garrofer (Ontinyent, Valencia); 4) Cova del Bolumlnl (Alfafara, Alicante); 51 Cova de la Paatora (Alcoi, Alicante); 8) Almizaraque (Almeria)
Ambos tipos se agrupan dentro de un conjunto mayor, el
de los !dolos Simples, caracterizados por poseer un solo par de
ojos en cada ejemplar.
- 87 -
[page-n-88]
30
J . BBRNABEU
-
e(
E
u
"'
o
~
~
::J
o
o
"'
o
"'
o
"2
Ql
~
.,
o
Q,
¡:
=ó
.~
1&.
-
ID
-
e(
.. 88 -
[page-n-89]
COVA DBL GARROPER
31
3. Tipo IIA.- Son !dolos Oculados Compuestos en los que la presencia de motivos secundarios no es abundante.
4. Tipo liB. - Son !dolos Oculados ·compuestos en los que la presencia de motivos secundarios es abundante.
Ambos tipos se agrupan dentro de un conjunto mayor, el de los
!dolos Compuestos, caracterizados por poseer más de un par de ojos
representados en cada ejemplar.
La dificultad en la atribución cronológica de estos idolos reside,
fundamentalmente, en la imposibilidad de relacionarlos con contextos estratigráficos atribuibles a horizontes cronológicos y culturales
concretos. Así, los ejemplares de la Ereta del Pedregal, procedentes
todos de las campañas antiguas (19), aparte su dudosa posición estratigráfica dificilmente relacionable con las secuencias logradas en
campañas posteriores (20), se encuentran con el problema de la dudosa atribución de los distintos estratos del yacimiento con horizontes
culturales bien definidos.
Los otros ejemplares procedentes de un poblado, Almizaraque, no
son tampoco más explícitos en su atribución cronológica (21); por tanto, nos vemos obligados a basar nuestras conclusiones a partir de los
datos procedentes de las necrópolis, con los problemas que ello lleva
implícitos.
A través de los paralelos más frecuentes, tanto para éstas, como
para el resto de las representaciones o·c uladas, sobre todo las vasijas y
las falanges, podría plantearse la aparición y mayor difusión de estos
tipos durante los períodos pre-campaniforme y campaniforme del pleno Eneolitico, es decir, durante los horizontes Millares 1-VNSP 1 y Millares 11-VNSP II, fases estas que en el País Valenciano no aparecen
tan diferenciadas,,y que preferimos denominar, junto con otros autores (22), el Pleno Eneolítico.
Así, por ejemplo, las vasijas oculadas aparecidas en las tumbas
III, VII y XXI de Millares (23), y en la primera fase de la tumba de
Monte do Outeiro (24), indicarían claramente una relación con las fa( 19) D. FLETCHBR: «La Ereta del Pedregal (Navarrés, Valencia)•. Archivo de Prelústoria
Levantina, IX. Valencia, 1961. Lám. IV.
(201 D. FLETCHER, E. PLA y E. LL<;:IBREGAT: «La Ereta del Pedregál (Navarrés, Valencia)». Excavaciones Arqueológicas en España, 42. Madrid, 1964.
(21) ALMAGRO, op. cit. nota 18, pág. 179.
(22) E. LLOBRBGAT: «Estudio de los megalitos portugueses por los Leisner, y las cuevas
de enterramiento móltiple del país valenciano•. Archivo de Prehistoria Levantina, XI. Valencia, 1966. Págs. 88-90.
(23 ) M. ALMAGRO y A. ARRiliAS: cE1 Poblado y la Necrópolis Megalfúcos de los Millares (Santa Fe de Monddjar, Almerlalt. Bibliotheca Praehistórica Hispana, m. Madrid, 1963.
(24) H. SCHUBART: cAs duas fases de ocupa~ao do Tómulo do Monte do Outeiro, nos
arrededores de Aljustreb. Rev. de Guimaraes, vol. LXXV. Guimaraes, 1965, pág. 203.
- 8912
[page-n-90]
32
J. BBRNABBU
ses cronológica. antes citadas. Por otra parte, ya dentro del área vas
lenciana, los ídolos oculados aparecidos en la Pastora (25), enlaMalla Verda (26) y en este yacimiento., abundarían en esta atribución
cronológica.
La etapa siguiente, que denominamos para el País Valenciano
«Horizonte Campaniforme de Transición» (27), etapa paralela a la segunda fase campaniforme (28) - horizonte del reflujo según Sangmeister (29)-, verla la desaparición de estos ídolos, ya que no aparecen en ninguno de los ajuares claramente relacionables con ella.
EL METAL
Si bien el fragmento de lámina de cobre (sin analizar) 1-19, permite pocas consideraciones en cuanto al establecimiento de su tipología
y las comparaciones derivadas de ésta, aporta, sin embargo, un dato
interesante por cuanto posibilita su relación con un nivel -el formado
por las C. 12 y 13- cuyos materiales pueden situarse con bastante
precisión dentro del Pleno Eneolítico, en un horizonte paralelo al Millares ll-VNSP ll, apoyando así la hipótesis anteriormente establecida
(30) de que la presencia de instrumentos metálicos en el Eneolítico
Va:lenciano es anterior a la fase de transición a la Edad del Bronce (El
H. C. T.), tal como podía observarse a través de los inst:Pumentos metálicos presentes en las cuevas de Ribera (Cullera, Valencia) (31 ), la
ladera del Castillo (Chiva, Valencia) (32), la gruta de les Llometes (Alcoi, Alicante) (33), y en la Reliquia (Banyeres, Alicante) (34), todas
ellas sin ningún elemento del horizonte campaniforme en sus ajuares.
(25) BAU.ESTER, op. cit. nota 17.
(26) R. BNGUIX: «La cova de la MallJl Verda (Corbera de Alcira, Valencia)». Xlll. Congreso Nacional de Arqueologia, Huelva, 1973. Zaragoza, 1975. Págs. 333 y ss.
(27) J . BBRNABBU: «Los elementos de adorno en el Eneolftico Valenciano». Saguntum,
Papeles del Lab. de Arqueológia de Valencia, 14. Valencia, 1980. Págs. 122-124.
(28) R : J . HARRISON : cThe Bell Beaker Cultures of Spain and Portugal». American
School of Prehistoric Research, 35. Peabody Mseum, Harvard University, 1977.
(29) B. SANGMEISTER: «La Civillsation du Vas Campaniforme. Bxposé sur la Civilisation
du Vas Campaniforme». Les Civilisations Atlantique du Neolithique a l'Age du Fer. Actea du
Premier Colloque Atlantique. Rennes, 1963.
(30) J. V. LBRMA: «Los origenes de la metalurgia en el País Valenciano». Tesina de Licen.ciatura. Valencia, inédita.
(31) B. PLA: cLa covacha de Ribera (Cullera, Valencia)». Arclrl.vo de Prehistoria Levantina, Vll. Valencia, 1958. Lám. ll, 1, 2, 3 y 4.
(32) D. FLBTCHER: cLa Covaéba Sepulcral de la ladera del Castillo de Chiva•. Archivo de
Prehistoria Levantina, VI. Valencia, 1957. Lám. m , 6.
(33) V. PASCUAL: «Hallazgos Prehistóricos en les Llometes (Alcoi)». Archivo de Prehistoria Levantina, X. Valencia, 1963.
(34) Material depositado en el Museo de Banyeres.
- 90 -
[page-n-91]
COVA DBL GARROPRR
33
Esta hipótesis entra en contradicción con la vigente interpretación de la estratigrafla de la Ereta del Pedregal (~avarrés, Valencia),
en la que d~ los cuatro niveles caracterizados como eneolíticos, sólo el
superior (estrato ll), clasificado como un Eneolítico final, poseerla algunos punzones metálicos (35). No cabe duda de que una revisión,
realizada sobre nuevas bases, de la estratigrafia de este importante
yacimiento resulta del todo necesaria si queremos eliminar las imprecisiones y contradicciones que, como la anterior, dificultan cualquier
intento dirigido a la comprensión de los problemas de nuestro Eneolítico.
vn
LOS RESTOS ANTROPOLOGICOS
El examen preliminar de las piezas dentarias realizado por el Dr.
don José Bonet, puso de relieve, a reservas de lo que en su dia pueda
concluir un exhaustivo estudio de la totalidad .los restos humanos encontrados, la existencia de cinco o seis individuos en la cueva, cuya
distribución por sectores seria la siguiente :
-SECTOR K.
Restos correspondientes a un individuo de edad adulta y un niño.
- SECTORES I-J.
Restos pertenecientes a un niño y un individuo de edad adulta.
Probable existencia de un segundo individuo adulto.
- SECTOR L.
Restos correspondientes a un niño de menos de cinco años.
Vil!
CONCLUSIONES
A través de las páginas anteriores hemos tenido ocasión de observar cómo el yacimiento de la cova del Garrofer se nos presentaba como un enterramiento de carácter múltiple y secundario, hecho común
(35) FLBTCHBR, PLAy LLOBRBGAT, op. cit. nota 20. Pégs. 19-21.
- 91 -
[page-n-92]
34
J . BXRNABEU
a la mayoría de las necrópolis del periodo, y que ya fue puesto de manifiesto con la excavación de la cova del Canú Real (Albaida, Valencia) (36).
Dejando a parte los restos del sector L, demasiado fragmentarios,
a
el total de los inhumados podría reunirse en dos gr· ndes grupos: el
del sector K, y el de los sectores 1 y J; de tal modo que, si bien dentro
de cada uno de ellos era posible diferenciar momentos diferentes en
las inhumaciones, la homogeneidad de sus ajuares aconsejaba su unificación en los dos grupos citados. Ahora bien, las comparaciones entre los ajuares de los sectores K e 1-J, muestran ciertas diferencias
que podrían tomarse como datos significativos a la hora de valorar
sus respectivas posiciones cronológicas.
Así, ciertos materiales, como el botón cónico en «V», y el metal,
aparecen solamente en los sectores 1-J, en los que, además, hay que
hacer notar la ausencia de las grandes puntas de flecha finamente labradas y de los grandes cuchillos, que sin embargo aparecen en el sector K. Si aceptamos como válida la cronología de Millares II-VNSP Il,
propuesta en Montefrfo (37), para el botón cónico en «V» y consideramos, además, la ausencia de entre los materiales que nos ocupan de
aquellos que serán típicos en las fases posteriores (Campaniforme Inciso, Brazaletes de Arquero, etc.), no resultaría inverosimil el paralelizar este segundo grupo de enterramientos con la fase Millares IIVNSP II del Calcolitico peninsular; ello obligaría a replantearnos el
problema de la aparición de los primeros objetos metálicos en esta zona, tradicionalmente ligada al fmal de Eneolitico, ya en transición a
la Edad del Bronce (38), y que, a tenor de lo antes expuesto, deberla
situarse dentro del Pleno Eneolitico, si bien en un momento avanzado
de éste. Por el contrario, el grupo de enterramientos del sector K, en
cuyo ajuar no se encuentra ningún elemento de cronología avanzada,
se incluirla en una fase anterior, es decir, durante el horizonte Millares 1-VNSP l.
No obstante, las anteriores observaciones no pueden tomarse todavía mas que como indicios que apoyarían la división del Pleno
Eneolitico de esta zona, etapa a la que en conjunto pertenece el yacimiento, en dos fases, de modo similar a como ocurre en las culturas
eneoliticas del del SE. y Portugal. Futuros trabajos, apoyados sobre
bases más firmes, se encargarán de afirmar o rechazar tal posibilidad.
(36) l . BALLBSTER: d.a Covacha Sepulcral del Camf Reah. Archivo de Prehistoria Lev.antina, l . Valencia, 1929. Pág. 45.
(37) ARRIBAS y MOUNA, op. cit. nota 15.
(38) FLETCHER, PLA y LLOBREGAT, op. cit. nota 20.
- 92 -
[page-n-93]
BERNABEU AUBAN.-Cova del Garrofer
LAM. 1
Situación del yacimiento y entrada al mismo
- 93 -
[page-n-94]
BERNABEU AUBAN.-Cova del Garrofer
Adornos de los Sectores I y J.
LAM. ll
[page-n-95]